CAPÍTULO 17
Naim llegó a su casa a
las 5 de la mañana loco por coger la cama y dejar de darle vueltas a la cabeza,
aunque lo consideraba tarea difícil, pero entrando en su cuarto vio que había
una carpeta y una nota que decía: “¿Te
gusta el regalo que te he dejado en el lago? Espero que sí porque ese lugar te
trae muchos recuerdos, ¿cierto? Sería una pena que perdieras todo lo que tienes
de tu mujer e hijo si no dejas de preguntar a los forenses, policías o a la
científica… Tú decides Naim. Tú decides.”
Naim estaba cabreadísimo
al terminar de leer esa nota. Sabía que cumpliría lo que decía y tampoco iba a
dejar que se saliera con la suya así que Naim hizo lo que tenía pensado hacer
en comisaría: provocarlo.
Un cuarto de hora más
tarde, Naim dejaba una nota en el porche de la casa.
-
No me das miedo,
¿sabes? Eres un cobarde que no da la cara y que se tapa detrás de unos
asesinatos de gente inocente y siempre mujeres y niños. ¿Qué te pasó? ¿Tu madre
te abandonó? ¿Acaso te abandonó tu mujer y se llevó a tu hijo? Me das lástima.
Puedes hacer lo que quieras, quítame todo lo que quieras de Ashley y Max porque
eso no es importante. Nunca conseguirás arrebatarme mis recuerdos y lo sabes.
Naim cerró la puerta con
llave y se cercioró de que las ventanas estuvieran bien cerradas también. Una
vez hecho esto, se metió en la cama a dormir.
Pero eso no había
terminado ahí… Al cabo de una hora, cerca de las 6 y media de la mañana, un
intenso fuego comenzó en el salón de la casa de Naim propagándose rápidamente.
Muy pronto llegó a la
cocina, haciendo que las encimeras comenzaran a arder. El fuego se acercaba
peligrosamente a objetos que podían explotar.
Y cómo no, también las
llamas se acercaban al dormitorio donde descansaba Naim…
En menos de dos minutos,
las llamas penetraban las puertas del cuarto de matrimonio, haciendo que el
humo y el fuego se hubiera extendido por casi toda la casa.
Naim se despertó de golpe
tosiendo y al mirar al frente, su corazón comenzó a latir de forma
desenfrenada. Su casa estaba ardiendo y la salida estaba totalmente taponada
por el fuego.
Naim estaba angustiado.
Cada vez más se hacía más difícil respirar y no sabía lo que hacer. Necesitaba
un plan de escape si quería salvarse.
El baño era el único
lugar a salvo de las llamas, aún… pero el respiradero era demasiado pequeño
como para que Naim pudiera salir por ahí. Las alternativas se le iban acabando…
La única salida factible
que veía Naim era la ventana de su dormitorio, cada vez más inundado de humo
tóxico para los pulmones. Temía que al saltar un trozo de cristal se le clavara
en un mal lugar y muriera desangrado, pero no había otra salida más que saltar
y confiar en que todo iba a salir bien.
Armándose de valor saltó
por la ventana cayendo cara al suelo rodeado por muchísimos cristales. La
sangre comenzaba a brotar a través de los pequeños cortes que se había hecho en
los brazos.
Como pudo, Naim logró
incorporarse para apoyar la espalda en la pared y así coger impulso para
levantarse y pedir ayuda, pero estaba demasiado asfixiado y con falta de
fuerzas como para hacer todo eso.
Naim estaba
semiinconsciente y no se dio cuenta de
que alguien pasó corriendo a su lado totalmente vestido de negro. ¿Sería esa
persona el asesino de la maceta?
Una llamada de un vecino
de Naim alertó a los bomberos del fuego que se estaba produciendo en la casa
del agente de policía.
Como un milagro caído del
cielo, la lluvia comenzó a caer como unas horas antes en el lago. Los bomberos
tardaron un minuto en llegar a la casa de Naim y se lo encontraron rodeado de
cristales, casi inconsciente y con una casa hecha una bola de fuego a sus
espaldas…
La ambulancia llegó
enseguida y se llevaron a Naim a urgencias del hospital local.
Mientras los bomberos
estaban apagando el fuego, parte de la estructura de la casa se vino abajo, lo
que facilitó la tarea de extinción, pero que destruyó la mayor parte de la
casa.
El asesino de la maceta
había cumplido su amenaza. Todo recuerdo que tuviera Naim se lo había borrado…
¿o no?
CONTINUARÁ…
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