sábado, 6 de noviembre de 2021

Capítulo 2 || Nada Es Lo Que Parece

 Una de esas mañanas, Keira se levantó y vio que su novio ya no estaba, por lo que se colocó la ropa de deporte y se dispuso a hacer un poco de footing en ayunas.


 Saliendo de su dormitorio, fue hacia el de Santi para avisarle.

- Santi, yo me voy a hacer footing, ¿te vienes o qué? ¿Santi?


 Pero al no contestar, Keira abrió la puerta y se lo encontró… de aquella forma. Lo que más le sorprendió fue escucharlo hablar mientras se tocaba.

- Oh Keira, joder…


 Saliendo de la habitación antes de que Santi pudiera darse cuenta, Keira se marchó a hacer su ejercicio diario mientras que en su cara se dibujaba una sonrisa. Ella quería mucho a su novio, pero no podía evitar sentirse genial cuando veía que un chico se sentía atraída por ella. A veces tenía la tentación de ponerle los cuernos a Daniel, pero por otra parte…  


 Mientras tanto, Santi seguía en su mundo. Al no haber tenido experiencia con ninguna mujer, cualquier chica que le llamaba la atención se le metía en la cabeza aunque supiera que no tendría posibilidad alguna, y más cuando la chica en cuestión tenía pareja.


 Unos minutos más tarde, Santi se disponía a hacerse el desayuno cuando Daniel entró por la puerta y, pese a que hizo el ademán de volverse, fue demasiado tarde porque el dueño de la casa se alertó.

- ¿Dani? ¿Qué haces tú por aquí? ¿No tendrías que estar en el trabajo?

- Joder… Pensaba que no estarías en casa.

- Pues aquí estoy, ¿qué pasa?


 Dejando lo que iba a hacer, Santi se acercó a su inquilino y le volvió a hacer la misma pregunta.

- Dani, ¿qué haces aquí en lugar de estar trabajando?

- Verás… Mi compañero se ha puesto enfermo y me he enterado en el último momento, así que me lo han dicho cuando he llegado allí y por eso he vuelto a casa.

- Claro, y yo soy el dueño de la mansión Playboy. ¿Te crees que soy idiota?


 Evitando la mirada de Santi, Daniel respiró hondo antes de retomar la palabra.

- Bien, me has pillado. Llevo dos semanas sin trabajo y estoy buscando uno sin parar, pero no hay manera tío.

- ¿Dos semanas? ¿Y por qué nos llevas mintiendo a Keira y a mí tanto tiempo?

- Pues porque me han echado de mala manera y como se entere mi novia me corta las pelotas.

- ¿Y por qué te las tendría que cortar?

- Porque… Joder tío, si te lo cuento, no le vayas a decir nada a Keira, ¿vale?

- Sí, habla.

- Me echaron porque me pilló mi jefe en varias ocasiones coqueteando con su hija.

- ¿Coqueteando?

- Vale, follando como cabrones, así que guarda el secreto. Yo sólo venía a imprimir más currículums e irme de nuevo. Te prometo que encontraré trabajo y te pagaré el alquiler.


 A los cinco minutos, Daniel se había marchado de casa y dejó a Santi completamente ido. Ahora su cabeza le decía que tenía que guardar el secreto de su inquilino, pero por otro lado su corazón le gritaba que debía intentarlo con Keira. Al fin y al cabo, su novio le había puesto los cuernos y ella no se merecía nada de aquello pero… ¿debía corromper de esa forma la confianza de Daniel?


 Estando en esas, llegó Keira de hacer ejercicio y Santi se levantó como un resorte.

- Hola Santi, buenos días guapo. ¿Cómo estás?

- No tan bien como tú, pero hago lo que puedo.

- Jajaja anda bobo. Mira que eres adulador. Me voy a pegar una baño y luego desayuno. ¿Tú has comido ya?

- No, iba a prepararlo ahora.

- Estupendo, así desayunamos juntos. Ahora te veo.


 Santi se quedó observando a Keira y miraba fijamente el movimiento pélvico femenino mientras ésta caminaba. En ese momento, su corazón latía ferozmente y su entrepierna luchaba por hacerse un hueco en los apretados pantalones.


 Keira, ya dándose el baño, pensaba en Santi y en que creía haber notado que seguía empalmado. ¿Todavía seguiría con ganas? Para ella, no había actuado de ninguna forma extraña que le sugiriera a Santi que sentía algo o que quería acostarse con él pero… si debía ser sincera con ella misma, esa situación le provocaba un morbo increíble y, además de eso, Santi no iba mal armado de ahí abajo. Por si fuera poco, el verlo tan tímido y con tan poca experiencia, le multiplicaba por cuatro las ganas de provocarlo un poco más para saber a dónde podía llegar su casero.


 Sacando fuerzas de donde no tenía, Santi abrió la puerta lentamente para ver si podía espiar a Keira, pero ésta se percató de su presencia y comenzó con el juego.

- Coño, qué frío me ha entrado de repente. Se me han puesto los pezones durísimos…


 Y sin que Santi pudiera reaccionar, Keira abrió la cortinilla del baño y salió encontrándose con él de frente, quien miraba sus pechos sin pestañear.

- Vaya, pero mira a quién tenemos aquí… Hola guapo. ¿Te gusta lo que ves?

- S… sí.


 Keira miró descaradamente la entrepierna de Santi y pudo certificar que seguía empalmado.

- Como no te la saques de los pantalones te va a reventar el botón.

- Oh… ¿Cómo sabes…?

- Santi, que te he pillado antes masturbándote pensando en mí, te has colado ahora en el baño mientras estaba yo dentro… No hay que ser muy lista para saber que me deseas.

