Abdel se dio la vuelta y se fue, pero un rato más tarde, cuando
Henry y Kike se encontraban sentados frente a una mesa, volvió con
ganas de bronca.
-
Mira Jackson, te voy a dejar las cosas muy claras. Si tú me
respetas, yo te voy a respetar a ti porque te puedo buscar la ruina
más pronto que tarde y porque llegue el come-mierda del niñato este
no vas a perderme el respeto porque entonces tú sí que vas a perder
algo.
-
¡Ya está bien!-dijo Henry dando un golpe en la mesa-. Ahora el crío
está bajo mi protección, ¿os está quedando claro a todos?-gritó
dirigiéndose a todos los que estaban allí-. Así que mucho
cuidadito con lo que haces...-amenazó en un tono más bajo
dirigiéndose directamente a Abdel-.
Kike se sentía en parte culpable por lo que estaba pasando. Había
llegado a la cárcel revolucionando a los presos y ¿por qué motivo
en realidad? No lo sabía, pero miraba a izquierda y derecha
continuamente sin parar de ver y sentir la tensión que había entre
ambos hombres.
- Te
vas a arrepentir de esto Jackson. Lo vas a sentir y mucho.
-
Uy, qué miedo tengo Abdel. Mira cómo tiemblo-dijo Henry con tono
irónico-.
Acercándose a ellos, el funcionario increpó a los que estaban
sentados alrededor de la mesa.
-
¿Qué coño está pasando aquí?
-
Nada jefe-dijo Henry con una sonrisa-. Estábamos charlando
tranquilamente y he subido un poco el tono, nada más, ¿verdad Kike?
-
Eh… Sí, sí…
-
Bueno, pues tengamos la fiesta en paz, ¿de acuerdo?
Levantándose de allí, Henry le indicó a Kike que se fueran hacia
el piso de abajo y, sin rechistar, Kike hizo lo que le mandó.
Entrando en el pequeño gimnasio, Henry le dijo a Kike que se pusiera
los guantes y comenzase a golpear al saco porque allí dentro
necesitaría defenderse.
-
Golpea más fuerte.
- Es
que no puedo darle más fuerte Henry.
-
Imagínate que es Katashi si quieres. Dale con rabia, con ira y con
fuerza.
- ¿Y
para qué necesito defenderme?
-
Porque Abdel te tiene entre ceja y ceja y es un tío muy peligroso.
En su currículum puedes encontrar extorsión, robo con violencia,
asesinato… Y sólo por nombrarte tres de ellas. No es trigo limpio,
bueno… Ninguno de nosotros lo somos porque si no no estaríamos
aquí, pero ya me entiendes.
Queriendo interesarse, Kike le preguntó sobre los hechos que le
hicieron estar a Henry en la cárcel.
-
Maté a dos personas sin venir a cuento y luego acogí al hijo del
matrimonio que asesiné sin saberlo y me tendió una trampa cuando se
enteró de lo que había hecho y me metió aquí.
-
Ah… Vaya.
-
Eh, no te preocupes. Para mí los críos son intocables; no sería
capaz de hacerle nada a ninguno. Todos tenemos nuestros límites.
- Y…
¿Cómo fue que mataste a ese matrimonio?
- Yo
que sé tío, se me cruzaron los cables y… Si te soy sincero, me
arrepiento de haberlo hecho, pero no se lo cuentes a nadie.
-
No, tranquilo,-dijo Kike mientras que Henry giró su cara y se dio
cuenta de que Abdel estaba espiándolos-.
En el piso superior, dos presos intentaban convencer a otro pero…
sin demasiada suerte.
-
Vamos Ethan,-decía el chico negro-, si sabes que te va a gustar,
¿por qué no lo aceptas?
-
Thomas, me caes muy bien pero no pienso hacer nada contigo ni con
Lucas. Suficiente tengo con veros el rabo cuando vamos a la ducha,
así que paso.
- Tú
te lo pierdes,-dijo Lucas-. Más rabo para mí.
Entrando en el gimnasio, Héctor se dirigió a Henry.
-
Tío, Abdel está como loco con el nuevo y no para de repetir que le
ha jodido la vida y que ahora tú te estás interponiendo en su
camino… Nunca lo había visto así.
-
Claro, porque lleva días sin meterse mierda y está completamente
desquiciado. Cuando se le pase el mono ya verás como vuelve a la
normalidad.
