miércoles, 21 de octubre de 2020

Capítulo 11 || Doble o nada (Temporada 3)

 Mientras Ralph y los demás asaltaban la casa de Mehmet, Gregor y el resto se personaban frente a la casa de Agatha.

- Robin se quedará fuera vigilando que todo se mantenga en orden mientras nosotros nos ocupamos de esta gente.

- Gregor, ¿por qué quieres ocuparte de ella?

- Porque sé que ayudó para que nos capturaran a mí y a mi equipo y porque… estuve casado con ella y tuvimos dos hijas.


 Todavía estaban fuera de la casa cuando Loreen recogía su plato del desayuno y miró por la ventana del comedor. Del susto, el plato se le cayó al suelo y salió corriendo de allí.

- No puede ser…  


 Nada más salir del comedor, Loreen se acercó hasta su tía, quien estaba recogiendo la cocina.

- Tita corre y sube a por Yemba y mi madre, estamos en peligro.

- ¿En peligro? ¿Por qué?

- Mi padre y dos más están en la puerta y se dirigen hacia aquí.

- Joder vale, ¿y tú qué vas a hacer?

- No te preocupes por mí, corred y escondeos, ¡rápido!


 En el piso de arriba y ajenos al problema que se les estaba a punto de sobrevenir, Agatha y Yemba se daban los buenos días besándose tranquilamente.

- Nunca me cansaré de tus besos ni de dormir abrazado a ti, vida mía,-dijo Yemba-.

- Y yo estaré siempre agradecida al cielo por haberme casado contigo y ser tan feliz. Te amo.


 Abriéndose la puerta de la entrada, Gregor fue el primero en cruzarla seguido de Aarón y Josh.

- Fuera,-dijo Loreen-.

- ¿Agatha?-preguntó Gregor-. No es posible que te conserves tan joven…

- No soy Agatha, papá,-dijo con retintín-. Soy Loreen.

- Loreen… Cuántos años sin verte hija mía.

- Tú no eres mi padre.

- Eres cruel conmigo. Me haces daño…


 Y mirando a sus hombres, Gregor comenzó su plan.

- Aarón, tu cubre la entrada principal. Josh, tú colócate frente a la puerta trasera. Que nadie salga ni entre aquí hasta que yo diga lo contrario.

- ¿Qué coño vas a hacer Gregor?-preguntó Loreen-.

- No me llames así, Loreen. Soy tu padre.

- ¡Tú no eres mi padre!

- Lo soy te guste o no, así que no me grites porque yo también puedo hacerlo, y también cosas mucho peores…


 Antes de entrar en el dormitorio de su hermana, Susan ya había escuchado la voz de Gregor hablando con Loreen. Muy asustada, avisó a su hermana y a su cuñado, quienes hablaban ajenos a todo.

- Agatha, Yemba, silencio.

- ¿Por qué? ¿Qué pasa?

- Acaba de entrar Gregor en casa acompañado de dos tipos más.


 Volviéndose hacia su hermana, Agatha pensó en su hija.

- ¿Y Loreen?

- Fue la que me dijo que subiera aquí y os avisara.

- Pero está en peligro. Gregor es muy peligroso…

- Lo sé, pero debemos escondernos y hacerle caso a Loreen. Ella sabrá manejar la situación y si bajamos, lo único que haremos será empeorar las cosas.

- Tienes razón,-dijo Yemba interviniendo en la conversación-.


 Abajo, Loreen intentaba manipular a Gregor.

- ¿Y tu madre?

- Murió.

- Vaya, lo siento mucho… ¿Qué pasó?

- Murió tranquila y relajada mientras dormía junto a su marido, quien la amaba con locura como nunca nadie lo hizo nunca.

- Siento decirte que eso es mentira. Yo quería mucho a tu madre.

- ¿De verdad? ¿Y cuándo lo demostraste? Ah sí, cuando la abandonaste con una hija pequeña y embarazada de la segunda, cierto. Qué tonta por mi parte, se me había olvidado.


 Mirando hacia arriba, Gregor suspiró.

- Tu madre me hizo muy feliz, pero ella quería que yo tuviera una vida clásica y monótona viviendo a caballo entre la casa y el trabajo y yo aspiraba a más. Ella no lo entendía y cada vez eran más frecuentes y crudas las discusiones. Un día me superó la situación, recogí mis cosas y me largué. Lo que más me dolió fue dejaros a ti y al bebé que iba a nacer. ¿Qué fue? ¿Un chico o una chica?

- Ni idea. Murió. Mamá del disgusto tuvo un aborto.

- Mientes…

- ¿Tienes pruebas de lo contrario? Ah no, que has pasado tres kilos de nosotros.


 Saliendo de la habitación, Yemba sugirió esconderse en el balcón, ya que allí había una zona más escondida en la que ellos podrían mirar al exterior sin poder ser observados.


 Creyendo escuchar ruido, Josh lo comunicó.

- Creo que he escuchado algo ahí arriba.

- Ve a averiguarlo,-dijo Aarón-.

- ¿Por qué tengo que ser yo?

- Porque sino te voy a meter una bala entre pecho y espalda con la que se te quitarán las tonterías de una puta vez.


 Josh no estaba seguro. Tal vez hubiera escuchado mal y sólo fuera un ruido del exterior y no del piso de arriba.

- Tal vez me lo haya imaginado,-dijo Josh-.

- Pues sube y compruébalo. Si no hay nadie arriba, bajas y te colocas de nuevo en tu sitio y si hay alguien nos avisas y te ayudamos si hace falta. Ahora sube-ordenó Aarón-.

- Pero…

- ¡AHORA!


 Pero aunque Loreen le había dicho que Agatha murió y que había tenido un aborto en el pasado, en su interior Gregor notaba que su hija le estaba mintiendo.

- Loreen, hija mía, como descubra que me estás mintiendo tú y yo vamos a tener que vérnoslas. No creo que seas consciente de lo que eso implica… Tu madre y yo tenemos un tema pendiente y hay que solucionarlo.

- ¿Cual? ¿Cuando colaboró con el FBI para que os metieran a todos en la cárcel? Porque entonces yo también colaboré y yo estoy aquí, vivita y coleando. ¿Ahora qué?


 Agatha estaba muy nerviosa, a punto de llorar y así se lo hacía saber a su hermana.

- Me va a dar un infarto Susan, no puedo dejar de pensar en Loreen. ¿Tú crees que estará bien?

- Agatha, tu hija es una mujer fuerte y valiente que ha aprendido de la mejor. Además, gracias a su profesión sabe actuar y mentir de la mejor forma sin que nadie lo note.


 Sintiendo algo de alivio, Agatha se abrazó a su hermana.

- No sé lo que haría sin ti, Susan. Cada día que pasa le doy las gracias a papá por traerte aquí, allá donde esté.

- Yo también te quiero mucho, hermanita. Eres como una madre para mí y no olvidaré nunca todo lo que has hecho por mí.

- Silencio,-dijo Yemba-. Escucho algo… Quedaos aquí en silencio.

- Yemba, ¿a dónde vas?-preguntó Agatha sin obtener respuesta-.


 Lo que Yemba escuchó fue a Josh subir las escaleras y abrir las puertas de las habitaciones. Quedándose quieto en medio del pasillo, Josh suspiró.

- De verdad, quién me habrá mandado a mí meterme en este lío…


 Yemba cada vez escuchaba a Josh más y más cerca hasta que finalmente abrió la puerta que daba al balcón.

- Vaya, este es el balcón. Menuda vista tiene esta casa,-comentó Josh sin saber que Yemba estaba detrás suya-.


 Agarrándolo por el cuello, Yemba aprovechó la sorpresa inicial para romperle el cuello a Josh y matarlo sin hacer ruido. Yemba había tenido una larga carrera cinematográfica y hubo cientos de papeles en los que actuó haciendo del antagonista y, al final, siempre se aprendía algo en todas ellas.


 Acercándose al escondite donde estaban Susan y Agatha, Yemba avisó de que se había encargado de uno de ellos.

- Listo, ya pasó el peligro por el momento. He matado a uno de los suyos.

- ¿Lo has matado?-preguntó Agatha asombrada-.

- Ese es mi cuñado, así se hace,-dijo Susan alegrándose por la proeza-.


 Al notar que Josh tardaba mucho en bajar, Aarón le consultó a Gregor lo que debía hacer.

- Sube y búscalo. Por mucho que mi hija diga que su madre ha muerto y que vive sola aquí yo no me lo creo, así que averigua lo que está pasando y dónde cojones se ha metido Josh.

- Está bien Gregor. ¿Puedo preguntarte algo?

- Dime.

- ¿Qué piensas hacer con tu hija?

- Aún no lo he pensado…

- Tanto si la matas como si no, déjame que me la folle, porque esas tetas tienen que botar que dan gusto.

- Tranquilo, que te la podrás follar todo lo que quieras. Si se parece tanto a su madre como físicamente demuestra, debe ser una guarra de cuidado.

- Antes de que me toques te arranco los huevos,-le dijo Loreen a Aarón mirándolo con media sonrisa-.


 Quedándose serio, Aarón se acercó más y le susurró algo.

- Mira que había pensado follarte sin hacerte demasiado daño, pero es que ahora te la voy a meter de tal forma que vas a estar vomitando polla dos semanas seguidas, zorra asquerosa.

- Ay, dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.

- Escúchame una cosa,-comenzó a decir Aarón antes de ser interrumpido por Gregor-.

- Aarón, busca a Josh. Yo me encargo de mi hija…


 Cuando Mehmet salió de su casa, comenzó a correr gritando hacia la casa de sus tíos abuelos Rashid y Martina mientras que Mohamed lo seguía cada vez desde más cerca.


 Escuchando la pistola a sus espaldas, Mehmet se paró y se dio la vuelta justo antes de ver cómo Mohamed disparaba y acababa con su vida…  


 Rashid, quien estaba terminando de fregar los platos, miró por la ventana al escuchar su nombre y fue testigo de cómo El Turco asesinaba al nieto de su hermano. Quedándose completamente en shock, Rashid reaccionó rápido y fue en busca de su mujer.


 Entrando en el baño, Rashid avisó a Martina.

- Cariño, ve y escóndete con Hasret en su cuarto. Acabo de ver cómo asesinaban a Mehmet frente a la casa.

- ¿Cómo? ¿A tu hermano?

- No, a su nieto. Y creo que su asesino es el tal Turco ese que mi hermano metió entre rejas y viene hacia aquí.

- Joder, ¿y tú que vas a hacer?

- Lo que debí haber hecho hace mucho tiempo…


 Corriendo hacia la habitación de su hija, Martina se la encontró trabajando.

- Hasret, ay, qué desgracia.

- ¿Mamá qué pasa?-preguntó Hasret levantándose del ordenador-.

- Tu padre me ha dicho que acaban de matar a Mehmet, el hijo de Murat y Megan frente a la casa y me ha dicho que el asesino viene hacia aquí.

- Joder, ¿y dónde coño está papá?

- No lo sé, me ha dicho que va a hacer lo que debió haber hecho hace tiempo.


 Efectivamente, Rashid entró en su dormitorio y abrió uno de los cajones de la cómoda. Respirando hondo, agarró la escopeta y salió del dormitorio para situarse frente a la puerta de entrada. La vez anterior en la que asaltaron su casa él estaba trabajando, pero ahora estaba en casa y no permitiría que nada ni nadie le hiciera daño a Martina o a su hija.


 Rashid escuchó cómo la puerta se abría y comenzaban a resonar unos fuertes pasos en el silencio de la mañana a la vez que Mohamed empezaba a hablar.

- Rashid, sé que estás aquí porque el crío corrió hacia esta casa gritando tu nombre. Qué pena que haya muerto tan joven… Por cierto, he escondido su cuerpo entre las plantas de vuestro jardín, no os importa, ¿verdad?


 Dando un paso adelante, Rashid se colocó frente a Mohamed y le apuntó.

- ¡Fuera de mi casa, maldito bastardo!-y disparó-.


CONTINUARÁ…


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