Mateo se despertó de golpe en una cama de hospital. Estaba bastante desorientado y se frotaba los ojos intentando ver bien dónde estaba.
Sentándose al borde de la
cama vio que, efectivamente, estaba en la habitación de un hospital y que
estaba sólo allí.
-
Uf, ¿qué ha
pasado?
Mateo estaba intentando
rememorar sobre lo ocurrido, pero lo único que recordaba era salir corriendo
después de que su madre le llamara diciendo que su padre había muerto.
Lentamente, Mateo se
levantó y se fue hacia el cuarto de baño para lavarse la cara y despejarse.
Estaba bastante débil y tenía que agarrarse a la pared de vez en cuando.
Cuando se vio al espejo
se asustó. ¿Desde cuándo tenía el pelo así de largo? ¿Cuánto tiempo había
pasado? Allí estaba pasando algo que no terminaba de recordar bien.
En ese mismo momento,
alguien entró en la habitación y, al encontrarla vacía, se asustó.
-
¿Mateo? ¡Mateo! No
puede ser que se haya despertado…
Al escuchar los gritos,
Mateo salió del cuarto de baño para ver quién era el que pegaba esas voces.
-
¿Pero qué
pasa?-preguntó Mateo antes de ver quién era aquel hombre-.
Nada más y nada menos que
Marco, su padre. ¿Cómo era posible? Si su madre le había dicho que acababa de
morir, ¿cómo estaba allí? Y además, así de gordo y descuidado…
Marco se acercó corriendo
a su hijo y se abrazó a él.
-
Creía que te había
perdido papá.
-
¿Bromeas? Soy yo
el que creía que te había perdido para siempre.
-
No recuerdo bien
lo que ha pasado…
-
Eso es lo de menos
ahora. Ya habrá tiempo para hablar de penas después.
Mateo tenía muchas
preguntas y justo cuando se las iba a hacer, su padre dio media vuelta.
-
¡Voy a avisar al
doctor! No te muevas de aquí, hijo.
Un par de minutos después
apareció el médico, que era nada más y nada menos que Antonio, el portero.
Antonio sonrió y saludó
efusivamente a Mateo, que correspondió con un saludo de compromiso. Creía estar
en un programa de televisión de bromas ocultas, porque primero aparecía su
padre gordo y descuidado y ahora el portero de su casa era supuestamente el
médico. ¿Qué estaba pasando?
Levantándose, médico y
paciente comenzaron a hablar.
-
¿Cómo te
encuentras Mateo? Ha sido una sorpresa el que te despiertes tan pronto.
-
¿Qué me ha pasado?
-
Tuviste un
accidente. Ibas mandando un mensaje por el móvil cuando cruzaste la carretera y
un coche te arrolló, ¿lo recuerdas?
-
Yo es que recuerdo
algo diferente…
Antonio se interesó más
en lo que le tenía que decir Mateo.
-
¿Y qué es
exactamente lo que recuerdas?
-
Recuerdo estar en
la calle en bañador y recibir una llamada de mi madre diciéndome que mi…
padre-dijo mirando a Marco-, acababa de morir. Salí corriendo y creo que fue
ahí cuando me atropellaron.
La expresión de Marco
cambió radicalmente. Su cara se agrió en un instante al escuchar el relato de
su hijo.
-
Entiendo…-contestaba
Antonio-. Es muy pronto desde que te has despertado del coma y es normal que tu
cabeza no tenga muy bien ordenados los recuerdos, pero eso con el tiempo se te
pasará.
-
Y otra cosa
Antonio, ¿dónde está mi madre?
-
Mateo… Tu madre
murió hace 2 años por culpa del cáncer.
Mateo miró a su padre con
asombro y tristeza a la vez, esperando, tal vez, que le dijera que todo era una
broma de mal gusto. Sin embargo, Marco agachó la cabeza y asintió a las
palabras de Antonio.
-
Pero… ¿cuánto
tiempo he estado en coma?
-
Apenas 3 días,
pero la conmoción en la cabeza fue muy fuerte, por eso estás tan desorientado.
Venga, acuéstate. Voy a decir que te hagan pruebas.
Cuando Antonio se fue,
Mateo se quedó en estado de shock. Si todo esto era verdad, ¿qué había sido lo
que había vivido durante ese tiempo? Estaba muy desconcertado y con millones de
preguntas sin respuesta en la cabeza.
-
Te dejo descansar
Mateo, luego vendré,-dijo Marco saliendo de la habitación-.
Un par de horas más
tarde, un agitado Esteban llegó a la habitación.
-
¡Mateo! Cuánto me
alegro de verte bien tío, menudo susto me has pegado. ¿Cómo te encuentras?
