CAPÍTULO 6
A la mañana siguiente,
Nico seguía enfermo y no fue tampoco al instituto, así que puso la tele y
comenzó a hacer zapping hasta que vio a su padre en las noticias.
-
¡Papá! Sales en
las noticias. ¡Ven!
Ron corrió hasta el salón
y llegó justo en el momento cuando el presentador decía…
Al parecer el candidato Edwards ha decidido contar la
verdad frente a la prensa la pasada tarde. Se le ha visto más envejecido que de
costumbre, pero tras varios días sin salir de su casa, es normal que su estado
anímico haya resultado afectado. Por otro lado, la gente no ha tardado en
opinar del tema y las redes sociales están que arden.
Nico veía la cara de su
padre ahí y era él, pero había algo que no le cuadraba.
-
Parece que tiene
el pelo más claro que ahora… No sé si será la iluminación, los focos o qué,
pero aquí hay gato encerrado.
Las palabras de Carlton,
haciéndose pasar por su hermano, no terminaban de repetirse una y otra vez en
la tele. Haciendo que Ron comenzara a perder los nervios.
-
¡Ese no soy yo!
Rebecca entró en el salón
para ver qué pasaba y al ver lo que estaban poniendo en la tele le pidió a su
hijo que la apagara.
-
Apaga eso, por
favor Nico.
-
¿Por qué?
-
Hazme caso hijo. Y
ahora vete a tu cuarto…
En cuanto Nico salió de
la habitación, Rebecca se giró hacia su marido.
-
Vente hacia la
cocina, que tenemos que hablar.
Ron estaba asustado. Cada
vez que su mujer le decía eso, acababan discutiendo y, efectivamente, no iba
desencaminado.
-
¡¿Se puede saber
qué andabas pensando para hacer esas declaraciones?! Gracias a eso vas a joder
tu carrera y a tu familia. A nosotros también nos afecta esto, ¿sabes? Eres un
maldito egoísta.
-
¡Eh! Que yo no soy
ese de la tele. Ese es mi hermano.
-
Oh vaya… Hasta hoy
creía que tu hermano estaba muerto, apoyándote al 100% siempre, creyéndote como
una imbécil y ahora me entero por la tele que es verdad que tu hermano acabó en
la cárcel por tu culpa. Eres detestable.
Rebecca no podía sentir
otra cosa que asco y repudio en ese momento.
-
¡Rebecca! Yo no
fui el que le dijo a Carlton que entrara ahí. Todo lo contrario, yo era el que
le decía que nos largáramos, que no pintábamos nada en ese sitio. Pero él decía
una y otra vez que había que ayudarla. Siempre me metía en líos y no quería
seguir siendo la sombra de su sombra, yendo detrás de él. Yo también quería
autonomía, poder ser yo mismo sin necesidad de que el palurdo de mi hermano me
viniera con una idea estúpida.
-
¿Y esa era la
razón por la que le dejaste tirado? ¡Qué valiente por tu parte querido!
Enhorabuena…
Ron estaba harto de la
reprimenda de su mujer y estalló.
-
Rebecca, ¡no te
consiento que me hables en ese tono!
-
Eh, eh, ese dedito
te lo guardas en el bolsillo bonito.
-
Tengo 40 años para
poder hacer lo que me dé la gana en MI casa.
-
Oh, no empecemos
con eso porque vamos a acabar mal.
-
¿Empezar con qué?
Todo lo que hay aquí es mío. Esta casa es mía, tú eres mi mujer, Nico es mi
hijo.
-
¿Y sabes qué es lo
único que te va a quedar querido?
-
Qué.
-
Tu ego, porque ni
a mí, ni a tu hijo lo vas a tener. Hasta luego. ¡NICO! Coge tus cosas que nos
vamos.
Los paparazzis, en cuanto
conocieron la noticia, no tardaron en desplazarse hasta el domicilio conyugal,
donde lo único que se escuchaban eran gritos.
Nico bajó las escaleras y
escuchó a sus padres discutir. En sus 14 años, nunca había oído una bronca
entre ellos tan fuerte.
Un par de semanas más
tarde, Ron recibió una llamada de su abogado.
-
¿Sí? Dime. ¿Cómo?
Tiene que ser… ¿Divorcio? ¿Y qué…? Jajaja tiene que ser una broma, ¿la casa? ¿A
Nico y encima tengo que pagarle una pensión? Me va a ahogar esta mujer, vamos a
luchar para cambiar todo lo que pide. Mañana quedamos y lo hablamos.
