Y si después de este aburrimiento que acabo de soltar aquí arriba alguno todavía no se ha dormido aquí les dejo el nuevo episodio de Manos Blancas. ¡Hasta pronto!
CAPÍTULO 21
Tras el encuentro,
ambos hermanos se sentaron y comenzaron a hablar cuando vieron que Linda se iba
a ir, pero Igashu la paró.
-
Linda no te
vayas.
-
¿Cómo?
-
Quédate por
favor.
Linda, bastante
asombrada, se volvió y miró a Igashu.
-
¿De verdad quieres
que me quede?
-
Sino no te lo
pediría. Siéntate por favor.
Ya todos juntos, Igashu
comenzó a lanzar preguntas.
-
¿Cómo me has
encontrado? ¿Sabías que tenías un hermano? ¿Y nuestra madre? ¿Sabes por qué me
abandonó?
-
Espérate Igashu,
alto el carro. Voy a empezar poco a poco. Primero, yo no sabía que existías,
pero hace unos meses nuestra madre me contó lo que había pasado. Resulta que se
echó un novio que su madre no aceptaba, entonces se fue a vivir con él pero al
final cortaron y la dejó tirada en la calle, por lo que esa noche, un hombre
creyendo que era prostituta pues… se la llevó a su casa. Ella estaba asustada
pero el tío le pagó bien y con ese dinero pudo alquilarse un piso, así que ella siguió quedando con ese tío solamente para tener relaciones sexuales por dinero
3 veces en semana.
Abbas continuaba
relatando.
-
Entonces una de
las veces, se dio cuenta que estaba embarazada y una noche fue a la casa del
tío y montó un espectáculo delante suya y de su padre.
-
No era su padre.
-
¿Ah no?
-
Yo se esa historia,
luego te cuento, pero continúa.
-
Bueno sigo.
Después de todo, estuvo pensando en abortar pero por aquella época era ilegal y
no se quería arriesgar a que se lo hicieran mal, por lo que siguió adelante y
al final nos tuvo a nosotros dos. Comenzó a criarnos, pero al cabo de la semana
más o menos, cogió a uno de los bebés, lo puso frente a la puerta de un
orfanato y se fue. Ese bebé, eras tú.
-
Ahora lo
comprendo todo… ¿Y qué fue de vosotros?
Igashu ya sabía el
porqué de su abandono, pero quería saber más.
-
Pues ella siguió
prostituyéndose hasta que cumplí los 8 años, donde uno de sus clientes asiduos,
le propuso matrimonio, se había divorciado de su mujer y quería estar con ella,
así que aceptó y fue ahí cuando dejó de prostituirse.
-
¿Tuvo más hijos?
-
Por desgracia
no. Sufrió 3 abortos espontáneos y la declararon estéril para tener hijos y
encima luego metieron en la cárcel al tío con el que se había casado…
-
¿En la cárcel?
¿Qué hizo?
-
Pues su exmujer
lo denunció por malos tratos y le puso una orden de alejamiento y él un día se
llegó a la casa de ella para hablar, lo pilló la policía y le pusieron una
multa, pero al no poder
pagarla, tuvo que pagarlo con unos meses de cárcel.
-
¿Y ahora vivís
los dos solos?
Abbas cambió su cara…
-
Bueno, antes sí,
ahora no.
-
¿Te has
independizado?
-
No, nuestra
madre murió por culpa de una neumonía hace 2 meses…
-
Nuestra madre,
¿muerta? ¿Cómo murió?
-
Al meter a su
marido en la cárcel, ella volvió a las calles y el pasado invierno que ha sido
muy
frío, cogió la gripe y por no cuidarse, se le derivó a una neumonía y al
final murió…
-
Mi madre…
muerta. Lo siento mucho Abbas. Yo no llegué a conocerla pero siento su pérdida.
-
Muchas gracias
Igashu.
Un terrible silencio se
apoderó de la sala… Pero Igashu volvió a romper el hielo.
-
¿Y ahora vives
solo?
