viernes, 15 de noviembre de 2019

Capítulo 11 || Trampas

Prácticamente un año después, Kike entraba en casa bien temprano por la mañana cuando se encontró a Isa preparando el desayuno.
- Buenos días madrugador. ¿Cómo fue el footing?
- La verdad que bien. Uf, me muero de hambre y qué bien huele eso, madre mía.
- Genial porque esto está listo, así que vamos a desayunar que te tengo que comentar algo.


 Tras el desayuno, Isa se metió en la ducha y Kike la acompañó.
- Entonces como me dijiste eso… He estado haciendo mis averiguaciones y… los he encontrado.
- ¿De veras?
- Sí, tampoco ha costado tanto al parecer. Ahora que ya sabes dónde están… ¿Qué vas a hacer?
- Ducharme, arreglarme e ir a por ellos.


 Al salir del baño después de la ducha, Isa contempló a Kike con los sentimientos a flor de piel.
- Si tu madre te viera… Qué guapo estás.
- Muchas gracias Isa. ¿Crees que voy bien?
- Vas guapísimo y estoy segura de que les vas a impresionar.


 A todo esto, algo estaba a punto de suceder en la prisión donde se encontraba Henry y que daría un vuelco a las vidas de muchos…
- Los siguientes a los que nombre irán saliendo de sus celdas ordenadamente: Henry Jackson, Abdel Bari, Roberto Gavira, Augusto Plasencia, Glenn Allen…


 Tras nombrarlos a todos, en fila de a uno se dirigieron hacia la zona exterior donde serían transportados en un autobús a una prisión de alta seguridad por ser presos con un gran grado de peligrosidad.
- No me la liéis mientras estamos en el bus, que luego los marrones van para mí,-comentó Álvaro-.


 Parándose en seco, Henry se volvió y le hizo una pregunta a Álvaro.
- ¿Vas a ser tú quien nos lleve a la nueva prisión?
- Sí, me ha tocado a mí. Lo echamos a suertes y gané. Bueno, gané, perdí… Qué diferencia hay.
- Jefe, no puedes venir con nosotros.
- ¿Cómo que no puedo ir con vosotros? ¿Qué ocurre?
- Quiero pedirte perdón por lo que voy a hacer pero ya lo entenderás después…
- ¿Perdón por qué? ¿Qué tengo que entender?-preguntó Álvaro muy confuso-.


 Sin previo aviso, Henry le pegó un fuerte puñetazo a Álvaro en la nariz, provocándole una fuerte hemorragia a raíz de una rotura en el tabique nasal. Agarrando a Henry, otros funcionarios de prisiones se lo llevaron hacia el autobús mientras que éste no paraba de pedirle disculpas.


 Apenas unos minutos después de salir el autobús, un trágico “accidente” provocó que el autobús saliese ardiendo y explotase con todos los presos y el funcionario encargado, muriendo todos en el acto… Aparentemente. Pero eso, ya es otra historia…
Por otra parte, Kike había llegado a su destino y los nervios le comían por dentro. No estaba preparado del todo, pero tenía ganas de dar ese paso.


 Llamando a la puerta, Kike esperó a que alguien le abriese y desde el fondo, alguien lo observaba sin saber quién era.


 Abriendo, aquel tipo recibió a Kike.
- Buenos días, ¿qué desea?
- Vive aquí Eduard Redson, ¿verdad?
- Efectivamente, ¿quién lo pregunta?
- Verá, mi nombre es Enrique de la Salle y soy su hijo.


 Ese hombre se le quedó mirando mortalmente serio y comenzó a rastrear a Kike con la mirada.
- ¿Esto se trata de una broma?
- No, disculpe si ha sonado así pero estoy buscando a mi padre y me han dicho que se llama Eduard Redson y que vive en este domicilio.
- Le han tenido que dar mal los datos porque mi padre no tiene ningún otro hijo que yo sepa.
- Usted lo ha dicho, tal vez no lo sepa. Entonces… Usted y yo somos hermanos.


 Riéndose al momento de escuchar ese comentario, aquel chico le abrió la puerta a Kike y comenzó a echarlo rápidamente.
- Mire, no sé quién es usted ni a qué ha venido, pero no es bienvenido en esta casa así que le agradecería que se fuera de aquí.
- Pero yo lo único que quiero es verlo y hablar con él.
- Eso no podrá ser caballero, así que váyase ahora mismo si no quiere que llame a la policía.


 Cerrándole la puerta en las narices, ese chico subió las escaleras y, llamando a la puerta, entró en la habitación donde se encontraba su padre.
- Oye hijo, han llamado a la puerta, ¿verdad?
- Sí y no te vas a creer lo que ha pasado… Se presenta un tío aquí diciendo que se llama Enrique “nosequé” y que es tu hijo, exigiendo verte y hablar contigo. ¿Pero quién coño se ha creído que es?


