viernes, 10 de noviembre de 2017

Capítulo 37 de "Cero"

CAPÍTULO 37

Naim subió al coche con Jessica. Iban a casa cuando vieron pasar un coche de policía rápido junto a ellos. Al llegar a casa, ese mismo coche se encontraba aparcado frente a la casa de Gloria. Un pequeño nerviosismo comenzó en el estómago de Naim.


Los dos bajaron del coche y vieron a Gloria y a Scott fuera de la casa junto al coche de policía.
-          Naim, he llamado a la policía yo,-dijo Scott-.
-          Hija… me gustaría hablar contigo,-dijo Gloria-.
-          ¿Para qué?
-          Tengo que explicarte algunas cosas.


Jessica se acercó a su madre totalmente cabreada y con cara de pocos amigos.
-          No me vayas a decir nada, sé que me vas a volver a mentir. ¿Sabes? Ya no te creo nada de lo que me has dicho ni me dirás.
-          Hija, un momento, déjame hablar.
-          ¡No me llames así! A partir de ahora tú no tienes hija. Me has fallado como madre, me has mentido en lo de papá y tampoco no entiendo lo del tío Tim. Estás loca.
-          Jessica, me partes el corazón, no me hables así, por favor…
-          ¡Déjame en paz! ¿Crees que te voy a creer? Primero me mientes diciéndome que mi padre está muerto, luego me dices que no es cierto, que mi padre está en el hospital y hoy me entero que ¿mi padre es mi tío? No te voy a creer más en mi vida. Te odio.


Gloria estaba al borde de un ataque, aguantaba las lágrimas para no llorar delante de su hija, aunque era una tarea casi imposible. El corazón de Gloria estaba destrozado en mil pedazos. Había perdido a su familia en un solo día, ¿qué iba a hacer ahora sola?


Jessica se dio la vuelta y fue hacia Naim
-          Aunque no seas mi padre, yo te seguiré llamando papá. 


Scott estaba asombrado por la reacción de Jessica. Tenía parte de razón, pero había tratado a su madre muy mal. Las personas nos equivocamos y Scott creía que Gloria iba a cambiar desde ese momento ahora que se había descubierto todo. Muy a su pesar, tuvo que decirle a Gloria unas palabras que le costaría más que nunca decir.
-          Gloria… se me parte el corazón tenerte que decir esto pero…
-          Scott, acaba cuanto antes. Sé que voy a ir a la cárcel. Es ilegal tener incesto y yo hoy lo he declarado abiertamente.
-          Te prometo que en todos los años que llevo de policía, nunca me ha costado decirlo más que hoy. Te prometo que haré lo que pueda para que salgas cuanto antes.
-          Ya te he dado las gracias y siempre te estaré agradecida por salvarme la vida. No hace falta que sigas ayudándome.
-          Lo siento Gloria. A partir de ahora todo lo que digas puede ser y será utilizado ante un tribunal… Acompáñame al coche.
-          Adiós Naim. Cuida de Jessica, te necesita más que nunca,-dijo Gloria con lágrimas en los ojos mientras que la pequeña abrazaba a Naim sin mirar a su madre-.


Un par de meses más tarde, llegaron las vacaciones de verano. Hasta entonces Naim y Jessica siguieron viviendo en la casa de Gloria, pero desde ese momento las cosas iban a cambiar radicalmente. Naim había tenido mucho papeleo por casa y muchas visitas de abogados y muchas cosas más. Quería dejar todo listo.


El autobús del colegio dejó a Jessica en su casa que entró y vio a Naim esperándola.
-          Ya estoy aquí. ¿Hoy nos vamos?
-          En cuanto estés preparada. Tengo las maletas metidas en el coche.
-          Entonces vayámonos ya. Cuanto antes mejor.


Pero Naim no le había dicho todo lo que sabía.
-          Jessica, antes quiero que sepas que hoy me ha llamado mi abogado. Legalmente ya tengo todos los derechos sobre ti. Tu madre al estar en la cárcel ha perdido todos los derechos. También me he enterado que le han echado 6 años de cárcel.
-          Papá, ¿te puedo decir un secreto?
-          Claro dime.
-          La echo de menos…


Naim se acercó a ella y la abrazó con fuerza.
-          Es normal. ¿Quieres que te lleve un día a verla?
-          Me encantará. Gracias papi.


