CAPÍTULO 3
Esa tarde se pusieron
guapos y se fueron a un antro del barrio donde no había portero y se podía
entrar sin problema. Estaban dispuestos a pasarlo bien y nada ni nadie se lo
iba a impedir.
Carlton se pidió una copa
mientras un paparazzi le hacía fotos. Le importaba un comino. Ahora era mayor
de edad y podía hacer lo que quisiera.
Ron se intentaba ocultar
más de la cámara. Aunque sabía que lo habían pillado, no quería ser nunca
protagonista de las revistas de cotilleos.
Para calmarse, se
pusieron a jugar al billar y así se les bajaría los efectos del alcohol, ya que
no estaban acostumbrados y tenían cierto mareo encima.
Al salir de allí, Carlton
escuchó un grito desgarrador que provenía del edificio abandonado.
-
¡Ron! ¿Has
escuchado eso?
-
¿El qué?
-
Ese grito.
-
Yo… no he
escuchado nada. Vámonos a la discoteca ya.
-
Tío, ese grito ha
sonado muy mal. ¿Y si alguien está en peligro?
Ron se negaba
rotundamente a subir a un edificio en ruinas donde no se sabía qué personas
podían estar allí.
-
Ni de coña
Carlton. Esta vez no me vas a convencer. No pienso subir.
-
¡Pero Ron…!
-
He dicho que no y
es mi última palabra.
-
¿Y si fuera mamá a
la que le pasara algo?
-
No digas chorradas
porque mamá está de viaje con papá.
-
¿Pero y si fuera
ella? ¿No te gustaría ayudarla?
Mientras subían por las
escaleras, volvieron a escuchar otro grito que venía del tercer piso. Carlton
se apresuró para ver qué pasaba.
-
¡Ron date prisa!
Cuando llegaron al piso, vieron
que la puerta estaba entreabierta, pero no había sonido alguno, parecía estar
desierto… Salvo por aquella persona que los observaba desde la escalera junto
al viejo ascensor.
Carlton entró pese a las
negativas de su hermano y se encontró con una muchacha tumbada en un sofá.
Dicha chica se encontraba inmóvil y se temían lo peor…
-
Carlton, vámonos
de aquí antes de que nos metamos en un lío.
-
Yo no me voy de
aquí y tú te quedas conmigo. Ni se te ocurra largarte. Voy a ver qué le pasa a
esta chica.
-
¡No Carlton, no!
Carlton llamaba a la
chica y la tocó por el brazo, pero no hacía ningún movimiento, por lo que la
bajó del sofá y la puso boca arriba para ver si estaba muerta.
-
Ron, esta chica
está muerta. No respira y tiene un moratón en el cuello. Creo que la han estrangulado.
-
Tío, vámonos. Esto
me da muy mal rollo. No podemos hacer nada por ella, ya está muerta.
Ahora
vamos a casa y hagamos como que esto no ha pasado nunca.
-
¿Y dejar que el
asesino se escape? Tenemos que avisar a la policía y contarle lo que ha pasado.
Ron estaba descompuesto.
Esta vez no estaban en un lío, sino en un gran problema en mayúsculas y en
negrita. Carlton era muy testarudo y sabía que no se iría así porque sí.
-
¡¿Quieres llamar a
la policía rápido Ron?!
Carlton miraba a la
muchacha y le inspeccionaba el cuello. No tenía duda de que la habían
estrangulado. Al fin las horas y horas que se pasaba de pequeño con su padre en
la consulta tenían efecto.
-
Ron, ¿has llamado
ya?
-
Yo… yo…
-
Ron, ¿has llamado
o no?
-
…
Ante el silencio de Ron,
se levantó y al darse la cuenta su hermano no estaba por ninguna parte. Otra
vez se la había jugado.
-
¡Me cago en mi
estampa! Ron te voy a matar…
Unos cinco minutos más
tarde, llegó la policía que se llevó a Carlton a comisaría para declarar.
Aunque él no había hecho nada, sus huellas estaban por todas partes, en las
escaleras de incendios, en el pomo de la puerta, sobre la chica, en su cuello…
Estaba en un gran lío, y ahora con los 18 años, podía ir a la cárcel.