- Sí
pero… Ten las espaldas cubiertas porque este tío es un arma de
doble filo. A mí casi me la lía cuando entré aquí el año pasado.
A todo esto, en el baño se encontraban Lucas y Thomas teniendo sexo
a escondidas de sus compañeros y del funcionario, ya que no sería
la primera vez que los encerraran en aislamiento por mantener
relaciones sexuales en lugares donde no debían estar a ciertas horas
del día.
Al cabo de unos cuantos minutos, el funcionario se dirigió hacia
Héctor, que estaba en el patio.
-
Héctor, ve yendo para la cocina que te toca hoy preparar el
almuerzo.
-
Jefe, como le dejes meterse en la cocina nos envenenará a todos,-se
quejó Abdel-.
-
Cállate la boca Abdel, que hoy me tienes ya hasta los cojones.
-
Pero jefe… Menudo vocabulario.
-
¿Te apetece pasar un par de días en aislamiento?
-
Vale, vale, ya me callo. Joder, cómo está el personal hoy…
Héctor se dirigió hacia la cocina y comenzó a preparar el almuerzo
para él y todos sus compañeros. Cada semana le tocaba a uno
diferente y así aprendían a ser más civilizados dentro de las
posibilidades que brindaba la cárcel.
Por su parte, Abdel aprovechó un momento en el que no estaba Henry
para acercarse a Kike.
- A
ti te quería yo ver,-dijo Abdel con una sonrisa de superioridad-.
-
¿Qué… qué quieres?
-
Nada importante. Sólo quería recordarte que, por tu culpa, Rubén
se habrá marchado lejos de aquí para que no lo pille la pasma en la
investigación del asesinato de Katashi, así que no me podrá pasar
más regalitos y tú vas a ser el que se encargue de dármelos a
partir de ahora, ¿vale? ¿Hacemos ese trato?
Había una cosa que no soportaba Kike y eran los abusones. Acabó con
la vida de Katashi por arrebatarle a su madre y ahora que estaba
completamente sólo en el mundo, nadie le iba a arrebatar su paz y
tranquilidad y lucharía por ella todo lo que hiciese falta.
- Te
voy a dar una mierda. Cuando vaya a cagar, la guardo en papel de
regalo y te la doy para que hagas con ella lo que te dé la gana tío.
-
Mira al nuevo cómo se las gasta. Y parecía tonto el niño…
-
Pues ten cuidado con tocarme los huevos porque el tiempo que esté
aquí quiero estar tranquilo.
-
Chaval… ¿Sabes con quién estás hablando?
-
Sí, con un puto yonki de mierda que no sabe vivir sin meterse droga
en el cuerpo.
Ese comentario fue lo que le hizo a Abdel que saltasen las chispas.
-
Acabas de firmar tu sentencia de muerte chaval. Guárdate bien las
espaldas si no quieres morir antes de cumplir los 18.
- No
te preocupes que me sé defender muy bien yo solito.
- Ya
veremos… Pero te avanzo que esa carita de niñato que tienes te la
voy a desfigurar muy pronto.
Apareciendo de la nada, Henry escuchó esa última frase de Abdel y,
sin miramientos, le propinó un fuerte puñetazo en la cara que hizo
tambalearse a su adversario.
-
¡Apártate de él!
Mirando a Henry con cara de pocos amigos, Abdel le mantuvo la mirada
sin pestañear.
- Te
lo advertí. Te dije que te alejaras de él y no me has hecho caso.
Pues ahí están las consecuencias.
-
Estás muerto,-dijo Abdel mientras que Kike no podía creerse lo que
acababa de pasar y estaba completamente sobrepasado por todo
aquello-.
Llegando el funcionario en ese momento, agarró a Henry y lo increpó.
- Lo
siento pero esto no lo pienso consentir. Te has ganado tres días con
sus tres noches en aislamiento Jackson. Acompáñame abajo.
-
Adiós bonito,-dijo Abdel-.
- ¡Y
tú mantén esa bocaza cerrada si no quieres que te la cierre
yo!-gritó el funcionario-.
Metiendo a Henry en aislamiento y completamente a oscuras, no paraba
de pensar en Kike. Ahora estaría solo e indefenso… ¿Por qué
tendría que echarse esa responsabilidad encima cuando no le
correspondía? Le pasó igual con Alicia cuando la salvó de que la
violasen y estuvo cuidándola todo ese tiempo. ¿Por qué actuaba
así?
