martes, 13 de abril de 2021

Capítulo 19 || Condena

 Escuchando el timbre, Kwan subió las escaleras y cuando vio quiénes estaban en la puerta se frenó al instante.

- Oh, oh…


 Bajando de nuevo, despidió a sus amigos.

- Chicos, me ha surgido un imprevisto y os vais tener que marchar. Dentro de poco os llamaré con más información de lo que tendremos que hacer, así que mantened el teléfono operativo.

- Vale, no hay problema,-contestó Abraham-.

- Si podéis,-intervino Kwan de nuevo-, salid por la otra parte. Mirad, si salís de esta habitación veréis un pasillo muy largo y entráis por la primera puerta que veáis a la derecha. Subid las escaleras y ya podréis salir.

- Joder Kwan,-comentaba Trevor-. Esta casa es un puto laberinto.

- Y que lo digas…


 Haciendo caso a su amigo, ambos muchachos subieron las otras escaleras y salieron por el salón, donde estaban Hyun y Pilar hablando sobre el futuro bebé cuando escucharon ruido.

- ¿Trevor? ¿Abraham?-preguntó Hyun-. ¿Qué hacéis vosotros aquí?

- Pero bueno Hyun, cuánto tiempo tío,-dijo Abraham-.


 Pilar saludó a ambos, pero con quien tenía más confianza era con Trevor y fue con quien se puso a hablar.

- Me alegra mucho verte Trevor. Se te ve bien…

- Sí, de momento no me puedo quejar demasiado. La vida me trata bien y ahora Kwan nos ha ofrecido trabajo así que… Genial.

- ¿Trabajo? ¿Algo relacionado con el ejército?

- Algo así. No nos ha dado muchos detalles pero parece ser que nos vamos a encargar de cazar a los malos. ¿Y tú qué tal? ¿Está la peque por aquí? Me encantaría verla.


 A todo esto, Megan y Rebecca hablaban entre ellas mientras esperaban a que Kwan abriese la puerta.

- …por eso y por todo lo que te he dicho antes, te pido perdón Megan. Fui una tonta egoísta que no supo ver a tiempo que te gusta Kwan y yo me entrometí sin siquiera preguntarte.

- Eso estuvo feo, he de reconocerlo, pero… tú fuiste la primera que te encaprichaste de Kwan.

- Megan, tenía 14 años.

- Ya, ¿y? Porque tuvieras 14 no significa que sintieses menos que ahora.


 Megan estaba pensativa y hablaba menos que su hermana, pero parecía entenderla.

- Mira Rebecca, cuando Kwan nos abra la puerta, hablaremos los tres largo y tendido porque, durante todo este tiempo, he estado pensando mucho sobre lo ocurrido y he llegado a una conclusión.

- ¿Cual?

- Ahora lo sabrás. No seas impaciente.


 En ese momento, Kwan abrió la puerta.

- Hombre, ya creía que no ibas a recibirnos,-comentó Megan-.

- Hola. ¿Se puede saber qué hacéis aquí las dos?


 Girándose hacia Kwan, Rebecca lo miró y sonrió.

- ¿Podemos entrar y charlar más cómodamente?-preguntó Rebecca-.

- Qué remedio… Adelante.


 Entrando en la casa, ambas chicas se sentaron en el sofá mientras que Kwan permaneció de pie.

- ¿Tú no te sientas?-preguntó una de ellas-.

- No tengo ganas. Lo que tengáis que decir que sea rápido.

- Antes de empezar,-dijo Rebecca interviniendo primero-, quiero pedirte perdón por mi comportamiento, Kwan. Lo que hice no estuvo bien y…

- Yo tampoco me comporté como debía,-dijo Kwan interrumpiendo a la muchacha-. Así que por mi parte también quiero pedirte perdón.


 Sin entender mucho lo que estaba pasando, Megan le restó importancia y comenzó a hablar ella.

