CAPÍTULO 39
Dos semanas más tarde,
Naim se llevó a Jessica a picotear por ahí para cambiar el día a día y
disfrutar de la noche veraniega.
Por otra parte, Eva
estaba también sentada en una terraza hablando con su chico.
-
Me encantan las
noches así. Son las noches perfectas para tumbarse en la playa a ver las
estrellas.
-
Es un plan
perfecto, preciosa. Cuando salgamos de aquí vamos a dar un paseo, ¿vale?
Naim se paró en seco. Al
fondo vio a Eva con su novio o lo que tuviera.
-
Creo que será
mejor que vayamos a otro sitio. Esto está vacío.
-
Venga vale. ¿A
dónde vamos papá?
A Eva le dio por mirar al
principio del pasaje y se dio cuenta de que ahí estaba Naim y la pequeña
Jessica.
-
¡Naim, hola! Venid
aquí con nosotros. Mira cariño, es Naim, el amigo de Scott y Bianca del que te
hablé con su hija.
El muchacho se quedó
mirando a los dos que se aproximaban poco a poco hacia ellos. La cita romántica
y solitaria se acababa de ir al garete.
Jessica y Naim subieron
las escaleras hasta llegar donde se encontraba la pareja.
-
Buenas noches,
esperamos no interrumpiros.
-
¡No! Tranquilo,
íbamos a picotear algo. Sentaos con nosotros, venga,-contestó simpática Eva-.
Ambos se sentaron junto a
la pareja y rápidamente Eva se puso a charlar con Naim mientras que el chico de
ella permanecía callado mirándolos. No le gustaba la idea de que hubieran
aparecido, pero lo que menos le gustaba era que Eva los había invitado a
sentarse con ellos dos sin consultárselo antes.
Eva comentaba ciertas
cosas del trabajo con Naim.
-
El otro día sólo
escuchaba piropos tuyos. Dicen que actuaste muy bien frente a esos narcos.
Llevaste la operación de 10.
-
Ya sabes cómo es
la gente, que le encanta exagerar, pero bueno.
-
Tú tan discreto
como siempre. No es malo afirmar que lo hiciste bien.
-
Hice mi trabajo,
eso es todo jeje.
Jessica miraba en
silencio a Eva. Le gustaba aquella mujer porque le parecía de lo más simpática
con su padre, aparte de que Naim siempre venía hablando muy bien de ella cuando
llegaba a casa.
Naim seguía absorto en la
conversación.
-
Uhm, me está
entrando hambre ya. ¿Pedimos algo?-preguntó Naim-.
-
Sí, podríamos
pedir unos montaditos, aceitunas y algo de eso,-contestó Eva-.
-
¿Tú tienes hambre
Jessi?-dijo Naim a su hija-.
Antes de que contestara
la niña, Eva intervino.
-
Jessica, ¿qué te
parece si vamos a pedir tú y yo por todos?
-
¡Sí! Perfecto
jejeje.
-
Venga, ven
conmigo.
Las dos chicas se
levantaron, Eva le cogió la mano a Jessica y juntas entraron al local donde se
pusieron a mirar la carta y elegir algo para que todos pudieran comer.
Mientras tanto, Naim se
quedó con el chico de Eva.
-
Y bueno, ¿cómo te
llamas? Como no has abierto la boca desde que hemos llegado…
-
Me llamo Carlos.
-
Encantado jeje.
¿Qué te pasa? ¿Te ha comido la lengua el gato?
El tal Carlos no sonreía
ni aunque le pagaran y se dedicaba a mirar serio a Naim.
-
Esa broma no ha
tenido gracia.
-
Bueno, menudo
humor que traemos. ¿Pasa algo?
-
A ti no te importa
si me pasa algo.
-
Oye, ¿te doy un
consejo? Baja la calle y a mano derecha hay un todo a 100, ve allí y mira si
les queda simpatía porque a ti se te ha gastado.
Carlos sonrió un segundo
y contestó bastante borde a Naim.