La hora del almuerzo llegó y todos fueron llevados al comedor donde
Héctor había preparado un fabuloso guiso.
Tomando todos asiento, dejaron a Kike apartado, que comía en
completo silencio mientras reflexionaba sobre si había hecho bien
buscándose la ruina matando a Katashi.
Ahora que Abdel había conseguido quitarse de en medio a Henry
durante unos días, tenía que encargarse de Kike. Ese niñato le
había buscado la ruina y ahora él se la buscaría a ese crío.
-
Ahora cuando te diga, sígueme el rollo y haz lo que yo te diga.
-
¿Qué tienes en mente, Abdel?
-
Ese niñato me las va a pagar y se va a arrepentir todos los días de
lo que ha hecho. El infierno va a parecer el puto cielo de lo que va
a ser esto para el.
- Es
un crío de, ¿cuánto? ¿18? ¿17 años?
-
¿Tú también lo vas a defender?
- No
digo eso, sólo digo que…
-
Para decir gilipolleces no digas nada. ¿Me vas a ayudar o no?
- Ya
sabes que sí.
-
Pues bien, esto es lo que vas a hacer…
Acercándose a Kike, Héctor se sentó frente a él y comenzó a
hablarle.
-
Menudo primer día, ¿eh?-pero Kike no contestó-. Te entiendo tío,
de verdad. Nadie duerme durante la primera noche en la celda y todos
los ruidos que escucha le asustan y tú eres apenas un adolescente…
Este sitio no es para ti pero, por cosas de la vida estás aquí, así
que toca ser fuerte y luchar más que nunca. Échale un par de huevos
y no dejes que nada ni nadie te lo impida.
Escuchando las palabras de Héctor y con Henry en su mente, a Kike se
le ocurrió una idea. Ahora sólo quedaba averiguar si podría
llevarla a cabo.
Levantándose, se dirigió hacia el funcionario y le hizo una
pregunta.
-
¿Puedo ir al baño?
-
Siéntate de nuevo en tu sitio hasta que no te dé permiso de
levantarte.
-
Pero es que no aguanto más. Llevo dos días sin cagar y estoy que
reviento de mierda.
-
Vale, ve y vuelve rápido, que me estás dando un asco…
-
Gracias.
Sonriendo, Kike salió de allí bajo la atenta mirada de Abdel, quien
le hizo un gesto a Ethan para avisarle.
Yendo para la zona de aislamiento, Kike comenzó a buscar a Henry en
las celdas hasta que dio con él.
Tocando en la puerta, Henry se levantó y, cuando vio a Kike, abrió
los ojos como brótolas.
-
Pero… ¿qué estás haciendo aquí chico?
-
Necesitaba verte y darte las gracias por defenderme. Te han mandado a
aislamiento por mi culpa y no deberías haberlo hecho.
-
Eh, no te preocupes chaval. Yo elijo a quién defiendo y a quién no,
así que no ha sido nada. ¿Cómo has logrado escapar?
- Le
dije al funcionario que me estaba cagando y comencé a describirle la
mierda y puso una cara de asco…
-
Jajajajaja, ese Álvaro…
-
¿Se llama así?
-
Sí, es buen tío pero sabe lo que hace aquí dentro.
Henry se dio cuenta de que ese chico era especial, de que no tenía
mal corazón y de que no se merecía estar ahí dentro.
-
¿Abdel te ha dicho algo?-quiso saber Henry-.
-
No, me ha estado mirando todo el rato, pero no me ha dicho nada.
- Tú
ten cuidado y guarda tus espaldas hasta que yo salga. Recuerda lo que
te he enseñado esta mañana en el boxeo, ¿vale?
-
Sí, lo intentaré recordar.
-
Venga, sube ya antes de que Álvaro empiece a sospechar.
Y justo cuando Kike se dio la vuelta, se encontró a Abdel de frente.
¿Cómo había conseguido salir del comedor?
-
Vaya, vaya, vaya… Pero si es mi querido y nuevo amigo…
-
¡No le pongas un dedo encima!-gritó Henry desde el interior de la
celda de aislamiento-.
-
¿Has escuchado algo, chaval? Es que verás, yo a los muertos soy
incapaz de oírlos.
-
Que te follen,-dijo Kike-.
-
Ojalá… Y si fuera a tu madre mucho mejor.
-
Serás…
CONTINUARÁ...
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