Cuando Ron llegó a casa
era presa del pánico, no sabía lo que hacer. Había visto cómo la policía se
había llevado a su hermano y sus padres no estaban.
-
Tengo que llamar a
mis padres.
Como pudo, Ron contó a
sus padres lo que había pasado por teléfono, así que cogieron el primer vuelo
de vuelta a la isla y llegaron a casa lo más rápido que pudieron.
-
¿Qué ha ocurrido
Ron? ¿Dónde está tu hermano?
-
Verás, salimos de
fiesta al antro del solar que la alcaldesa quiere derruir para hacer un
rascacielos y allí nos tomamos un par de copas y a la vuelta escuchamos un
grito del edificio abandonado y Carlton me obligó a ir y nos encontramos con
una chica muerta. Carlton intentó ayudarla pero no pudo hacer nada y yo cuando
llamé a la policía me entró el pánico y… y… me fui.
-
¿Y tu hermano?
-
Vi cómo lo metían
en el coche patrulla.
Nicolás no podía creerse
lo que le estaba contando su hijo.
-
¿Me estás diciendo
que tu hermano está detenido y es sospechoso del asesinato de una chica?
-
Sí… Además, sus
huellas están por todos lados. Tocó a la chica, abrió la puerta…
-
¿Y tú tocaste
algo?
-
No, yo me dediqué
a seguirlo, nada más.
-
Bueno, al menos
sabemos que por ti no van a ir.
Ron estaba desesperado.
-
¿Qué vamos a hacer
papá?
-
Tendremos que
sacar a tu hermano de esta y demostrar, como sea, que tu hermano es inocente.
Ely se acercó a su hijo
que le explicó todo de nuevo.
-
¿Podrás hacer algo
mamá?
-
Hablaré con la
alcaldesa para ver si puede mover algún que otro hilo, así que mientras tanto
diremos que… lo hemos mandado a un internado en Holanda. La prensa no debe
enterarse de esto, ¿entiendes? Así que no se te ocurra decir nada.
-
No mamá.
Los tres hicieron una
promesa de no contar nada a nadie mientras se solucionaba el tema y así
salvaguardar su reputación en esa ciudad.
Ely se abrazó a su
marido, necesitaba desahogarse.
-
¿Cómo vamos a
hacer esto? Estoy sin ideas.
-
Habla con la
alcaldesa, yo hablaré con el jefe de policía y veré si puedo hacer algo.
Una semana después, Ely
recibía una llamada de la alcaldesa.
-
Sí, dígame
alcaldesa. Ahá, ya… entiendo… No se preocupe, gracias de todos modos. Hasta
mañana…
Nicolás se acercó a ella
y le preguntó.
-
¿Qué te ha dicho
cariño?
-
Me ha dicho que lo
han acusado por el asesinato de esa chica. ¡Era la sobrina del juez Jules! Sus
huellas estaban por todo el piso y su coartada se perdió cuando le dije a la
policía que Ron estuvo toda la noche en casa de los Márquez.
-
¿Le dijiste eso a
la policía? ¿Por qué?
-
Porque no podíamos
hacer nada por Carlton. Él se ha buscado esta situación y aunque no haya matado
a nadie, tarde o temprano su conducta lo habría llevado por esos caminos. Ron
no tiene culpa de nada y no voy a permitir perder dos hijos.
-
Tienes razón
cariño. Ron siempre ha sido mejor hijo que Carlton, lo he de admitir.
-
¿Y qué vamos a
decir a la prensa de Carlton? Llevan toda esta semana preguntando.
Nicolás se puso a pensar…
-
Diremos que tuvo
un accidente de coche en Holanda y se murió. Haremos un falso entierro aquí y
cerraremos bocas para siempre.
-
¿Estás seguro?
-
Completamente. De
esta forma, se acabarán las preguntas.
Y así lo hicieron.
Carlton ya estaba muerto para su familia que había renegado de él. Sin embargo
a él le esperaba una larga e injusta condena en una cárcel federal durante más
de 20 años…
CONTINUARÁ…
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