-
Mira, soy así. Si
no te gusta como soy, aire; ya sabes dónde está la salida. Y menos bromas que
ni te conozco ni quiero hacerlo.
-
Eh, tranquilo tío.
Lo único que quería era romper el hielo, que estás más callado que en misa.
-
Ese es mi
problema.
-
Ya lo sé, no hace
falta que te repitas, que ya me he enterado.
Se hizo un silencio
bastante incómodo de soportar donde Carlos miraba con desprecio a Naim, que
había girado su cabeza para ver si venían las chicas con la comida y así
cambiar un poco el ambiente. Naim girándose volvió a mirar a Carlos y se dio
cuenta de su expresión. A punto de decirle algo, se aguantó y se calló.
Naim miró hacia otro lado
haciendo un gesto de negación con la cabeza mientras torcía la boca. Carlos en
ese momento saltó como un potro desbocado.
-
¿Algún problema?
-
¿Te crees el
centro de la atención? ¿Acaso estoy hablando contigo?
-
Ahora sí.
-
Mira… déjame en
paz, ¿vale?
-
Si quieres que te
deje en paz coge a tu niñita y te largas de aquí, que habéis venido a joder la
noche solamente.
-
Eh, cuidadito lo
que hablas de mi hija.
-
Uy, que el nene se
pone chulo.
Naim se levantó dispuesto
a coger a Jessica y largarse de allí, pero Carlos se levantó a la par suya y se
acercó peligrosamente a su cara.
-
¿Te vas a ir? Eso,
vete. Huye como un cobarde.
-
Mejor me voy a
callar lo que pienso…-dijo Naim sonriendo sarcásticamente-.
Carlos frunció el ceño y
prosiguió con los ataques a Naim.
-
¿Ves? Sigues
siendo un cobarde. Si tienes cojones dímelo hombre, ¡vamos!
-
No te lo voy a
decir por dos razones: Primero, si te lo digo aquí vamos a acabar muy mal y
segundo, me rebajaría a tu nivel.
-
¿Mi nivel? ¿Y cuál
se supone que es mi nivel?
-
El de la idiotez.
Y estoy seguro que si bajo a tu nivel allí me ganarás con amplia experiencia.
Naim comenzó a sonreír
frente a la cara de Carlos que reflejaba un gran cabreo que intentaba controlar
pero que no conseguía.
-
A este brabucón
hay que callarlo como sea,-pensaba Naim-.
Pero esto no había hecho
nada más que empezar.
-
Desde hace dos
semanas, Eva no para de hablar de ti y de mencionarte y entre tantas cosas que
ha dicho, he entendido que estás solo viviendo con una niña que encima no es ni
tu hija. Yo por lo menos tengo a alguien en mi vida y no estoy solo y encima de
pagafantas teniendo que cuidar de una niña que ni siquiera es mía.
-
Serás…-Naim
contenía su rabia y sus ganas de pegarle un puñetazo bien fuerte en la cara.
Había tocado su punto débil y Carlos estaba consiguiendo sacarlo de sus
casillas, pero quería aguantar y no caer en la vía fácil: El guantazo-.
En ese momento las chicas
salieron del sitio tras haber pedido. Hasta que le trajeran las cosas
esperarían fuera, pero al salir se encontraron con una situación que estaba
fuera de lugar.
Eva subió las escaleras y
llamó a Carlos.
-
¡Carlos!
-
¿Qué?
-
Ven aquí, tenemos
que hablar.
-
¿Para qué quieres
que hablemos?
-
¡Que vengas te he
dicho!
Cuando Eva y Carlos se
fueron a otro sitio, Jessica abrazó a Naim.
-
No quiero que te
pelees papi.
-
Tranquila que no
va a pasar nada. Estoy aquí contigo, ¿vale guapa?
Eva estaba cabreada con
Carlos porque conocía a Naim y también conocía como era su chico…
-
Carlos, cada vez
que hablo con un chico te pones de los nervios y te cabreas. Estoy harta de que
estés de ese humor. Soy una chica libre, ni tú ni yo somos novios todavía y así
no vas a conseguir nada conmigo.
-
Llevamos más de 3
meses saliendo, hablo con mi padre para que te deje el alquiler de la casa más
barato, nos hemos acostado juntos y ahora me dices que no somos novios, ¿no?
¿Pero de qué vas tía?
-
Voy de que Naim es
un amigo mío y que tú te pones celoso el segundo después de que comience a
hablar con él. En lugar de cabrearte, lo que deberías hacer es conocerlo más.
Seguro que te sorprende.
Carlos no se iba a callar
lo que pensaba, estaba claro.
-
Lo que me
sorprende es que desde hace dos putas semanas no paras de hablar de él. Que si
Naim para arriba y Naim para abajo. A mí me importa tres leches lo que haga o
deje de hacer ese tío, ¿te queda claro? A mí quien me importa eres tú y lo que
no me apetece es que este tío venga de vete a saber dónde, echarte 2 miraditas
y que tú caigas como una tonta.
-
¿Pero qué estás
hablando? Ni nos echamos miraditas ni tampoco tenemos interés el uno por el
otro.
-
Venga ya, ¿a mí me
vas a contar cuentos? Si se te nota a kilómetros que te pone cachonda. ¿Te lo
has follado ya?
Eva estaba flipando en
colores después de escuchar el comentario de Carlos.
-
¿Pero quién te crees
que eres para llamarme puta chaval? Mira…
-
¿Qué quieres que
mire eh?-dijo Carlos interrumpiendo a Eva-. Tú eres mi novia digas lo que digas
y como pareja tuya que soy a partir de ahora vas a dejar de ver a ciertas
personas empezando por el rubio pollo ese.
-
¿Cómo has dicho? ¿Tú
me vas a decir a mí a quién tengo que ver o dejar de ver? ¿Tú estás tonto o qué
te pasa?
La discusión estaba
caldeándose de tal forma que los gritos hicieron que Naim mirara preocupado
hacia la pareja.
-
Jessica, quédate
aquí. Ahora vengo.
-
¿A dónde vas? ¿Qué
vas a hacer?
-
Voy a solucionar
esto de una vez por todas.
-
¡Ten cuidado!
Naim bajó las escaleras y
se puso frente a los dos y carraspeó un poco.
-
¿Se puede saber
qué está pasando aquí?
-
¿Y a ti qué te
importa desgraciado? Lárgate ya, haznos el favor.
-
No hasta que esto
se haya solucionado.
Carlos se volvió hacia
Naim más cabreado que antes.
-
A ver, será que el
rubio te hace más tonto todavía, porque me parece a mí que tú eres gilipollas,
¿qué parte no entiendes de que te largues?
-
¿Y tú qué parte no
entiendes de que te calmes un poquito?
-
¿Y si no quiero
qué? ¿Me vas a pegar?
Eva suspiró cansada de la
actitud de Carlos.
-
Chicos, dejadlo ya
venga.
-
De eso nada Eva.
Esto no va a quedar así,-dijo Naim-.
-
Uh, ¿me estás
amenazando?-dijo con tono chulesco Carlos-.
-
¿Acaso estoy
hablando contigo ahora?
Naim estaba tremendamente
serio, algo poco usual en él ya que últimamente no se le veía nada más que
sonreír. Eva se sorprendió al verlo de esa forma.
Carlos seguía con su
chulería hacia adelante y no había nadie que lo callara.
-
Mira, rubio de los
cojones, estamos hablando MI novia y yo. Aquí tú ni pinchas ni cortas, así que
vete con tu niñita a dar por culo a otro lado.
-
No me voy a ningún
lado. Eva es amiga mía y…
-
De amiga
nada,-dijo Carlos interrumpiendo de nuevo-. A partir de hoy no es tu amiga, así
que largo. No te quiero ver ni a dos kilómetros a la redonda.
Naim sabía que ese tío
necesitaba una gran cura de humildad. Esa bordería y chulería era inaguantable.
-
Tienes gracia tío,
¿sabes? Porque eres como un loro, hablas y hablas diciendo cosas donde nadie te
va a hacer caso.
