Ese mismo día, por la
mañana, Carmen y Peter se encontraban en los baños femeninos dándose el lote a
escondidas cuando escucharon entrar a alguien y decir a los pocos segundos: “Tía, pásame el cigarro que nos van a pillar
al final, que eres tonta.” Ambos se quedaron helados porque creían que los
iban a descubrir. Parando de besarse, escucharon cómo Esteban entraba y después
pudieron oír cómo se besaban.
Una vez que ambos se
fueron, Carmen y Peter respiraron más hondo y se pusieron a cuchichear.
-
¿Te has dado
cuenta de que la puta de Lucía se ha besado con el profe de educación
física?-le decía al chico-.
-
Sí, ¡qué fuerte! Y
se me ocurre algo para vengarnos de ella y de la profe de primaria.
-
¿Quién? ¿Fina?
-
Sí, esa guarra
tiene fustigado a mi hermano y no le aprueba ni un solo examen. Ya es hora de
que le den su merecido.
-
¿Y qué piensas
hacer?
-
Verás…
Tras contarse el plan,
ambos decidieron salir del baño por separado. No querían ser pillados y más
cuando tenían un plan en marcha.
Peter salió más tarde,
pensando en las risas que se echaría cuando viera la cara de Fina después de
que el plan se llevara a cabo. Estaba seguro de que su chica y él disfrutarían.
A la hora del recreo,
Lucía fue al baño después de haberse cambiado en los vestuarios tras la clase
de educación física. Pero cuando terminó de lavarse las manos, Carmen la
acorraló contra la pared.
-
Vaya, vaya, vaya…
Si es la mosquita muerta…
-
¿Qué quieres,
Carmen?
-
Quiero que te
vayas de aquí, que desaparezcas, puta.
-
Pues te va a ser
complicado porque no me pienso ir de aquí, así que si no me aguantas,
atragántate.
-
Oh no, la que se
va a tener que aguantar eres tú, bonita. ¿O quieres que vaya contando que te
estás tirando al profesor de educación física?
-
¿Qué? ¡Eso es
mentira!
-
Claro, por eso te inventaste
que estabas fumando para que entrara en el baño hace un par de horas, ¿cierto?
Lucía bajó la mirada y
supo que la había cagado. La habían pillado y ahora estaba a merced de lo que
se le ocurriera a Carmen.
-
¿Qué? ¿Te has
quedado sin habla Lucía?
-
¿Qué quieres de
mí?
-
Verás… Hay una
profesora que es igual o más puta que tú: Fina. Le está haciendo la vida
imposible a mi hermano y me quiero vengar de ella así que, o haces que su vida
sea un infierno o yo convierto la tuya en uno. ¿Te queda claro? Me da igual
cómo lo hagas, pero hazlo. O sino… Todo el mundo se enterará de que te estás
follando al profesor. ¡Anda! Si eres menor… Pobre Esteban, ¿tú crees que lo
pasará mal en la cárcel?
Lucía no podía levantar
la mirada del suelo. Permaneció en silencio mientras su compañera de clase
hablaba sin parar diciéndole todo lo que tenía que hacer. Si no quería que la
descubrieran, tendría que hacerlo, pero Fina le caía bien y estaba en contra de
cualquier tipo de bullying. ¿Qué podría hacer?
Al salir del baño se
encontró de frente con Peter, que hizo un gesto de cortarle el cuello a la vez
que le guiñaba un ojo. Rápidamente, Lucía se fue hacia el patio para continuar
con el recreo.
Un par de días después,
en casa de Marco, se disponían a salir a andar Estela y él cuando una intensa
tromba de agua comenzó a caer fuera.
-
Está cayendo una
buena… ¿Qué podemos hacer ahora?-preguntó ella-.
-
Podríamos ver una
película, si te apetece.
-
Vale, ¿cuál vemos?
-
Mmmmm, ¿los
puentes de Madison? La tengo en DVD.
Estela aceptó, así que
Marco la puso y comenzaron a verla y comentarla a la vez. Hacía tiempo que ninguno
de los dos la veían, así que era como un volver a verla por primera vez.
Marco pensaba en si
echarle el brazo por encima de los hombros o no. Ella estaba enfrascada en la
peli pero a él esa idea no se le iba de la cabeza.
Finalmente dio el paso y
ella aceptó de buen grado. Ambos estaban muy cómodos y juntitos viendo la
película mientras iba avanzando en la historia.