-
Sí, estoy
viviendo en una casa que me alquilé con el dinero que gano trabajando.
-
¿De qué
trabajas?
-
Pues soy
fotógrafo en el periódico de la Reserva.
-
¡Allí es donde
me crie!
-
Cuando te busqué
fui hasta allí porque mamá me dijo que te había abandonado en esa reserva, y lo primero que hice fue preguntar en el colegio. Allí me confundieron contigo y me
preguntaron por
un tal Mico, Miguel…
-
¿Mitch?
-
¡Eso! ¿Quién es?
-
Mi mejor amigo,
me crie con él en el orfanato.
Igashu sonreía mientras
hablaba. Ya se encontraba más a gusto.
-
¿Y dónde está?
-
Se tuvo que ir
con su familia adoptiva.
-
Creí que vivía
aquí con vosotros, como el bloque está a vuestro nombre…
-
¿Cómo que a
nuestro nombre?
-
Al salir del
colegio, me dirigí a los archivos y allí me dieron la nueva dirección de ese
tal Mitch,
que era esta y estaba a nombre suyo, tuyo, de Linda y de otro más.
-
¿En serio? El
hijo puta lo callado que se lo tenía…-dijo Linda-. Ahora comprendo por qué
Mohamed le dijo: “Has estado derrochando el
dinero en vete a saber qué.”
Abbas miró alegre a su
hermano. Por dentro pensaba que nunca en su vida se había imaginado que tenía a
uno exacto a él.
-
Me quedaré con
las ganas de conocer a ese Mitch. Parece un buen tipo.
-
Lo es,-contestó
Igashu-. Ha sido mi apoyo durante toda mi infancia hasta el día en que se fue.
-
Y te voy a decir
una cosa, siento que este piso esté a vuestro nombre y tal, pero tú Igashu te
vas a venir a vivir conmigo y a partir de ahora cambiarás todos esos vicios que
tienes a lo que sea que
estés enganchado. Ahora que he encontrado a mi hermano,
mi única familia que me queda, no te
pienso perder.
Igashu se quedó
sorprendido ante la oferta que le acababa de hacer su hermano.
Pero de repente, pensó
en lo último que le había dicho y hubo algo que no le gustó demasiado.
-
¿Me tengo que
quitar de todo?
-
¿Qué es a lo que
estás enganchado?
-
A las pastillas.
-
Eso fuera.
-
Beber… de vez en
cuando.
-
Tampoco. Cada
vez que salgamos por ahí y una copa solamente.
-
Fumar, pero
fumar fumo poco.
-
Pues menos vas a
fumar. Mi casa es anti-humo.
Abbas estaba serio. Se
había propuesto sacar a su hermano de esa situación y lo iba a conseguir.
Igashu miraba un poco
incrédulo a su hermano. No había pasado una hora desde que había entrado en su
vida y ya quería cambiarla. Sin embargo, Linda sonreía en silencio alegrándose porque
alguien la apoyaba.
-
Y ahora
Igashu,-dijo Abbas-, vete y cámbiate, pégate una ducha y nos vamos.
Mientras Igashu hacía
todo eso, Abbas hablaba con Linda y le propuso venir con ellos, pero ella no
aceptó la propuesta.
-
De verdad,
muchas gracias pero no.
-
Bueno como
quieras.
-
Ya estoy
listo,-dijo Igashu entrando en el salón-.
Igashu se abrazó a
Linda y le dio las gracias.
-
Muchas gracias
por todo lo que has hecho por mí. También quiero pedirte perdón por mi comportamiento y mis salidas de tono durante todo este tiempo.
-
Venga va, no
tiene importancia,-dijo quitándole hierro al asunto-. Ahora vive tu vida y sé
feliz, que te lo mereces.
-
Muchas gracias,
de verdad te lo agradezco.