-
A ver si te queda
clarito que aquí se hace lo que yo quiero, ¿entendido? Si yo digo que tú te vas
a ir a tomar por culo con la niñata de mierda te callas, obedeces y te vas,
¿captas la idea?
-
Y tú a ver si
entiendes lo que te voy a decir: Como vuelvas a insultar a mi hija de esa
forma…
-
¡Qué! ¡Qué me vas
a hacer!-dijo sacando pecho-.
Naim tenía la cabeza roja
de la tensión que tenía acumulada encima. ¿Cómo podía ser tan… de esa forma?
-
Eres un chulo tío,
te crees que sacando pecho y gritando vas a lograr intimidarme. Pues para que
lo sepas, te queda mucho camino por recorrer chaval. Perro ladrador, poco
mordedor.
-
¿Me estás diciendo
que no tengo cojones?
-
Básicamente.
-
Ah bien, pues a
ver si tienes tú los cojones de parar esto…-dijo Carlos propiciándole un
guantazo que resonó en todo el lugar-.
La mejilla de Naim se
puso roja al momento. Llevándose la mano a su mejilla se la tocó notando que estaba
caliente. Naim miró a Carlos que sonreía satisfecho como si hubiera obtenido
una victoria.
-
Oh, la has cagado
Carlitos.
-
Uy, que el nene se
ha cabreado. ¿Me vas a pegar? Aquí te espero… nenaza.
-
Vale, espérame
pero en el calabozo. Quedas detenido por pegarle a un agente de la ley.
Carlos comenzó a
carcajearse, pero Eva todo lo contrario. Cerró los ojos lamentándose de lo que
había pasado. Carlos se lo tenía bien merecido.
-
¿Has oído nena? El
pavo este dice que es policía.
-
Carlos, dice la
verdad. Trabaja conmigo en comisaría… La has cagado y bien.
-
Después de todo lo
que me has hablado de él ¿y eso no me lo dices? La boca tan grande que tienes
será para comer pollas porque no sirve de nada.
Naim no aguantaba más,
así que lo cogió de los brazos con fuerza. Ese ya no se escapaba.
Pero Carlos no se iba a
ir de rositas. Eva tenía un as en la manga.
-
Naim, no te lo
lleves todavía.
-
Eva, ¿qué quieres
hacer?
-
Suéltalo un
momento.
-
¿Para qué?
-
Por favor Naim…
Naim obedeció a Eva y
Carlos se volvió hacia ella.
-
Que sepas que
nunca hemos sido novios, que si me he acostado contigo es porque estás bueno,
que me aproveché de ti con el alquiler de la casa, que te la puedes quedar si
quieres. Nada más, ¡ah! Y que con tanto músculo se te ve pequeña… Ahora sí, hasta
nunca “peque”.
Carlos se quedó sin
expresión ninguna. Naim lo volvió a coger de los brazos mientras llamaba a sus
compañeros de comisaría que vinieron enseguida y se lo llevaron.
Una vez se habían ido
todos, Naim se acercó a Eva.
-
¿Cómo te encuentras?
-
Ya mejor. ¿Tú cómo
estás?
-
Perfectamente,
tengo la cara muy dura jajaja. Ahora respóndeme a una pregunta.
-
Claro, dime.
-
¿Se había puesto
así alguna vez antes?
Eva se quedó callada,
como si la hubieran pillado.
-
Tanto nunca. Tenía
a veces unas grandes broncas con él, pero nunca habíamos llegado a tanto.
-
¿Te puso la mano
encima?
-
No me pegó,
tranquilo.
Naim suspiró más
tranquilo cuando escuchó las palabras de Eva.
-
Es verdad que se
había puesto chulo y eso no me gustaba un pelo. Ha sido verlo hoy cómo se ha
puesto primero conmigo y luego contigo... Dios mío, lo siento mucho Naim.
-
Tú no tienes la
culpa de nada Eva.
-
Sí que la tengo,
debería haberle parado los pies.
-
Hubiera sido peor.