En un momento en los que los
protagonistas se estaban besando, Estela juntó su cabeza con la de él, como
queriendo apoyarla en el hombro y, al girarse Marco, ambos se unieron en un
dulce beso que ambos deseaban darse.
A partir de ese momento,
dejaron de ver la película y comenzaron a besarse más profundamente, olvidando
todo lo que estaba a su alrededor y enfocándose única y exclusivamente en
ellos.
Esa misma tarde, unas
cuantas horas después, Lucía se encontraba en el patio del colegio sentada en
los columpios cuando una deportista Fina apareció en escena vestida de deporte.
Venía de hacer footing y tenía reunión con los demás profesores para poner las
notas de la segunda evaluación, así que fue al colegio para cambiarse y
ducharse en los vestuarios.
Al ver a Lucía tan apagada,
se acercó a ella.
-
¿Qué te pasa
Lucía?
-
Nada…
-
¿Estás preocupada
por las notas? Ahora tenemos la reunión pero según he oído tú eres de las que
mejores notas vas a sacar.
-
Ya, pero no es
eso. No te preocupes profe.
-
Lucía, me preocupo
porque nunca te he visto así de abatida, puedes contarme lo que sea, ¿eh?
Pero al no obtener
respuesta de la muchacha, Fina decidió sentarse a su lado.
-
Pues si no vas a
hablar me quedaré aquí contigo para hacerte compañía.
Lucía no contestó, pero
al ver que pasaron cinco minutos y no se movía de ahí, se giró y le preguntó.
-
¿No tenías la
reunión?
-
Voy con tiempo. Y
si llego tarde al claustro pediré disculpas y listo.
-
¡Vale! Hablaré
contigo.
Fina sonrió y ambas
mujeres se levantaron del columpio para charlar más cómodas.
-
¿Qué te ocurre
Lucía?
-
Te tengo que
contar desde el principio pero todo esto tiene que quedar entre tú y yo, ¿vale?
-
Sí, te lo prometo.
-
Está bien… Resulta
que desde hace un tiempo el profe de educación física y yo… Estamos juntos.
-
¡Lo sabía!
-
¿Lo sabías?
-
A ver, no lo
sabía, pero me lo imaginaba. Cuando una chica mira así a un chico… Eso se nota.
Pero bueno, como te he dicho, tu secreto está a salvo conmigo. ¿Te pasa algo
con él?
-
No, para nada,
pero… Por culpa de eso, me están chantajeando.
-
¿Quién?
-
Más bien quienes…
Carmen y Peter.
Fina se extrañó, ya que
ambos parecían buenos chicos.
-
No los conozco más
que de vista, pero no parecen malos chicos. ¿Carmen es la hermana mayor de Rick
Maison?
-
Sí.
-
Uh, pues como sea
igual de trasto que él, estás apañada.
-
Pues sí, porque el
otro día nos pillaron a Esteban y a mí besándonos en los baños de abajo y en el
recreo me dijeron que si no te hacía la vida imposible, lo dirían.
-
Pero a ver, ¿yo
qué pinto en todo esto? ¿Y qué dijo Esteban?
-
Esteban no lo
sabe. A ver, es que nos pillaron ellos dos porque estaban en el baño como
nosotros, pero ellos a escondidas dentro de un retrete y nos escucharon. Y me
dijeron que te hiciera la vida imposible por culpa de Rick, el hermano de
Carmen, que dicen que lo tienes fustigado y se quieren vengar de ti a través de
mí.
A Lucía le temblaba un
poco la voz al contarle todo aquello a Fina.
-
¡Pero si Rick no
hace la o con un canuto! Nunca hace los deberes, se porta mal en clase y
siempre tengo que mandarlo al pasillo o al despacho del director. ¡Con diez
años que tiene!
-
Pues Carmen me
dijo eso y luego me encontré a Peter y me amenazó pasando su dedo por el cuello
como cortándolo.
-
Vaya dos… Pues eso
no puede quedar así. Tenemos que hacer algo.
-
¿El qué? Si no lo
hago dirán que Esteban y yo estamos juntos y no quiero que le pase nada malo.
Esteban es mi profesor y bastante más mayor que yo, pero realmente estoy
enamorada de él. No quiero que lo manden a la cárcel por mi culpa, justo cuando
me queda menos de un mes para cumplir los 18 y largarme de aquí.
Eso último extrañó a
Fina.
-
¿Largarte? ¿Por
qué? ¿Y tus padres?
