martes, 20 de abril de 2021

Capítulo 22 || Condena

 En cuanto Kwan terminó de hablar, salió al salón rápidamente.

- Por fin estás listo,-dijo Helen-. Vámonos antes de que Pilar nos eche la bronca…

- Me vais a tener que perdonar, pero he de irme. Me acaban de llamar de Inteligencia para decirme que han descubierto que Kilian se esconde en Corea del Sur. Abraham y Trevor ya están avisados y viajaremos hacia allá hoy mismo. De hecho, nuestro avión sale en dos horas.

- Ay Kwan… Ten muchísimo cuidado.

- Tranquila cariño, estaré de vuelta antes de que te des cuenta. Bichito,-le dijo Kwan a su hija-, cuéntaselo a tu madre y pídele perdón de mi parte.

- Sí papá, no te preocupes. Cuídate mucho, por favor.

- Confía en papi, mi vida.


 El último paradero conocido de Kilian había sido en una vieja fábrica abandonada a las afueras de un pequeño pueblo de Corea del Sur. ¿El objetivo? Capturar a Kilian vivo. De la forma que fuera, usando el método que ellos quisieran, pero el ejército y la justicia americana lo querían vivo a toda costa.


 Lanzándose en paracaídas, Kwan y sus compañeros aterrizaron en el techo de la vieja fábrica. Ninguno de ellos era ya un jovencito, pero todavía tenían la energía suficiente como para dar mucha guerra, pese a que Abraham tuviera el pelo gris y Trevor peinase más canas que su abuela.

- Bueno chavales, ya estamos aquí,-dijo Kwan-.


 Acercándose hacia el líder del grupo, Abraham y Trevor quisieron saber qué debían hacer.

- Trevor, tú quédate vigilando aquí arriba por si ves algún movimiento extraño. De ser así, nos lo comunicas rápidamente, ya que Abraham y yo seremos los que entremos.

- De acuerdo.

- Abraham, tú y yo entraremos por el último piso. Nos descolgaremos haciendo rappel y nos colaremos por una de las ventanas cuando veamos que el interior es seguro y no hay peligro. Yo iré primero.


 Pero Abraham tenía una pregunta en mente y la formuló.

- Genial Kwan pero… ¿qué haremos si nos encontramos con Kilian?

- Kilian es mío, así que me encargo yo.

- ¿Tú solo? No creo que sea lo mejor…

- Tranquilo, podré. ¿Preparados?


 Tras asegurar que la valla era sólida, Kwan se descolgó por la fachada y, tras ver que una de las ventanas estaba abierta y daba a una escalera, entró.

- Estoy dentro, repito, estoy dentro. Abraham, cuando quieras puedes bajar. Es seguro.


 En apenas un minuto, Abraham ya se encontraba con Kwan.

- Listo,-dijo el recién llegado-.

- Genial. El tiempo corre en nuestro favor… Kilian no sabe que estamos aquí y eso lo pillará desprevenido.

- Eso espero…


 Saliendo cuidadosamente de esa zona, Abraham y Kwan se dieron cuenta de que estaban en el pasillo y, asomándose por la valla interior, se dieron cuenta de que en el piso inferior habían muchas cajas y, lo más sospechoso, un oso de peluche sentado sobre una silla.

- ¿Qué cojones es eso?-preguntó Kwan-.

- No sé jefe, pero me huele a trampa.

- Tengamos mucho cuidado… Conocemos a Kilian y sabemos que no se anda con chiquitas.


 El lugar era de lo más tétrico por la decadencia del paso de los años, el abandono de la fábrica y, por qué no decirlo, el osito de peluche. Eso era lo que más extrañaba a Kwan y Abraham.


 Trevor, quien seguía arriba vigilando por si descubría algo sospechoso, mantenía la línea abierta con sus compañeros para mantenerse actualizado y, cuando le comunicaron lo que habían visto, Trevor frunció el ceño y coincidió con Abraham.

