miércoles, 8 de abril de 2020

Capítulo 18 || Líos

Un par de días después de que Emma viese a Barry con Estela, la novia de Horacio, su vecino llamó a la puerta y entró en la casa.
- Muy buenas señorita, ¿qué tal?
- Bien, ¿y tú?
- Bien también. Que desde que se fuera Nathan apenas te he visto.
- Es que he estado ocupada…
- Ya imagino, ¿has encontrado trabajo?-preguntó Barry sentándose al lado de Emma-.


 Pero la contestación que recibiría Barry no era la que él esperada.
- ¿Y por qué ese repentino interés? Yo tampoco te he visto mucho en este último mes y no he ido a hacerte un interrogatorio a tu casa.
- Oye Emma, para el carro que somos amigos tía. ¿Qué coño te pasa?
- A mí nada.
- Y un huevo. Venga, habla por esa boca.
- ¿Por qué te tengo que contar mis cosas, Barry? ¿Tú acaso me cuentas las tuyas?


 Sonriendo un momento, Barry procedió a contestar a la pregunta de Emma.
- Pregúntame y te cuento lo que quieras.
- No tengo tiempo ahora.
- Ah claro… Pues nada Emma, allá tú tía. De verdad que no hay quien te entienda.


 Con aires de grandeza, Emma contestó.
- No voy a perder el sueño porque un vecino no entienda mi comportamiento. Yo tampoco entiendo muchas cosas… de la vida y aquí estoy.
- Emma…
- Barry, dejemos el tema, ¿vale? Ya te he dicho que estoy ocupada.
- Vale, pues no se preocupe,-dijo Barry tratando a Emma de usted-, pero aquí su VECINO se va para no importunar a la señorita.


 Durante toda esa semana ni Emma ni Barry se vieron o hablaron en ningún momento, ya que él todavía se sentía molesto por haberlo llamado vecino cuando él la consideraba amiga. Por su parte, Emma se sentía molesta y, de cierta forma, estafada porque se creía que Barry tenía algo con aquella chica pelirroja que vio en esa ocasión.
La protagonista de la discordia, Estela, se asomó a la ventana para ver si Barry estaba en casa y, cuando lo vio, llamó a la puerta.


 Para la sorpresa del muchacho, Barry abrió la puerta y saludó a Estela.
- Qué sorpresa Estela, ¿qué haces por aquí?
- Es que me dijo Horacio que tenía que quedarse hasta tarde en la empresa para ultimar los preparativos de un juego que saldrá la semana que viene y, como me aburría en casa, pensé en venir aquí por si tú tenías la noche libre. Espero que no te moleste.
- Anda ya mujer, qué vas a molestar, si estaba viendo la tele nada más, pasa.


 Haciendo pasar a la muchacha, Estela se quedó de pie frente a la televisión y, desde ese punto de vista, Barry pudo admirar el gran físico del que contaba la novia de su amigo. Diciéndose a sí mismo que esa chica no era libre, se acercó a ella para ver la tele juntos.


 Tomando asiento, Estela le hizo una pregunta a Barry.
- ¿Y cómo es que tú no estás ayudando a Horacio? Pensé que trabajáis en la misma sección.
- Sí pero…-ahí tuvo que inventarse una excusa para no dejar en evidencia a su amigo-, yo me pedí el día libre y por eso estoy aquí.
- Oh, ¿pensabas salir a algún lado?
- No, simplemente quería descansar tranquilamente en la casa.
- ¿Estás seguro? A ver si he venido en mal momento porque tenías pensado en traer aquí a tu novia o a alguna chica.


 Riéndose a carcajada limpia, Barry contestó.
- No tengo a nadie especial Estela, ni novia ni amigas con derecho.
- Vaya, pues quién lo diría nada más verte.
- ¿Por qué dices eso?
- Eres un chico que llama la atención, que parece que se cuida y esos son detalles que nos gustan a las mujeres.
- Pues te aseguro que no le llamo la atención ni a la más pintada.


 Ambos siguieron charlando largamente durante la noche y al final de la velada, justo cuando Estela se iba a volver a casa, Barry y ella quedaron en que a la noche siguiente quedarían para tomarse algo y distraerse un rato.


 Al día siguiente, justo cuando la luna comenzó a alzarse, Emma se dio una larga ducha después de depilarse. Se puso uno de sus mejores vestidos de fiesta, se echó perfume y se puso maquillaje. Esa noche había quedado y quería dar una buena impresión.


 Yendo hasta el lugar donde había quedado mientras sentía un pellizco en el estómago, Emma no se podía creer que tuviera una cita a ciegas. Recientemente se había registrado en una página de contactos y allí hizo amistad con un muchacho algo más mayor que ella y con el que tenía muchas cosas en común. Salvo por un par de fotos y varias videollamadas que le revelaban cómo era, aquella noche sabría como era en persona ese muchacho.


 Entrando en el sitio, Emma miró a todas partes y no vio a su cita por ningún lado, por lo que se sentó en la barra a esperar mientras su cabeza pensaba en la posibilidad de que la dejase plantada, de que no apareciese, de que fuese un aprovechado… E instintivamente pensaba en Barry, quien había estado ahí para ella en muchos momentos importantes. Pero negándose a sí misma ese pensamiento, Emma se obligaba a dejar de pensar en su vecino.


 A los pocos segundos y tras sentir una presencia a su lado, Emma se giró hacia su derecha.
- Perdona, tú eres Emma, ¿no?
- Sí, ¿tú eres…?
- Exacto, soy el chico de Badoo. Encantado de conocerte en persona,-dijo acercándose a ella y dándole un par de besos-.


 Lo que Emma no sabía era que su cita estaba “felizmente” comprometido con Estela, la dichosa pelirroja que había visto en casa de su simple vecino Barry. Para no variar, Horacio le había dicho a su novia que tenía mucho lío de trabajo, cuando en realidad lo que hacía era quedar con chicas que conocía en esa página de contactos.


 La primera impresión que tuvo Emma de Horacio no fue muy buena, ya que vio a un chico bastante pasado de peso y que se había presentado a la cita con bañador y mojado a causa de haber salido recientemente del mar. ¿Qué clase de cita iba a ser esa? No le convencía mucho de primeras pero, había que darle una oportunidad.


 Yéndose hacia la pista de baile, Emma pudo percibir la mirada de Horacio fija en su zona trasera y, aunque no le gustaba demasiado que la mirase de esa forma, por otra parte se sentía atractiva ante los ojos de los hombres.


 Poniéndose a bailar como su ritmo le daba a entender, Horacio comenzó a moverse de una forma que rápidamente le hizo a Emma separarse sin que éste se diera cuenta. ¿Qué manera de “bailar” era esa?


 Por su parte, Emma se movía al son de la música y, pese a estar muy alta, pudo escuchar a un muchacho hablarle a su amigo de ella e, instintivamente sonrió. Le estaba gustando ser el centro de atención aunque fuera sólo un rato.


 Fuera de aquel sitio y sin saber que estaban yendo hacia la boca del lobo, Barry y Estela se dirigían hacia el interior del local dispuestos a pasar una buena noche de copas, risas y bailes.


 En el interior, Horacio se acercó a Emma mientras bailaba y, al tenerla casi pegada a él, agarró el culo femenino justo antes de susurrarle unas palabras al oído mientras que Emma se sentía de lo más violenta.
- Qué culo más rico tienes Emma… Te espero en el baño.


 Entrando en la discoteca, Barry y Estela pudieron comprobar el gran ambiente que había en el sitio y mirándose, ambos decidieron que comenzarían bailando y luego se tomarían una copa cuando tuvieran sed.


 Justo cuando iban hacia la pista, Emma se dio la vuelta con dirección a la barra con la cara completamente seria justo cuando vio a Barry con su inseparable pelirroja al lado.
- Ey Emma, qué sorpresa verte por aquí,-saludó Barry-.
- Ah, hola Barry… Veo que estás… muy bien acompañado.
- Oh bueno, es la novia de un buen amigo mío. Se llama Estela,-le dijo a Emma-. Estela, ésta es Emma, mi… vecina.


 Dándose la mano, ambas chicas se saludaron mientras que Emma pensaba en las palabras de Barry, ¿había dicho que aquella deslumbrante chica era la novia de un buen amigo?


 Bajando del piso superior, Horacio le soltó un comentario a Emma sin darse cuenta de que estaban delante su novia y su amigo Barry.
- Emma, llevo un rato esperándote en el baño, ¿por qué coño no subes? ¿Es que ya no quieres follar conmi...?-comenzó a decir justo cuando alzó la vista y vio a su novia-.


 El silencio y la tensión eran palpables en el ambiente y Emma, sin entender absolutamente nada, miró a un lado y a otro.
- ¿Es que vosotros os conocéis?
- Es mi… novio,-dijo Estela echándose a llorar-.
- ¡¿Tienes novia?!-preguntó Emma mirando fijamente a Horacio, quien se mantenía en silencio-.


 Yéndose de allí sin decir nada más, Estela no paraba de llorar al mismo ritmo en el que se secaba las lágrimas. Saliendo tras ella, Horacio comenzó a llamarla sin éxito.
- ¡Estela ven un momento! ¡Te lo puedo explicar! Esto no es lo que parece… ¡Estela!


 En el interior, Emma se quedó patidifusa y sin saber que hacer así que, mirando a Barry, hizo un comentario mientras le sonreía.
- Vaya, menuda casualidad la nuestra, ¿no? Ni que nos hubiéramos puesto de acuerdo en hacer un intercambio de parejas…
- ¿Intercambio? ¿Pero acaso aquí hay alguna pareja?-preguntó Barry-. Porque la única pareja que había era la de Horacio y Estela y se acaba de romper casi con total seguridad…
- Pues yo creí que tú y Estela… Estaban juntos.


 Abriendo los ojos de par en par, Barry se quedó atónito escuchando a Emma.
- ¿Y qué te hizo pensar eso?
- Hace unas semanas fui a verte y te vi con ella en tu casa charlando en el sofá.
- ¿Y? ¿Ahora no puedo llevar a una amiga mía a casa para que tú no te creas que tenemos algo más?
- No digo eso Barry, sólo es que…-dijo Emma antes de ser interrumpida por Barry-.
- Ah bueno, es que sería lo último ya. Primero me llamas vecino, así con desprecio y ahora te permites el lujo de decirme que si llevo a una amiga a casa es porque creíste que había algo más entre nosotros.


 Sintiéndose algo violenta con esa conversación, Emma suspiró.
- Barry, yo os vi juntos y me imaginé que tú estabas con ella por…
- ¿Por qué Emma? ¿Por qué motivo crees que yo estaba con Estela? Dime.
- Nada Barry, olvídalo mejor, ¿vale? Será mejor que me vaya a casa porque aquí no pinto nada.
- ¿Y te vas a ir así sin decirme nada más?


CONTINUARÁ…

2 comentarios:

  1. Joer con Emmita que intensa esta...¡jajaja!
    Hay joo me e quedado en la mejor parteee! Que se besen yaa! >_<
    Toma Horacio en tus narices U_u

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    1. Jajajaja es que Emma está que no cabe en sí de los celos... Jajajajaja

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