viernes, 20 de marzo de 2020

Capítulo 9 || Líos

Entrando en casa, Conrad vio al fondo a su hijo sentado en la mesa de la terraza y se acercó a él.
- Buenas hijo, ¿cómo te fue el evento?
- Hola papá. Bien, pero…
- ¿Te ocurre algo?
- A mí no, pero creo que deberías saber algo. Es… sobre mamá.
- ¿Está bien?
- Sí, de hecho diría que está más que bien.
- No te entiendo Barry. ¿Qué le ocurre a tu madre?
- Está ahora mismo arriba con… mi amigo Halil.


 Sentándose a su lado, Conrad le respondió a su hijo.
- ¿Arriba con tu amigo? ¿Te refieres a… follando los dos?
- Sí, papá.
- Ah, muy bien por ella. Si encuentra a alguien que sepa satisfacerla adelante.
- ¡¿Pero papá?! ¿Te da igual que mamá te esté poniendo los cuernos?
- No me preocupa porque yo se los puse a tu madre primero.
- ¡¿Qué?! Explícate.


 Barry comenzó a escuchar a su padre mientras relataba lo sucedido.
- …y cuando ganaste ese campeonato y las cosas fueron a mejor,-contaba Conrad-, la relación pareció mejorar entre tu madre y yo pero no fue así. Ella necesitaba acción y yo no estaba inspirado, no lograba que mi amigo despertase como debería… En definitiva, tu madre y yo discutimos más porque tanto ella como yo queríamos sexo y ninguno nos lo podía proporcionar como deberíamos. Yo la otra noche salí a tomar una copa y conocí a una mujer y… No sabes lo bien que nos lo pasamos. Qué hembra Barry, deberías haberla visto mover esa cintura.


 Barry tenía una imaginación muy grande y en cuanto Conrad comenzó a explicarle, en su mente se le apareció la imagen de su padre teniendo sexo y ya había tenido suficiente con ver a su madre follando aquel día.
- Que sí, muy bien papá. No me des más detalles. ¿Y esto lo sabe mamá?
- Claro, se lo dije yo mismo. Le dije que me había buscado una amante y que me satisfacía mucho mejor que ella, que seguramente ella había dejado de saber qué le gustaba a un hombre.
- Y me imagino que en forma de revancha ha pillado a mi amigo por banda y se lo está follando.


 Mientras tanto, en el piso superior Halil seguía penetrando duramente a Linda, quien parecía no tener cansancio ninguno.
- Joder Linda, creo que me voy a correr.
- Ni se te ocurra hasta que yo no me corra otra vez. Para y cómeme el coño, venga.


 Pocos minutos después, otro fuerte grito de Linda hizo que la conversación entre padre e hijo se cortase de raíz.
- ¿Lo ves? ¿Estás viendo que no me lo invento papá?
- Que sí hijo, que te creo.
- ¿Y no te importa?
- Lo más mínimo. Es más, me alegro por ella.
- Parece que mamá te da igual.
- No, eso no es así. Yo siempre querré a tu madre, pero creo que el amor… Se fue.
- Y… ¿Os separaréis?
- Es una posibilidad hijo…


 Levantándose y saliendo de la terraza, Barry fue a un parque cercano en el que poder pensar en todo lo que tenía en la cabeza. Necesitaba procesar tanta información y no estaba siendo fácil. Toda su vida había visto a sus padres juntos, con sus discusiones y tal pero siempre unidos. Sin embargo, no podía negar que desde hacía un par de años, la situación en casa era de lo más tensa, aunque el propio Barry lo achacaba a la falta de nivel económico, por eso creía que ahora que eran millonarios podría volver todo a la normalidad. Sin embargo, para su sorpresa todo se había salido de madre. Ahora cada uno tenía un amante y ambos parecían felices.


 Conrad permaneció en la terraza pensando en la pregunta de su hijo. La separación… No se la había planteado, pero era una posibilidad que cada segundo que pasaba veía más factible. En ese momento él estaba feliz con Fiona, a la que acababa de conocer pero con la que sentía una gran unión y no solo sexualmente hablando. Y ahora sabía que Linda estaba manteniendo relaciones con un amigo de su hijo… Tal vez la separación era lo mejor para ambos.


 Barry no entendía cómo una relación de tantos años podía desaparecer en tan poco tiempo. Parecía todo tan efímero y tan momentáneo que ya le estaba costando creer que el amor de verdad existía.


