-
Gloria te lo puedo explicar… Ha sido todo sin querer, te lo
prometo.
-
Claro, te tropezaste y por casualidad mi hermana te la metió, ¿no?
¿Es así?
- A
ver, ¡no! Claro que no, pero…
-
Terrance, me importa una puta mierda la excusa que quieras echarme.
Intenté volver a hablar pero Gloria me frenó de nuevo y siguió
hablando ella.
-
Pensé que podíamos tener algo bonito después de estos dos meses y
pico que llevamos saliendo pero está visto que no… No puedo
confiar en ti nunca más así que lárgate de mi casa ahora mismo.
Yo estaba destrozado porque la verdad era que Gloria no se merecía
aquello que le había hecho. Quería disculparme, pero justo cuando
iba a hablar sentí la presencia de Alba detrás de mí y Gloria
volvió a hablar.
- Y
tú vete al salón que tenemos que hablar hermanita,-dijo categórica
Gloria-. ¿Qué coño haces aquí todavía Terrance? ¡Largo!
Me lo había ganado a pulso y esa discusión era lo que necesitaba
para que mi forma de ser cambiase, así que me fui de vacaciones para
pensar y reflexionar sobre cómo quería que fuera el rumbo de mi
vida. ¿Y qué era lo mejor? Irme de fiesta y beber hasta perder el
conocimiento.
Todavía estaba apenado por la pelea entre Gloria y yo porque era una
chica muy especial, pero la había cagado y sabía que ya no tendría
nada que hacer. Eso sí, lo que tampoco iba a hacer era estar triste
toda la vida, había sido una ruptura y listo. Tenía que seguir
adelante.
Aunque estaba lejos de la civilización que me conocía, había
turistas que me reconocían y una de ellas fue esa chica quien se me
acercó y con mucho desparpajo me pidió una foto.
-
¡Terrance! No me esperaba verte por aquí… ¿Podemos hacernos una
foto? Ya que te tengo aquí no puedo perder la ocasión.
Levantándome, me acerqué a ella mientras sacaba su móvil y nos
hacíamos varias fotos.
-
Eres muy simpático Terrance, muchas gracias.
-
Nada mujer, es un placer.
- No
cambies nunca tío, y no hagas caso a los comentarios que hacen de ti
en la tele.
- Ah
bueno, tendrán que hablar de algo para poder comer los periodistas…
Que hablen lo que quieran.
-
¡Di que sí!
Después de esa breve conversación seguí bebiendo mi copa pero
notando la incesante mirada de esa chica y… me estaba poniendo
nervioso. Aquella chica estaba logrando que comenzase a sudar y me
sintiese intimidado. ¿Por que me miraba tanto? ¿Qué tenía yo en
la cara que no podía evitar mirarme? Pero yo seguí a lo mío hasta
que se me volvió a acercar para pedirme algo.
-
Terrance, perdona que te moleste pero… A ver cómo te lo digo
porque me da mucha vergüenza.
-
Adelante mujer, no pasa nada.
- Te
va a sonar muy raro pero… ¿Alguna vez una fan te ha pedido que te
acuestes con ella?
-
Tan directamente no pero sí que he notado miradas o incluso me han
llegado a tocar el culo o el paquete, ¿por qué?
-
Pues porque yo quiero ser una de ellas… Ya está, ya lo he dicho.
Mirándola de arriba abajo, me di cuenta que era una chica guapa, que
estaba bastante bien y que quería que follásemos… ¿Por qué no?
¿Qué daño podíamos hacer? Aceptando, nos fuimos a una parte más
apartada y comenzamos con el tema.
Se notaba que la chica tenía experiencia, porque sabía moverse y
dónde tocar o qué hacer para exprimir todo el jugo a la relación
sexual, y yo estaba encantado de la vida.
Cuando terminamos, nos vestimos y nos fuimos de nuevo a la fiesta
mientras que yo sonreía como un tonto.
-
Así se superan más fácilmente las rupturas…-pensé en ese
momento-.
Al día siguiente, temprano por la mañana fui a la playa para tomar
el sol y relajarme un poco. No había terminado muy tarde de la
fiesta, pero todavía necesitaba descansar y desconectar un poco, ya
que al día siguiente volvía a la civilización.
Escuchando mi nombre, me levanté porque una niña me reconoció y
quería una foto conmigo, a lo que acepté sin saber que estaba
siendo observado.
Tras hacernos la foto, alcé la mirada y pude darme cuenta cómo una
chica quitaba la vista rápidamente y yo sonreí al momento. Estaba
haciendo topless y al fijarme más en ella, creí reconocerla…
Dirigiéndome hacia la tumbona cercana a la muchacha, la miraba
descaradamente estando cada vez más seguro de quién era.
En cuanto me tumbé, pude certificar que era quien yo creía: la
ex-actriz porno Mia Khalifa en persona nada más y nada menos… Anda
que no había yo disfrutado y visto vídeos suyos tiempo atrás…
De repente, Mia abrió los ojos y me miró descubriendo que yo la
estaba observando. Sonriendo levemente, me habló sin pelos en la
lengua.
-
¿Te gustan mis tetas?
-
Esto… sí. Muy bonitas. ¿Tú eres…?
-
Sí, soy Mia Khalifa. Y tú el famoso Terrance del reality, ¿verdad?
-
Exacto, ¿seguiste el programa?
- De
vez en cuando, sí.
La verdad es que no me la esperaba tan simpática y eso me alegró
bastante, ya que comenzamos a charlar y a entablar una conversación
muy rápido.
