lunes, 6 de abril de 2020

Capítulo 17 || Líos

Levantándose de la silla, Nathan se acercó a Fiona y a Barry.
- Qué chulo está el juego, ¿es nuevo?-preguntó a ambos-.
- Sí aunque todavía no ha salido a la venta,-contestó Barry a la pregunta de Nathan-.
- Anda, ¿y cómo lo tienes? ¿Lo has robado?
- No hombre, trabajo para una empresa de videojuegos y tengo acceso a algunos antes de su fecha de lanzamiento.
- Jo, qué guay Barry. ¿Me llevarás un día contigo? Porfa, porfa, porfa…


 Justo cuando Barry iba a contestar a la pregunta, Nathan lo interrumpió gritando.
- ¡Ya ha llegado Emma!-dijo mientras salía corriendo-.


 Dando grandes zancadas, Nathan corrió hacia Emma mientras gritaba su nombre.
- ¡Emma! ¡Emma!


 En cuanto la muchacha se dio la vuelta lo primero que sintió fue un gran abrazo de Nathan, quien la zarandeaba de un lado a otro.
- Me alegro de verte. ¿Te lo has pasado bien con tus hermanos?
- Sí, hacía mucho que no los veía.
- Pues tienes que verlos más porque la familia es muy importante. ¿Sabes que yo tengo una hija? Fiona me lo ha dicho hoy y mañana vamos a ir a verla, ¿a que es genial?


 Emma sonreía afablemente sabiendo que las palabras de Nathan eran sinceras. Ahora que su look volvía a ser el de antes, le costaba mirarlo y darse cuenta de que era muy diferente al hombre que conoció aunque, si tenía que ser sincera, Emma prefería mil veces más al Nathan actual que al anterior.


 Notando que Emma iba perdiendo su sonrisa, Nathan comenzó a decirle algo que impactó a su amiga.
- Fiona me ha contado mientras comprábamos lo que… pasó entre nosotros,-comenzó a decir más seriamente, cosa que le hizo a Emma recordar al Nathan de siempre-. Comprendo que no quisieras hablar conmigo en su momento después de lo mal que actué contigo, pero dicen que no hay mal que por bien no venga y tal vez todo esto que me ha pasado sirva para que yo cambie. Es duro escuchar que te dicen que vas a ser un niño de cinco años toda tu vida, pero ahora veo la vida de otra forma.
- ¿Cómo… la ves ahora?-preguntó Emma con un hilo de voz-.
- No puedo ser más feliz. Emma, hacía años que no me sentía tan bien porque muchas cosas son nuevas para mí aunque ya las conociera de antes. He recuperado tu amistad, la de Barry según me ha dicho Fiona y bueno, cuando estoy con ella no existe nadie más.
- Se nota que la quieres.
- Lo que no sé es cómo ella va a querer a un desastre como yo.
- Si te supo soportar antes del accidente, ahora será pan comido,-dijo Emma en un tono más distendido-.


 Echándose la mano a la cara, Nathan comenzó a reír.
- Cierto. Si es verdad todo lo que me decís, bendigo el momento en el que tuve el accidente. Prefiero ser un tonto feliz que un infeliz algo más listo.
- Nathan, nunca creí que te diría esto pero… gracias. Gracias por hablarme con tanta sinceridad. ¿Sabes? Me sentí culpable un tiempo por no haberte escuchado cuando viniste a hablar conmigo, Barry sabe que no miento. Pero ahora pienso que tal vez no era el momento idóneo.


 Saliendo del apartamento, Fiona le guiñó un ojo a Emma a modo de saludo justo antes de hablar ella.
- ¿Cómo está mi niño?-preguntó dirigiéndose a Nathan-.


 Volviéndose a ella, Nathan acercó su cabeza a la de Fiona y la besó profundamente.
- Te quiero mucho Fiona.
- Anda, ve adentro con Barry, que quiero hablar con Emma un momento.
- ¡Vale!


