- ¿Y
usted qué coño está mirando?-le dijo a ella bastante cabreado-.
Volviendo a casa, Barry fue al salón para hablar con su madre.
- Ya
que papá y tú os habéis separado y Halil pasa más tiempo aquí
que en su casa yo no me siento cómodo y… He pensado en irme.
-
Pero Barry, esta es tu casa.
- Lo
sé, pero ha sucedido algo antes con unos periodistas y prefiero irme
de aquí.
-
Hijo, no me gustaría que te fueras…
-
Mamá, no es algo que te tenga que gustar más o menos, es algo que
he decidido yo. Sólo quería avisarte.
Yendo en busca de su padre, se lo encontró haciendo la maleta y, con
cara de pocos amigos, le comunicó la noticia a él también.
-
Papá, me voy.
- ¿A
dónde hijo?
- De
esta casa. Necesito desconectar de todo lo que está pasando
últimamente y aquí no voy a poder hacerlo. Era para que lo
supieras.
- ¿Y
a dónde te vas a ir?
- Ni
yo mismo lo sé, pero lejos de aquí a ser posible.
Tiempo después, Barry encontró un pequeño apartamento que se
encontraba a las afueras de una ciudad lejana y viendo que estaba
bastante bien, decidió alquilarla e irse para allá. Tener su propia
piscina con jardín y, por supuesto, su propia casa sin escuchar las
discusiones de sus padres era lo mejor.
En cuanto entró en el apartamento, le gustó cómo estaba decorado y
supo al instante que ahí se sentiría bastante cómodo, en un lugar
donde nadie lo conocía y podría volver a empezar de cero de cierta
forma.
Yéndose al baño para refrescarse tras el viaje, abrió el grifo y
no había agua, así que se puso a buscar la llave de paso y,
encontrándola debajo del lavabo, la abrió y pudo salir el agua con
total normalidad.
Al cabo de un par de días, alguien llamó a su puerta y lo primero
que pensó Barry fue que los paparazzis lo habían encontrado así
que, abriendo la puerta de golpe con cara de pocos amigos, atendió a
la muchacha que estaba allí.
-
¿Quién es y qué quiere?
-
Disculpe pero me acabo de mudar a la casa de al lado y quería darme
una ducha y no hay agua. He buscado la llave de paso pero no la
encuentro por ningún lado, ¿podría decirme dónde está? Es que me
voy a volver loca.
-
Está debajo del lavabo.
-
Ay, muchas gracias. No quería molestarlo.
-
¿Entonces usted no es periodista ni nada parecido?
-
No… Ya le he dicho que me acabo de mudar al apartamento de al lado.
Emma, esbozando una sonrisa, se presentó formalmente.
- Me
llamo Emma.
- Yo
Barry, encantado de conocerte y perdona si te he parecido muy borde
pero… He tenido problemas hasta hace poco y creí que eras una
periodista o algo así.
- No
te preocupes Barry. Yo estudié marketing, así que no tiene nada que
ver. ¿Tú a qué te dedicas?
-
Juego videojuegos y gano dinero mientras hago directos por internet.
-
Oh, ¿eres influencer?
-
Bah, yo no lo llamaría así.
Barry se dio cuenta de que esa tal Emma era bastante simpática y que
él se había comportado como un auténtico imbécil con ella. Si era
su nueva vecina, la tendría que ver bastante, así que intentaría
que ella lo dejase de ver como un estúpido.
Creándose un pequeño silencio, Emma comenzó a despedirse.
-
Bueno pues me voy. Gracias por la ayuda con la llave de paso y siento
si te he pillado en mal momento.
-
Nada mujer, discúlpame a mí por ser tan borde. Si necesitas alguna
cosa ya sabes donde vivo.
-
Estupendo, ¡hasta otra!
-
Hasta luego.
Un día, Conrad se encontraba viendo la tele en su nuevo hogar cuando
Fiona llegó a casa bastante seria.
-
Hola cariño, ¿a qué se debe esa cara?
- He
visto el periódico y se han hecho eco de lo que ocurrió entre tu
hijo y esos periodistas y han contado lo que les ha dado la gana.
-
Ah, ya sabemos como son esas alimañas.
- Es
que yo estaba ahí cuando sucedió todo y sé que no fue como lo
cuentan y me da rabia.
-
Seguro que todo esto en un par de días se olvida.
Sentándose junto a Conrad, Fiona siguió hablando con él.
- Y
ahora que tu hijo se ha ido dejando todo atrás, ¿eso significa que
te ha olvidado a ti también?
-
No, simplemente me dijo que necesitaba su espacio.
- Si
eso lo comprendo, pero no decirte ni siquiera dónde está…
-
Eso no me preocupa. Yo creo que lo hace para que nadie descubra dónde
está ahora y así no haya filtraciones y permanezca en el anonimato.
-
Claro, pero si deja de hacer lo que sea que estuviera haciendo, el
dinero que os ha dejado a ti y a tu ex-mujer poco a poco se acabará.
Restándole importancia, Conrad le contestó a Fiona.