Mateo, en un primer
momento, no supo qué hacer, pero luego recordó que lo había visto en la cama
con su novia y, ya que había ido a verlo al hospital, aprovecharía para
cantarle las 40.
Poniéndose de pie,
comenzó a gritarle a Esteban sin piedad ninguna.
-
¡Serás hijo de la
gran puta! ¿Cómo te atreves a presentarte aquí después de todo lo que me has
hecho? ¡Tuve el accidente por tu culpa! Si no te hubieras acostado con mi
novia, nada de esto habría pasado, cabrón de mierda.
Asustado, Esteban dio un
paso atrás y comenzó a intentar calmar a Mateo.
-
¡Mateo! Cálmate
tío.
-
¡¿Que me calme?!
No se te ocurra decirme que me calme porque entonces la vamos a liar y bien
gorda…
-
¡Déjame hablar
coño! Que estás más perdido que un pulpo en un garaje joder…
-
A ver, ¿qué
excusita me vas a poner?-dijo Mateo con ironía-.
Una vez en silencio,
Esteban resopló y comenzó a hablar.
-
A ver, lo primero
de todo es que yo no tuve nada que ver con tu accidente. Ibas mandando un
WhatsApp a la jefa cuando te atropelló el coche.
-
¿Jefa? ¿Qué jefa?
-
Ainhoa tío, ¿no te
acuerdas? La cabrona esa nos tiene a todos enfilados.
-
¡Ehhh! Que es mi
novia así que cuidadito con lo que hablas de ella.
-
¿Novia? Ni de
broma chaval, ya te gustaría a ti estar con alguien como ella. Nunca te ha
mirado más allá que para decirte que eres el mejor teleoperador de la empresa.
Mateo iba a protestar de
nuevo cuando se paró en seco.
-
¿Teleoperador?
Mira no te inventes porque tú y yo sabemos que somos bomberos junto con Fina,
que esa es otra a la que le tengo que apretar las tuercas.
-
Pero vamos a ver
colega… El coma ha debido afectarte porque llevamos un par de años en la empresa
Fina, tú y yo junto con otros cuantos más y la jefa es Ainhoa, pero ni ella es
tu novia, ni yo me he acostado con ella. No sé qué coño te pasa desde que te
has despertado.
-
Si es que yo te vi
con ella y con Fina.
-
¿Me viste haciendo
qué?
-
Comiéndole el coño
a Ainhoa y ella a Fina.
Esteban frunció el ceño y
resopló de nuevo. ¿Cómo podía explicarle las cosas a Mateo para que entrara en
razón?
-
A ver cómo te
explico esto… Tú y yo nos conocemos desde el instituto, hemos sido buenos
amigos desde entonces y tú entraste en la empresa como teleoperador, de
comercial y conseguiste que me metieran en la empresa. Ainhoa siempre ha sido
nuestra jefa y como eres el mejor comercial que tiene, no para de exigirte más
y más. Desde que tuviste el accidente, no ha tenido más que pérdidas y está que
trina con Fina y conmigo. No para de echarnos en cara que no somos excelentes,
que siempre estamos en el límite y que el día que la caguemos nos va a echar si
no cumplimos los mínimos que nos exige.
-
Entonces… ¿Ainhoa
no es mi novia?
-
Pero si tú la
odias macho. No puedes con ella.
Mateo necesitaba procesar
toda aquella información. No estaba siendo nada fácil para él y tenía la cabeza
hecha un lío. Por parte de Esteban, lo notaba muy cambiado. Había desaparecido
aquella prepotencia y superioridad que tenía siempre y se comportaba con él,
por primera vez, como un amigo.
Esteban siguió
explicándole a Mateo varias cosas para que lograra sentar la cabeza y recordar
lo máximo posible. Sabía que era muy pronto y que no podía exigirle mucho, pero
esas acusaciones que le había hecho habían sorprendido a Esteban, ya que él
nunca haría nada para hacer daño a su gran amigo.
Una vez que Esteban se
fue, Mateo se quedó pensando en todo lo que le estaba pasando. Hasta ayer,
tenía novia, el trabajo de sus sueños, vivían sus padres juntos y, pese a tener
problemas con Esteban, iba prácticamente bien, pero en un instante descubre una
infidelidad de su novia, muere su padre y lo atropellan para despertarse en un
hospital y darse cuenta que todo lo que había vivido sólo había ocurrido en su
mente.
Su realidad era otra
completamente diferente: su madre muerta, su padre muy desmejorado físicamente,
sin novia y trabajando de teleoperador… ¿Por qué su mente había creado ese
mundo alternativo? No era perfecto pero él era feliz allí… Ahora tendría que
apechugar con una cruda realidad que, seguro, se le haría muy cuesta arriba.
CONTINUARÁ…
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