miércoles, 6 de noviembre de 2019

Capítulo 8 || Trampas


Abdel se dio la vuelta y se fue, pero un rato más tarde, cuando Henry y Kike se encontraban sentados frente a una mesa, volvió con ganas de bronca.
- Mira Jackson, te voy a dejar las cosas muy claras. Si tú me respetas, yo te voy a respetar a ti porque te puedo buscar la ruina más pronto que tarde y porque llegue el come-mierda del niñato este no vas a perderme el respeto porque entonces tú sí que vas a perder algo.
- ¡Ya está bien!-dijo Henry dando un golpe en la mesa-. Ahora el crío está bajo mi protección, ¿os está quedando claro a todos?-gritó dirigiéndose a todos los que estaban allí-. Así que mucho cuidadito con lo que haces...-amenazó en un tono más bajo dirigiéndose directamente a Abdel-.



 Kike se sentía en parte culpable por lo que estaba pasando. Había llegado a la cárcel revolucionando a los presos y ¿por qué motivo en realidad? No lo sabía, pero miraba a izquierda y derecha continuamente sin parar de ver y sentir la tensión que había entre ambos hombres.
- Te vas a arrepentir de esto Jackson. Lo vas a sentir y mucho.

- Uy, qué miedo tengo Abdel. Mira cómo tiemblo-dijo Henry con tono irónico-.


 Acercándose a ellos, el funcionario increpó a los que estaban sentados alrededor de la mesa.
- ¿Qué coño está pasando aquí?
- Nada jefe-dijo Henry con una sonrisa-. Estábamos charlando tranquilamente y he subido un poco el tono, nada más, ¿verdad Kike?
- Eh… Sí, sí…

- Bueno, pues tengamos la fiesta en paz, ¿de acuerdo?


 Levantándose de allí, Henry le indicó a Kike que se fueran hacia el piso de abajo y, sin rechistar, Kike hizo lo que le mandó.


 Entrando en el pequeño gimnasio, Henry le dijo a Kike que se pusiera los guantes y comenzase a golpear al saco porque allí dentro necesitaría defenderse.
- Golpea más fuerte.
- Es que no puedo darle más fuerte Henry.
- Imagínate que es Katashi si quieres. Dale con rabia, con ira y con fuerza.
- ¿Y para qué necesito defenderme?

- Porque Abdel te tiene entre ceja y ceja y es un tío muy peligroso. En su currículum puedes encontrar extorsión, robo con violencia, asesinato… Y sólo por nombrarte tres de ellas. No es trigo limpio, bueno… Ninguno de nosotros lo somos porque si no no estaríamos aquí, pero ya me entiendes.


 Queriendo interesarse, Kike le preguntó sobre los hechos que le hicieron estar a Henry en la cárcel.
- Maté a dos personas sin venir a cuento y luego acogí al hijo del matrimonio que asesiné sin saberlo y me tendió una trampa cuando se enteró de lo que había hecho y me metió aquí.
- Ah… Vaya.
- Eh, no te preocupes. Para mí los críos son intocables; no sería capaz de hacerle nada a ninguno. Todos tenemos nuestros límites.
- Y… ¿Cómo fue que mataste a ese matrimonio?
- Yo que sé tío, se me cruzaron los cables y… Si te soy sincero, me arrepiento de haberlo hecho, pero no se lo cuentes a nadie.

- No, tranquilo,-dijo Kike mientras que Henry giró su cara y se dio cuenta de que Abdel estaba espiándolos-.


 En el piso superior, dos presos intentaban convencer a otro pero… sin demasiada suerte.
- Vamos Ethan,-decía el chico negro-, si sabes que te va a gustar, ¿por qué no lo aceptas?
- Thomas, me caes muy bien pero no pienso hacer nada contigo ni con Lucas. Suficiente tengo con veros el rabo cuando vamos a la ducha, así que paso.

- Tú te lo pierdes,-dijo Lucas-. Más rabo para mí.


 Entrando en el gimnasio, Héctor se dirigió a Henry.
- Tío, Abdel está como loco con el nuevo y no para de repetir que le ha jodido la vida y que ahora tú te estás interponiendo en su camino… Nunca lo había visto así.
- Claro, porque lleva días sin meterse mierda y está completamente desquiciado. Cuando se le pase el mono ya verás como vuelve a la normalidad.