-
Mi madre pasa de
mí tres kilos. Cambia más de novios que de bragas y lo único que hace por mí es
dejarme dinero en la encimera y un número de teléfono de un restaurante. Cuando
no está con un novio suyo está trabajando y nunca la veo. Estoy cansada de
estar sola, de recibir broncas por cosas que no he hecho en casa cuando debería
estar con mis amigas y no limpiando o haciendo la colada en lugar de estudiar
para los exámenes. Por eso intento sacar buenas notas, para obtener una beca
para la universidad y largarme de aquí para olvidarme de todo. Quiero comenzar
de nuevo y lo quiero hacer en un sitio donde no me miren mal por estar con
Esteban. Es la única persona que me ha cuidado, me ha querido y respetado. Si
hemos hecho el amor ha sido porque yo quise y lo hablamos. Él nunca ha querido
sobrepasarse conmigo. Nunca. Por eso no quiero que le pase nada malo.
-
Vaya… No tenía ni
idea de nada de esto…
-
Siento haberme puesto
así,-dijo secándose las lágrimas de sus ojos-.
-
No te preocupes.
Déjalo en mis manos, que yo te ayudaré. Ninguno de los otros saben que me lo
has contado, así que es una ventaja para nosotras.
Lucía abrazó
instintivamente a Fina. Sabía que era una buena profesora, pero esa
conversación con ella le había demostrado que era mejor persona incluso.
Pasando por su clase,
cogió la mochila y se fue a los baños de abajo para cambiarse. El claustro de
profesores empezaba en media hora y quería estar lista.
Entrando en el baño,
estaba todo en silencio. Lo que no sabía era que había dos chavales que se
habían colado en el colegio para hacer… cosas.
Y esos chicos no eran
otros que Carmen y Peter. Les daba morbo follar en la escuela, así que se
colaron por el patio mientras las limpiadoras iban a la habitación de la
limpieza para coger los productos.
Y sin notar nada, Fina
entró en el baño contiguo. La pareja estaba tan inmersa en el sexo oral, que no
eran conscientes de que había entrado alguien a ese mismo baño.
Tras escuchar un “sigue
chupándomela, qué bien lo haces”, Fina se sorprendió, ya que era una voz
masculina. Subiéndose al váter, descubrió a Carmen haciéndole sexo oral a
Peter…
A todo esto, Esteban
había llegado a la sala de profesores cuando escuchó un enorme grito. ¿Qué
había pasado?
Fina sacó a los jóvenes
del baño y, sin dejarles tiempo a vestirse, los llevó camino al despacho del
director delante de ella. Justo pensaba en un plan para ayudar a Lucía cuando
fue el plan el que vino a ella. Se estaba desternillando a costa de los
chavales que, con mucha vergüenza, iban semidesnudos a recibir la mayor bronca
de sus vidas.
Salió Esteban de allí y
al ver a los chicos en ropa interior y a Fina detrás, se preocupó y mirando a su
compañera, frunció el ceño queriendo saber qué ocurría. Ella hizo un gesto de mete-saca
con sus manos y Esteban abrió la boca sorprendido.
Pero Fina quería decirle
algo más, así que, por señas junto con movimientos de la boca, le dijo que
llamara a Lucía. Ahí fue cuando Esteban se asustó y fue rápidamente al baño
masculino a llamar por teléfono.
Revisando que los baños
estuvieran vacíos, llamó a Lucía.
-
Lucía, ¿estás
bien? Fina me ha dicho que te llamara.
-
Está todo bien, no
quiero preocuparte.
-
¿Preocuparme? Fina
lleva a Carmen y Peter en ropa interior al despacho del director y no quieres
que me preocupe.
-
¡¿CÓMO?!
-
¿No sabías nada?
-
¿Cómo quieres que
lo sepa si estoy en mi casa?
-
No sé, pero Fina
me ha dicho que te llamara…
Lucía estaba sorprendida
porque no se esperaba que Fina hubiera actuado tan rápido. Menuda efectividad.
-
Te diría que me
llamaras porque esos dos nos escucharon besarnos en el baño el otro día y me
dijeron que tenía que hacerle la vida imposible a Fina si no querían que lo
contaran por ahí. Pero hoy me vio Fina muy triste y se lo tuve que contar. Me
dijo que se encargaría de todo, pero no sabía que lo iba a hacer tan pronto.
-
Ostras… ¿y por qué
no me dijiste nada? Ya sabes que voy a estar siempre para ti.
-
Lo sé, pero quise
mantenerte al margen porque tú te juegas más que yo. ¿Sabes? En cuanto cumpla
los 18, tú y yo nos fugamos de aquí. Nos iremos a donde no nos conozca nadie…
CONTINUARÁ…