 En la habitación, Linda y Halil habían terminado de su sesión sexual y el chico se vistió rápidamente justo cuando Linda se lanzó a su cuello para besarlo.
- Has sido un amante fabuloso, Halil. Hacía años que no me sentía tan plena.
- Yo jamás me habría imaginado que acabaría en la cama contigo.
- ¿Y te gustó?
- ¿Gustarme? Me he corrido dos veces y me has tenido en tensión todo el rato. Se notaba que llevabas mucho tiempo sin hacerlo.
- ¿Mucho tiempo? Más de seis años diría yo.
- Pues hoy se han cumplido dos sueños entonces.
- ¿Dos?-preguntó Linda intrigada-.
- El tuyo de volver a follar y el mío de adolescente cuando me pajeaba pensando en tus tetas.


 Sonriendo como una tonta, Linda se agarró sus tetas y las balanceó delante de Halil, quien le pellizcó suavemente los pezones.
- Pues estas tetas son tuyas siempre que quieras.
- ¿Y qué pasa con Conrad?
- A ese ni me lo nombres. Que le den por culo.
- Bueno, pues no sabe lo que se pierde entonces…
- El que no tiene que perderse eres tú, así que no te vayas muy lejos Halil.
- No te preocupes Linda, no me alejaré demasiado. Eso sí, me voy antes de que venga Barry y nos pille.


 Saliendo por la puerta de atrás, Linda escuchó el sonido de la televisión y vio que Conrad estaba frente a ella. Tragando saliva, entró en el salón imaginándose que sabía lo que había ocurrido hacía escasos minutos.
- Hola Conrad.
- Hola Linda, qué guapa te has puesto.
- Gracias. Para que veas que todavía puedo ser atractiva.
- Nunca he dicho lo contrario…


 Sentándose a su lado, Linda miró la tele y se creó un silencio sepulcral entre ellos que sólo era roto por el sonido del televisor.


 Echándole valor, Conrad fue el primero en romper el silencio.
- ¿Y qué tal te fue con Halil?
- ¿Cómo sabes que...?
- Barry me lo contó. Os vio.
- ¿Barry? Ay Dios, ¿y cómo se lo ha tomado?
- Se ha quedado un poco trastocado, pero se acostumbrará. Le he dicho también lo mío con Fiona.
- Pobrecillo… Luego iré a hablar con él.
- Y bueno, contestame mujer, ¿cómo te fue con Halil?


 Sonriendo instantáneamente, Linda le contestó a su marido.
- Muy bien. Hacía siglos que no sentía una polla tan dura en mi interior. Y qué energía tenía… Ni en tus mejores años te has movido como lo hace él.
- Me alegro mucho por ti, sinceramente te lo digo.
- Gracias. Yo creo que a partir de ahora lo verás más por aquí…
- Hablando de eso, he estado pensando en algo que me ha comentado Barry y creo que deberíamos tomar una decisión.
- ¿Cual?
- Separarnos. Linda, tú y yo nos tenemos aprecio pero ya no nos queremos. ¿Vamos a tener que vivir lo que nos queda discutiendo todos los días? ¿No es mejor que vivamos felices?


 Al cabo de una semana, Barry no dejó de ver a su amigo cada día entrar en su casa, pero no para verlo a él. Sin embargo, su padre iba a casa de Fiona cuando quería encontrarse con ella y todavía no sabía cómo era físicamente.
Por el contrario, Barry estaba comenzando a caerle mal Halil porque cada día se cogía más confianzas y hasta un día lo vio manejando su ordenador sin su consentimiento.


 Pocos días después, Conrad y Linda habían firmado los papeles de la separación. Al estar de mutuo acuerdo, no había tanto problema. Juntos decidieron que en esa casa, pese a estar a nombre de Barry, viviría Linda y Conrad se iría a la de Fiona, donde ya pasaba más tiempo que en la suya. Pese a que estaban de acuerdo, ambos se sentían algo tristes de que un matrimonio de más de 25 años terminase de esa forma.


 A Barry le costaba hacerse a la idea de que sus padres se habían separado, que ahora vivía sólo con su madre y con el acoplado de Halil, quien ya había dejado hasta su cepillo de dientes en el baño. Yéndose a un spa para intentar relajarse, entró decidido a olvidarse de todo durante un rato.