 Dejando todo lo que estaba haciendo en ese momento, Eduard alzó la mirada y miró directamente a los ojos de su hijo.
- Dylan, ¿me lo estás diciendo en serio?
- ¿Crees que bromearía con algo como eso?
- ¿Dónde está ese chico?
- Venga papá, no me digas que te vas a creer esa mentira. Pero… papá, ¿a dónde vas ahora?-preguntó Dylan mientras veía cómo su padre salía rápidamente de la habitación-.


 Asomándose a una ventana, Eduard vio cómo Kike se alejaba de la casa sin éste saber que su padre biológico lo observaba desde lejos…


 Caminando por la zona para intentar calmarse, Kike encontró un bar que tenía buena pinta, así que entró con ganas de tomarse algo y distraerse. Necesitaba pensar y reflexionar sobre lo que había ocurrido.


 Pidiéndose una tónica, Kike recordó la casa donde vive su padre y supo en ese instante que problemas económicos no sufría precisamente. El chico que le había abierto la puerta era su hermano y, por cómo había reaccionado, seguramente no tendría ni idea de su existencia.


 Sin embargo, la forma de reaccionar no le parecía la correcta ya que ninguno sabe al 100% todos y cada uno de los actos que han hecho sus padres, por lo que lo más sensato habría sido pararse a escuchar y avisar a Eduard para comunicarle la noticia.
- De todas formas, en mis 18 años ninguno ha tenido la decencia de buscarme así que ahora no creo que vayan a hacer lo mismo...-pensaba Kike mientras bebía de su copa-. Anda y que les den.


 Levantándose tras beber la tónica, Kike se situó frente al equipo de música para bailar una de sus canciones preferidas, colocándose junto a una chica que también estaba bailando.
- Mola la canción, ¿verdad?-preguntó la muchacha-.


 Volviéndose a ella, Kike respondió a la pregunta.
- Sí, me encanta. Es una de mis canciones favoritas.
- ¡La mía también! Tiene un ritmazo que hace que me levante del asiento.
- Qué guay que tengamos gustos musicales parecidos jeje. Me llamo Kike.
- Yo Mandy, encantada.


 Mirándolo de arriba abajo, Mandy quiso saber algo de ese chico.
- Eres nuevo por aquí, ¿no?
- Sí bueno… Estaba por la zona y decidí entrar a tomarme algo.
- Ah bien, es que no me sonaba tu cara y a este barrio no suele venir mucha gente de fuera.
- Bueno, no soy de Júpiter tampoco, ¿sabes? Pero vivo como a una hora de camino.
- Jajaja, de Júpiter dices. Qué gracioso jajaja.


 Siguiendo con el baile, ambos siguieron a su aire pero mirándose el uno al otro de vez en cuando.


 Al cabo de un par de minutos, Mandy le volvió a preguntar a Kike.
- Oye, te quería preguntar… ¿Me ves bien con esta ropa?
- Sí, estás bien, ¿por qué?
- Es que no sé, no estaba segura de si he venido demasiado informal o no.
- Pues yo te veo bien tal y como estás, la verdad.


 De repente, acercándose a Kike, esa muchacha le susurró algo al oído.
- ¿Y no me verías mejor sin toda esta ropa puesta?
- ¿Cómo dices?-preguntó Kike separándose un poco-.
- Uf, cómo me ponen los tíos tímidos.


 Sin pensárselo dos veces, aquella chica se abalanzó sobre Kike y besó sus labios durante un buen rato, provocando que sus cuerpos comenzaran a reaccionar.
- Vente conmigo, vayamos al baño. No aguanto más...-dijo Mandy-.


 Encerrándose en uno de los sanitarios, ambos se desnudaron y tras unos escasos juegos preliminares, Kike empezó a penetrar torpemente a Mandy, quien se dio cuenta rápidamente de que no estaba demasiado coordinado.
- ¿Qué te pasa? ¿Llevas mucho sin follar o que?
- Es que… Es la primera vez que voy a hacerlo.
- ¿Que eres… virgen? Ay Dios, que por fin voy a cepillarme a uno sin estrenar. Que morbo coño.


 Con unas indicaciones y con la ayuda de Mandy, Kike consiguió que la chica comenzase a disfrutar con el sexo, empezando a gemir levemente.
- Sigue así Kike, no dejes de hacerlo de esa forma.


 Después de que Kike se corriese rápidamente, Mandy volvió a poner en plena forma al miembro masculino y continuaron con el sexo.
- De aquí no nos vamos hasta que yo me corra,-dijo ella-.


 Varios minutos después y tras conseguir su objetivo, ambos salieron del baño completamente sudorosos y con una sonrisa de oreja a oreja.
- Eh, Kike, no ha estado mal para ser tu primera vez.


 Acercándose a él, Mandy volvió a besar los labios masculinos.
- Volveremos a vernos… semental.



CONTINUARÁ…

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