miércoles, 18 de marzo de 2020

Capítulo 8 || Líos

Al terminar la sesión de sexo con el consiguiente riesgo de que los pudieran pillar y echar de la discoteca, ambos terminaron muy satisfechos y, sorprendentemente para Conrad, había aguantado el tipo bastante bien pese a los inmejorables movimientos pélvicos de Fiona.
- Apunta mi número galán,-dijo Fiona antes de salir del baño de hombres-. Volveremos a vernos…


 Al llegar a casa, Conrad se dio cuenta de que se había hecho tarde y todos ya estaban acostados, así que, cambiándose sin hacer ruido se fue hacia su dormitorio, justo cuando miró a su esposa y recordó aquella fallida vez con ella y se dio cuenta de que el problema no lo tenía él, sino que era Linda la que no sabía cómo engatusarlo para ponerle a tono.


 A la mañana siguiente, bien temprano Barry tenía un evento en un bar al que le habían invitado. Todavía no estaba demasiado acostumbrado a que la gente lo reconociese por la calle y le saludase, así que él se mostraba un poco reticente.


 Cuando los periodistas comenzaron a llegar, llenaron el lugar de flashes por todos lados y de gritos para que mirase a un sitio u otro para lograr la foto perfecta.


 Sintiéndose más cómodo, Barry se decidió a posar más naturalmente o, incluso, poniendo alguna pose más arriesgada y que diese más que hablar.


 Cuando Linda se despertó, vio a su marido a su lado y fue a darle un beso cuando éste se dio la vuelta y se levantó. Intentando buscar el rostro masculino para besarlo, él se echó para atrás otra vez.
- ¿Qué te pasa hoy? ¿No quieres que te dé un beso?
- ¿Para qué? Si luego me vas a reprochar que no se me levanta…
- Cielo, ayer me ofusqué y me enfadé cuando vi que se te había bajado, nada más.
- Pues cuando no se me bajó en ningún momento fue anoche.
- ¿Anoche? ¿Qué quieres decir con eso?


 Linda estaba bastante confusa y no entendía qué había querido decir su marido con ese comentario.
- Será mejor que te sientes, Linda.
- ¿Qué ocurre Conrad?
- Ayer me fui a una discoteca y allí conocía una chica y… Acabamos en el baño de hombres. Y por si te lo preguntas sí, tuvimos una relación sexual plena en la que tanto ella como yo disfrutamos mucho.
- Y me lo dices así tan frescamente…
- Sí, porque me he dado cuenta de que mi falta de erección no era problema mío, sino que tú eras la que no tienes ni idea de cómo satisfacer a un hombre.
- Eres un hijo de puta Conrad.
- Seré lo que quieras, pero yo he follado y tú no,-le dijo guiñándole el ojo antes de salir de la habitación-.


 Los fans comenzaban a agolparse alrededor de Barry para pedirle fotos mientras que otros hablaban por teléfono con sus familiares esperando a que Barry pudiera dedicarles unas sencillas palabras.


 La vista de Barry comenzaba a verse afectada con tanto flash de cámara, ya que apenas le dejaba ver lo que había a su alrededor y era difícil moverse del sitio con tanta ceguera momentánea.


 Escuchando más peticiones de los periodistas, posó una última vez.
- Ya no habrá más tiempo para fotos, chicos,-dijo Barry dirigiéndose a los fotógrafos-. Lo siento mucho.


 Saliendo un chico del bar, miró a Barry antes de proseguir con su camino.
- Barry, como no te metas dentro los fotógrafos no te van a dejar nunca.
- Será mejor. ¡Muchas gracias tío!


 Estando Linda aún en su dormitorio completamente inmóvil, Conrad hizo acto de presencia portando un vestuario de lo más elegante.
- Me voy, que he quedado con Fiona. Quién sabe, quizás follemos hoy dos veces...-dijo con una sonrisa guasona en la cara-.


 Haciendo caso al muchacho, Barry entró en el bar y se pidió una cerveza justo cuando otro chico le saludó.
- Ey Barry, ¿qué tal tío?


 A Barry se le hacía de lo más extraño que gente desconocida supiese muchas cosas suyas y, por el contrario, él no tuviera ni la más mínima idea de quiénes eran todas esas personas.


 Pidiéndole una foto, Barry se levantó y se la hizo sin problema.
- Ya está tío, muchas gracias.
- No hay de qué,-contestó Barry-.
- Que antes con los fotógrafos no se podía acercar nadie a ti. Te dejo que disfrutes de la cerveza. Muchas gracias de nuevo. ¡Eres muy grande!


 Al ver que Linda estaba completamente seria y sin decir nada, Conrad la miró y le dijo algo.
- Ay Linda, no te preocupes por lo que te he dicho antes. Hay que reconocer cuando alguien se equivoca y tú lo hiciste al creer que yo tenía un problema de erección cuando eres tú la que ya no sabe satisfacer a un hombre. Pero eh, sigue creyendo lo que quieras, que yo mientras tanto disfrutaré con Fiona.


