En cuanto Lucía subió las escaleras y entró en el dormitorio de su
novio, lo que descubrió no fue para nada gratificante. Del propio
susto, Megan le pegó un pequeño mordisco a Marc.
Con cara de muy pocos amigos, Lucía comenzó a enrojecer bastante
mientras que ambos amantes intentaban taparse de la mejor forma que
podían.
Megan no sabía dónde mirar, pero a los ojos de su amiga Lucía
sabía que no. Era incapaz de plantarse frente a ella porque todos
conocían el carácter tan fuerte que tenía cuando se cabreaba…
En cuanto Megan se alzó recibió un duro guantazo de Lucía, que le
pegó con todas sus fuerzas mientras que Marc intentaba buscar su
ropa interior para taparse.
Pero el sonido del guantazo fue tan fuerte que Marc no pudo evitar
volverse y sorprenderse. Nunca había visto a Lucía de esa forma y
sabía que no podía decirle nada a su novia porque él, con su
comportamiento, la había fastidiado y mucho.
Megan se tocó la mejilla donde había recibido el golpe, que comenzó
a volverse roja con el paso de los segundos. Toda esa zona le ardía
terriblemente y estaba segura de que le dolería la cara durante un
par de días.
Mientras que Lucía se dirigía con las de Caín hacia Marc, Megan
comenzó a reflexionar sobre su comportamiento. Siempre había sabido
que lo que estaba haciendo no estaba bien, no era tonta, pero nunca
le importó demasiado porque no le había ocurrido nada de esto.
Ahora ya había experimentado lo que era poner los cuernos y que te
pillen. Lo peor de todo no era el golpe, sino que seguramente
perdería una buena amistad…
Marc pretendía hablar civilizadamente, pero Lucía hizo oídos
sordos y golpeó con fuerza a su hasta entonces novio, que comenzó a
escuchar un rosario de insultos como nunca había oído que salían
de la boca de Lucía.
Las miradas que se echaban el uno al otro eran terribles y, tras
desahogarse a gusto, Lucía sentenció a Marc.
-
Que no se te ocurra volver a hablarme ni acercarte a mí o a mi
madre, ¿te queda claro? ¡Para mí estás muerto! Y le puedes decir
lo mismo a esa zorra de Megan. ¡Olvidaos de mí!
Megan había salido de la habitación completamente desnuda mientras
sujetaba su ropa en las manos. Quería quitarse del medio e irse de
allí lo más pronto que pudiera, ya que no se sentía cómoda tras
lo sucedido.
Lucía, sin despedirse de ninguno de los chicos que jugaban abajo,
salió de la casa dando un fuerte portazo que casi rompe uno de los
cristales de la puerta.
Tras vestirse, Marc fue a buscar a Megan y la encontró en el cuarto
de invitados con gesto triste.
-
Ey, ¿cómo estás Megan?-preguntó el muchacho acercándose a ella-.
La chica no pronunció palabra, sólo agachó la cabeza y suspiró
mientras que Marc la miraba con tristeza.
-
Buena la hemos liado… Anda, ven aquí.
Abrazándose a ella, Marc comenzó a hablar.
- Tú
no te preocupes por nada porque me tienes a mí. No la necesitamos y
menos ahora cuando los dos queremos dar rienda suelta a lo que
sentimos el uno por el otro.
-
Marc, yo…
-
Escúchame: tú y yo no tendremos que ocultarnos más a partir de
ahora y podremos besarnos en público. ¡Será fantástico!
- No
Marc…
Esa última frase de Megan lo sorprendió y se separó de ella al
instante.
-
¿Qué quieres decir con “no”?
-
Marc, la hemos cagado y mucho, ahora soy consciente. Te has estado
acostando conmigo mientras tenías a tu novia engañada y yo igual.
Lucía confiaba en mí y yo la he traicionado. ¿Sabes que ella me
consideraba su mejor amiga? Me confiaba todo, me contaba cuando
discutíais, los detalles que tenías con ella después… Y yo me
callaba, no le decía nada y… Uf, no sabes cuánto me arrepiento de
no haber sido sincera.
Corriendo tras Lucía, Trevor salió a su encuentro y la paró. En
cuanto la chica vio que era su buen amigo Trevor, no pudo evitar
abrazarse a él mientras dejaba escapar una lágrima.
Separándose, Trevor quiso saber qué había ocurrido para que Lucía
se fuera tan rápido y sin despedirse de ellos.
-
¡Acabo de pillar a Marc y a Megan juntos!
-
¿Juntos? Pero… ¿Cómo de juntos?
-
Tan juntos como que esa zorra tenía la polla de Marc metida en la
boca.
-
¿En serio? No me jodas…
Marc acababa de quedarse helado. No sólo había perdido a su novia,
sino que ahora la otra chica con la que mantenía un secreto idilio
le decía que quería terminar con eso.