Rebecca le había pedido
el divorcio a Ron y le pedía la mitad de la casa, pero como no podía vivir en media
casa, le compraba su parte y así ella viviría allí junto a Nico, del que pedía
la custodia, aparte de una manutención mensual para ella y su hijo.
-
Esta mujer me va a
matar…
Unos minutos después, su
madre llamó a la puerta y la hizo pasar.
-
¿Has hablado con
Rebecca mamá?
-
Sí, y me ha dicho
que te iba a pedir el divorcio.
-
Me acaba de llamar
el abogado y me ha contado todo lo que pide. Es una barbaridad.
-
Cometiste un grave
error saliendo a contar todo aquello. Esa noche, no sé si la recuerdas,
prometimos tu padre, tú y yo en no contar nada a nadie y así lo cumplió tu
padre hasta que se fue a la tumba. ¿A santo de qué tenías que contarlo?
-
Mamá, parece que
nadie me cree… ¡No fui yo! Fue Carlton mamá. Yo esa tarde estuve de nuevo con
mi abogado. Él puede confirmarlo.
-
Eso es imposible
porque a tu hermano le cayeron 35 años y todavía está cumpliendo condena, que
lo sé yo de muy buena tinta.
-
¿Has ido a verlo?
-
¡No digas tont…!
Perdona, me están llamado al teléfono.
Ely se levantó y cogió la
llamada.
-
¡Hola! ¿Me llamas
por ese asunto del que hablamos? Oh, estupendo. Eres genial guapa. Recuérdame
que la próxima vez que nos veamos te invite a comer. Insisto… Jajaja, entonces
el tema de la herencia arreglado, ¿no?
Ron alzó la mirada
repentinamente hacia su madre con cara de miedo y asombro a la vez. ¿Qué había
hecho su madre?
En cuanto colgó, Ron no
dudó en preguntarle.
-
¿Qué has hecho
mamá?
-
Cambiar mi
testamento. Toda la herencia pasa a mi nieto en lugar de a ti. No quiero que
una persona que no sabe guardar un secreto ni una familia en condiciones
pertenezca a mi familia. Cuatro generaciones antes que tu padre lucharon por
mantener el nombre de la familia hasta que llegasteis tu hermano y tú y
tuvisteis que fastidiarlo todo…
Era la primera vez que su
madre le hablaba de una manera tan dura. Sólo con Carlton la había escuchado
así, pero con él nunca. ¿Por qué ahora que necesitaba más apoyo todos lo
abandonaban?
Y así fue, con todo el
dinero que tenía que pagar para proseguir con la campaña, pagar los gastos de
la casa, la gasolina del coche… Todo salía de su bolsillo y su abogado al no
cobrar se vendió a Rebecca, que le pagó una gran suma de dinero, por lo que
consiguió todo lo que quería.
Ahora Ron no tenía casa,
ni herencia, ni familia. Sólo tenía unos miles de dólares de la mitad de la
casa y una carrera hundida en el barro. Se sentía solo, abatido y derrotado.
Ron nunca había estado en
tan precaria situación y sabía que todo eso lo había causado su hermano. Había
aprovechado su parecido físico para vengarse de él y luego esfumarse. No sentía
otra cosa que odio, ira y rencor hacia Carlton. Éste, lo miraba desde la
esquina de la bolera, pensando en todo lo que había ocurrido entre ellos, pero
sabía que aunque hubiera aparecido en la vida de su familia de nuevo, hubieran
hecho lo imposible para ocultarlo de nuevo. Ahora Ron sentiría algo parecido a
lo que sintió él con 18, 19, 20, 21… Solo en la celda, año tras año, esperando
una maldita visita, una simple llamada…
-
Eh, Ron. ¡Aquí!
Ron escuchó la voz de su
hermano y se levantó lo más rápido que pudo pero al volverse ya no estaba.
Entró en la bolera para
buscarlo, pero no lo veía. ¿Habrían sido imaginaciones suyas? Estaba
obsesionado con su hermano…
De repente apareció tras
una ventana en el exterior de la bolera. Estaba serio y quieto, mirándolo
fijamente.
-
¡Hijo de puta ven
aquí!
Pero de nuevo al llegar a
la zona donde había visto a Carlton no estaba. ¿Había sido su imaginación o
realmente su hermano estaba volviéndolo loco?
CONTINUARÁ…
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