 Marchándose de la casa, a Linda no se le iba de la cabeza una de las últimas frases de Conrad cuando le dijo que ella ya no sabía satisfacer a un hombre. Eso no era verdad y ella quería demostrarlo, ¿pero cómo? Pensó durante unos instantes justo cuando se le ocurrió una idea.


 Encontrándose con Halil, Barry comenzó a hablar con él animadamente.
- Tío, todavía no me creo que todo ese revuelo que hay montado fuera sea por mí. Me cuesta creer que soy millonario y que la gente me busca constantemente.
- ¿Y no te da miedo que la gente se pueda obsesionar contigo o que incluso te busquen por interés?
- A ver, la gente que te busca porque quiere algo a cambio se nota y creo que me daría cuenta rápido. En cuanto a la obsesión… Yo creo que ahora es el boom del momento, pero no creo que pase a mayores.
- Ya, pero ten cuidado porque hay locos en… Uy, me llaman,-dijo Halil sacando su móvil del bolsillo-. Un momento tío.


 Linda, al otro lado del teléfono, había marcado el número de Halil para saber de él.
- Hola Halil, ¿cómo estás?
- Bien, he venido a tomarme algo y me he encontrado con tu hijo. ¿Quieres hablar con él?
- No y no le digas nada de que te he llamado. Es que… Ha pasado algo entre Conrad y yo y me gustaría contárselo a alguien de confianza. ¿Podrías venir a mi casa?
- ¿Ahora?


 Haciéndole caso a Linda, Halil se inventó una excusa y dejó a su amigo en el bar mientras él iba hacia la casa de éste preguntándose qué había pasado entre Conrad y Linda.


 En cuanto Linda abrió la puerta, Halil no pudo evitar fijarse en el tremendo escote que tenía ese vestido y cómo le realzaba el busto ahora que se había operado.
- Muy buenas Linda, cuánto tiempo sin verte.
- Hola corazón. ¿Cómo te va?


 Abrazándose a él, Halil pudo comprobar que el busto femenino ahora era más grande y le costaba más mantenerse cómodo en ese momento.
- Bien, como siempre la verdad. No me puedo quejar tampoco. Ya veo que a vosotros os va de lujo y, si me lo permites, estás fantástica Linda.


 Separándose de Halil, Linda comenzó a contonearse frente al muchacho que la miraba sin pestañear.
- ¿Te gusta el cambio? Me he operado el pecho y he hecho reformas integrales de vestuario.
- Me encanta Linda, estás genial. Ya le gustaría a más de una chica de mi edad tener ese cuerpo que tienes tú.
- Eres un zalamero Halil. Qué te gusta agasajar a las chicas…
- De verdad, lo digo en serio. Si tuviera unos años más y no estuvieras casada… Otro gallo cantaría.


 Acercándose lentamente al oído masculino, Linda le susurró unas palabras que erizaron la piel de Halil.
- ¿Y quién te dice que no podamos hacer nada ahora? Además, ya que mi marido me ignora, alguien tiene que disfrutar de mis nuevas tetas… ¿Querrás ser tú?-dijo dándole un beso junto a la comisura-.


 Sonriendo nervioso, Halil volvió a mirar el escote femenino y pensó en lo que hacer. Oportunidades así sólo se presentaban una vez en la vida y creía que era mejor lamentarse por haberlo hecho que arrepentirse pensando en qué habría pasado así que, agarrando el culo de Linda y devolviéndole el beso, comenzó a subir las escaleras.


 Linda desnudó primero a Halil, en quien contempló una maravillosa polla empalmada como hacía años que no veía en persona. Agarrarla y notar esa dureza, ese vigor joven que tenían los chicos de esa edad… Estaba deseando poder disfrutar de ella, al igual que Halil, quien desnudó a Linda y contempló esos maravillosos pechos ahora mucho más tersos, bien colocados y pudo pasar sus manos desde ellos bajándolas suavemente alrededor de esa cadera ancha y de su culo que, pese a su edad, estaba muy bien colocado gracias al deporte.


 Halil estaba cachondo y, cuando se sentía de esa forma, se transformaba. Se convertía en una fiera que muy pocas chicas conocían y, aquel día iba a tener el privilegio de conocer a Linda en profundidad.


 Tras haberse tomado la cerveza, Barry se fue a casa mientras que dejaba atrás a unos periodistas que le habían traído un pastel a cambio de unas breves declaraciones sobre una reciente noticia del mundo de los videojuegos online.


 Entrando en el salón donde creía que encontraría a su madre, se sorprendió al no verla allí justo cuando escuchó un fuerte grito de ella que provenía del piso de arriba.


 Subiendo los escalones de dos en dos creyendo que su madre se había caído, lo que vio allí casi le hace caerse a él, ya que no podía creer que su amigo Halil estaba follando con su madre mientras que ambos se manoseaban y se besaban continuamente. ¿Qué era todo aquello? ¿Y dónde estaba Conrad? ¿Lo sabría él? Todas estas preguntas y muchas más se le pasaban por la cabeza a Barry mientras que salía de la habitación de sus padres…


CONTINUARÁ…

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