- Kwan, he estado pensando mucho sobre lo sucedido y he llegado a una conclusión. Mi hermana se encaprichó de ti cuando todavía era una adolescente, mientras yo pasaba de ti. Fue justo cuando sentí la muerte soplándome la nuca cuando me declaré y… no sé, pero he estado pensando que tal vez lo hice porque no me quería sentir sola.

- ¿Perdona?-dijo Kwan sin creerse lo que estaba escuchando-.

- Déjame terminar, por favor… Cuando volví y vi a mi hermana tan mayor, con ese cuerpazo, esas tetas… Luego nos fuimos a ese sitio, te vi follando con ella y… sentí envidia.


 Kwan estaba alucinando en ese momento.

- ¿Pero envidia de qué? Si tú y yo nos hemos acostado varias veces.

- Ya, pero creí que al verla a ella la preferirías antes que a mí y por eso dije todo aquello de lo que me arrepiento ahora. Perdóname…

- Vale, muy bien pero… No llego a comprender a dónde queréis llegar con todo esto.

- Eso mismo me pregunto yo,-contestó Rebecca mirando a su hermana-.

- Pues lo que me vengo a referir es que, si tú te quieres acostar con Rebecca, puedes hacerlo libremente que yo no pondré ninguna objeción. Si un día te apetece conmigo, yo estaré encantada o, incluso, como si prefieres hacértelo con las dos a la vez.

- ¿Lo dices en serio?-preguntó Rebecca-.

- Sí.

- Joder Megan, eres mi ídolo.

- Fuera,-dijo Kwan de repente-.


 Tras esa palabra, el silencio reinó en la sala y Kwan dejó de mirar a aquellas chicas. Sin atreverse demasiado a hablar, Megan tomó la palabra.

- Kwan, ¿no te gusta lo que te he propuesto? Tendrías a dos mujeres para ti solo. Es el deseo de cualquier tío.

- Pero es que resulta que no soy como cualquiera. Yo…-comenzó a decir Kwan justo cuando sintió un nudo en la garganta y tuvo que dejar de hablar-. Marchaos, por favor. Y no volváis. Nunca.


 Ambas hermanas se miraron entre ellas y, tras levantarse, se marcharon sin pronunciar palabra. Kwan seguía mirando a un punto fijo del salón mientras aguantaba las lágrimas. Él no era como cualquier tío porque lo que él quería o, mejor dicho, a quien quería era a Megan. Sólo a ella. No estaba interesado en Rebecca ni en cualquier otra. Pero parecía que eso no podían comprenderlo.


 Kwan estaba recordando esa época de su pasado y tenía una duda desde entonces…

- ¿Hice bien tomando esa decisión, Jesús? Siempre me he preguntado si me dejé llevar por mi corazón más que por mi cabeza. Si lo piensas bien, habría tenido a las dos cuando me hubiera dado la gana pero claro… Si hubiera tomado esa decisión no habría pasado nada de lo que ocurrió después.

- Cuando tomas decisiones con tu corazón es porque lo sientes de verdad,-le contestó Jesús-. No te atormentes por lo que pudo haber pasado, eso ya quedó atrás, tomaste una decisión y lo hiciste sabiendo lo que pasaría. Actuaste bien.


 Al cabo de un mes después de la reunión con Megan y Rebecca, Kwan junto con sus compañeros habían estado preparando todo sobre su nuevo trabajo y ya tenían novedades.

- Como sabéis, nosotros nos vamos a encargar de capturar a los 50 fugitivos más buscados de todo EEUU. Y he de comunicaros que hemos obtenido una pista del número 43: Ian Somehandler. Este individuo está buscado por haber cometido parricidio, asesinado a dos policías que estuvieron a punto de capturarlo y haberse fugado de la justicia. Según parece, está escondido en algún lugar de París, Francia.


 Abraham y Trevor afirmaron con la cabeza y se miraron entre ellos entusiasmados porque todo parecía ir rodando.