- Kwan, no te la juegues si no es necesario. Este Kilian es muy listo y es capaz de lo que sea con tal de conseguir su objetivo. Si se alió con los norcoreanos para iniciar una guerra sólo por llevar a cabo su venganza personal, podéis esperaros cualquier cosa.


 Agradeciendo las palabras de Trevor, Kwan miró a Abraham y le dio instrucciones también a él.

- Quédate aquí. Yo bajaré por las escaleras de antes hacia el piso de abajo e inspeccionaré todo. Tú serás mis ojos por si ves algo sospechoso. Mantente alerta.

- Estupendo. Ten cuidado Kwan…

- Siempre lo tengo.


 Dándole una palmada en la espalda a Abraham, Kwan volvió a entrar en la habitación por donde se coló en la fábrica y bajó lentamente hacia el segundo piso. Cuanto menos ruido hubiera, mucho mejor ya que ninguno quería alarmar a Kilian y pillarlo por sorpresa.


 Una vez que Kwan inspeccionó minuciosamente esa planta, se puso en contacto con sus compañeros.

- Primera planta tranquila. No hay nada que levante sospechas. ¿Alguna novedad fuera, Trevor?

- Negativo Kwan.

- Tampoco yo,-contestó Abraham-.

- Mierda… Esos de Inteligencia nos aseguraron que Kilian estaría aquí…-dijo Kwan-. ¿Dónde cojones se mete ese tío?


 Abraham y Kwan no paraban de mirar hacia todos los lados pero, donde los dos coincidían en mirar siempre era en el oso de peluche. Había algo ahí que les llamaba intensamente la atención y el líder del equipo no podía soportar más esa presión.

- Voy a bajar.


 El silencio en la fábrica era sepulcral salvo por un goteo constante e incesante que caía en un charco de color sospechoso en mitad de la sala. La tensión se podía palpar en el ambiente y, aunque no habían visto a Kilian, todos intuían que estaba por allí. Lo conocían bien y se notaba que todo eso estaba minuciosamente preparado.


 Kwan llegó hasta otra puerta donde se encontraba la escalera para bajar a la primera planta. Ya no quedaban muchos sitios donde Kilian se pudiera esconder y, si realmente estaba allí, no tendría escapatoria.


 Justo cuando Kwan se disponía a bajar, Abraham lo sustituía en su puesto anterior.

- Kwan, he bajado a suplirte en el sitio donde estabas y tenerte controlado desde más cerca.

- Bien hecho. Yo voy a bajar… Estate bien atento mientras estoy por las escaleras.


 El sonido de las pisadas de Kwan era prácticamente inexistente. Andaba casi de puntillas y tenía cuidado dónde pisaba porque el suelo era metálico y muy escandaloso si se andaba de forma brusca.

- ¿Alguna novedad?-preguntó Kwan-.

- Negativo,-contestaron ambos compañeros-.


 Abraham estaba intranquilo. Desde que entró en el edificio, sentía una punzada en el estómago que no lo dejaba concentrarse al máximo. Ese peluche en medio… ¿Por qué estaría ahí? ¿Sería alguna señal? ¿Una amenaza? Lo que tenía claro es que Kilian, de alguna forma, sabía que ellos estaban allí o, incluso, lo había preparado todo desde hacía tiempo.


 Kwan salió de la zona de las escaleras y se acercó hasta la silla.

- Nada…-dijo el líder del grupo-. Esto sí que es raro.

- Jefe, ni se te ocurra tocar el osito de peluche,-dijo Abraham-.

- Lo sé, pero me extraña que esto esté tan desierto…


 Abraham seguía mirando hacia todos los lados desde su posición, pero tenía un punto ciego y era la puerta principal.

- ¿Qué hay por la zona de la puerta de entrada? Desde aquí no puedo visualizarla,-preguntó Abraham-.


