sábado, 17 de abril de 2021

Capítulo 21 || Condena

 Kwan iba a marcharse pero escuchó hablar sola a Helen y se acercó a ella.

- No tiene ningún sentido, no lo puedo llegar a comprender…-repetía la muchacha sin parar-.

- ¿Qué es lo que se supone que no tiene sentido para ti? ¿Estás borracha?

- Oh vaya, si el mudo de la casa se ha atrevido a hablarme…

- Vale, estás borracha.


 Levantándose rápidamente, Helen sufrió un leve mareo y Kwan la sujetó del brazo para que no se cayese.

- ¡Quita tus sucias manos de encima! Porque seas muy guapo y tengas un cuerpazo eso no te da derecho a tocarme…

- Helen, te he sujetado del brazo para que no te cayeras al suelo.

- ¡Excusas!

- Por favor, baja la voz que está la niña dormida y no quiero despertarla.


 Y sin decir ni media palabra más, Helen se dirigió hacia la escalera ante la atenta mirada de Kwan.

- ¿Se puede saber a dónde vas tú sola? Si ni siquiera te puedes mantener en pie más de diez segundos…

- Me voy a mi cuarto. A mi habitación. Donde duermo yo. ¿Te enteras?

- Perfectamente, pero no estás en condiciones para subir a tu cuarto, cambiarte de ropa y meterte en la cama sin formar un escándalo, así que te vienes conmigo.

- ¿Ir a dónde?

- Sígueme y lo sabrás.


 Kwan se fue hacia la escalera que conducía al sótano y, cuando Helen bajó el primer escalón, tuvo que pedirle ayuda a Kwan porque no podía ella sola. Una vez abajo, la muchacha miró a ambos lados del pasillo.

- ¿Para qué me traes aquí? ¿Quieres que veamos una película o algo parecido?

- No.

- Ay no, ya sé lo que tú quieres… Tú quieres acostarte conmigo usando el viejo truco del sofá, película y manta, ¿no?

- ¿Pero qué dices? Anda, tira hacia delante.

- Tú a mí no me engañas…

- Que sí, lo que tú digas. Ay Pilar… esta me las pagarás-pensó Kwan para sí-.


 Cruzando la puerta, Kwan le pidió a Helen que no se parase porque él también estaba cansado y quería irse a dormir.

- ¿Este sitio qué es?

- Mi lugar de trabajo.

- ¿Qué eres? ¿Un espía o algo así?

- Sí, te crees tú que te lo voy a decir en las condiciones en las que estás… Venga, es por aquí, subiendo las escaleras.


 Helen comenzó a subir las escaleras agarrándose como podía a la pared. Kwan, mirándola de reojo, le hizo una pregunta.

- ¿Necesitas ayuda?

- No,-contestó ella-. Lo que necesito es que subas ya porque tengo tu culo en mi línea de visión y… tienes un buen culo, que lo sepas.

- Vaya, ya no soy un borde ni ningún mudo, ¿no?

- Sí lo eres, pero que estés bueno no quita que seas un estúpido.

- Coño, gracias por el cumplido…


 Cuando subieron las escaleras y Helen vio dónde estaban, pegó un grito.

- ¡Lo sabía!

- ¡Coño! ¿Qué pasa? Menudo susto me has dado.

- ¡Estamos en tu dormitorio!

- ¿Y qué?

- Que tú lo que quieres es acostarte conmigo.

- No, esas son las ganas que tienes de que yo me acueste contigo.


 Y, sin previo aviso, Helen giró a Kwan y le plantó un beso en la boca que dejó helado al muchacho.

- Pues sí, no te lo voy a negar.


 Separándose pasados unos segundos, Kwan intentó recomponer la compostura y se dirigió a Helen.

- Bueno… hagamos como que esto no ha ocurrido y vayamos a lo importante… Tú hoy dormirás en mi cuarto.

- ¿Y tú a mi lado?

- No. Yo dormiré fuera, en el sofá. No estás en condiciones para estar sola pero, como comprenderás, te dejaré tu intimidad para que no te sientas incómoda.


 Intentando serenarse, Helen se puso algo más seria.

- ¿Sabes Kwan? Después de todo no vas a ser tan mal tío como me creía.

- ¿Eso se supone que es un halago?

- Tómalo como quieras… Pero si sigues así no vas por mal camino.

- ¿Mal camino para llegar a dónde?