- No
me puedes hacer esto, Megan. Yo te quiero…
Trevor escuchaba atentamente a su amiga mientras que pensaba en Marc.
¿Cómo podía haberla engañado conociéndola como lo hacía? Era
una chica simpática, cariñosa, detallista, con una cara preciosa…
¿Qué más quería ese chico? Trevor no era capaz de entenderlo…
Lucía continuó relatando los hechos que habían sucedido escasos
minutos atrás cuando cayó en la cuenta de que seguramente no sería
la primera vez que se encontraban íntimamente.
-
Además, ese cerdo de Marc se la ha tenido que follar más veces. Por
lo que he visto cuando he llegado, tenían una técnica aprendida.
Espera…
-
¿Qué?
-
¡SERÁ HIJO DE PUTA!
-
Eh, ¿qué pasa, Lucía?
-
¡Ayer casi los pillo!
-
¿Ayer?
-
Sí, ayer llegué y me dijo que se estaba haciendo una paja y por eso
estaba empalmado pero ahora que los he pillado… ¡Seguro que se la
estaba follando cuando yo llegué!
Mientras tanto, Megan se despedía de Marc.
-
Eres un chico muy especial y te tengo mucho cariño, pero de momento
necesito alejarme de ti y no vernos por un tiempo… Cuídate mucho.
-
Yo… Megan…
Cambiando de tema, Trevor la invitó a cenar a su casa y comenzó a
contarle anécdotas de cuando él era pequeño, haciéndola reír con
las ocurrencias masculinas.
Bajando las escaleras, Megan se encontró con la mirada de Eddie.
-
¿Se puede saber qué pasa? Lucía se va sin decir nada, Trevor sale
corriendo, he escuchado voces arriba… ¿Me podéis contar algo?
- De
todo… Ha pasado de todo.
-
¿Me lo vas a contar?
-
Vámonos de aquí y te lo cuento todo. Quiero irme de esta casa de
una vez por todas.
Marc se había quedado completamente solo en esa mansión y, tal y
como se sentía en ese momento, la enorme casa se le hacía más
grande que nunca. No sólo su novia, sino que su amante también lo
había abandonado. ¿Qué podría hacer?
Una semana después, John estaba en su despacho trabajando
tranquilamente cuando su correo comenzó a llenarse de cientos de
mensajes que entraban sin parar. ¿Qué sucedía?
Justo en ese momento, Grace entró en el despacho con cara de pocos
amigos. Algo estaba pasando allí…
-
¿Qué ha pasado esta vez?
-
¿Que qué ha pasado? ¡Yo no he hecho nada!
-
Entonces, si no ha pasado nada, ¿cómo es posible que no haya dinero
en las cuentas de la empresa?
-
Espera, ¿qué?
Dejando de mirar a su esposa, John comenzó a leer uno de los correos
que habían entrado hacía unos escasos segundos y pudo averiguar que
habían sufrido un ciber-ataque y que había desaparecido todo el
dinero…
John no podía creérselo… Tuvo que leer varios mensajes más y
mirar por sí mismo las cuentas bancarias para cerciorarse de que era
cierto. ¡Y tanto que lo era! ¿Qué podrían hacer? Se habían
llevado todo el dinero y el fondo de rescate había sido utilizado
para pagar la reforma que ya se estaba llevando a cabo. Ellos tenían
dinero en su cuenta corriente personal, pero… ¿Sería suficiente?
Grace se había sentado en uno de los sillones del despacho mientras
esperaba una respuesta de su marido, respuesta que no parecía
llegar.
-
¡JOHN!
- Sí
coño, estoy procesando todo.
-
Muy bien, ¿qué cojones se supone que vamos a hacer ahora?
- Lo
primero es llamar a la policía para que averigüen el paradero de
nuestro dinero.
-
Eso ya está hecho, acabo de llamarlos mientras mirabas el ordenador
y vienen para acá. ¿Qué vamos a hacer mientras arreglan este
desastre?
-
Llamaré al banco, dame un minuto…
Yéndose al baño del despacho, John llamó al banco y comenzó a
hablar con su agente de confianza y el que le llevaba las cuentas
personales.
-
Necesito que hagas un milagro,-decía John-, porque estoy con la soga
al cuello.
Tras unos intensos minutos de charla, John salió del baño y se
encontró con la preocupada mirada de su mujer, que le preguntó al
instante.
- ¿Y
bien?
- La
única solución es pedir un préstamo multimillonario para poder
seguir con la empresa hasta poder recuperarnos.
- ¿Y
nos lo van a dar así por las buenas? No creo, ¿no?
-
Por desgracia no… He tenido que poner nuestra casa como aval así
que, si esto no sale bien, despídete de la casa...
CONTINUARÁ...
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