-
Eso no me preocupa porque con lo que yo tengo y con lo que tú tienes
también, podemos vivir perfectamente.
-
Sí, pero me preocupa nuestra economía.
-
Cariño, relájate y disfruta porque estoy completamente seguro que
mi hijo no nos abandonará, ni a Linda ni a mí.
- Es
que si lo hiciera, dejaría mucho que desear por parte de tu hijo.
-
Barry es un buen chico, ojalá lo conozcas un día.
Quedándose algo pensativo, Conrad le propuso algo a Fiona.
- Un
día de estos le hablaré a Barry y le diré de visitarlo, así podré
presentaros formalmente y en condiciones.
-
Nada me gustaría más.
Acercándose, la pareja se unió en un dulce beso que se alargó
durante unos segundos.
Tras un buena sesión de sexo, Fiona dejó dormido a Conrad mientras
que ella fue en busca del móvil de él para llevar a cabo el plan
que se le había ocurrido.
Desbloqueando el móvil de Conrad, Fiona buscó a Barry en WhatsApp
para hablarle haciéndose pasar por su padre para decirle que lo
echaba de menos y que le gustaría verlo pronto.
Sin saber que quien le hablaba no era su padre, Barry le mandó la
ubicación pidiéndole que tuviera mucho cuidado de que nadie lo
siguiera y que no se lo dijese a nadie más.
Sonriendo satisfecha por haberse salido con la suya, Fiona ya tenía
lo que quería así que, borrando los mensajes y colocando el móvil
en su sitio, se fue a preparar todo para continuar con el plan.
Un par de días más tarde, Emma se estaba preparando un rico
almuerzo después de un largo paseo por la ciudad donde estaba,
dándose cuenta de que era un lugar inmerso en un crecimiento
exponencial, ya que aún el ambiente era más cercano que en el de
una ciudad grande, donde todo el mundo va a su rollo e ignora al de
al lado.
Por su parte, Barry se encontraba echándose una siesta tras haber
almorzado. Barry apenas había descubierto la ciudad donde se
encontraba porque temía que alguien le reconociese, así que iba al
supermercado estrictamente cuando era de vital importancia y se
volvía a casa.
Lo que ninguno de los dos sabían era que Fiona acababa de llegar y,
en cuanto vio el lugar, no supo cual de las dos casas era donde vivía
Barry, por lo que se decantó por la de la derecha.
Llamando a la puerta, esperó pacientemente unos segundos sin saber
si había alguien en casa.
Poco después, Emma abrió la puerta sin saber quién era esa mujer,
aunque Fiona sí sabía quién era ella…
- Oh
perdona, vengo buscando a Barry, ¿vive aquí?
-
No, se ha equivocado de casa. Él vive en la de al lado.
-
Vaya, perdone las molestias y muchas gracias por la información.
- No
hay de qué.
Fiona reconoció a Emma de las fotos que Nathan le había enseñado
en el pasado, solo que ahora estaba diferente a causa del corte de
pelo. Nathan le había comentado a Fiona muchas veces que no tenía
ni la más remota idea de dónde había podido meterse Emma y, por
casualidades del destino, sin quererlo ella acababa de descubrirlo.
Pero centrándose en lo suyo, Fiona se dirigió hacia el apartamento
de Barry y llamó al timbre, dándose cuenta de que el chico estaba
tumbado en la cama.
-
¡Voy!-dijo Barry desde el interior-.
Abriendo la puerta rápidamente, Barry se paró en seco al ver a
Fiona.
-
Tú… Tú eres la del spa, ¿no es así? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo
me has encontrado?
-
Perdona que te moleste Barry pero soy Fiona, la mujer que está con
tu padre ahora…
-
¿Tú eres…? ¿Y qué te trae por aquí? ¿Le ha pasado algo a mi
padre?
Fiona se mantenía seria y manteniendo las distancias, ya que el
primer y único encuentro entre ellos fue el del spa y no tenía muy
buenos recuerdos de ese día.
-
No, tu padre está perfectamente. No ha podido venir porque se le
olvidó recoger unas cosas de la casa de tu madre y ha tenido que ir
a recogerlos porque se estaban poniendo a discutir como siempre y…
Ya sabes como son.
-
Sí, ya me imagino. Esos dos son peores que los niños.
-
Bueno y… ¿Puedo pasar?
- Sí
claro, adelante.
Justo antes de que Barry se diese la vuelta, Fiona le echó un
vistazo rápido al hijo de su “pareja” y pudo reconocer el gran
parecido con su padre, pero teniendo en cuenta que Barry contaba con
40 años menos y un cuerpo bien cuidado pese a no estar demasiado
fuerte.
Haciéndola pasar al apartamento, Barry cogió el mando de la cama y
el mueble comenzó a plegarse automáticamente.
-
Disculpa el desorden, pero no sabía que iba a tener visita.
- No
te preocupes. Está muy bien la casa, te felicito.
-
Muchas gracias Fiona. Discúlpame mientras voy al baño a cambiarme,
no tardo.
-
Tranquilo, te esperaré aquí…
CONTINUARÁ…
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