miércoles, 1 de noviembre de 2017

Capítulo 33 de "Cero"

CAPÍTULO 33

El móvil de Naim sonó y Scott tuvo que parar el relato para fastidio de los dos.
-          Joder…
-          ¿Qué pasa Naim?


Naim dejó el móvil y se volvió mirando a Scott.
-          Tienes que esconderte.
-          Pero… ¿qué pasa?
-          ¡YA!
-          Vale, ¿pero dónde lo hago?
-          Sal por esa puerta y espera a que yo cierre la puerta de la cocina de un portazo. Ahí sales corriendo hasta la caseta de la casa de al lado. Esa casa es la de Tim, así que tranquilo.
-          ¿Me vas a contar qué pasa?
-          Va a venir Tim. Corre y escóndete.


Scott hizo lo que Naim le había dicho. Estaba algo asustado de que algo saliera mal, de que lo descubriera y todas las intenciones de devolverle la memoria a Naim se fueran a la mierda.


Tim entró en la casa y Naim le sonrió.
-          Buenos días Tim, ¿qué tal?
-          ¿Tú no tenías que trabajar hoy? Es que he visto luces encendidas y creía que había entrado alguien, por eso te he hablado.
-          Ah, no te preocupes. Es que hoy me he levantado algo enfermo. Me encuentro mal.
-          ¿Qué te pasa?
-          La cabeza, que me está matando y me duele al tragar.


Naim se fue moviendo hacia la cocina.
-          ¿Has desayunado Tim?
-          Apenas una tostada con mantequilla.
-          Pues espera que vamos a desayunar juntos. ¿Quieres un café?


Naim cerró la puerta de un portazo que sonó en toda la casa. Era la señal para que Scott se escondiera mejor.


Scott corrió como alma que llevaba el diablo hacia la caseta. Por dentro los nervios lo iban a matar.


Scott bajó y corrió hasta el final del pasillo. Para nada se esperaba que hubiera eso allí. Respirando más tranquilo, se apoyó en la pared y comenzó a recuperar el aliento.


Naim y Tim se tomaron un par de cafés y luego se pusieron a hablar.
-          ¿Quieres que te traiga algo?
-          Ay, pues me vas a venir muy bien Tim. ¿Podrías llegarte a la farmacia Houston?
-          ¿A la que está en la otra punta?
-          Sí, es que allí es donde compro siempre los medicamentos y ya me conocen. ¿Te importa traerme algo para el dolor de garganta?
-          No hay problema. Después del desayuno que me has dado es lo de menos. Luego vuelvo.
-          Venga, gracias Tim.


Naim esperó a que Tim se fuera con el coche y salió corriendo hacia la caseta. Bajó gritando el nombre de Scott pero al bajar ya no estaba ahí…
-          ¿Scott?


Naim estaba totalmente descolocado, ¿a dónde había ido Scott? Dándose la vuelta para registrar la casa de Tim escuchó una voz a su espalda.
-          ¿A dónde vas Naim?


¡Era Scott! ¿De dónde había salido? Y lo más importante, ¿por qué tenía esa cara tan enfadada?


Naim se dio la vuelta al escuchar la voz de Scott.
-          Pero… ¿de dónde coño sales?
-          Naim, ven aquí.
-          Scott, me estás asustando.
-          Naim.
-          ¿Qué?
-          Que vengas te he dicho.


Naim se acercó algo temeroso. No comprendía el cambio que acababa de dar Scott y ahora sí que desconfiaba bastante de él. ¿Y si el mentiroso era él todo este tiempo? Sin embargo, Scott se dedicó a darle golpes a la pared.
-          ¿Qué haces Scott?
-          Ya lo verás.
-          Con esos golpes no vas a echar la pared abajo. ¿Te echo una mano?
-          No… Espera, aquí está.
-          ¿El qué está?


De repente, la pared empezó a moverse y se desplazó hacia la derecha, abriendo paso a una sala oculta.
-          ¿Qué opinas Naim?


Naim estaba completamente inmóvil. No movía ni un solo músculo del cuerpo salvo los ojos, que rastreaban la habitación de arriba abajo. ¿Qué estaban viendo sus ojos?


Naim vio una ristra de macetas todas juntas, algo que llamó muchísimo la atención a Naim.


Luego vio unas cuantas herramientas esparcidas por el suelo, más desordenadas.


Unas cajas con letreros algo borrosos pero que guardaban más cosas que no se veían a simple vista.


Muchos neumáticos antiguos con la goma gastada apilados en una esquina.


Colgado de la pared había un gran escaparate de herramientas de coches de todo tipo.


Y finalmente, encima de una mesa había más herramientas especiales para coches. ¿Qué hacía todo eso allí?


La puerta se cerró tras ellos y Naim en ese momento reaccionó. Movió la cabeza mirando los objetos otra vez detenidamente, pero sin moverse del sitio. Scott lo miró y le dijo algo que cambió a Naim radicalmente.
-          ¿Lo recuerdas? El asesino de la maceta…


Naim abrió los ojos como brótolas. Recordó a Ashley, a Max, el accidente de ambos, a Bianca, al comisario, a Eva… Todo volvía a estar como antes.


Una lágrima calló del ojo de Naim, que apresuró a quitarse para abrazarse a Scott como si lo acaba de ver después de mucho tiempo y, en cierto modo, así era.
-          Scott, te he echado tanto de menos…
-          Has vuelto… Al fin. Bienvenido de nuevo.


Scott tenía una gran emoción encima. Su amigo, el mejor que había tenido nunca, había vuelto después de un largo “viaje”. En ese abrazó se resumió todo el cariño que se tenían el uno al otro. Ninguna palabra hubiera dicho más que ese abrazo silencioso entre dos grandes amigos.


Naim se separó y comenzó a hablar con Scott.
-          Ya me acuerdo de todo, incluso de la universidad.
-          ¿Sí?


Naim comenzó a relatarle a Scott desde el punto donde se había quedado este.
-          Scott, me acuerdo que cuando llevábamos ya un año y pico en la universidad, tú ya estabas saliendo con Bianca, que logré convencerte para que te lanzaras.


Narra ahora Naim

Yo me acerqué a la habitación de Ashley, que había quería jugar con ella una partida de ping-pong.
-          Buenos días Ashley. Dios mío, qué guapa.
-          Sí vaya, recién despertada estoy de un tipo…
-          En fin, a lo que iba, ¿quieres venirte abajo a echar una partida de ping-pong?
-          Vale, dame unos minutos y me cambio.


Unos 10 minutos después bajamos juntos hasta el salón y nos pusimos a jugar. Nos habíamos hecho muy buenos amigos, pese a las incómodas miradas de Tim que intentaba por todos los medios separarnos.


Tim bajó al rato y se quedó mirándonos, o más bien mirándome a mí antes de dirigirse a Ashley.
-          Cariño, tenemos que hablar…


¿Qué tendrá que decirle Tim a Ashley? ¿Vendrá Tim en la actualidad y descubrirá que Naim no está en su casa?

CONTINUARÁ…

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