lunes, 19 de octubre de 2020

Capítulo 10 || Doble o nada (Temporada 3)

 Josh se acercó más a Aarón, quien le dio un empujón para que mantuviese las distancias. Mientras tanto, Robin miraba la situación con una sonrisa.

- Aquí va a haber pelea…


 Interviniendo en la discusión, Arnold los separó.

- Muchachos, calmaos ahora mismo. Todos estamos nerviosos, pero esto no ayuda, así que vayámonos a nuestras celdas y terminad lo que os quede, ¿está claro?

- ¡Vosotros! Separaos y meteros en vuestros zulos, que hay que dormir señoritas,-dijo uno de los funcionarios de prisiones-.


 Todos se metieron en sus celdas y unos minutos después les apagaron la luz. Gregor estaba sentado en su cama mientras veía como el guardia que estaba con ellos lo miraba de vez en cuando y se marchaba hacia la sala de mandos para comenzar su parte del plan.  


 Josh acababa de terminar de hacer el agujero en la pared tras el lavabo y se incorporó situándolo de nuevo en su sitio por si pasaba algún guardia. Los nervios le estaban comiendo por dentro y tenía una extraña sensación de que debía quedarse allí pero sabía que si lo hacía, las garras de Ralph y Gregor eran demasiado largas y no duraría vivo un día más en aquella cárcel.


 Por su parte, Mohamed estaba vigilando para cubrir a sus compañeros y que el plan saliese como llevaban tanto tiempo planeando. El Turco deseaba más que nadie salir de allí y disfrutar de la libertad, volver a ser el hombre prestigioso que era y que no tuviera que rendirle cuentas a nadie, sino ser dueño de su propia vida.


 De repente, una luz roja comenzó a iluminarse y a parpadear intermitentemente. Esa era la señal que debían recibir para poder salir. Retirando el lavabo, todos se introdujeron por el agujero y lo volvieron a colocar en su sitio tras haber dejado preparado la cama simulando que todos estaban dormidos allí. Gracias a las imágenes modificadas y a las puertas atrancadas, todos salieron de la cárcel y se marcharon corriendo para esconderse donde tenían todo preparado.


 Bajando a ese pequeño refugio, Gregor entró en una habitación minúscula y comenzó a mirar por todos lados hasta que encontró lo que buscaba.

- Aquí está. Ralph, ven un momento por favor.


 Acercándose a Gregor y entrando en la habitación, Ralph le preguntó qué necesitaba.

- ¿Qué pasa Gregor?

- Ven, ayúdame a bajar esta caja.

- Uf, como pesa…

- Es que aquí están nuestras ropas y las armas que necesitaremos para nuestros planes…


 Minutos después, todos se habían cambiado y acicalado un poco. Tras mirarse al espejo, tuvieron que admitir que el paso de los años les había pasado factura pero que, pese a eso, podían estar en peores condiciones.

- Familia, la cárcel nos unió a todos y hemos hecho grandes lazos entre nosotros. Pero ahora que estamos en libertad, tenemos que estar más unidos que nunca,-decía Gregor-. Todos tenemos asuntos pendientes que tratar, pero es ahora cuando nos debemos apoyar los unos en los otros, dejando a un lado posibles rencillas personales. Hemos recuperado nuestra libertad, es hora de que volvamos a tener nuestra vida.

- Descansemos ahora,-dijo Ralph-, y recuperemos fuerzas porque mañana será un gran día.


 A la mañana siguiente, Logan y Julia se despertaron pronto y se pusieron a desayunar mientras se sentían extraños. Aunque para los demás estaba todo normal, a la pareja se le había hecho eterna la tarde anterior, ya que habían viajado, al menos, cuatro veces en el tiempo y vivido muchísimas aventuras, pero ahora era momento de centrarse en algo muy importante también: sus futuros profesionales. 


 Recogiendo todo, Logan colocó las cosas para comenzar a preparar la exposición del trabajo que estaba haciendo.

- Dale duro guapo,-le deseó Julia-.

- Gracias cielo, a ver si me acuerdo de cómo era esto, que con todo lo que ha pasado estoy con la cabeza en otro sitio.

- Te creo porque estoy igual jajaja. Voy a repasar ahora mismo lo que llevaba escrito para ver cómo seguir porque ahora mismo no tengo ni idea.


 Tras leer lo que llevaba de trabajo, Julia volvió a coger el hilo de lo que tenía escrito y continuó trabajando en el proyecto que debía presentar en dos semanas. Aunque le resultaba extraño, agradecía un poco de normalidad después de tanta locura de viajes en el tiempo.  


 Mientras que Logan y Julia estudiaban y se centraban en sus vidas universitarias, el peligro comenzaba a acechar cada vez más. Gregor, Ralph y los suyos estaban frente a la casa de Mehmet dispuestos a comenzar con su plan.

- Arnold y El Turco conmigo,-dijo Ralph-. Michael y Josh se quedarán fuera vigilando que no se entrometa nadie.

- Estupendo,-contestó Gregor-. Los demás vengan conmigo. Tened mucho cuidado,-deseó tras estrecharle la mano a Ralph-.


 Comenzando a caminar hacia la casa, Ralph y Arnold estaban sonrientes.

- ¿Cómo crees que le irá a nuestro gran amigo Mehmet?-preguntó Arnold-. ¿Tú crees que habrá muerto ya?

- No, bicho malo nunca muere,-contestó Ralph-.

- Cuando lo pille, le voy a dar cada palo que se va arrepentir hasta el último segundo de vida por habernos entregado a la policía.


 Interviniendo en la conversación, Mohamed preguntó qué fue lo que ocurrió.

- Arnold y yo estábamos comenzando en el mundo de la estafa y teníamos ya cierto prestigio y dinero suficiente para hacer préstamos a… gente necesitada. Luego les decíamos que le cobrábamos 150% de intereses cuando nos habían pagado el dinero y así nunca perdíamos. Tanto fue así que decidimos contratar a un chico y su hermano nos pidió dinero. Este chico era Mehmet, al que vamos a ver ahora. Resulta que su hermano no pagaba y cuando fuimos a darle su merecido, ya estaba allí la policía por culpa de que Mehmet nos vendió.

- Qué hijo de puta…

- Por eso vamos a reventarle a ese cabrón.


 Abriendo la puerta de par en par, Ralph la tocó con sus nudillos.

- ¡Toc, toc! ¿Se puede?-dijo Ralph provocando que Mehmet y Bárbara se girasen a mirar quién había hablado-.


 Levantándose rápidamente, Mehmet se puso muy tenso al ver a sus viejos compañeros allí.

- ¿Qué coño hacéis aquí? Vosotros deberíais estar en la cárcel.

- Vaya Mehmet, qué maleducado… Más de 40 años sin ver a tus viejos amigos y nos recibes de esta forma,-dijo Ralph-.

- ¿Qué diablos queréis?

- Devolverte el favor que nos hiciste metiéndonos en la cárcel…


 Levantándose del sofá, Bárbara le preguntó a Mehmet quiénes eran esos tipos.

- ¿Quiénes son?

- Los que querían matarnos a Rashid, Martina y a mí, pero gracias a que Peter Dietrich vino y nos avisó, hoy estamos tú y yo aquí.

- Vaya, qué preciosa historia de amor,-dijo Arnold interviniendo-. Creo que mataré primero a tu preciosa mujercita y luego a ti.

- Muy buena idea,-dijo Mohamed-. Así este viejo podrá experimentar parte del dolor que habéis vivido vosotros tantos años encerrados en la cárcel.


 Abriéndose la puerta del baño, Megan salió de allí sin saber que sus suegros tenían “visita”.

- Mehmet, ¿ya estás de nuevo hablándole a la tele?

- Megan no. Vete de aquí ahora mismo, hazme el favor.

- Pero bueno Mehmet, ¿qué te pasa hoy? Estás muy raro…

- Eso. Así no es forma de tratar a una dama tal y como se merece,-dijo Mohamed mirando y reconociendo a Megan-.


 Agarrándola del cuello, Mohamed la empujó contra la pared.

- Tú… ¿Qué coño haces aquí Turco?

- Nada, me apetecía visitar a unos viejos amigos y, fíjate qué sorpresa la mía que te encuentro aquí también… El destino a veces puede ser maravilloso. No sólo mis compañeros podrán llevar a cabo su plan, sino que yo mismo podré vengarme por haberme encerrado. Yo mismo acabé con Moncho y también acabaré contigo y con todos los policías que nos capturaron.


 Acercándose al matrimonio, Arnold agarró a Bárbara y Mehmet, intentando impedirlo se llevó un fuerte guantazo de parte de Ralph.

- Mejor que te quedes quieto y procures no empeorar las cosas,-dijo Ralph-. Nosotros somos los que mandamos ahora y, si nos apetece violar a tu mujer y atarte a una silla e inmovilizarte para que veas cómo abusamos de ella y la matamos, lo haremos.

- Antes tendréis que matarme a mí.

- No te preocupes, también te llegará tu turno pero a ti te tenemos reservado algo más… especial-comentó Ralph riéndose-.

- ¡¿Por qué coño estás aquí?!- le gritó Mohamed a Megan en el oído-.


 Saliendo del otro baño tras darse una ducha, Murat se encontró con esa situación y, al instante, supo que estaba en problemas. Echando la mano a donde normalmente llevaba la pistola se dio cuenta de que no la llevaba encima, sino que se la había dejado sobre la cómoda de su dormitorio…

- ¿Qué está pasando aquí?-dijo Murat-. Soy Murat Köpek, inspector jefe del departamento de policía y estáis todos detenidos, así que dejad todo lo que estáis haciendo.

- ¡Quieren matarnos!-llegó a gritar Megan-.


 En cuanto la comisaria alzó la voz, Mohamed le propinó un fuerte guantazo en la cara que la dejó completamente aturdida.

- ¡Cállate zorra!


 Comenzando a avanzar hacia su mujer, Mohamed sacó un cuchillo y se lo colocó a Megan en el cuello mientras miraba a Murat.

- Quédate donde estás si no quieres ver morir a esta zorra.

- Suéltala, por favor.

- Oh, ahora comprendo… Sois pareja, estáis felizmente casados, qué bonito es el amor.

- He dicho que la sueltes,-dijo Murat avanzando de nuevo-.

- El Turco ha dicho que te estés quieto,-dijo Arnold dándole un puñetazo a Bárbara-. ¿O es que quieres provocar la muerte de tus padres y de tu querida mujer por culpa de hacerte el héroe?

- Vaya Mehmet,-dijo Ralph-, sí que te ha cundido todo este tiempo. Según recordaba, tenías una hija, este tuvo que venir después, ¿no?

- Muérete,-dijo Mehmet provocando que Ralph le pegase otro guantazo-.


 A todo esto, Mehmet junior se mantenía en silencio en su cuarto sabiendo que debía aprovechar la ventaja que tenía sobre los asaltantes al no estar enterados de que había alguien más en la casa. Por una parte, Mehmet tenía ganas de salir y reventarles el culo y evitarles más sufrimiento a sus abuelos y padres, pero por otra parte sabía que debía ser más inteligente y dejar la fuerza bruta a un lado.


 Levantando a Bárbara, Arnold quiso acercarse a ella para besarla cuando recibió un guantazo en la cara.

- Ni se te ocurra,-dijo Bárbara-. Esta boca sólo se ha unido a la de mi marido y así será hasta mi último aliento.

- Muy bonito, pero qué pena que todos los sueños no se cumplan, porque yo cumpliré el mío de cobrarme mi venganza, pero tú no podrás cumplir ese sueño que me acabas de decir…


 Mehmet, muy nervioso, le pidió un favor a Ralph.

- Ralph, sé que no estoy en condiciones de pedirte nada, pero por favor, no les hagas daño. Si estuvisteis encerrados fue por mi culpa, no por ellos, así que hacedme lo que queráis a mí, pero dejad a mi familia en paz. Ellos son inocentes de toda esta locura.

- Arruinaste mi vida vendiéndote a esos cabrones del FBI y de la policía. Creí que eras nuestro amigo, pero nos decepcionaste con lo que hiciste. Sin embargo, no soy un hombre sin corazón y yo también tengo mis sentimientos, así que pídeme lo que quieras mientras no sea liberaros, que no os matemos y no os hagamos daño.


 Tras pensarlo durante unos segundos, Mehmet se acordó de su nieto y de que él seguía escondido. Qué listo era ese chico, por lo que le pidió a Ralph que todos pudieran salir al jardín trasero y poder contemplar el cielo por última vez antes de morir, de esa forma, Mehmet le daría la oportunidad a su nieto de tener una vía de escape. Sentándolos a todos en los bancos, los asaltantes comenzaron a pensar en voz alta.

- ¿Qué pensáis que podemos hacer con ellos?-preguntó Ralph-.

- Yo digo que matemos primero al hijo, porque no hay nada más doloroso para unos padres que su hijo se muera,-contestó Arnold-.

- Sí, y así su querida mujercita verá cómo abrimos en canal a su gran amor-dijo Mohamed-.


 Mirando a través de la ventana y cerciorándose de que todos estaban fuera, Mehmet junior salió cuidadosamente de su dormitorio y, con grandes nervios, se dirigió hacia la puerta de la casa para salir y pedir ayuda.


 Sin embargo, El Turco creyó haber visto movimiento en la casa y miró hacia la ventana, descubriendo al muchacho y alertando a los demás.

- ¡Hay un chico en la casa!-gritó Mohamed-.

- Corre tras él, ¡que no escape!-ordenó Ralph-. Ahora entiendo por qué me has pedido salir al jardín,-le dijo Ralph a Mehmet volviendo a golpear su cara-. Te crees muy listo pero esta vez tu jugada te va a salir cara. Arnold, comienza con su querido hijo…

- ¡No escaparás!-gritaba Mohamed persiguiendo al joven Mehmet-.


CONTINUARÁ…


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