domingo, 14 de noviembre de 2021

Capítulo 5 || Nada Es Lo Que Parece

 En cuanto Adrián salió de la celda de Santi, otro preso entró sin pedir permiso. Santi, mirándolo, suspiró.

- Venga, id pasando todos de uno en uno, que esto parece la puerta del supermercado…

- Chico, ¿estás bien?

- ¿Acaso importa?-preguntó Santi-.


 Ese preso se sentó junto a Santi y comenzó a advertirle.

- Adrián es uno de los presos más peligrosos que hay aquí. Su maldad no conoce límites y es la persona más caprichosa que conozco. Cosa que quiere, cosa que obtiene de una forma u otra.

- ¿Y tú cómo lo sabes?

- Joven, soy el preso con más años en esta prisión y me los conozco a todos como si fueran mis hijos.

- ¿Y qué debo hacer para evitar a Adrían?

- Tienes dos posibilidades, o dejarle hacer lo que quiera y que se olvide de ti o plantarle cara y asegurarte de que vas a ganar…


 El silencio reinó en la celda durante unos cuantos segundos. Aquel preso, suspirando, le dio un último consejo antes de irse.

- Siento que te haya tenido que tocar vivir esto pero… no te queda otra que afrontarlo y seguir adelante. Que ni Adrián ni ningún otro preso te haga cambiar quien eres en realidad. Sé fiel a ti mismo.

- Muchas gracias…

- José, mi nombre es José.

- Yo Santi, encantado…


 Los días iban pasando y Santi se estaba acomodando a los horarios de la cárcel, los momentos de patio, de comida… Casi todos tenían visitas diarias, pero él no porque, ¿quién iba a querer verlo en la cárcel? Si no tenía a nadie…  


 Lucas, otro de los presos, se le acercó a Santi uno de esos días.

- Ey, ¿te quieres venir a entrenar con nosotros?

- No gracias, no me va mucho eso de darle a las pesas…

- Pues deberías, porque se comenta que Adrían va a por ti y como no le plantes cara, te va a poner el culo como la bandera de Japón jajaja. A no ser que te guste ese rollo, claro.


 Al momento, Adrián salió de la sala de visitas y miró a Santi con una sonrisa mientras que éste le correspondía mirándolo tremendamente serio.


 Retomando la palabra, Lucas volvió a hablar.

- Uy esa mirada… Adrián se ha encaprichado de ti, tío. Ten cuidado.

- ¿Es que no hay nadie que le pare los pies?

- Sí, pero quien puede ahora mismo está encerrado en el pozo.

- ¿El pozo?

- Sí, en aislamiento.


 Sonando la bocina para que todos volvieran a sus celdas, Adrián y Borja subieron a la planta superior mientras charlaban entre ellos.

- ¿Quién te vino a visitar?-preguntó Borja-.

- Eso a ti no te incumbe. Quien me venga a ver o no es cosa mía, ¿te enteras?

- Vaya, menudo humor de perros tienes hoy. ¿Necesitas que te ordeñe un rato?


 Pero antes de contestar, Adrián vio a Santi tumbado sobre su cama.

- Tú precisamente no.

- Tienes al novato entre ceja y ceja, ¿eh?

- A ese me lo tengo que follar cueste lo que cueste.

- ¿Y me dejarás a mí también?

- ¿Tú?-preguntó Adrián-. Bueno, ya veremos…


 Cuando Borja entró en la celda, Adrían siguió adelante.

- Ve entrando tú, que yo tengo una charla pendiente…

- Cuidado, que como te vean los guardias te la cargas,-dijo Borja-.


 Acercándose hasta la celda de Santi, Adrián se dirigió a él.

- Hola bombón. No estarás intentando evitarme, ¿verdad? No me gustaría saber que no quieres verme… Eso me dolería en el corazón… Y no hay nada más peligroso que un jabalí herido…


 Y justo antes de darle posibilidad a Santi de contestar, apareció Vicente y le cortó el rollo a Adrián.

- ¡Adrián! Vuelve a tu celda inmediatamente.

- Tranquilo jefe, estaba charlando con un buen amigo…

- Me da igual. Entra a tu celda ahora mismo si no quieres que te envíe una semana al pozo.

- Vale, ya me voy… No hace falta amenazar…


 Metiéndose en su celda, Adrián miraba a Santi con una sonrisa.

- ¡Adiós bombón!-le dijo a Santi-.

- Que cierres la boca ya, maricón, gritó el oficial-.

- Jefe, mida sus palabras…

- ¿Me vas a decir tú a mí lo que debo hacer en esta prisión? Mira, que tengas ciertas concesiones en esta cárcel no significa que seas el rey de ella. Aquí quien manda soy yo, y si decido mandarte a aislamiento lo que te queda de condena, lo haré sin que me tiemble el pulso, ¿ha quedado lo suficientemente clarito, maricón?-preguntó Vicente haciendo énfasis en esa última palabra-.