 Dándose la vuelta, Kwan dio un paso atrás cuando vio lo que allí había.

- Abraham, Trevor… Junto a la puerta de entrada hay un montón de barriles con productos inflamables y están rodeados de un charco verde asqueroso.

- ¿No serían de la fábrica cuando la abandonaron?-preguntó Trevor-.

- Negativo Trevor,-contestó Kwan-. Esta fábrica se dedicaba al producto textil, por lo que esto debe ser cosa de…

- Kilian,-dijo Abraham interviniendo-.


 De repente, un fuerte ruido se escuchó a la izquierda de Kwan. El sonido fue tan estridente que hasta Abraham cogió su arma desde la primera planta. Trevor, desde la azotea, también sintió la vibración.

- ¿Qué cojones ha sido eso? Lo he notado hasta aquí arriba,-dijo Trevor-.

- No tengo ni puta idea, pero ha venido de la habitación que tengo a mi izquierda,-contestó Kwan sintiendo cómo su corazón se le iba a salir por la garganta-.

- Kwan, cuidado. Esto no tiene buena pinta,-aconsejó Abraham-.

- Tengo que averiguar qué ha sido eso,-dijo Kwan iniciando el paso-.


 Al escuchar la conversación, Trevor comenzó a negar con la cabeza.

- Que le den a la vigilancia,-dijo mientras se preparaba para entrar también en la fábrica-.


 Abriendo la puerta cuidadosamente, Kwan descubrió que había otras escaleras que bajaban hacia un sótano.

- Atención, acabo de ver unas escaleras que bajan al subsuelo,-decía Kwan-. Me dispongo a bajar por ellas. Mantened la posición, repito. Mantened la posición.


 Bajando muy lentamente, Kwan pudo llegar hasta otra pequeña habitación vacía donde sólo había basura y desperdicios en las esquinas.

- El ruido debe haber sido aquí, estoy seguro… ¿Pero con qué?


 Tanto Abraham como Trevor no estaban dispuestos a mantener la posición, ya que fueron directamente hacia el piso inferior y ambos se acercaron al osito de peluche.

- El peluche acojona que flipas,-dijo Trevor-.

- Y que lo digas… Es que es muy raro,-dijo Abraham acercándose-.

- Ten cuidado tío. Podría ser una trampa.

- Lo sé. Mira, debajo del brazo izquierdo parece haber una costura abierta…


 Acercándose hasta la puerta Kwan lo vio. Después de tantos años, volvía a encontrarse con Kilian.

- Ahí estás, hijo de puta,-dijo Kwan intentando abrir la puerta-.

- No vas a poder,-dijo Kilian desde el otro lado-. La puerta está cerrada herméticamente con seis cerraduras diferentes, así que es imposible que puedas atravesarla.

- Tú sabías que vendríamos, ¿verdad? ¿Cómo?

- Kwan, amigo mío, tengo ojos en todos lados…


 Mirando el reloj de su muñeca, Kilian hizo una mueca con su boca y se dio la vuelta.

- Bueno, se me hace tarde. Ha sido un placer… conocerte. Lástima que no pueda quedarme a ver tu cuerpo sin vida…

- ¡Ven aquí cabrón!-gritaba Kwan intentando forzar la puerta sin éxito-.


 Arriba, Abraham había abierto el pecho del osito de peluche y descubrió algo terrible…

- Dios mío Trevor, ¡es una bomba!

- ¿Cómo?-dijo Kwan desde abajo-. Yo he encontrado a Kilian aquí, pero no puedo abrir la puta puerta…

- Déjalo Kwan, la bomba está a punto de explotar… ¡CORRED!-dijo Abraham justo cuando la cuenta atrás llegó a cero…-.


CONTINUARÁ…


1 comentario:

  1. Qué capítulo más emocionante. Imaginaba lo de la bomba y lo malo es que está a punto de explotar. Este Kilian es un hueso duro de roer.

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