- Esto… yo…

- ¿Te gustaría posar tus manos sobre mis pechos, pellizcar mis pezones o besarme? ¿Te gustaría que te bajase los pantalones y me tragase tu duro miembro mientras te miro a los ojos?-preguntaba Keira mientras que Santi se tocaba la entrepierna por encima de los pantalones sin ningún tipo de miramiento.


 Y sin esperar la respuesta de Santi, Keira se acercó al muchacho y comenzó a besarlo mientras que su mano izquierda buscaba desabrochar el pantalón masculino.

- Tranquilo Santi, que no me voy a ir de aquí. Vas a poder disfrutarme todo lo que quieras, así que relájate y no te pongas nervioso.


 Minutos después, ambos se besaban completamente desnudos sobre la cama de Keira mientras que sus manos recorrían cada rincón del cuerpo del otro.

- Qué bien besas Keira. Nunca creí que lo hicieras tan bien…

- ¿Te imaginaste alguna vez que me besabas?

- Cada noche desde que llegaste aquí.

- Pues entonces te va a flipar lo siguiente que voy a hacer…


 Bajando hasta el miembro masculino, Keira lo besó dulcemente, lo lamió despacio y después se lo metió en la boca haciendo que Santi se corriese casi al momento.

- Lo siento… Es que es la primera vez que estoy con una chica y…

- Shhh, tranquilo fiera. Tú relájate y disfruta, que hoy te ha tocado la lotería.


 Tras seguir chupándolo un rato para que volviese a su estado anterior, Keira se situó sobre Daniel y se introdujo su duro miembro despacio para sentirlo bien mientras comenzaba a cabalgarlo.

- Joder, no pensaba que la tuvieras tan gorda. Uffff, Santi…


 Viendo que era la hora a la que habría salido del trabajo más o menos, Daniel volvió a casa para seguir su mentira sin saber que su “cómplice” le estaba levantando a la novia… en el más literal de los sentidos.

- Oh, joder,-escuchó Daniel decir a Keira-.


 Extrañándose, Daniel entró en su cuarto y lo que vio lo dejó en shock. ¿Él le confiaba a Santi un secreto y lo primero que hacía era acostarse con su novia? ¿Y si no era la primera vez?  


 Ninguno de los amantes se había percatado de la presencia de Dani en la habitación, pero éste podía observar la cara de placer y los gemidos que soltaban sin ningún tipo de contemplaciones.

- Me he corrido otra vez…-dijo Santi-.

- No importa, sigue metiéndomela… Estoy a punto de correrme yo… Oh Dios…


 Cerrando la puerta, Daniel salió al pasillo y comenzó a pensar en lo que acababa de ver. ¿Y si Santi no le había guardado el secreto y por eso Keira se había acostado con él? Pero cabía la posibilidad de que ya estuvieran liados desde hace tiempo…  


 Y dentro de la habitación, Keira estaba llegando al orgasmo.

- Sigue así, sigue, no pares Santi, que me corro. ¡Ahhhhh!


 Al cabo de unos minutos Keira salió de la habitación dispuesta a ducharse otra vez pero, en cuanto salió, se encontró a su novio de frente y con una falsa sonrisa en la cara.

- ¿Qué tal cariño? ¿Te lo has pasado bien?-preguntó Daniel-.


 En el interior de la habitación, Santi estaba todavía en las nubes, ya que no se podía creer que la realidad superase a la ficción que se había montado varias veces en su cabeza cuando pensaba en Keira. Lo que no se podía imaginar era que Daniel lo sabía todo…  


 Keira, completamente desnuda y sin pronunciar palabra, miraba seriamente a Daniel.

- ¿Qué pasa Keira? ¿Te ha comido la lengua el gato? Ah no, te la habrá comido Santi, ¿verdad?

- Dani, te lo puedo explicar…

- ¡No tienes nada que explicarme! Ya lo he visto yo con mis propios ojos.


 Escuchando los gritos, Santi se colocó los calzoncillos y salió de la habitación descubriendo todo el pastel.

- El que faltaba…-dijo Daniel-. ¿Cuánto tiempo llevas follándote a mi novia hijo de la gran puta? Vengo del trabajo y encima tienes la desfachatez de estar follando con mi novia mientras yo me estoy partiendo la espalda.


 Y para sorpresa del propio Santi, éste supo reaccionar y se puso delante de Keira para hablar con Daniel.

- ¿Cómo dices? Es que verás, he escuchado algo de que me estaba follando a tu novia mientras tú hacías… ¿qué? Porque tú mismo hace un rato me dijiste que hace dos semanas te echaron de tu trabajo porque te estabas follando a la hija de tu jefe y que te guardara el secreto. Ups…

- ¿Es eso cierto?-preguntó Keira tocando el hombro de Santi-.

- Él mismo me lo ha confesado todo, ¿verdad Daniel?

- ¿Te has follado a la lagarta de Natalia sí o no?-le preguntó Keira directamente a su novio-.

- Sí, pero fue sin querer.

- ¿Sin querer? ¿Pero no me dijiste que fue en varias ocasiones?-preguntó Santi metiendo más el dedo en la herida-.


 Y sin esperar reacción por parte del dueño de la casa, Keira le dio un beso con lengua a Santi delante de su novio que hizo que la entrepierna del muchacho volviera a abultarse rápidamente.

- No sé qué haces aquí todavía,-le dijo Keira a Daniel-. Vete con la zorra de Natalia, que ahora es ella a la que te follas, ¿no?


 Y agarrando a Santi del pelo, Daniel lo giró hacia él y le comenzó a propinar un puñetazo detrás de otro mientras que Keira le gritaba e increpaba una y otra vez sin lograr nada.


CONTINUARÁ…


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