 Vicente era el capitán de los oficiales a cargo del cuidado de los presos y sobre él recaía mucha responsabilidad. Sabía que algunos compañeros tenía cierto trato de favor con él, pero Vicente no podía evitar acordarse de los cargos por los que había sido imputado, ya que asesinar a sus padres asestándoles más de 50 cuchilladas a cada uno y asfixiar a su hermana pequeña con síndrome de Down no era ningún juego de niños…  


 Al cabo de una semana, Santi estaba ya más que acostumbrado a la rutina carcelaria y no la llevaba mal del todo si no fuera por las incesantes miradas de Adrián y Borja, comentarios salidos de tono por parte de Adrián principalmente… Si no fuera por eso, Santi estaba seguro de que estaría más cómodo allí.


 Entrando en la zona de duchas, Adrián le dijo algo al oído al oficial Cheng.

- ¿Por qué no te vas a hacer la ronda? Creo que en la segunda planta se va a formar una pelea…

- ¿Sí? ¿Quiénes?

- Eso lo tendrás que averiguar tú. Yo… me encargo de los de abajo.


 Guiñándole el ojo, Yuan salió de las duchas sabiendo que no habría ninguna pelea. Si Adrián quería estar tiempo a solas, se lo daría porque luego tenía detalles más que generosos a nivel económico con Yuan de forma que ganaba un sobresueldo más que suficiente.


 Desnudándose por completo, Adrián se comenzó a duchar junto a Borja.

- ¿Está todo listo?-preguntó Borja-.

- Sí, tenemos vía libre para llevar a cabo nuestro plan.

- ¿Y me dejarás participar?

- Depende de cómo te comportes… Ya veremos.


 Poco a poco, los presos iban terminado de ducharse y se marchaban de allí intuyéndose que algo iba a pasar, ya que no estaba ningún guardia presente.

- ¿Listo Marc?-preguntó Lucas-.

- Preparado.

- Venga, te reto a unas canastas en el patio, a ver quién es capaz de meter más triples.


 Quedándose nada más que Santi, Borja y Adrián, estos dos se miraron entre sí.

- Es la hora,-dijo Adrián-.

- Voy…


 Saliendo de la zona de las duchas, Borja se dirigió hacia su taquilla para hacer como que se iba a poner la ropa.  


 Pero justo cuando Santi se terminó de secar con la toalla, fue a colocarse su ropa pero vio a Borja plantificado frente a la puerta y sin vestirse todavía. Extrañado, Santi lo miró serio.

- ¿Qué haces ahí delante de la puerta?

- Nada.

- Pues cuidado, que si nadas no te ahogas…

- Está gracioso hoy el novato,-dijo Adrián justo detrás de Santi-.


 Dándose la vuelta, Santi vio que Adrián estaba allí y fue en ese momento cuando se comenzó a dar cuenta de que algo estaba pasando. Algo que no le estaba gustando…

- ¿Qué quieres?-preguntó Santi-.

- Follarte el culo.

- Ni lo sueñes. El agujero de mi culo es de salida, no de entrada.

- He dicho que te voy a follar el culo. Y si no lo haces a las buenas, tendrá que ser a las malas.


 Agarrándolo del cuello, Adrián tiró al suelo a Santi y, tras lamerle el culo varias veces, situó su miembro en la entrada y se lo introdujo, provocándole a Santi un dolor tremendo mientras que Borja se masturbaba viendo la escena.


 Agarrando a Santi de nuevo, Adrián le obligó a sentarse sobre uno de los bancos que había junto a las duchas y ahí se la volvió a meter con más fuerza, ya que el ano de Santi estaba más dilatado.

- Me estás exprimiendo como nunca, cabronazo.

- Déjame, por favor,-decía Santi entre sollozos-.

- ¡Ni lo sueñes! Borja, ven… Tienes que probarlo.


 Sin pensárselo dos veces, Borja se arrodilló frente a Santi y comenzó a lamerle su miembro.

- Lo tienes blando…-dijo Borja-. Esto lo soluciono en un periquete.


 Tras correrse en el culo de Santi, éste pudo liberarse por fin y alejarse de allí no sin antes decirle un par de cosas a Adrián.

- Asqueroso maricón de mierda… Si te crees que porque hoy hayas podido, eso no significa que lo vayas a hacer otro día. Vete a follarle el culo a otro, cabrón.


 Girándose hacia Santi, Adrián le dio un fuerte empujón con cara de pocos amigos.

- Que sea la última vez que te atreves a hablarme de esa forma, ¿te ha quedado claro novato? Si yo decido follarte el culo todos los días, lo voy a hacer. Si yo decido hacerte la vida imposible, lo voy a hacer. Si decido acabar contigo… Créeme que lo haré.


 Y para dejarle claro que ahí quien mandaba era él, Adrián cerró su mano y le propinó un fuerte puñetazo a Santi en la cara.

- Para que aprendas que aquí quien manda soy yo, novato.


 Agarrando su ropa rápidamente, Santi se fue de las duchas aguantando las lágrimas mientras que escuchaba reírse a Adrián a sus espaldas. ¿Por qué debía estar sufriendo todo aquello? ¿Por qué él?


CONTINUARÁ…

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