 Yéndose mientras daba brincos, ambas mujeres se quedaron mirándolo hasta que Fiona hizo un comentario.
- Nunca me acostumbraré a que me diga que me quiere.
- Yo tampoco. Me vengo a referir a que me choca mucho verlo de esa forma, tal y como es ahora. ¿Cómo se ha portado contigo esta tarde?
- Fenomenal. Salvo en un par de cosas que le he corregido y un detalle que tuvo y que hizo que la gente nos mirase raro, hemos parecido una pareja normal y corriente.
- ¿Qué detalle?
- Pasamos delante de una tienda de golosinas y cuando las vio, entró gritando y pegando saltos pidiéndome que le comprase chuches. Mira, yo no sabía dónde meterme de la vergüenza pero cuando volví a mirarlo me tuve que reír. Se veía tan grande pegando saltitos como un niño…-decía mientras la mirada de Fiona se perdía en el horizonte-.
- Y a ti se te cae la baba con él,-llegó a decir Emma en un arrebato de sinceridad-. Venga, entremos en casa.


 Yendo hacia el apartamento de Emma, Fiona siguió hablando.
- Vine aquí con la idea de carcajearme de Nathan y su estado, pero al final de quien se han reído ha sido de mí.
- ¿Quién se rió de ti?
- La vida. Desde que me divorciase de mi ex-marido, me prometí a mí misma que no me comprometería con nada ni con nadie, por eso me daba igual que Nathan se acostase con Sandra y luego contigo mientras nos veíamos, al igual que yo me veía con un vecino de vez en cuando o me acostaba con algún que otro tío de fiesta.
- ¿Y qué ha cambiado ahora?
- Nathan, él ha sido el cambio. Desde que él y yo comenzamos a acostarnos, se despertó hacia él un sentimiento de profundo cariño que yo achacaba a que siempre nos hemos complementado muy bien en la cama. Tampoco nunca he sentido celos, ni él por mí tampoco, así que le resté importancia hasta hace unos meses.
- ¿Qué pasó?


 Emma estaba realmente intrigada con la conversación que estaba teniendo con Fiona, quien prosiguió contándole la historia.
- Cuando descubrí que vivías aquí, fui a decírselo a Nathan porque te había buscado durante mucho tiempo sin éxito. Cuando se lo dije, nos pusimos a follar y al terminar Nathan se me quedó mirando embobado y fue ahí, cuando sentí sus ojos azules clavados en los míos, que mi corazón latía más rápido. Él por supuesto negó sentir nada romántico por mí pero, cuando lo volví a ver tras el accidente,-decía Fiona justo antes de ser interrumpida por Emma-.
- Le faltó tiempo para decirte que te quería.
- ¡Exacto! Es por eso que, tras pensarlo durante toda esta tarde que he pasado con él, he decidido que me quiero hacer cargo de él, llevármelo a casa y cuidar de él, ser una pareja, atípica pero una pareja al fin y al cabo. Creo que… lo quiero.
- Y el te quiere a ti, no sólo es verlo cómo está contigo, sino que me lo ha dicho hace un momento.
- ¿Ah sí?
- Sí, y sorprendentemente ha tenido conmigo una conversación con mucha más madurez que la que tendría un niño con cinco años.


 A todo esto, Barry charlaba con Nathan cuando éste se tiró un pedo que resonó en toda la habitación.
- ¡Toma pedo!-gritó Nathan riéndose a carcajada limpia-.
- Dios mío Nathan, no hagas eso…
- ¿Por qué? Tirarse pedos es divertido.


 Comenzando a llegarle el fétido olor a Barry, no pudo evitar comenzar a mover sus manos para alejar ese pestucio.
- Uf, estás podrido Nathan, qué asco tío…
- Jajajajaja, qué cara más graciosa has puesto.
- ¿Te parece gracioso? Pues ya verás la cara que vas a poner tú como yo me tire uno jajaja.


 Ya cuando la conversación estaba a punto de finalizar, Fiona le hizo una pregunta a Emma.
- ¿Te puedo dar un consejo? Sé que no somos amigas pero…
- Tal vez no hayamos comenzado con buen pie, pero creo que tú y yo podemos serlo. Adelante, dí lo que sea.
- Hazle más caso a Barry.
- ¿A Barry? ¿Qué pasa con él?
- Con todo esto de Nathan se ha sentido bastante desplazado y ayer, cuando vino a hablar conmigo se le veía un poco derrotado.