Ambos hermanos bajaron
junto con Wolf que también se fue con ellos pero mientras se iban hasta el
coche, Igashu pensaba en la despedida de Linda. La notaba rara, no era ella la
que estaba hablando… Además, después de todo el tiempo que llevaban viviendo
juntos, primero los cuatro, luego con Mitch y más tarde los dos solos, ¿la iba
a abandonar?
-
Abbas, ahora
vengo, que se me ha olvidado algo arriba.
-
¿El qué se te ha
olvidado?
-
A Linda.
Igashu subió los
escalones de dos en dos y entró por la puerta encontrándose a Linda sentada en
el suelo y cabizbaja.
-
Linda, ¿qué
haces ahí tirada en el suelo?
Al escuchar la voz de
Igashu se incorporó inmediatamente.
-
¿Pero qué haces
tú aquí? ¿No te habías ido?
-
Sí, pero he
vuelto.
-
¿Ahora que has
encontrado a tu hermano no te vas?
-
Sí me voy, pero
he vuelto a por ti.
-
¿Por mí?
-
Sí, no concibo
irme y dejarte aquí. Estar en otra casa y no verte por allí. Me he acostumbrado
a verte todos los días, a tus regañinas, al sonido de la batería y a tus
paseítos de modelo en pantalón
corto…
-
¿Pero no dices
que eso es de guarra?
-
Ay Linda, te
decía eso porque me daba rabia que estuvieras primero con Leo y luego con Mitch
y a mí ni me miraras y cuando lo hiciste fue nada más irse Mitch, por eso te
salté.
-
Pero en ese
momento no quería acostarme contigo ni nada por el estilo, pero como me
saltaste de esa forma y después no se pudo hablar contigo…
-
Linda…
-
Dime.
-
Soy un idiota.
Igashu había levantado
del suelo a Linda y estaban los dos de pie uno frente al otro. Tras la
declaración de idiotez por parte de Igashu, Linda sonrió, haciendo que la
situación se aliviara, cosa que aprovechó Igashu para acercarse y besar a
Linda.
Wolf hizo acto de
presencia en ese momento, provocando que Linda e Igashu se separaran como un
acto reflejo. Wolf ladró como avisando de que bajaran y así hicieron.
-
Venga, bajemos
que se hace tarde.
-
Sí, pero antes
avisa de que voy con vosotros y de que me llevo un par de cositas.
-
Ok, ahora bajo y
se lo digo.
Eran las cinco y media
de la tarde cuando terminaron de sacar todas las cosas que se habían llevado
del piso.
-
¿Ya está
todo?-preguntó Abbas-.
-
Sí, ya no queda
nada aquí.
-
Perfecto,
entonces vámonos para dentro que desde aquí cierro el coche.
Una vez dentro de casa,
se pusieron a almorzar y luego fueron a echarse la siesta.
-
Me voy a dormir
Abbas, que menuda mañana…
-
Y que lo digas
Igashu. Me gustará tenerte por aquí. Descansa mucho, que lo necesitas.
-
Gracias,
igualmente.
Linda también había ido
al dormitorio y se tumbó en la cama. Igashu se tumbó junto a ella y la miró a
los ojos sin que ella se diera cuenta.
Luego, al darse cuenta,
sus miradas se cruzaron y ella sonrió.
-
¿Qué pasa?
-
Que estoy
pensando que todavía no te he dicho que estás muchísimo más guapa ahora que con
las trenzas.
-
Vaya gracias. Te
ha costado decirlo ¿eh? Jeje.
Igashu la besó
suavemente en la boca, como si no se atreviera. Ella lo correspondió besándolo
con maestría.
-
Linda… nunca lo
he hecho.
-
Lo sé.
-
¿Me ayudarás a
hacerlo bien?
-
No te preocupes,
va a salir muy bien…
Mientras tanto y ajeno
a todo lo que pasaba en la habitación contigua, Abbas se concentraba en subir
las fotos y mandarlas al periódico para terminar a tiempo el reportaje.
¿Qué pasará ahora que Igashu ha
encontrado a su hermano? ¿Perdurará el romance con Linda?
CONTINUARÁ…
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