- Sí pero… Ten las espaldas cubiertas porque este tío es un arma de doble filo. A mí casi me la lía cuando entré aquí el año pasado.


 A todo esto, en el baño se encontraban Lucas y Thomas teniendo sexo a escondidas de sus compañeros y del funcionario, ya que no sería la primera vez que los encerraran en aislamiento por mantener relaciones sexuales en lugares donde no debían estar a ciertas horas del día.


 Al cabo de unos cuantos minutos, el funcionario se dirigió hacia Héctor, que estaba en el patio.
- Héctor, ve yendo para la cocina que te toca hoy preparar el almuerzo.
- Jefe, como le dejes meterse en la cocina nos envenenará a todos,-se quejó Abdel-.
- Cállate la boca Abdel, que hoy me tienes ya hasta los cojones.
- Pero jefe… Menudo vocabulario.
- ¿Te apetece pasar un par de días en aislamiento?

- Vale, vale, ya me callo. Joder, cómo está el personal hoy…


 Héctor se dirigió hacia la cocina y comenzó a preparar el almuerzo para él y todos sus compañeros. Cada semana le tocaba a uno diferente y así aprendían a ser más civilizados dentro de las posibilidades que brindaba la cárcel.


 Por su parte, Abdel aprovechó un momento en el que no estaba Henry para acercarse a Kike.
- A ti te quería yo ver,-dijo Abdel con una sonrisa de superioridad-.
- ¿Qué… qué quieres?

- Nada importante. Sólo quería recordarte que, por tu culpa, Rubén se habrá marchado lejos de aquí para que no lo pille la pasma en la investigación del asesinato de Katashi, así que no me podrá pasar más regalitos y tú vas a ser el que se encargue de dármelos a partir de ahora, ¿vale? ¿Hacemos ese trato?


 Había una cosa que no soportaba Kike y eran los abusones. Acabó con la vida de Katashi por arrebatarle a su madre y ahora que estaba completamente sólo en el mundo, nadie le iba a arrebatar su paz y tranquilidad y lucharía por ella todo lo que hiciese falta.
- Te voy a dar una mierda. Cuando vaya a cagar, la guardo en papel de regalo y te la doy para que hagas con ella lo que te dé la gana tío.
- Mira al nuevo cómo se las gasta. Y parecía tonto el niño…
- Pues ten cuidado con tocarme los huevos porque el tiempo que esté aquí quiero estar tranquilo.
- Chaval… ¿Sabes con quién estás hablando?

- Sí, con un puto yonki de mierda que no sabe vivir sin meterse droga en el cuerpo.


 Ese comentario fue lo que le hizo a Abdel que saltasen las chispas.
- Acabas de firmar tu sentencia de muerte chaval. Guárdate bien las espaldas si no quieres morir antes de cumplir los 18.
- No te preocupes que me sé defender muy bien yo solito.

- Ya veremos… Pero te avanzo que esa carita de niñato que tienes te la voy a desfigurar muy pronto.


 Apareciendo de la nada, Henry escuchó esa última frase de Abdel y, sin miramientos, le propinó un fuerte puñetazo en la cara que hizo tambalearse a su adversario.
- ¡Apártate de él!


 Mirando a Henry con cara de pocos amigos, Abdel le mantuvo la mirada sin pestañear.
- Te lo advertí. Te dije que te alejaras de él y no me has hecho caso. Pues ahí están las consecuencias.

- Estás muerto,-dijo Abdel mientras que Kike no podía creerse lo que acababa de pasar y estaba completamente sobrepasado por todo aquello-.


 Llegando el funcionario en ese momento, agarró a Henry y lo increpó.
- Lo siento pero esto no lo pienso consentir. Te has ganado tres días con sus tres noches en aislamiento Jackson. Acompáñame abajo.
- Adiós bonito,-dijo Abdel-.

- ¡Y tú mantén esa bocaza cerrada si no quieres que te la cierre yo!-gritó el funcionario-.


 Metiendo a Henry en aislamiento y completamente a oscuras, no paraba de pensar en Kike. Ahora estaría solo e indefenso… ¿Por qué tendría que echarse esa responsabilidad encima cuando no le correspondía? Le pasó igual con Alicia cuando la salvó de que la violasen y estuvo cuidándola todo ese tiempo. ¿Por qué actuaba así?