 Emma estaba sorprendida porque no se esperaba que Fiona le fuese a hablar de Barry y menos para decirle eso, ya que ella no había notado nada.
- ¿Derrotado en qué sentido? Yo no he notado nada.
- Es precisamente eso, que no has notado nada porque no le has echado cuenta. ¿No te has fijado en cómo te mira? Está claro que le gustas y mucho.
- ¿Y por qué no me lo ha dicho?
- ¿Acaso le has dado alguna oportunidad de hablar en estos meses atrás?-preguntó Fiona ante el silencio de Emma, quien comenzó a darse cuenta de que Fiona tenía razón-. Además, ayer cuando vino a mi casa me dijo que fuiste tú quien le pediste el favor de que hablase conmigo y él, pese a haber estado apartado completamente durante, ¿dos meses?, te hizo caso. Por eso, cuando le dije que era tonto si no tomaba las riendas de su vida se me acercó y me besó.
- ¿Hizo eso?-preguntó Emma asombrada-.
- Sí y… más cosas. Pero el caso es que hoy, cuando vino a recogerme me pidió disculpas. Me dijo que ayer se sentía frustrado porque siempre ha estado para ti y nunca ha sentido lo mismo por tu parte, pero que no podía serle infiel a su corazón y que estaba enamorado de ti. También me dijo que era un tonto al sentir eso pero que no creía que la mejor solución para olvidarte fuera la de acostarse conmigo.


 Minutos después, Emma y Fiona se despidieron con un abrazo y dándose las gracias mutuamente por todo lo sucedido. Yendo hacia el apartamento de Barry, entró y avisó a Nathan.
- Guapo, es hora de irnos,-dijo Fiona-.
- ¿Irnos? ¿A dónde?
- A casa, Nathan.
- ¿Tú también vas a vivir con Emma y conmigo?
- No tonto, tú te vas a venir a vivir conmigo. ¿Te gusta la idea?


 Tras montar una fiesta y ponerse a saltar de alegría, Fiona y Nathan recogieron las cosas que éste tenía en casa de Emma y se fueron hacia el coche para comenzar una nueva vida juntos.


 Emma se había quedado más seria y pensativa de la cuenta desde la charla con Fiona. Era cierto que sentía aprecio por Barry y que, cuando estaban juntos, el tiempo pasaba volando. Sin embargo, nunca se había puesto a pensar en los sentimientos que podía tener él. Cuando ocurrió todo lo de Nathan, se volcó tanto en su ex-novio que dejó de ver a Barry prácticamente en dos meses. Ahora comprendía mejor la actitud que tuvo con ella cuando fue a su casa, esa ironía que tenía con ella en su conversación…
Emma se sentía una tonta al no haberse dado cuenta por sí misma de que Barry estaba enamorado pero, ¿ella sentía lo mismo por él?


 Barry estaba destrozado porque sentía que se había fallado a sí mismo acostándose con Fiona cuando su corazón le pertenecía a Emma. Había sido uno de los mejores polvos de su vida, había que reconocerlo pero, si no había amor, el propio acto se convertía en algo vacío o al menos así lo sentía él. El incipiente calor del verano que se acercaba tampoco ayudaba, pero lo cierto era que se veía sucio, pero sucio por dentro.
Ahora mismo necesitaba tiempo para recomponerse, para volver a ser él mismo y olvidarse de todos los problemas que le atormentaban su corazón.


 Al cabo de un mes, Barry había hecho bastante amistad con un compañero de trabajo, el cual era de lo más raro y atípico del mundo. La concordancia de colores en su ropa no iba con él, al igual que su apariencia física. Le daba completamente igual estar gordo pese a tener 29 años. En su defensa decía que en su familia eran todos gordos y él estaba abocado a ese destino así que, ¿para qué luchar contra él? Pero a pesar de todo esto era un buen tío.


 Y es que Horacio Magenta era de los más simpáticos de la empresa, quien estaba en boca de todos y a quien le saludaban todos sus compañeros. No había nadie que le cayese mal Horacio y él mismo decía que no tenía ningún secreto, que era su forma de ser y que, por esa misma regla de tres, pese a no ser físicamente muy agraciado, conseguía a casi cualquier chica que se proponía. Por otro lado, vivir bajo el mismo techo con su novia era de lo más satisfactorio, ya que ella vivía ajena a los actos de su novio y para él eso era lo mejor de todo.