Naim y Jessica dejaron la casa, cerraron la puerta con llave y se montaron en el coche hacia el puerto. Ya en el barco la brisa marina levantó el ánimo de la pequeña; estaba contenta porque era la primera vez que se montaba en uno.


Cuando llegaron a Isla Paraíso, Naim condujo de nuevo por esas calles. Nostalgia era lo que sentía cuando volvió a poner las manos sobre el volante y ver aquellos paisajes de nuevo, ese olor a mar en el aire. Estaba en casa de nuevo y como la suya estaba destruida, alquiló una.
-          Jessica, bienvenida a tu nueva casa. ¿Entramos y te enseño tu cuarto?
-          Sí porfi.


Naim metió las maletas en la casa y le enseñó el cuarto a Jessica, que estaba encantada. Se la veía feliz con Naim y él estaba también contento porque, aunque no fuera su hija biológica, en parte la consideraba como suya. Pero lo mejor de la casa no se encontraba dentro, sino fuera y al salir los dos quedaron maravillados.


Jessica miró boquiabierta las vistas, la niebla, las lanchas en el agua, el atardecer que estaba comenzando…
-          ¿Sabes? Creo que me va a gustar vivir aquí.


Naim respiraba hondo. Era un tremendo gustazo el respirar y recordar aquellas tardes que iba a correr hasta la playa y se metía en el agua, aquellas noches junto a Scott, Bianca y Ashley bañándose por la noche…


Pero algo había sobresaltado a Jessica.
-          ¿Han llamado a la puerta?
-          Yo no he escuchado nada.
-          Yo creo que sí. Voy a mirar.
-          Vamos los dos venga.


Efectivamente, al abrir la puerta Naim se encontró con Scott, Bianca y la pequeña Brenda.
-          Pero bueno, ¡menuda sorpresa! ¿Qué hacéis todos aquí?
-          ¿Tú que crees tonto?-dijo riéndose Scott-.


Se hizo un pequeño silencio al mirarse a los ojos Bianca y Naim. Hacía años que no se veían desde la falsa muerte de él tras el accidente. Naim sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo.
-          Estás incluso más guapa que antes,-dijo Naim provocando que Bianca comenzara a llorar tras una pequeña sonrisa-.


El abrazo que se dieron ambos fue indescriptible. Se decían de todo mediante ese acto pero ninguno abría su boca.
-          Te he echado tanto de menos Naim… Si supieras las de veces que he ido al cementerio a veros creyendo que estabas ahí. He llorado tanto por ti…
-          Pues estoy de vuelta Bianca. No me vas a volver a perder nunca más. El rubio ha vuelto y viene pisando con fuerza.


A todo esto, Brenda y Jessica se estaban mirando.
-          Hola, me llamo Brenda.
-          Y yo Jessica.
-          ¿Te apetece jugar a poli ladrón?


Bianca miró a Jessica por primera vez.
-          ¿Esta es…?
-          Sí, es la hija de Tim.
-          Tiene sus ojos. Se parece mucho a él. Qué pena me dio al enterarme de que Tim había muerto.
¿Cómo se puede llegar a perder la cabeza de esa forma?
-          Será mejor que esto lo hablemos en privado. Jessica, ¿por qué no te llevas a Brenda a tu cuarto y jugáis a las casitas?
-          ¡Ay sí! Tengo una casita estupenda,-dijo Jessica entusiasmada-. ¿te vienes?
-          Vale jejeje.


Las dos niñas se metieron en su cuarto y, como si se conocieran desde siempre, se pusieron a jugar y a inventar historias con los muñecos que tenían.


Mientras tanto, los adultos hablaban de todo lo ocurrido en el salón.
-          ¿Al final le han echado 6 años a Gloria?-preguntó Naim-.
-          Sí,-respondió Scott-. No fue solo el incesto, ¿sabes? Ha confesado que se inventó un currículum para ti, que movió los hilos hablando con unos amigos para conseguir ponerte como marido de ella y padre legal de Jessica.
-          A Gloria se le fue de las manos todo esto. Creo que el acto de acostarse con Tim la dejó trastornada porque su hija siempre le recordaría aquello. Todo esto, me da a mí la sensación de que lo hizo para ser una persona normal.
-          Y es bueno,-intervino Bianca-, pero lo que no puede hacer es todo lo que ha hecho para conseguir conquistarte, al final sólo hay que mirar dónde ha acabado. Si quería conquistarte, con ser sincera seguramente habría logrado su propósito.