 La hora del almuerzo llegó y todos fueron llevados al comedor donde Héctor había preparado un fabuloso guiso.  


 Tomando todos asiento, dejaron a Kike apartado, que comía en completo silencio mientras reflexionaba sobre si había hecho bien buscándose la ruina matando a Katashi.


 Ahora que Abdel había conseguido quitarse de en medio a Henry durante unos días, tenía que encargarse de Kike. Ese niñato le había buscado la ruina y ahora él se la buscaría a ese crío.
- Ahora cuando te diga, sígueme el rollo y haz lo que yo te diga.
- ¿Qué tienes en mente, Abdel?
- Ese niñato me las va a pagar y se va a arrepentir todos los días de lo que ha hecho. El infierno va a parecer el puto cielo de lo que va a ser esto para el.
- Es un crío de, ¿cuánto? ¿18? ¿17 años?
- ¿Tú también lo vas a defender?
- No digo eso, sólo digo que…
- Para decir gilipolleces no digas nada. ¿Me vas a ayudar o no?
- Ya sabes que sí.

- Pues bien, esto es lo que vas a hacer…


 Acercándose a Kike, Héctor se sentó frente a él y comenzó a hablarle.
- Menudo primer día, ¿eh?-pero Kike no contestó-. Te entiendo tío, de verdad. Nadie duerme durante la primera noche en la celda y todos los ruidos que escucha le asustan y tú eres apenas un adolescente… Este sitio no es para ti pero, por cosas de la vida estás aquí, así que toca ser fuerte y luchar más que nunca. Échale un par de huevos y no dejes que nada ni nadie te lo impida.


 Escuchando las palabras de Héctor y con Henry en su mente, a Kike se le ocurrió una idea. Ahora sólo quedaba averiguar si podría llevarla a cabo.


 Levantándose, se dirigió hacia el funcionario y le hizo una pregunta.
- ¿Puedo ir al baño?
- Siéntate de nuevo en tu sitio hasta que no te dé permiso de levantarte.
- Pero es que no aguanto más. Llevo dos días sin cagar y estoy que reviento de mierda.
- Vale, ve y vuelve rápido, que me estás dando un asco…

- Gracias.


 Sonriendo, Kike salió de allí bajo la atenta mirada de Abdel, quien le hizo un gesto a Ethan para avisarle.


 Yendo para la zona de aislamiento, Kike comenzó a buscar a Henry en las celdas hasta que dio con él.


 Tocando en la puerta, Henry se levantó y, cuando vio a Kike, abrió los ojos como brótolas.
- Pero… ¿qué estás haciendo aquí chico?
- Necesitaba verte y darte las gracias por defenderme. Te han mandado a aislamiento por mi culpa y no deberías haberlo hecho.
- Eh, no te preocupes chaval. Yo elijo a quién defiendo y a quién no, así que no ha sido nada. ¿Cómo has logrado escapar?
- Le dije al funcionario que me estaba cagando y comencé a describirle la mierda y puso una cara de asco…
- Jajajajaja, ese Álvaro…
- ¿Se llama así?

- Sí, es buen tío pero sabe lo que hace aquí dentro.


 Henry se dio cuenta de que ese chico era especial, de que no tenía mal corazón y de que no se merecía estar ahí dentro.
- ¿Abdel te ha dicho algo?-quiso saber Henry-.
- No, me ha estado mirando todo el rato, pero no me ha dicho nada.
- Tú ten cuidado y guarda tus espaldas hasta que yo salga. Recuerda lo que te he enseñado esta mañana en el boxeo, ¿vale?
- Sí, lo intentaré recordar.

- Venga, sube ya antes de que Álvaro empiece a sospechar.


 Y justo cuando Kike se dio la vuelta, se encontró a Abdel de frente. ¿Cómo había conseguido salir del comedor?
- Vaya, vaya, vaya… Pero si es mi querido y nuevo amigo…
- ¡No le pongas un dedo encima!-gritó Henry desde el interior de la celda de aislamiento-.
- ¿Has escuchado algo, chaval? Es que verás, yo a los muertos soy incapaz de oírlos.
- Que te follen,-dijo Kike-.
- Ojalá… Y si fuera a tu madre mucho mejor.

- Serás…



CONTINUARÁ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario