lunes, 8 de abril de 2019

Capítulo 3 || Venganzas


En cuanto Lucía subió las escaleras y entró en el dormitorio de su novio, lo que descubrió no fue para nada gratificante. Del propio susto, Megan le pegó un pequeño mordisco a Marc.




Con cara de muy pocos amigos, Lucía comenzó a enrojecer bastante mientras que ambos amantes intentaban taparse de la mejor forma que podían.





Megan no sabía dónde mirar, pero a los ojos de su amiga Lucía sabía que no. Era incapaz de plantarse frente a ella porque todos conocían el carácter tan fuerte que tenía cuando se cabreaba…





En cuanto Megan se alzó recibió un duro guantazo de Lucía, que le pegó con todas sus fuerzas mientras que Marc intentaba buscar su ropa interior para taparse.




Pero el sonido del guantazo fue tan fuerte que Marc no pudo evitar volverse y sorprenderse. Nunca había visto a Lucía de esa forma y sabía que no podía decirle nada a su novia porque él, con su comportamiento, la había fastidiado y mucho.




Megan se tocó la mejilla donde había recibido el golpe, que comenzó a volverse roja con el paso de los segundos. Toda esa zona le ardía terriblemente y estaba segura de que le dolería la cara durante un par de días.




Mientras que Lucía se dirigía con las de Caín hacia Marc, Megan comenzó a reflexionar sobre su comportamiento. Siempre había sabido que lo que estaba haciendo no estaba bien, no era tonta, pero nunca le importó demasiado porque no le había ocurrido nada de esto. Ahora ya había experimentado lo que era poner los cuernos y que te pillen. Lo peor de todo no era el golpe, sino que seguramente perdería una buena amistad…


Marc pretendía hablar civilizadamente, pero Lucía hizo oídos sordos y golpeó con fuerza a su hasta entonces novio, que comenzó a escuchar un rosario de insultos como nunca había oído que salían de la boca de Lucía.




Las miradas que se echaban el uno al otro eran terribles y, tras desahogarse a gusto, Lucía sentenció a Marc.
- Que no se te ocurra volver a hablarme ni acercarte a mí o a mi madre, ¿te queda claro? ¡Para mí estás muerto! Y le puedes decir lo mismo a esa zorra de Megan. ¡Olvidaos de mí!


Megan había salido de la habitación completamente desnuda mientras sujetaba su ropa en las manos. Quería quitarse del medio e irse de allí lo más pronto que pudiera, ya que no se sentía cómoda tras lo sucedido.




Lucía, sin despedirse de ninguno de los chicos que jugaban abajo, salió de la casa dando un fuerte portazo que casi rompe uno de los cristales de la puerta.




Tras vestirse, Marc fue a buscar a Megan y la encontró en el cuarto de invitados con gesto triste.
- Ey, ¿cómo estás Megan?-preguntó el muchacho acercándose a ella-.




La chica no pronunció palabra, sólo agachó la cabeza y suspiró mientras que Marc la miraba con tristeza.
- Buena la hemos liado… Anda, ven aquí.


Abrazándose a ella, Marc comenzó a hablar.
- Tú no te preocupes por nada porque me tienes a mí. No la necesitamos y menos ahora cuando los dos queremos dar rienda suelta a lo que sentimos el uno por el otro.
- Marc, yo…
- Escúchame: tú y yo no tendremos que ocultarnos más a partir de ahora y podremos besarnos en público. ¡Será fantástico!
- No Marc…


Esa última frase de Megan lo sorprendió y se separó de ella al instante.
- ¿Qué quieres decir con “no”?
- Marc, la hemos cagado y mucho, ahora soy consciente. Te has estado acostando conmigo mientras tenías a tu novia engañada y yo igual. Lucía confiaba en mí y yo la he traicionado. ¿Sabes que ella me consideraba su mejor amiga? Me confiaba todo, me contaba cuando discutíais, los detalles que tenías con ella después… Y yo me callaba, no le decía nada y… Uf, no sabes cuánto me arrepiento de no haber sido sincera.



Corriendo tras Lucía, Trevor salió a su encuentro y la paró. En cuanto la chica vio que era su buen amigo Trevor, no pudo evitar abrazarse a él mientras dejaba escapar una lágrima.


