viernes, 12 de agosto de 2016

Hate | Capítulo 3

¿Cómo va gente? Hoy toca otra entrega más de Hate. ¿Qué os parece la historia? Let's go!!

CAPÍTULO 3

Esa tarde se pusieron guapos y se fueron a un antro del barrio donde no había portero y se podía entrar sin problema. Estaban dispuestos a pasarlo bien y nada ni nadie se lo iba a impedir.


Carlton se pidió una copa mientras un paparazzi le hacía fotos. Le importaba un comino. Ahora era mayor de edad y podía hacer lo que quisiera.


Ron se intentaba ocultar más de la cámara. Aunque sabía que lo habían pillado, no quería ser nunca protagonista de las revistas de cotilleos.


Para calmarse, se pusieron a jugar al billar y así se les bajaría los efectos del alcohol, ya que no estaban acostumbrados y tenían cierto mareo encima.


Al salir de allí, Carlton escuchó un grito desgarrador que provenía del edificio abandonado.
-          ¡Ron! ¿Has escuchado eso?
-          ¿El qué?
-          Ese grito.
-          Yo… no he escuchado nada. Vámonos a la discoteca ya.
-          Tío, ese grito ha sonado muy mal. ¿Y si alguien está en peligro?


Ron se negaba rotundamente a subir a un edificio en ruinas donde no se sabía qué personas podían estar allí.
-          Ni de coña Carlton. Esta vez no me vas a convencer. No pienso subir.
-          ¡Pero Ron…!
-          He dicho que no y es mi última palabra.
-          ¿Y si fuera mamá a la que le pasara algo?
-          No digas chorradas porque mamá está de viaje con papá.
-          ¿Pero y si fuera ella? ¿No te gustaría ayudarla?


Mientras subían por las escaleras, volvieron a escuchar otro grito que venía del tercer piso. Carlton se apresuró para ver qué pasaba.
-          ¡Ron date prisa!


Cuando llegaron al piso, vieron que la puerta estaba entreabierta, pero no había sonido alguno, parecía estar desierto… Salvo por aquella persona que los observaba desde la escalera junto al viejo ascensor.


Carlton entró pese a las negativas de su hermano y se encontró con una muchacha tumbada en un sofá. Dicha chica se encontraba inmóvil y se temían lo peor…
-          Carlton, vámonos de aquí antes de que nos metamos en un lío.
-          Yo no me voy de aquí y tú te quedas conmigo. Ni se te ocurra largarte. Voy a ver qué le pasa a esta chica.
-          ¡No Carlton, no!


Carlton llamaba a la chica y la tocó por el brazo, pero no hacía ningún movimiento, por lo que la bajó del sofá y la puso boca arriba para ver si estaba muerta.
-          Ron, esta chica está muerta. No respira y tiene un moratón en el cuello. Creo que la han estrangulado.
-          Tío, vámonos. Esto me da muy mal rollo. No podemos hacer nada por ella, ya está muerta.
Ahora vamos a casa y hagamos como que esto no ha pasado nunca.
-          ¿Y dejar que el asesino se escape? Tenemos que avisar a la policía y contarle lo que ha pasado. 


Ron estaba descompuesto. Esta vez no estaban en un lío, sino en un gran problema en mayúsculas y en negrita. Carlton era muy testarudo y sabía que no se iría así porque sí.
-          ¡¿Quieres llamar a la policía rápido Ron?!


Carlton miraba a la muchacha y le inspeccionaba el cuello. No tenía duda de que la habían estrangulado. Al fin las horas y horas que se pasaba de pequeño con su padre en la consulta tenían efecto.
-          Ron, ¿has llamado ya?
-          Yo… yo…
-          Ron, ¿has llamado o no?
-         


Ante el silencio de Ron, se levantó y al darse la cuenta su hermano no estaba por ninguna parte. Otra vez se la había jugado.
-          ¡Me cago en mi estampa! Ron te voy a matar… 


Unos cinco minutos más tarde, llegó la policía que se llevó a Carlton a comisaría para declarar. Aunque él no había hecho nada, sus huellas estaban por todas partes, en las escaleras de incendios, en el pomo de la puerta, sobre la chica, en su cuello… Estaba en un gran lío, y ahora con los 18 años, podía ir a la cárcel.