Naim pensaba en Gloria. Salvo las mentiras y todo lo que había hecho, no era una mala chica; cuidaba a su hija, trabajaba y visitaba a algunos ancianos. Si no fuera por esos actos… Naim no sentía nada amoroso por ella, pero le había cogido cariño después de todo ese tiempo conviviendo con ella.
-          Naim, cuando se ha descubierto esto, todo ha quedado anulado, es decir, el matrimonio y lo demás salvo lo que ya sabes de Jessica-dijo Scott-.
-          Ah sí. Ahora soy legalmente el padre de Jessica.


Tras un breve silencio, la expresión de la cara de Naim cambió radicalmente. Parecía que se había acordado de algo.
-          Bianca, me acabo de acordar de algo importante.
-          ¿El qué?
-          ¿Eva sigue con vosotros?
-          Claro.
-          Dios mío, me había olvidado completamente… ¿Cómo le va?
-          Acaba de mudarse a una casa. ¿Quieres verla?
-          ¿A la casa o a Eva?
-          Cómo se nota que has vuelto Naim… ¿Te importa quedarte con las niñas Scott?-preguntó Bianca-.
-          Que va. Os deseo suerte.


Bianca cogió su coche y condujo hasta la casa de Eva. Por el camino Bianca le contó a Naim que no sabía nada de lo tuyo, que querían darle una sorpresa porque sabía que si se lo contaban no lo iba a creer.
-          Ahora escóndete, que voy a llamar a la puerta. Cuando entre la dejaré casi cerrada para que puedas entrar sin hacer ruido, ¿vale?
-          Hecho.
-          Venga, ve a esconderte.


Naim se escondió donde Bianca le había indicado. Si decía que no estaba nervioso mentiría. Hacía muchos años que no veía a Eva.


Un minuto después de llamar a la puerta, Eva apareció por la esquina.
-          ¡Hola Bianca! ¿A qué se debe esta visita?
-          Pues nada, que quería ver cómo te va en la casa.
-          Ahí voy, arreglando las cosas. No te recomiendo que la mires mucho porque estoy haciendo limpieza y está todo manga por hombro.
-          No pasa nada mujer. ¿Entramos?
-          Claro, pasa.


Bianca dejó que Eva entrara primero para que ella pudiera dejar la puerta entornada y así Naim podría entrar con más facilidad.
-          Bianca, a ver si un día Scott puede venir a ayudarme a terminar de traer unas cosas de casa de mis padres. Que todavía me queda casi la mitad allí.
-          Claro, no hay problema.
-          Y hablando de Scott, ¿cómo está?
-          Ah bien, ya ha terminado todas las cosas que tenía que arreglar.
-          Desde que es comisario no para, ¿eh?
-          No, pero bueno, ese es su trabajo ahora.
-          Si Naim estuviera vivo, tal vez sería él. Yo siempre he creído que llegaría a serlo.
-          Yo era la primera Eva. No me esperaba que nombraran a Scott.


Bianca quería sacar el tema para hacer entrar a Naim y verle la cara a Eva.
-          Ay Naim… ¿Cuántos años llevamos sin verlo?-preguntó Bianca-.
-          Pues bastantes, demasiados diría yo.
-          Yo lo acabo de ver.
-          Ah, ¿has ido al cementerio?
-          No Eva. Lo acabo de ver.
-          No te entiendo… ¿Has visto fotos de él?
-          Tampoco. Eva, ¿te gustaría que Naim apareciera por la puerta como si nada hubiera pasado?
-          Hombre pues claro. Lo abrazaría y le daría todos los besos que no le di en su momento.
-          Tus deseos son órdenes para mí. ¡Naim!-gritó Bianca mirando hacia la puerta-.
-          ¿Qué haces loca?


La puerta del salón se abrió y la figura de Naim se dibujó bajo el marco de la puerta. La cara de Eva era… completamente pálida. Su estado de shock era máximo en ese momento. Naim la miró a los ojos y sonrió.
-          Hola Eva,-dijo Naim con su voz varonil-.


¿Reaccionará Eva como le ha dicho a Bianca?

CONTINUARÁ…

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