Separándose, Trevor quiso saber qué había ocurrido para que Lucía se fuera tan rápido y sin despedirse de ellos.
- ¡Acabo de pillar a Marc y a Megan juntos!
- ¿Juntos? Pero… ¿Cómo de juntos?
- Tan juntos como que esa zorra tenía la polla de Marc metida en la boca.
- ¿En serio? No me jodas…



Marc acababa de quedarse helado. No sólo había perdido a su novia, sino que ahora la otra chica con la que mantenía un secreto idilio le decía que quería terminar con eso.
- No me puedes hacer esto, Megan. Yo te quiero…


Trevor escuchaba atentamente a su amiga mientras que pensaba en Marc. ¿Cómo podía haberla engañado conociéndola como lo hacía? Era una chica simpática, cariñosa, detallista, con una cara preciosa… ¿Qué más quería ese chico? Trevor no era capaz de entenderlo…



Lucía continuó relatando los hechos que habían sucedido escasos minutos atrás cuando cayó en la cuenta de que seguramente no sería la primera vez que se encontraban íntimamente.
- Además, ese cerdo de Marc se la ha tenido que follar más veces. Por lo que he visto cuando he llegado, tenían una técnica aprendida. Espera…
- ¿Qué?
- ¡SERÁ HIJO DE PUTA!
- Eh, ¿qué pasa, Lucía?
- ¡Ayer casi los pillo!
- ¿Ayer?
- Sí, ayer llegué y me dijo que se estaba haciendo una paja y por eso estaba empalmado pero ahora que los he pillado… ¡Seguro que se la estaba follando cuando yo llegué!



Mientras tanto, Megan se despedía de Marc.
- Eres un chico muy especial y te tengo mucho cariño, pero de momento necesito alejarme de ti y no vernos por un tiempo… Cuídate mucho.
- Yo… Megan…



Cambiando de tema, Trevor la invitó a cenar a su casa y comenzó a contarle anécdotas de cuando él era pequeño, haciéndola reír con las ocurrencias masculinas.



Bajando las escaleras, Megan se encontró con la mirada de Eddie.
- ¿Se puede saber qué pasa? Lucía se va sin decir nada, Trevor sale corriendo, he escuchado voces arriba… ¿Me podéis contar algo?
- De todo… Ha pasado de todo.
- ¿Me lo vas a contar?
- Vámonos de aquí y te lo cuento todo. Quiero irme de esta casa de una vez por todas.



Marc se había quedado completamente solo en esa mansión y, tal y como se sentía en ese momento, la enorme casa se le hacía más grande que nunca. No sólo su novia, sino que su amante también lo había abandonado. ¿Qué podría hacer?



Una semana después, John estaba en su despacho trabajando tranquilamente cuando su correo comenzó a llenarse de cientos de mensajes que entraban sin parar. ¿Qué sucedía?



Justo en ese momento, Grace entró en el despacho con cara de pocos amigos. Algo estaba pasando allí…
- ¿Qué ha pasado esta vez?
- ¿Que qué ha pasado? ¡Yo no he hecho nada!
- Entonces, si no ha pasado nada, ¿cómo es posible que no haya dinero en las cuentas de la empresa?
- Espera, ¿qué?



Dejando de mirar a su esposa, John comenzó a leer uno de los correos que habían entrado hacía unos escasos segundos y pudo averiguar que habían sufrido un ciber-ataque y que había desaparecido todo el dinero…



John no podía creérselo… Tuvo que leer varios mensajes más y mirar por sí mismo las cuentas bancarias para cerciorarse de que era cierto. ¡Y tanto que lo era! ¿Qué podrían hacer? Se habían llevado todo el dinero y el fondo de rescate había sido utilizado para pagar la reforma que ya se estaba llevando a cabo. Ellos tenían dinero en su cuenta corriente personal, pero… ¿Sería suficiente?



Grace se había sentado en uno de los sillones del despacho mientras esperaba una respuesta de su marido, respuesta que no parecía llegar.
- ¡JOHN!
- Sí coño, estoy procesando todo.
- Muy bien, ¿qué cojones se supone que vamos a hacer ahora?
- Lo primero es llamar a la policía para que averigüen el paradero de nuestro dinero.
- Eso ya está hecho, acabo de llamarlos mientras mirabas el ordenador y vienen para acá. ¿Qué vamos a hacer mientras arreglan este desastre?
- Llamaré al banco, dame un minuto…



Yéndose al baño del despacho, John llamó al banco y comenzó a hablar con su agente de confianza y el que le llevaba las cuentas personales.
- Necesito que hagas un milagro,-decía John-, porque estoy con la soga al cuello.



Tras unos intensos minutos de charla, John salió del baño y se encontró con la preocupada mirada de su mujer, que le preguntó al instante.
- ¿Y bien?
- La única solución es pedir un préstamo multimillonario para poder seguir con la empresa hasta poder recuperarnos.
- ¿Y nos lo van a dar así por las buenas? No creo, ¿no?
- Por desgracia no… He tenido que poner nuestra casa como aval así que, si esto no sale bien, despídete de la casa...



CONTINUARÁ...





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