- ¿Y qué tendremos que hacer?-preguntó Trevor-.

- Muy buena pregunta,-contestó Kwan-. Deberemos viajar hasta París y hablar con la embajada americana que hay allí. Ellos ya están al corriente de que vamos a ir y nos tienen preparado todo lo necesario para que podamos capturar a este criminal.

- ¿Y qué haremos cuando lo capturemos?-preguntó Abraham-.

- Avisaremos a la embajada e iremos al aeropuerto porque el ejército nos tendrá preparado un avión para repatriar a ese malnacido. Si todo sale bien como está planeado, no serán más de dos semanas. ¿Estáis preparados?

- ¡Señor, sí señor!-contestaron ambos chicos al unísono-.


 Antes de irse, Kwan subió a despedirse de su hija.

- Selene, papá tiene que irse a trabajar. Estaré fuera muy poco tiempo, así que apenas te darás cuenta de que me he ido, ¿vale?

- Sí vale… Te quiero mucho papi.

- Y yo también a ti, bichito.


 Mirando a sus compañeros, Kwan y los demás iniciaron la marcha hacia su siguiente destino…  


 Al cabo de una semana, las reformas que estaban haciendo al antiguo bar de Gregor terminaron y, por fin, Hyun, Pilar y la pequeña Selene pudieron disfrutar de un amplio salón en condiciones con un cuarto de baño más que amplio para poder usarlo si estaban allí abajo.


 De vez en cuando, Hyun se sentaba con su sobrina para enseñarle ciertas palabras o contarle cosas para que Selene fuese adquiriendo más conocimiento y fuera una niña bastante lista y curiosa.

- … y por eso en la Tierra tenemos ciclos de día y noche.

- Qué guay…


 Como a Pilar le gustaba mucho jugar a videojuegos y, teniendo una hija y otro en camino, se compraron una videoconsola porque tanto ella como Hyun sabían que la iban a usar bastante en esa casa. Sin embargo, en un momento álgido de la partida sonó el timbre.

- ¿Puedes ir tú, Hyun?

- Yo estoy con la niña.

- Vale, ya voy yo entonces…


 Una muchacha de pelo castaño estaba apostada en la puerta con una actitud algo dubitativa de si debía estar allí o no, pero ya había llamado al timbre, por lo que no había vuelta atrás.


 Subiendo las escaleras, Pilar no se imaginaba quién estaría al otro lado de la puerta.

- Como sea otra chica buscando a Kwan… Yo ya no sé qué hace este chico para tenerlas a todas detrás,-comentaba Pilar para sí mientras se acercaba a abrir-.


 Abriendo la puerta y viendo a aquella chica desde más cerca, a Pilar le resultaba familiar aquella cara.

- Hola, ¿qué desea?-preguntó Pilar-.

- Buenas, no sé si te acuerdas de mí… Vengo de parte de Rubí, soy Helen. Tú, Rubí y yo estuvimos secuestradas justo aquí por la banda de Gregor.

- Joder Helen, ¿eres tú? ¿La pequeña y dulce Helen?

- La no tan pequeña Helen pero sí, la misma.


 Pilar abrazó con fuerza a la muchacha. Habían estado nada más que unas horas secuestradas hasta que llegó la comisaria a liberarlas, pero todas habían mantenido cierto contacto desde entonces y se había forjado una bonita amistad.

- Cuántos años sin verte, Helen. Estás guapísima…

- Pues anda que tú. Ya me ha comentado Rubí que eres madre y todo, ¿no?

- Sí, de una niña y estoy embarazada de nuevo.

- ¡Felicidades!

- Ven, pasa y hablemos más tranquilamente.


 Pero Helen la agarró justo cuando Pilar iba a entrar.

- Antes de nada, quería explicarte el motivo de por qué estoy aquí,-dijo Helen-.

- Bueno, tú dirás…

- Estaba trabajando en una agencia de viajes, pero ante la falta de clientes tuvimos que cerrar y me quedé en la calle. Como ya me había retrasado en dos pagos del alquiler, cuando mi casero se enteró de que me había quedado sin trabajo, me echó de casa sin ningún tipo de remordimiento.

- Joder, qué faena.

- Pues sí, imagínate… Como sólo tenía el contacto de Rubí, acudí a ella para pedirle ayuda pero me dijo que entre los niños, que se acababa de reincorporar al trabajo después de la baja por maternidad y tal, no podía echarme una mano. Y ella fue la que me mandó aquí.

- ¿Qué es lo que necesitas?


 Helen estaba muy feliz de reencontrarse con Pilar, pero sentía mucha tristeza por tener que andar mendigando como los pobres.

- Sólo necesito un techo donde dormir hasta que encuentre trabajo de nuevo. No he parado de buscar desde que me echaron pero de momento sin mucha suerte.

- Bueno, pasa dentro conmigo que voy a hablar con Hyun y así de paso conoces a mi niña.

- ¿Hyun es tu marido?

- Bueno, no estamos casados, pero en la práctica como si lo fuera. Venga, pasa.


 Entrando en casa, Helen se sorprendió mucho al estar de nuevo en aquel lugar.

- Qué de recuerdos se me han venido a la cabeza ahora que estoy aquí… No había vuelto desde el secuestro.

- Pues imagínate mi cara cuando Hyun me dijo que la había comprado. No me lo podía creer.


 Bajando al sótano, Helen se quedó boquiabierta al ver la estancia.

- ¿Este era el bar?-preguntó la recién llegada-.

- Sí, ¿a que está mucho mejor ahora?

- Porque conozco la casa, pero está irreconocible vaya. Oh, ¿esta es tu niña?

- Sí.

- Oye, pues se parece mucho a tu chico, ¿eh?

- Bueno, mi chico es su tío.

- ¿Cómo?-preguntó Helen sin comprender bien-.

- Ya te contaré más tarde.


 Acercándose a Hyun, Pilar comenzó a explicarle lo sucedido.

- La muchacha es muy buena chica, la conozco desde hace años y ahora se ha quedado sin trabajo y su casero la ha puesto de patitas en la calle.

- Pues que se quede en uno de los cuartos que tenemos. De momento sólo nos sobra uno, porque otro será el futuro cuarto del bebé.

- ¿Entonces ves bien que se quede Helen?

- Claro, mi amor. ¿De qué me has dicho que trabajaba?

- Me ha dicho que de administrativa.

- Hum, interesante…


 Mientras Pilar y Hyun hablaban, Selene se acercó a Helen.

- ¡Hola!-saludó la pequeña-.

- Hola guapa. ¿Cómo estás?

- Bien… ¿Tú quién eres?

- Soy una amiga de tu mamá y puede ser que me quede a vivir aquí, contigo.

- ¿Tú vas a ser la novia de mi papá?-preguntó Selene mientras le echaba los brazos a Helen para que la cogiese en brazos-.


 Mientras que Helen la agarraba, ésta se reía por las ocurrencias de la niña. Le encantaban los infantes y, sobre todo, la sinceridad de éstos.

- No cariño, no voy a ser la novia de tu papá.

- Oh… Es que mi papá no está ahora porque trabaja mucho, pero es muy guapo.

- Estoy segura. Si te pareces a él, debe ser guapísimo.

- Mamá, quiero que esta chica sea la novia de mi papá,-dijo Selene dirigiéndose a Pilar-.


CONTINUARÁ…


1 comentario:

  1. Me he quedado de piedra con la propuesta de Megan y Kwan ha hecho muy bien en mandarlas a paseo. Me gustaba Megan pero después de esto, ya no. Y, como ha dicho la nena, creo que Helen va a ser la nueva pareja de Kwan.

    ResponderEliminar