CAPÍTULO 4
El día había llegado…
Kevin estaba de los nervios cuando llegó a su puesto de trabajo. En cuanto le
dijeron cuál era su puesto de trabajo, le entregaron un proyecto que debía
comenzar a hacer, así que, sin perder ni un solo segundo, se puso manos a la obra.
A Kevin le resultaba muy
extraño tener que “escribir” en el aire, pero la empresa de Vladimir apostaba
por las nuevas tecnologías y todo lo último que salía, ellos lo tenían.
Inmensas líneas de código
se acumulaban mientras que Kevin escribía y compilaba poco a poco probando el
programa, corrigiendo fallos, dejando el proyecto lo más presentable y
profesional posible.
Pero la mañana acababa de
comenzar y todavía había muchas sorpresas por delante…
Alguien entró en el
ascensor y pulsó el botón de la segunda planta.
Subiendo, el ascensor
llegó a la planta mientras que el único que había llegado a su puesto de
trabajo era Kevin.
Nada más y nada menos que
Eristof era aquella misteriosa persona que, sin darse cuenta, se dirigía a su
puesto de trabajo como… Jefe de sección de programación, es decir, el jefe de
Kevin.
Dándose cuenta de que
había alguien trabajando, se extrañó de que hubiera llegado tan pronto, pero
acercándose, su expresión cambió radicalmente.
Una amplia sonrisa de oreja
a oreja se abrió paso en la cara de Eristof que, aprovecharía su posición en la
empresa para fastidiar a Kevin.
Parándose en la entrada
del puesto de trabajo de su nuevo empleado, carraspeó un poco haciendo que
Kevin parara todo el trabajo que estaba haciendo.
Al darse la cuenta, la
sonrisa de Kevin se transformó en una cara de completa seriedad mientras que
Eristof sonreía satisfecho.
-
Buenos días
Calver-dijo llamándolo por su apellido-. Soy su nuevo jefe por lo que quiero
dejarle claro unas cuantas normas básicas que son imprescindibles-dijo remarcando claramente-, en mi sección. Lo
primero de todo, vístase adecuadamente. No se puede venir con un polo o con una
camiseta, no está en su casa, sino en su trabajo así que venga correctamente
vestido.
-
Sí señor…
-
Aún no he
terminado…
Eristof se regodeaba
delante de Kevin.
-
Otra cosa: no
puede venir a trabajar antes que yo, ni aunque tenga trabajo acumulado. Ese
será su problema. Yo llego a las 9 en punto y a esa hora se comienza a
trabajar. Ni un minuto más, ni un minuto menos, ¿queda claro?
-
Sí jefe…
-
Y una última cosa
Calver…
Kevin estaba de los
nervios y no ocultaba su cara de desagrado frente a Eristof. Se estaba
comportando como el cretino que era y en su puesto de trabajo lo sería, aún si
cabe, mucho más.
Por su parte, Eristof
seguía pavoneándose delante de su empleado.
-
Siga un orden a la
hora de programar. No vale escribir todo el código junto, sino que tiene que
llevar espacios y comentarios específicamente detallados para que, cualquiera que
pueda cogerlo después para optimizarlo, sepa qué función realiza cada cosa,
¿está usted de acuerdo Calver?
-
Sí señor y llámeme
Kevin, por favor.
-
¡De ninguna manera!
Al igual que yo usted no me puede llamar por mi nombre, yo a usted tampoco,
¿qué modales son esos?-dijo con ironía mientras sonreía-.
Eristof se fue hasta su
despacho mientras que los ojos de Kevin se clavaban en la nuca de su jefe.
-
Qué hijo de puta.
Mientras tanto, en el
despacho, Kevin miraba de reojo a su nuevo empleado. Lo tendría muy vigilado,
cada movimiento y cada trabajo estaría revisado a conciencia. Ese no pasaría ni
un solo mes en la empresa.
Sorprendentemente,
Paulova apareció sin avisar por la empresa. ¿Qué haría allí?
Con su look tan cañero de
siempre salió del ascensor con paso decidido.
Había pasado ya mes y
medio desde que Kevin entrara en la empresa a trabajar y si había un sitio más
alto que su coronilla, hasta ese punto estaba de harto de Eristof y sus
exigencias.
Paulova se acercó a él y
le saludó amablemente.
-
Hola Kevin.
-
¿Qué quieres?-dijo
sin mirar-.
-
Soy Paulova.
Kevin se quedó
boquiabierto y sin saber reaccionar.
-
Eh, sí… Un momento
que dejo esto y te atiendo.
Dejando el trabajo a un
lado, apagó el equipo mientras se preguntaba qué hacía Paulova allí y por qué
había ido a verle. Pero aparentando tranquilidad, se acercó a ella.
-
Buenas Paulova,
perdona que haya tardado en atenderte.
- No te preocupes.
Perdón yo por interrumpirte.
-
Ah, no pasa nada
mujer jeje. Me alegra verte. ¿Cómo tú por aquí?
Paulova, sonriendo,
comenzó a explicarle el porqué de su visita.
-
Verás, he estado
pensando que desde que nos conocemos no nos hemos visto nada más que aquí, si
no contamos la noche de la pelea y… bueno, ¿qué te parece que quedemos para dar
una vuelta o tomar algo?
-
Uh, pues suena tentador
jeje. Eso está hecho. ¿Cuándo te viene bien?
-
¿Te parece muy
precipitado al salir del trabajo? Hoy es mi día libre en la uni y me apetece
pasarlo con un buen amigo.
-
Perfecto. Entonces
nos vemos en un ratito, ¿vale?
Asintiendo, abrazó a
Kevin ante su sorpresa y se despidió de él. Habían coincidido varias veces en
la empresa, pero las conversaciones no habían pasado de un “hola qué tal” y
nada más, así que no sabía por qué Paulova quería quedar con él.
Al dirigirse al ascensor
para irse, Eristof la miraba serio y no tenía cara de buenos amigos. ¿Había
estado escuchando la conversación? Le daba igual. Ella era libre, estaba
soltera y no volvería con ese “mono” como ella decía por muy pesado que se pusiera
su padre.
-
Paulova, ¿podemos
hablar?
-
No.
-
Pero Paul…
-
He dicho que no.
Chao Eristof.
CONTINUARÁ…