 Cambiándose de ropa, subió a la zona de masajes donde saludó al quiromasajista.
- ¡Buenas! Me han dicho que usted es quien da los masajes con piedras, ¿es así?
- Exacto. Pase por aquí y le atiendo en un momento.


 Barry se tumbó bocabajo en la camilla mientras el quiromasajista calentaba las piedras antes de colocárselas encima. Entre el calor de las piedras, las manos fuertes y suaves del muchacho y la música relajada, Barry estaba comenzando a sentir una gran somnolencia.


 Sin embargo, ese momento de relajación fue usurpado con el sonido de la cámara de un paparazzi, quien comenzó a cegar a los allí presentes con su flash.
- Barry, dado que sus padres se han separado, ¿tiene algún tipo de declaración que hacer?


 Barry resopló sin moverse un ápice. Pensó que ignorando al fotógrafo, acabaría cansándose, pero nada más lejos de la realidad. Aquel tipo seguía y seguía.
- ¿Le está viniendo todo esto demasiado grande y por eso ha venido a relajarse? ¿Algo que decir Barry?


 En completo silencio, Fiona apareció en escena para tomarse un masaje y vio que estaban acosando unos periodistas a un muchacho. Al no conocer en persona todavía a Barry, no sabía que era ese mismo chico.


 Apareciendo otro fotógrafo más, éste comenzó a sacar sus fotografías y a hacer preguntas indiscretas.
- ¿Qué opina que sus padres estén manteniendo relaciones con otras personas mucho más jóvenes que ellos? Dicen que uno es su mejor amigo, ¿podría confirmarlo?


 Pero ante la pasividad de Barry, el fotógrafo hizo una pregunta aún más candente.
- ¿Podría decirnos si usted fue quien animó a su amigo a mantener relaciones con su madre? Dado que a su madre le gustan chicos que podrían ser sus hijos, ¿alguna vez se le ha insinuado a usted?


 Barry estaba harto y la leve relajación que había sentido previamente se había convertido en una ira irrefrenable así que, amablemente, le pidió al quiromasajista que le quitase las piedras.
- Claro, cómo no,-dijo el muchacho retirando las piedras rápidamente-. ¿Qué va a hacer?
- Irme de aquí lo más rápido posible.


 Barry estaba respirando profundamente para no hacer ninguna tontería pero, en cuanto salió del vestuario, no pudo evitarlo.
- Ya que a su madre se le ha visto acompañada de un buen amigo suyo y que podría ser su hijo, ¿ha tenido alguna experiencia fuera de lo normal con su madre?
- ¡¿Pero qué coño está insinuando hijo de puta?!-gritó histérico Barry tirándole la cámara al suelo y pegándole en la cabeza a aquel tipo-.


 Fiona, quien acababa de enterarse de que ese chico era el hijo de Conrad por las preguntas de los fotógrafos, se sorprendió al verlo de esa forma, aunque comprendió que era de lo más normal, porque hasta ella se había sentido ofendida con las preguntas tan indiscretas.
- ¡Me ha roto la cámara!
- ¡Y más le voy a romper si no se larga de aquí rápidamente!
- ¡Le va a caer una demanda de tres pares de narices!
- ¿Está seguro? Porque hacer fotos dentro de un establecimiento donde nadie de los presentes ha dado su consentimiento para salir en ellas es un delito. Eso SÍ que lo es. Así que coja lo que le quede de cámara y váyase de aquí.
- ¡Mañana sabrá todo el mundo cómo es usted realmente, Barry Evans!-dijo la otra fotógrafa que se encontraba allí-.


 Dirigiéndose a la otra fotógrafa, cogió un vaso que había sobre una mesa y le echó el contenido en la cara, asegurándose de que le cayese a la cámara también.
- ¡QUE OS LARGUÉIS JODER! ¿Me estáis escuchando bien? ¡DEJADME EN PAZ!


 Entrando otro chico en escena, intervino en favor de los periodistas.
- Oiga, aquí el único violento está siendo usted, así que si no se calma me voy a ver obligado a llamar a la policía y dar parte de ello. Las cámaras están rotas, ¿no es así? Pues problema zanjado.
- No me iré sin las tarjetas de memoria de ambos.
- Eso ni lo sueñe,-dijeron ambos fotógrafos-.


CONTINUARÁ…

No hay comentarios:

Publicar un comentario