sábado, 24 de octubre de 2020

Capítulo 12 || Doble o nada (Temporada 3)

 Aunque Rashid disparó bien, Mohamed fue algo más rápido que su contrincante y se agachó a tiempo para no recibir ningún disparo y librarse de morir agujereado.


 Aprovechando el momento de sorpresa por parte de Rashid, Mohamed tiró de la escopeta y la lanzó a cierta distancia para evitar que se volviera a usar. Tras eso, El Turco comenzó a pegarle puñetazos a Rashid una y otra vez sin parar.


 El sonido del disparo provocó que Martina se preocupase más y tuviera que sentarse en la cama de su hija. Llorando sin parar, Martina pensó que si hubiera muerto aquella famosa noche junto a Mehmet, tal vez nada de esto estuviera pasando en ese momento, pero tuvo que aparecer Peter con… ¡Ya está! Martina había tenido una idea.

- Hasret, llama a Logan.

- ¿A Logan? Mamá, hay que llamar a la policía.

- Llama a Logan, hazme caso.


 Fuera, Mohamed había dejado de pegarle a Rashid, quien estaba completamente agotado y sufriendo muchísimos dolores provocados a raíz de la paliza del Turco.

- ¿Qué quieres… de mí?-preguntó Rashid intentando sacar fuerzas de flaqueza-.

- Yo nada, pero mis amigos tienen temas pendientes contigo y yo, como buen compañero, les cubro las espaldas. Tu hermano se creía que su nieto podría escapar… Menudo iluso de mierda.

- ¿Qué le estáis haciendo a mi hermano?

- De todo. Créeme, deberíamos salir en el próximo número del circo de los horrores.


 Sin comprender por qué su madre insistía en llamar a Logan, Hasret le hizo caso pero el muchacho no contestaba.

- Nada, me sale que el teléfono está apagado o fuera de cobertura mamá.

- Mierda… ¿Dónde se habrá metido este muchacho? Bueno, ¿tienes el de su novia?

- No mamá. Deberíamos llamar a la policía.

- No hija. Ese hombre en cuanto vea a la policía matará a tu padre, si es que no lo ha hecho ya…

- Mamá, papá estará bien, no pienses en eso.


 Escuchando ruido en los exteriores, Mohamed miró hacia la puerta y pudo ver a Mehmet seguido de Ralph y Arnold.

- Al fin venís, joder,-dijo Mohamed-. Sí que habéis tardado.

- No sabes lo que se ha resistido la zorra de Megan. Deberías haber visto la cara que puso cuando comenzamos a apuñalar a su querido marido y lo dejamos desangrarse mientras que ella estaba atada en el banco,-contestó Arnold-. ¿Qué pasó con el chico? ¿Lograste cazarlo?

- Por supuesto, ¿acaso lo dudas? Está alimentando a las plantas ahí detrás y este hijo de puta ha intentado matarme con esa escopeta,-dijo Mohamed dándole una patada a Rashid-. Pero falló y le he dado lo suyo. No lo he matado porque sé que ese privilegio tiene que ser tuyo, Ralph.

- Bien hecho chico. Buen trabajo…-dijo Ralph-.


 Sentando a Mehmet junto a su hermano, Rashid le preguntó qué había pasado mientras que miraba fijamente a Ralph y a Arnold.

- ¿Cómo estás Mehmet? ¿Y tu familia?

- Todos muertos,-dijo Mehmet con un hilo de voz-. Primero asesinaron a Murat y lo dejaron desangrarse, luego le cortaron el cuello a Bárbara y la dejaron ahogarse en su propia sangre y luego asfixiaron a Megan hasta que la pobre dejó de luchar… Todo esto mientras me tenían atado y amordazado…


 Escuchando el relato, Arnold sonrió orgulloso.

- Sí, ha sido una auténtica proeza. Sólo de pensarlo se me pone dura… ¿Dónde está la zorra de tu mujer, Rashid? Voy a darle su merecido…

- Antes muerto que decirte dónde está mi mujer,-dijo Rashid escupiéndole-.

- Serás… Te vas a enterar ahora, hijo de puta.


 Escuchando cómo pegaban a Rashid y que Mehmet intentaba interponerse y también recibía su merecido, Martina no pudo soportarlo más.

- Hasret, voy a salir.

- ¿Estás loca mamá? ¡Te matarán!

- Pues que lo hagan, soy una vieja y he tenido una vida plena y feliz. Si he de morir lo haré junto a tu padre.


 Y sin mediar más palabras, Martina salió de la habitación con paso decidido.

- Ahí está la joya de la corona,-dijo Ralph-. Sigues estando tan guapa como te recordaba… Siempre me he preguntado qué pudiste ver en Rashid con lo feo que era.

- Corazón, algo que tú y los tuyos no tenéis.

- Vaya, pese a los años que han pasado sigues siendo una guerrera… Ven aquí y siéntate aquí, cerquita mía…


 En casa de Agatha, Aarón acababa de subir al piso de arriba buscando a Josh.

- ¿Josh? ¿Estás aquí? Será mejor que me calle por si hay más gente arriba. Así no descubrirán dónde estoy…


 En el piso de abajo, Gregor empujó a su hija hasta el baño y se colocó bajo el umbral de la puerta.

- Me recuerdas tanto a tu madre, Loreen… Cuántas noches he fantaseado con volver a yacer en su cama, ahogarme entre sus pechos, chupar sus pezones mientras la penetraba duramente, besar su boca y mirar esos penetrantes ojos verdes mientras me la chupaba…

- Estupendo, pues hazte una paja si quieres, pero a mí me dejas en paz.

- Desnúdate.

- ¿Cómo dices?

- He dicho que te desnudes…


 De repente, Aarón giró la esquina y encontró el escondite de Yemba, Agatha y Susan.

- Con que estabas muerta…-dijo Aarón mirando a Agatha y fijándose en Susan-. ¿Y esta quién diablos es? Ya sé, es tu otra hija…

- Vete al infierno, escoria inmunda,-dijo Susan-.


 Interponiéndose en su camino, Yemba se plantó frente a Aarón.

- Antes tendrás que pasar por encima de mi cadáver.

- Muy bien, tú lo has querido,-dijo Aarón empujando a un débil Yemba-.


 Agatha no paraba de pedir clemencia mientras que Aarón pegaba a Yemba sin parar.

- ¡Para! ¡Por favor para!

- Yo no soy quién quiere hacer esto, sino que ha sido él quien me ha obligado. Él se lo ha buscado,-decía Aarón haciendo un parón antes de hacer su siguiente jugada-.


 Aprovechando la debilidad de Yemba, Aarón no se aprovechó demasiado y empujó a Yemba, quien no pudo evitar caerse por el balcón, chocar contra el toldo y caer sobre el suelo del recibidor, donde murió pocos minutos después.


 Aarón empujó a ambas mujeres, quienes se quedaron completamente mudas y pusieron rumbo hacia el piso de abajo mientras que Aarón se reía.

- ¿Habéis escuchado cómo han crujido los huesos del viejo? Verás cuando se lo cuente a Arnold. A él estas cosas le encantan…


 Mientras tanto, Gregor le había arrancado el vestido a su hija y la contemplaba desnuda.

- Sí, justo tal y como recordaba a tu madre… Tienes su mismo cuerpo, hasta el color de los pezones, duros y puntiagudos como los de ella…

- Papá, por favor, soy tu hija.

- ¿Ahora eres mi hija? No me queda claro, porque creía recordar que hace un momento me decías que no soy tu padre… Vaya, estaré teniendo pérdidas de memoria…


 Sintiendo pasos en su espalda, Gregor se volvió y pudo ver a Aarón.

- ¿Y Josh?

- Muerto. Habrá sido el viejo que estaba con estas dos,-dijo Aarón empujando a Agatha y a Susan-. Pero ya he acabado con él.

- Agatha…-dijo Gregor mirando a su ex-mujer-. Y tú… Tú debes ser mi dulce y preciosa hija.

- No,-contestó Agatha-. Ella no es tu hija.

- Mientes igual de mal que la zorra de nuestra hija Loreen. ¡Esta es mi hija! Y nada ni nadie me lo va a negar,-dijo Gregor pegándole un guantazo a Agatha-.


 Aprovechando el revuelo, Susan comenzó a correr y se dirigió hacia la puerta para salir y buscar ayuda.

- Aarón, acaba con ella,-dijo Gregor sin pensárselo dos veces-.


 Corriendo hacia Susan, Aarón la alcanzó antes de que ésta pudiera salir de la casa.

- ¿A dónde te creías que ibas? No escaparás de aquí, puta.


 Poniendo sus manos alrededor del cuello femenino, Aarón comenzó a apretar fuertemente y, pese a los intentos de Susan por soltarse, nada hizo que este cesara en su empeño por asfixiarla hasta que Gregor intervino.

- Aarón para.

- Pero Gregor, iba a escaparse…

- Y no lo va a hacer, pero antes de matarla tendremos que disfrutar de ella como es debido, ¿no? Yo ya tengo a la mía desnuda, no sé a lo que esperas para comenzar con la tuya.

- ¿Y la vieja?

- La ataremos y que vea cómo nos follamos a sus preciosas hijas…


 En casa de los Köpek, Rashid y Mehmet estaban recibiendo una tremenda paliza que les estaba quitando la vida poco a poco.

- ¿Es eso todo lo que tenéis?-preguntó Mehmet haciéndose el fuerte y recibiendo otro duro golpe en el estómago por parte de Arnold-.

- Para ser tan viejo, aguantas mucho,-dijo Mohamed-.

- Porque fui entrenado para aguantar el dolor, para sufrir, continuar pese a todo y a no rendirme jamás. Fui un gran agente del FBI y estoy muy orgulloso de haberlo sido,-pudo decir Mehmet justo antes de que Arnold volviese a pegarle-.

- ¿Qué más queréis de nosotros?-intervino Rashid-. Si queréis matarnos, acabad ya con nosotros e iros a tomar por culo.


 Mientras tanto, Michael se aburría de no hacer nada. Ralph le había mandado vigilar los exteriores y alrededores por si la policía o alguien sospechoso se acercaba demasiado. También tenía órdenes explícitas de neutralizar, de cualquier forma, a quien tuviera más curiosidad de la cuenta.

- Yo voy a darme una vuelta por la casa, a ver qué hacen estos…


 Rodeando la casa, Michael comenzó a mirar por las ventanas hasta que, a través de una, vio a Hasret.

- Mierda, he de avisar a Ralph.


 Justo cuando Michael se fue hacia la zona trasera, Alí y Logan se acercaban a la casa.

- Gracias por acompañarme, papá.

- No ha sido nada Logan. Mientras tú recoges tu móvil yo aprovecho y veo a tus abuelos, que hace tiempo que no los veo y son mayores. Anda que se te olvide el móvil…

- Yo que sé papá, estaba tan tranquilo anoche charlando con los abuelos y la tía que se me olvidó cogerlo antes de volverme al campus.


 Entrando en casa, nada más cruzar por la puerta, Logan se puso alerta. ¿Esos no eran los que habían intentado asesinar a sus abuelos en el pasado?

- Eh, ¿qué está pasando aquí?-gritó Alí captando la atención de todos-.

- Hijo, ¿qué haces aquí?-preguntó Rashid tras escupir sangre por la boca-.


 De repente, Michael entró en la casa y se encontró con Logan y Alí y avisó de que había alguien más en la casa.

- Ralph, Arnold, acabo de ver a una chica sentada a través de la ventana en la habitación de vuestra izquierda.

- Mierda, Hasret…-murmuró Alí-.


 Ralph dejó de vigilar a Martina y le dijo a Mohamed que le echase un vistazo mientras que Arnold se ocupaba de Mehmet y Rashid. Entrando en la habitación, Ralph la sacó de allí mientras que Hasret intentaba soltarse.

- Vaya, sí que tuviste hijos, Rashid… Tan feo y follando tanto con una preciosa mujer.

- Dejad a mi padre en paz,-dijo Hasret escupiendo a Ralph en la cara-.

- Igual de guerrera que tu madre, en eso eres igualita a ella porque en lo demás… Horrenda como tu padre.


 Ese último comentario de Ralph provocó las carcajadas de los asaltantes. Arnold, queriendo ver con sus propios ojos a Hasret, no pudo evitar fijarse en los recién llegados y, en cuanto vio a Logan, se acercó corriendo hacia él.

- Tú, tú fuiste quien me detuvo junto a Peter Dietrich aquella noche.

- ¿Cómo?-dijo Logan haciéndose el nuevo-.

- Sí, eres tú pero, ¿cómo es posible? Han pasado más de 40 años y estás exactamente igual.

- ¿Pero qué coño estás diciendo Arnold?-preguntó Ralph-.

- Te lo juro. Os prometo que no miento. Nunca me olvidaría de la cara de quien me detuvo y es este chico. Es el mismo tipo… ¿Quién coño eres?


CONTINUARÁ…


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