Aunque hacer topless es lo más natural del mundo, no podía evitar
que se me fueran los ojos hacia sus tetas y a la hora de gesticular
se le movían y yo me comencé a poner… Desde luego que no tenía
remedio.
Llamándome la atención, Mia hizo un gesto que me sacó de mis más
banales pensamientos.
-
Eh, que los ojos los tengo en la cara Terrance, a ver si dejas de
mirar mis tetas, que ya las tienes muy vistas.
-
Perdona Mia pero no he podido evitarlo.
-
Muy bien, pero a ver si te das cuenta de que soy más que un bonito
cuerpo y unas tetas grandes.
-
Desde luego, no lo niego ni he dicho lo contrario. Es más, me
pareces una chica muy simpática y con la que da gusto tener una
conversación.
-
Genial, pues hablemos de lo que queramos entonces.
-
¿Hablamos mientras te invito a comer?
Y así fue cómo comenzó mi relación con Mia. No nos llegamos a
acostar hasta que pasó al menos una semana, pero una vez que lo
hicimos, conectamos mucho más. Entre nosotros había chispa, fuego…
y el sexo avivó las llamas mucho más. Tanto era así que seis meses
después, ya vivíamos juntos en mi piso y los dos éramos muy
felices.
Pero un día llamaron a la puerta y una mujer embarazada estaba al
otro lado y, cuando me vio, me saludó efusivamente.
-
¡Hola! Por fin te encuentro Terrance.
-
Perdona, ¿quién eres?
-
Soy yo, ¿no te acuerdas de mí? Nos conocimos hace seis meses en una
fiesta en la playa y nos acostamos.
-
¡Ah cierto! ¿Qué tal te va? Veo que estás embarazada, ¿no?
-
¡Sí! Por eso he venido a verte, porque este bebé es tuyo.
Mira… Menudo jarro de agua fría me había echado encima. Una chica
se me presenta en una fiesta, me dice de follar y después de medio
año me viene diciendo que ese bebé es mío… Pues qué bien.
Estupendo todo.
-
Vaya, qué… sorpresa.
- ¿A
que es genial? ¡Vamos a ser padres!
-
Sí, genial…
- No
te veo muy convencido, Terrance. ¿Crees que ese hijo no es tuyo?
-
No, nada de eso, si me lo creo pero…
-
Vaya, que si quieres podemos hacernos las pruebas de paternidad y
verás como no te miento.
-
Tranquila mujer, no te preocupes que me haré cargo.
-
¿De verdad?
Y sin esperar a que yo respondiera, aquella chica se me abrazó
dándome las gracias una y otra vez.
-
Pues a partir de ahora tendremos que vernos más porque yo quiero que
mi bebé crezca con su padre al lado. No te estoy diciendo que
salgamos juntos, pero sí que me gustaría poder pasarme por tu casa
cuando me hiciese falta. Eso sí, hay un problema.
-
¿Cual?
-
Que no soy de esta ciudad y la combinación es muy mala para venir
aquí.
- ¿Y
no te puedes mudar?
-
¿Mudar? Imposible, todavía estoy pagando la casa y me acaban de
hacer fija en mi trabajo, no me puedo ir ahora que lo tengo todo bien
atado.
Yo estaba sonriendo exteriormente para intentar evitar que se me
notase que todo eso me estaba comenzando a sobrepasar de una forma
inmensa, ya que esa chica era una aspiradora de energía. Agotaba a
quien fuera…
-
Bueno pues tendremos que darnos los números para seguir en contacto.
¿Cuándo tienes pensado venir Terrance? Porque me gustaría que
escogiésemos el cuarto del bebé juntos y que me acompañases a una
ecografía.
-
Toma mi móvil,-le dije pasándole mi teléfono para que guardase su
contacto-.
-
Aquí está,-dijo devolviéndome el móvil-. Te he puesto mi nombre
entre dos corazones.
-
Estupendo…
-
Bueno, pues espero tu llamada guapo. ¡Nos vemos!
En cuanto se marchó y pude entrar en casa, mi expresión cambió
radicalmente. ¿Cómo le decía a Mía que una chica con la que me
acosté un día y de la que me acababa de enterar que se llamaba
Felisa esperaba un hijo mío?
Pero lo peor no era aquello, sino que pensando en cómo decírselo a
mi novia, apareció de repente en la cocina.
-
Cariño, ¿quién era? Creí escuchar la puerta.
-
Ah… No era nadie, los testigos de Jehová, como siempre.
-
¿Es que esos nunca se cansan?
Levantándome del asiento, besé a Mia sin ningún motivo aparente.
- Yo
sí que no me voy a cansar nunca de besar esos labios tan bonitos que
tienes.
-
Anda ya, zalamero. Qué te gusta piropearme…
- Y
a ti escucharlo, no lo vayas a negar ahora.
Sonriendo, Mia acarició mi mejilla con el dorso de su mano.
- Ay
Terrance, eres adorable y sé que vas a ser un padrazo maravilloso.
-
¿Padre? ¿Cómo que padre? ¿Cómo sabes…?-comencé a decir justo
cuando Mia me interrumpió-.
-
¡Estoy embarazada! Estoy de una falta y me acabo de hacer la prueba
y… me lo ha confirmado. ¡Vamos a ser papás!
Ahí sí que tenía un problema: una chica a la que apenas conocía y
mi novia embarazadas a la vez de mí. Y cada una en una ciudad
diferente. Y las dos querían estar con el padre de su bebé durante
todo el proceso… Qué bien. Eso parecía Navidad con tanta “buena
noticia”.
CONTINUARÁ…
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