 Y sin contestarle, Helen le dio la media vuelta a Kwan y lo echó de la habitación. Cerrando la puerta, Kwan se quedó fuera sonriendo. Debía reconocer que la muchacha tenía su gracia y, en ese momento, con un par de copas de más, era de lo más sincera. ¿De verdad su primera impresión fue que él era un estúpido? Bueno, tampoco Kwan se había comportado de la mejor forma, eso era cierto… Dándose cuenta de que había pasado un rato y que no se escuchaba ruido en el interior del cuarto, Kwan se comenzó a preocupar.

- Helen, ¿estás bien?-pero no obtuvo respuesta-. A ver si se ha quedado dormida de cualquier manera y va a pasar frío… Helen, voy a entrar, ¿vale?-pero siguió sin respuesta-.


 Abriendo la puerta lentamente, Kwan se encontró a Helen sentada en la cama mientras se sacaba el vestido por los pies y… la vista era magnífica.

- La madre de Cristo… Helen, ¿por qué no contestabas?


 Poniéndose en pie, Helen se giró hacia Kwan y éste evitó la mirada… casi al instante.

- Kwan, ¿por qué no miras? ¿Es que acaso no te gusta lo que ves?

- No. Quiero decir, sí pero… no estaría bien. Eres la invitada de Pilar, estás borracha y eso sería aprovecharme de ti y no quiero problemas.

- Sí, estoy borracha, ¿y qué? Prefiero arrepentirme de lo que hice a quedarme con la duda de lo que habría podido pasar. ¿Y tú qué? ¿Te vas a quedar ahí plantado o vas a venir aquí?


 Finalmente, Kwan se acercó a Helen y ésta lo empujó a la cama, provocando que el muchacho se sentase. Aprovechando esa postura, Helen se agachó y volvió a besar la boca masculina.

- Ahora ya estamos hablando el mismo idioma,-dijo ella-.


 Pasado un rato, Kwan y Helen disfrutaban de las preliminares, principalmente él, quien tenía su miembro entrando y saliendo de la boca de ella constantemente de una forma magistral.

- Helen, como sigas así me voy a correr enseguida…


 El acto sexual propiamente dicho fue dulce, tranquilo y pasional a ciertos ratos. A veces ella era quien le pedía caña y viceversa. Al terminar, Kwan cubrió los desnudos cuerpos de ambos con la colcha y besó de nuevo a Helen.

- Nunca me imaginé cuando te vi hoy que acabaría en la cama contigo,-confesó él-.

- Y yo tampoco. Y mucho menos después de lo mal que me caíste al principio.

- ¿Ah sí? ¿Y cómo te caigo ahora?

- Vas progresando…


 Sonriendo, Helen se dio la vuelta y Kwan aprovechó para abrazarla por la espalda. Hacía mucho tiempo que no estaba así con nadie y, el hecho de volver a verse en esa situación… despertaban sentimientos en él que creía ya desaparecidos.


 A la mañana siguiente, Pilar se levantó temprano y entró en el dormitorio de Helen creyendo que estaría allí pero…

- Buenos días Helen, ¿cómo has pasado…? ¿Helen?


 Mirando hacia arriba, Pilar comenzó a sonreír a la vez que afirmaba con la cabeza.

- Si Helen no está en su habitación… Eso significa que al final Kwan me hizo caso, por lo que seguramente se la llevó a la casa del jardín. Uh… verás que al final con la tontería… ¡Hyun ven! Mira…


 Kwan se encontraba bastante pensativo.

- Y pensar que la conocí justo cuando estaba menos concentrado en el amor…

- A veces suelen pasar esas cosas, sí. ¿Te alegras entonces de haber rechazado a Megan y a Rebecca?

- Si comparo lo que tuve con ellas a lo que viví con Helen… Me quedo con Helen, sin lugar a dudas.


 Una mañana de domingo, Pilar salió del baño y se encontró a Hyun en pijama.

- Cariño, ¿todavía estás así? Venga, que si no te arreglas pronto llegaremos muy tarde al campo y yo quiero aprovechar mi día libre al máximo.

- Vale… ya voy. Ya sabes que a mí por las mañanas me cuesta horrores levantarme… Pero sí, me arreglo en un periquete.

- Espera, ve a mirar si Selene se ha despertado ya o no, que yo iré a por Nico.