Cuando Ron llegó a casa era presa del pánico, no sabía lo que hacer. Había visto cómo la policía se había llevado a su hermano y sus padres no estaban.
-          Tengo que llamar a mis padres.


Como pudo, Ron contó a sus padres lo que había pasado por teléfono, así que cogieron el primer vuelo de vuelta a la isla y llegaron a casa lo más rápido que pudieron.
-          ¿Qué ha ocurrido Ron? ¿Dónde está tu hermano?
-          Verás, salimos de fiesta al antro del solar que la alcaldesa quiere derruir para hacer un rascacielos y allí nos tomamos un par de copas y a la vuelta escuchamos un grito del edificio abandonado y Carlton me obligó a ir y nos encontramos con una chica muerta. Carlton intentó ayudarla pero no pudo hacer nada y yo cuando llamé a la policía me entró el pánico y… y… me fui.
-          ¿Y tu hermano?
-          Vi cómo lo metían en el coche patrulla.


Nicolás no podía creerse lo que le estaba contando su hijo.
-          ¿Me estás diciendo que tu hermano está detenido y es sospechoso del asesinato de una chica?
-          Sí… Además, sus huellas están por todos lados. Tocó a la chica, abrió la puerta…
-          ¿Y tú tocaste algo?
-          No, yo me dediqué a seguirlo, nada más.
-          Bueno, al menos sabemos que por ti no van a ir.


Ron estaba desesperado.
-          ¿Qué vamos a hacer papá?
-          Tendremos que sacar a tu hermano de esta y demostrar, como sea, que tu hermano es inocente.


Ely se acercó a su hijo que le explicó todo de nuevo.
-          ¿Podrás hacer algo mamá?
-          Hablaré con la alcaldesa para ver si puede mover algún que otro hilo, así que mientras tanto diremos que… lo hemos mandado a un internado en Holanda. La prensa no debe enterarse de esto, ¿entiendes? Así que no se te ocurra decir nada.
-          No mamá.


Los tres hicieron una promesa de no contar nada a nadie mientras se solucionaba el tema y así salvaguardar su reputación en esa ciudad.


Ely se abrazó a su marido, necesitaba desahogarse.
-          ¿Cómo vamos a hacer esto? Estoy sin ideas.
-          Habla con la alcaldesa, yo hablaré con el jefe de policía y veré si puedo hacer algo.


Una semana después, Ely recibía una llamada de la alcaldesa.
-          Sí, dígame alcaldesa. Ahá, ya… entiendo… No se preocupe, gracias de todos modos. Hasta mañana…


Nicolás se acercó a ella y le preguntó.
-          ¿Qué te ha dicho cariño?
-          Me ha dicho que lo han acusado por el asesinato de esa chica. ¡Era la sobrina del juez Jules! Sus huellas estaban por todo el piso y su coartada se perdió cuando le dije a la policía que Ron estuvo toda la noche en casa de los Márquez.
-          ¿Le dijiste eso a la policía? ¿Por qué?
-          Porque no podíamos hacer nada por Carlton. Él se ha buscado esta situación y aunque no haya matado a nadie, tarde o temprano su conducta lo habría llevado por esos caminos. Ron no tiene culpa de nada y no voy a permitir perder dos hijos.
-          Tienes razón cariño. Ron siempre ha sido mejor hijo que Carlton, lo he de admitir.
-          ¿Y qué vamos a decir a la prensa de Carlton? Llevan toda esta semana preguntando.


Nicolás se puso a pensar…
-          Diremos que tuvo un accidente de coche en Holanda y se murió. Haremos un falso entierro aquí y cerraremos bocas para siempre.
-          ¿Estás seguro?
-          Completamente. De esta forma, se acabarán las preguntas.


Y así lo hicieron. Carlton ya estaba muerto para su familia que había renegado de él. Sin embargo a él le esperaba una larga e injusta condena en una cárcel federal durante más de 20 años…


CONTINUARÁ…

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