 Sentándose a su lado, Barry comenzó a hablar con su amigo.
- ¿Y qué tal te fue el finde?-le preguntó a Horacio-.
- Genial. Me ligué en una fiesta una morena… Vaya tetas manejaba la tía. Aún me acuerdo de que cuando me las puso en la cara casi me ahogo jajajaja.
- Qué tío. Aún no puedo comprender cómo puedes hablar tan libremente de haberte acostado con otras tías y luego ir a casa con tu novia y besarla sin que te reconcoma la conciencia.
- Anda ya tío, eres un antiguo. Yo voy a la par de los tiempos actuales y me he dado cuenta de que yo soy poliamoroso.
- ¿Y eso qué cojones quiere decir?
- Que puedo estar enamorado de varias mujeres a la misma vez.


 Sin poderlo evitar, Barry se carcajeó en la cara de su amigo.
- Eres un capullo Horacio, me hincho de reír contigo pero eres un desgraciado. Entonces, si eso que dices es cierto, ¿también estás enamorado de la colombiana que me contaste la semana pasada?
- Uf la colombiana. Lástima que se volviera a su país.
- ¿Y le da francesa también? ¿Y de la tal Paola esa?
- Es que tengo mucho amor dentro y tengo que dárselo a todas las que lo quieran, ya me conoces Barry.
- Amor dices… Si luego ves a una escoba vestida y seguro que te parece atractiva. A saber cómo era la morena esa que me has dicho antes.
- ¡Eh! Tengo fotos y… vídeos. La grabé anoche mientras me la follaba, pero como ella estaba encima mía y de espaldas, no se dio cuenta.


 Sacando su móvil del bolsillo, Horacio buscó hasta que dio con su carpeta oculta en la que había cientos de archivos de fotos y vídeos de diversas mujeres.
- Mira, esta es la de anoche. Su culo no era gran cosa pero ¿has visto cómo se le bamboleaban las tetas por los lados?
- Qué hijo de puta eres, y encima de que tienes novia y te permites el lujo de engañarla te ligas a tías que son pivones.
- Ay Barry, sé que me tienes envidia pero, ¿qué se le va a hacer? Ninguna se puede resistir a esta carita de ángel…


 Guardando su móvil de nuevo, Horacio vio cómo Barry sonreía mientras negaba con la cabeza.
- Mira,-dijo Barry-, si al menos me presentases a una de esas chicas, yo te lo agradecería callándome la boca y no contándole nada a tu novia porque… De verdad, pobre de ella.
- Coño, hablando de mi novia, ahí está.
- ¿Ahí? ¿Dónde?
- Fuera, que ha venido a recogerme.
- Anda hombre, al fin conoceré a tu “amadísima” novia.


 Llamando a la puerta, Barry la abrió y saludó a la muchacha, quien lo dejó apenas sin habla al ver semejante belleza. No sólo era bonita de cara, sino que su cuerpo la acompañaba y con creces. ¿Cómo podía engañar Horacio con otras mujeres a esa chica tan bonita a su lado? La vida era injusta.
- Hola, soy Estela, la novia de Horacio.
- Hola, yo soy Barry, encantado…
- Me alegra conocerte después de todo este tiempo. Horacio me ha hablado mucho de ti.
- Pues no creas nada de lo que te ha dicho, seguro que es todo mentira,-dijo Barry sonriendo y haciendo reír a la muchacha-.


 Acercándose a ella, Horacio la rodeó entre sus brazos y la besó frente a la mirada de Barry, quien cerró los ojos y suspiró entristecido.


 Sentándose a hablar con Estela, Horacio fue a por algo de picar a la nevera justo cuando Emma pasó por delante con la intención de ir a casa de Barry cuando se paró en seco. Vio a su vecino con una pelirroja charlando animadamente y dando media vuelta, regresó a su casa.


 Por el camino Emma recordó las palabras de Fiona y pensó que Barry no estaría tan enamorado de ella si ahora estaba con esa chica.
- Menos mal que no quería olvidarme yéndose a por otras...-pensó Emma sintiendo algo de celos-.


CONTINUARÁ…

3 comentarios: