sábado, 25 de enero de 2020

Capítulo 8 || Cambios

Ese tío era muy listo y no había picado, así que tuve que usar mi plan B…
- Bien, veo que a usted no voy a engañarle así que le diré la verdad: Me llamo Terrance Willingam y estoy completamente arruinado. Me quitaron mi empresa, el dinero que tenía y me echaron a patadas de la casa de mi novia y he estado mendigando por las calles, pidiendo favores, metiéndome en peleas… Así conocí a Borja.
- ¿Se te daban bien las peleas?
- Sí, no sé… Lo normal, ¿por qué?


 Acercándose más aún a mí, Rubén me ofreció algo que no me esperaba.
- Tengo algo mejor para ti… Me ha gustado tu sinceridad chico y he sentido tu desesperación y eso es genial.
- ¿Por qué es tan bueno?-pregunté sin saber a dónde quería llegar-.
- Es genial porque un tío que está desesperado es capaz de hacer cualquier cosa y a ti no te voy a poner a vender droga, eso sería infravalorar tus capacidades. Por eso vas a ser quien se encargue de… cobrar y advertir a la gente que no quiera darme el dinero que me debe.


 Rubén mantenía una gran sonrisa en su cara y yo era capaz de sentir su entusiasmo.
- ¿Qué me dices? ¿Estarías dispuesto a partir un par de piernas por la causa? Sólo si es necesario… claro. Y te pagaría muy bien, mucho más que vendiendo droga por las sucias calles. ¿Te unes a mi equipo?


 Siguiéndole el rollo, acepté y fingí el mismo entusiasmo que Rubén tenía en ese momento.
- ¡Sí! Ya tengo ganas de partir un par de piernas, que hace mucho que no me peleo con nadie y tengo ganas. ¿Cuándo empiezo?
- Hoy mismo si quieres. Tengo entre ceja y ceja al niñato que me arruinó el negocio hace tiempo y no pienso esperar más. Quiero que lo mates, que lo cortes en pedazos y me traigas su cabeza después de desperdigar su cuerpo por diferentes puntos de la ciudad. Ah, y no lo desmiembres cuando esté muerto… Ya me entiendes. Hazle sufrir. Se llama Enrique de la Salle. Siempre lo recordaré.
- Genial señor. Se hará como diga.
- Tú puedes llamarme Rubén,-me dijo levantándose y ofreciéndome su mano-.


 Correspondiendo a su gesto, ambos estrechamos nuestras manos y Rubén se sorprendió por el apretón de manos tan fuerte que di.
- Vaya, que fuerza tienes. No me quiero ni imaginar las palizas que tienes que dar…
- Bueno, eso es fácil de comprobar.


 Y sin previo aviso, le pegué un fuerte puñetazo a Rubén en la nariz, provocándole que comenzase a sangrar bastante.
- ¡Esto es genial!-grité-.


 Escuchando mi grito y frase clave, Borja supo que era el momento de comenzar con su parte del plan.
- ¿Qué ha sido eso?-preguntó Adrián-.
- Tranquilo,-dijo Borja-. Pronto lo averiguarás por ti mismo…


 Sacando un cuchillo que tenía guardado, Borja se lo clavó en el estómago a su proveedor principal de droga. Sabía que aceptando mi plan, no habría vuelta atrás, pero mi amigo estaba cansado de esa vida y no veía mejor forma de salir de ahí que con mi plan.


 Retorciéndole el cuchillo, Borja le dijo unas últimas palabras a Adrián.
- Lástima que confiarais en mí y no me hayáis cacheado… ¡Lo siento!


 Arriba, la serie de golpes que estaba dándole a Rubén provocó que Ángel entrase en el despacho y me increpara.
- ¡Déjalo! ¡Atrás ahora mismo o te mato!-me amenazó Ángel-.


 Abajo, Borja había acabado con la vida de Adrián y le “tomó prestado” un par de cosas.
- Estoy seguro de que esto no te va a hacer falta…


 En el despacho, Ángel sacó un par de pistolas justo cuando coloqué a Rubén delante mía, quien estaba medio inconsciente a causa de mis puñetazos.
- Si me disparas matarás a Rubén. No te conviene dispararme Ángel… Sé bueno y tira las pistolas, anda.
- Suelta al jefe y yo soltaré las armas.
- ¿Te crees que soy imbécil y que no sé que me dispararás cuando lo suelte? ¿Y tú eres el científico?


 Lo que ninguno de ellos se esperaba era a Borja con las pistolas de Adrián entrando en el despacho y apuntando a Ángel.
- Yo que tú le hacía caso a mi amigo Terry,-dijo Borja-. Ángel, no me seas estúpido.
- ¡Ángel dispara!-logró decir Rubén-.


 Empujando a Rubén hacia delante, salí corriendo hacia la puerta que daba al balcón mientras que Rubén disparaba a la misma vez que Borja. Las balas comenzaron a cruzarse por todos lados y no sabía a ciencia cierta qué ocurría hasta que sentí cómo una de ellas me daba y cómo la sangre comenzaba a brotar.


 Tras unos breves segundos, que se nos hicieron eternos, Borja vio cómo Ángel había matado a Rubén justo cuando yo me estaba escapando y, a su vez, mi gran amigo mató a Ángel con las pistolas de Adrián. Todo como habíamos planificado juntos…


 Lo mejor era que el negocio de la droga en nuestra ciudad se había acabado por fin. Ese tal Rubén me sonaba bastante y no fue hasta tiempo después, cuando la policía descubrió la escena del crimen, que recordé que ese hombre había estado implicado en el caso Yamamoto y se había escapado tras la muerte del famoso empresario Katashi, quien había tenido retenidas a seis chicas en contra de su voluntad y las había obligado a prostituirse.


 Saliendo al balcón, Borja fue a buscarme para saber si estaba bien cuando me vio con la cara ensangrentada.
- ¿Estás bien Terry?
- Sí, no te preocupes. Sólo fue una bala que me rozó la oreja izquierda y he comenzado a sangrar, pero nada que no se pueda curar.
- Menos mal tío. Estaba preocupado por ti.
- Lo peor ya ha pasado… Así que es hora de que terminemos lo que hemos empezado.


 Limpiando nuestras huellas de aquel lugar, le colocamos estratégicamente el cuchillo a Adrián simulando un suicidio. Si todo salía bien, la policía pensaría que una pelea entre ellos se les fue de las manos y que todos acabaron matándose unos a otros. Además, en cuanto los militares se enterasen de la muerte de Adrián, taparían todo el caso para que no se hiciese eco públicamente y, con eso, Borja y yo estaríamos a salvo.
Bajando al sótano, recogimos todo el dinero que encontramos y prendimos fuego a la droga y los químicos que habían allí, provocando diversas explosiones que aumentaron la furia de las llamas.


 Saliendo de allí, Borja y yo nos dirigimos a la casa de éste para ducharnos y cambiarnos de ropa, ya que estábamos llenos de sangre y teníamos que deshacernos de esa ropa lo más pronto posible.
- Yo ya estoy listo,-dijo Borja-. ¿Cómo vas tú con esa oreja?
- Bien, ya ha parado de sangrar.
- Genial, pues pasa y dúchate.


 Entrando en el baño, me desvestí y comencé a ducharme mientras pensaba en que mi plan había salido bien y que al fin todo el tema de la droga se había acabado. Yo obviamente que seguía teniendo ganas de consumir, pero también sabía que la droga sólo me traería ruina y que no me podía permitir volver a recaer. Si algún día en un futuro mis hijas me buscaban, quería que se dieran cuenta de que yo no era tan malo como sus madres les habían dicho. Se lo merecían.


 Saliendo de allí, me encontré con una expresión muy seria de Borja.
- ¿Listo?-me preguntó-.
- Listo. ¿Todo bien?


 Borja miró un momento al suelo y luego a mis ojos antes de hablar.
- Me voy Terry. Necesito irme de aquí y comenzar de nuevo donde nadie me conozca y olvidarme de que todo esto ha pasado. Cogeré mi parte del dinero y me alquilaré una casita, buscaré trabajo de camarero, repartidor… De lo que me salga. Y tendré una vida normal tío, paso de esto.
- Borja, te mereces esa vida que quieres y sueñas. Te voy a echar de menos tío.
- Y yo… Espero que dentro de un tiempo nos volvamos a ver en otras mejores condiciones.


 Borja y yo nos despedimos y me quedé viéndolo marchar mientras que yo pensaba en lo que hacer con mi vida. En principio sería desintoxicarme con la ayuda de Igashu y su equipo y luego ya vería… 


 Con el tiempo logré superar mi adicción y volver a ser el hombre que era. No, dicho de otra forma, me convertí en el hombre que siempre debí ser. Con el dinero que tenía me alquilé una casa en un edificio en una pequeña ciudad a las afueras de donde había estado siempre.


 No era gran cosa pero yo estaba encantado, ya que volvía a tener algo de normalidad en mi vida después de que ese último año hubiera sido problema tras problema.


 Durante mucho tiempo estuve pensando qué hacer con mi vida y a qué dedicarme y recordé las fiestas que me pegaba y lo que me gustaba bailar la música que ponía el DJ de turno así que, ¿por qué no me convertía yo en uno y creaba mi propia música?


 Comprando el equipo necesario, comencé a trastearlo a la vez que miraba tutoriales en internet y aprendía poco a poco hasta que supiese lo suficiente como para crear mi propio estilo.


 Pero eso no era todo, sino que tenía otro plan por si el de la música no funcionaba y era el de coctelero. Bares y lugares donde sentarse a tomar algo habría siempre, así que sería una solución en el caso de que no me fuese bien siendo DJ.


 En la otra punta de la ciudad, Mia observaba a mis hijas balbucear entre ellas con la típica lengua de un niño que comienza a querer hablar, mientras que pensaba en lo rápido que habían crecido. Al llevarse tan poco tiempo Nicole con Ramsah, parecían más mellizas que hermanas de diferente madre.


 Entrando en la habitación, Felisa le comunicó una noticia a Mia.
- Tengo buenas noticias Mia.
- ¿Es sobre Terrance?
- Sí, lo hemos encontrado. Después de un año buscando hemos dado con él, por fin…


CONTINUARÁ…

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