 Llamando a la puerta, Hyun entró en el dormitorio de Selene y se la encontró sentada en la cama vestida todavía con el pijama.

- Selene, ¿aún no te has vestido? Mamá está ya nerviosa porque no estás arreglada.

- Mira quién fue a hablar… El que está vestido.

- Venga va, no pierdas el tiempo y vístete.

- Es que no sé qué ponerme…

- Ay, la misma retahíla de siempre.

- Quédate conmigo y me dices qué te parece.


 Abriendo el armario, Selene cogió un conjunto y se lo puso.

- ¿Qué te parece este?

- Muy bien si fuéramos a un funeral, pero es que resulta que vamos a pasar el día en el campo. ¿Por qué no pruebas a ponerte esa sudadera naranja?


 Cuando Selene se colocó la otra ropa, Hyun aplaudió.

- Así sí, muy guapa.

- Gracias tito.

- De nada preciosa. Anda, ve a mirar si mamá necesita ayuda mientras yo voy a cambiarme.

- Voy.


 A todo esto, Pilar acababa de terminar de vestir a su hijo pequeño, Nicolás, a quién todos llamaban Nico.

- Ay, pero qué guapo está mi niño. Todavía no me puedo creer que tengas ya tres años.

- En la guarde me dicen que ya soy un nene grande.

- Es que lo eres, corazón. Eres el hombre de mi vida.

- ¿Y papá?

- Y papá también. Los dos sois los hombres de mi vida.


 Selene contaba con siete años de edad y era una niña de lo más espabilada. Pese a que era buena en todas las asignaturas, donde más destacaba era en Plástica, en todo el tema artístico ya fuera pintar, dibujar o hacer manualidades. Eso lo había heredado de Pilar, sin lugar a dudas. De su padre aparte del color marrón de sus ojos, lo simpática y buena niña que era con sus amigos, compañeros y con la gente en general. Selene estaba muy contenta de ver a sus padres felices pese a tener vidas separadas.


 Entrando en el dormitorio de su hermano, Selene vio que Nico ya estaba listo.

- ¿Necesitas ayuda mamá?

- No, mi vida. Pero mira, lo que sí puedes hacer es ver si tu padre está listo.

- Mamá, conociéndolo… Papá todavía está dormido.

- Mejor que no sea así por la cuenta que le trae… Suficiente tengo con aguantar la lentitud de tu tío.

- Mamá, son hermanos… ¿Qué te esperas?


 Mientras tanto, en la casa del jardín, Helen estaba sentada en el sofá del dormitorio mientras esperaba a que Kwan terminase de arreglarse.

- Cariño, Pilar nos va a matar como no vayamos ya hacia allí.

- Nena, estoy terminando de arreglarme.

- Kwan, tengo más pelo que tú y tardo más en vestirme, peinarme y pintarme y estoy lista desde hace un rato. Si no te hubieras levantado tan tarde…

- Es que el despertador no me sonó, ¿yo que culpa tengo?

- No perdona, sí te sonó. Pero lo apagabas siempre, que es distinto…


 Selene fue hasta la casa de su padre cruzando por el sótano. Uno de los importantes cambios que habían hecho durante esos años fue cambiar la puerta que daba al piso inferior para que, de esa forma, el dormitorio tuviera mucha más intimidad.

- Kwan, yo me voy a casa de tu hermano. Paso de seguir esperándote,-dijo Helen desde el cuarto-.


 En cuanto Helen salió, se encontró de frente con Selene.

- Anda guapa, ¿qué haces tú aquí?

- Venía a ver si estabais listos…

- Yo sí, pero tu padre…

- Lo que me imaginaba. ¡Papá venga! ¡Que es para hoy!


 Pero Kwan estaba atendiendo a una llamada muy importante.

- ¿Está seguro? ¿En Corea del Sur dice? Ajá, entiendo. Sí, sí, por supuesto. Mi equipo y yo saldremos hacia allá con la menor brevedad posible. Esta vez capturaremos a ese hijo de puta cueste lo que cueste. Ya es hora de que Kilian pague por sus crímenes…


CONTINUARÁ…


1 comentario:

  1. No me esperaba que Kwan y Helen estuvieran junto tan pronto. Pensé que les llevaría un largo tiempo ya que a ninguno le gustó el otro al principio. Por fin apareció el nombre de Kilian y me alegra mucho de que vayan a por él. A ver si sale bien y se lo quitan de en medio de una vez.

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