Si te llega a poner una mano encima…
Eso Naim quería dejarlo
claro. No quería que a Eva ningún tío le pusiera la mano encima.
-
Y una cosa, si
tenías problemas, ¿por qué no acudiste a mí?
-
Porque tú ya
tienes suficiente con lo tuyo. Si encima te molesto con mis problemas…
-
Tonterías. Tú y yo
somos amigos y los amigos cuidan los unos de los otros.
Eva sonrió a Naim
agradecida por sus palabras.
-
Gracias Naim, eres
un sol.
-
Anda, vente con
Jessica y conmigo a casa después del picoteo, ¿vale?
-
No, de verdad. Yo
me voy ya a casa…
-
De eso nada, tú
vienes con nosotros.
Un par de horas después,
Naim acostaba a Jessica en su cuarto.
-
Buenas noches
pequeña. Que descanses.
-
Gracias papá.
Buenas noches y hasta mañana.
Naim salió del cuarto
cerrando la puerta con cuidado. Eva lo esperaba fuera.
-
Ya está dormida.
Estaba cansadísima.
-
Es normal, ha sido
un día muy largo.
-
¿Vamos al salón?
Eva no paraba de
agradecer todo lo que Naim había hecho por ella. Estaba realmente agradecida
con él y no sabía cómo pagárselo.
Pero en realidad, lo que
ellos tenían en la cabeza era otra cosa… Ambos se deseaban el uno al otro, se
gustaban y aquel acto que había hecho Naim por Eva, hizo que los sentimientos
hacia él resurgieran de sus cenizas como el ave fénix.
Eva miró a Naim y comenzó
a hablar.
-
Yo… Creo que
debería irme a casa. Mañana me levantaré temprano para recoger mis cosas y
volver a casa de mis padres.
-
¿Vas a volver?
-
Tú dirás. No tengo
otro sitio a dónde ir.
-
¿Por qué no te
quedas aquí?
-
Anda, no digas
tonterías.
-
De verdad, es una
gran idea, así pagamos la casa entre los dos y vivimos los tres juntos, ¿qué te
parece?
-
No creo que sea
una buena idea…
Naim se calló y se acercó
a ella.
-
¿Qué es lo que te
impide decir que sí?
-
Nada, sólo que no
quiero molestar.
-
No molestas. Cada
momento que he pasado contigo ha sido especial.
-
Bobadas. Cuando me
tuviste que llevar a tu casa porque estaba borracha no fue para nada especial…
-
Eva, también fue
especial. Llegaste a mi vida dando aliento fresco, me hiciste salir de mi pompa,
de mis recuerdos, salir de la burbuja de tristeza que tenía encima… Te debo
mucho Eva.
-
Naim yo… me siento
alagada con tus palabras. No sé qué decir…
-
Di que sí,-dijo
Naim susurrando muy cerca ya de la cara de Eva-.
Eva y Naim se miraron
completamente en silencio. Ella miró los labios de él, tan sensuales y bonitos,
sus ojos verdes y su mirada tan penetrante… Eva se acercó finalmente a él
juntando sus labios uniéndose en un bonito y tierno beso.
Naim se separó de ella al
notar su corazón desbocado en el pecho. Hacía tantos años que no sentía nada
igual por una mujer que era algo casi tan nuevo como la primera vez.
Eva sonreía a Naim. Nunca
en su vida había sentido algo tan fuerte por un chico como sentía por Naim
desde aquella vez que durmió en su cama cuando ella comenzó a enamorarse de él…
Los dos se volvieron a
besar, pero esta vez más apasionadamente. Sus bocas se abrían para dejar paso a
las lenguas que ansiaban la una de la otra.
Naim comenzó a coger a
Eva de la cintura. Los besos eran cada vez más largos y duraderos y la pasión
iba en aumento. En un segundo donde se separaron para coger aire, Eva susurró
algo…
-
Sí
Naim,-refiriéndose a irse a vivir con él-.
Y finalmente, la nueva
pareja siguió besándose en el sofá. El amor había triunfado y Naim había
conseguido su sueño de nuevo: Formar una familia…
FIN
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