CAPÍTULO 7
Carlton decidió irse de
Twinbrook y mudarse a otro sitio, lejos de su ciudad y de la cárcel, comenzar
de nuevo. Habló con su agente de la condicional y tras unos papeleos, le
concedieron permiso para poder mudarse, pero tendría que ir a firmar todas las
semanas en la comisaría de la ciudad donde fuera y no salir del país en ningún
momento. En cuanto recogió sus cosas, se fue a una pequeña ciudad a las afueras
de Los Ángeles.
Se había buscado un
trabajo de vendedor de productos estéticos y alimenticios para así obtener
ingresos de alguna fuente. Su mejor don era la labia y conseguía convencer a la
gente y vender bastante dentro de la clientela fija de la tienda.
Uno de esos días libres
que le dieron en el trabajo, decidió irse a la playa a pasar el día. Hacía
bastante calor pese a estar en septiembre pero, ya se sabe, Los Ángeles…
Justo cuando estaba a
punto de quedarse dormido una chica lo despertó.
-
Perdona que le
moleste, ¿tienes fuego?
Carlton dándose la vuelta
le contestó.
-
No, lo siento. No
fumo.
-
Ah vale, gracias
de todas formas.
Un rato más tarde,
escuchó movimiento cerca de él y vio que la chica se había puesto un bañador y se
había tumbado cerca de él.
-
Pues no está mal
la chica…
Cuando las gotas de sudor
comenzaron a rodar por la frente de Carlton, se dio un buen chapuzón,
refrescándose mientras nadaba un poco.
Tras unos minutos
nadando, fue a secarse, pero para no mancharse de arena decidió irse a la
tumbona, pero la única libre de la playa estaba junto a la chica esta.
-
Perdone, ¿le
importa que me ponga aquí?
-
No hay problema
jeje. La playa es libre.
Y cuando se tumbó,
comenzaron a charlar un poco. Nada, la típica conversación que tienes cuando
conoces a alguien. Qué tal, cómo te llamas, eres nuevo por aquí, tienes
trabajo…
Tras un buen rato
hablando, Carlton sintió bastante hambre y se levantó dispuesto para irse, pero
le daba cosa dejar a la chica allí, le había caído bastante bien.
-
Emma, ¿te apetece
que vayamos a comer a algún sitio? Se nos ha hecho tarde y tengo hambre. Yo
invito
-
Ah no, cada uno
paga lo suyo y ya está.
-
Que no, déjame a
mí pagar esta vez. La próxima vez lo hacemos a tu manera.
Emma sonrió y asintió. Le
caía bien aquel hombre. Hizo bien pidiéndole fuego a él y no a otro, aunque no
fumara. ¿Por qué lo hizo? Le parecía atractivo y quiso conocerlo más, simple y
llanamente.
Carlton llevó a Emma a un
restaurante famoso por sus grandes chuletones. Era plato único lo que comías
allí y siempre te ibas saciado.
Mientras esperaban la
comida no pararon de hablar y hablar. Había mucho feeling entre ellos.
Después de comer y
llenarse el estómago, decidieron ir a bajar la comida a un local donde ponían
buena música. Al ver que el puesto del Dj estaba vacío, Carlton vio su
oportunidad de lucirse.
-
¿Sabes que se me
da bien pinchar?
-
¿Ah sí? A ver,
demuéstrame de lo que eres capaz.-
Uy, no me retes
jajaja.
Carlton comenzó a mezclar
y la verdad es que no lo hacía nada mal, era un novato y se notaba, pero sabía
defenderse tanto que a Emma le dieron ganas de bailar.
Un par de personas más se
unieron al baile de Emma, pero Carlton sólo tenía ojos para ella. En uno de los
movimientos que hizo ella, se dio la vuelta y el novato Dj aprovechó para
mirarle el culo.
-
Mamma mía.
A su vez, Emma sabía que
con el baile y el movimiento de la falda, Carlton le estaba mirando el culo
casi seguro.
-
No sé qué coño me
pasa, pero este chico me está gustando mucho. No soy de las que hacen esto en
una primera cita pero con él… Lo veo diferente.
Emma fue al baño para
acicalarse, pintarse los labios y ponerse más mona. Quería estar despampanante
para Carlton.
Cuando salió, Carlton
había dejado de pinchar y se acercó a ella.
-
¿Qué te ha
parecido?
-
No lo haces nada
mal señorito. Me ha gustado mucho.
-
Pues si te ha
gustado esto, espera a ver lo que te tengo preparado.
Y acto seguido Carlton
acercó su boca y besó a Emma. Ella se quedó muy sorprendida, no se esperaba que
fuera tan rápido.
Pero tampoco puso pega.
Ella cogió los brazos de él y lo acercó para seguir besándose.
-
No sé por qué
estoy haciendo esto… Yo no soy así,-pensaba Emma-.
Y sí, esta es la cara que
puso Carlton después de 22 años y pico sin ligar, sin besar y sin saber lo que
es salir con una chica.
-
Toma, he
triunfao,-pensaba Carlton-.
El beso siguiente fue
totalmente apasionado y desenfrenado. Ella besaba de una manera increíble, lo
que hizo que Carlton intentara esforzarse para que no notara que llevaba tantos
años sin besar a una mujer.
Beso tras beso, la cosa
se fue caldeando y acabaron en la casa de él, ambos tumbados en la cama y
dispuestos a jugar al parchís, sí, ya sabéis, tú me comes a mí, yo te como a
ti… Esas cosas.
Al día siguiente era
miércoles, y sobre las siete de la tarde llegó Carlton del trabajo, se cambió y
se tumbó en la cama para descansar un poquito antes de hacerse la cena cuando
escuchó que llamaron al timbre.
-
¡Voy!
Carlton se levantó de la
cama y preguntó quién era.
-
Soy su nueva
agente de la condicional. Me han dicho que debía pasarme para hablar con usted.
-
Enseguida le abro,
voy a vestirme.
En cuanto se cambió de
ropa, Carlton abrió la puerta y…
-
¡¿Tú?!
CONTINUARÁ…
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