CAPÍTULO 16
El hombre comenzó a
contarle lo que había pasado con Nodín.
-
Pues después de
lo ocurrido, se quedaba en casa, no salía y una noche, fui a llevarle la cena a
su dormitorio y no me abría la puerta, así que imaginando que estaría mal no lo
molesté y al día siguiente, la cena seguía en el mismo sitio donde la había
dejado y entrando pude ver que no estaba. Se había marchado.
-
¿Así sin más?
El hombre estaba serio.
-
Sí. Lo único que
hizo fue dejarme una carta escrita donde me pedía perdón pero necesitaba marcharse y desaparecer. No sabía si volvería de nuevo, pero quería empezar de
cero.
-
Por lo menos se
despidió, de alguna forma.
Igashu pudo notar que
el semblante de aquel señor era triste, pero con la lluvia no sabía si estaba
llorando o no.
-
Ya lo sé, pero
desde entonces no he vuelto a saber nada de él. Lo he intentado buscar pero es como encontrar una aguja en un pajar.
-
Es muy
complicado, lo sé. Sólo espero que algún día podamos encontrarlo, yo a mi padre
y usted a su hijo postizo.
Ambos
sonrieron.
-
Me alegra
conocer a un descendiente de Nodín. ¿Sabes? Te pareces mucho a tu padre.
-
¿De verdad?
-
Sí, aunque no
eres del todo igual.
-
Me imagino,
tendré algo de mi madre seguramente.
-
Puede ser, pero
yo a tu madre no la conocí.
-
Ni yo… En fin,
me alegra haberlo conocido y que me haya contado todo esto. Ahora ya estoy más tranquilo.
Igashu volvió otra vez
a su casa y ya era de noche cuando entró por la puerta.
Mitch lo miró y le
preguntó.
-
¿Tan pronto
estás aquí?
-
Sí. Ha sido
rápido.
-
¿Has averiguado
algo?
-
Sí, ya os
contaré. Ahora voy a ducharme.
Pero Wolf se interpuso
en su camino y quería jugar.
-
Joder macho, ¿no
me lo puedes contar ahora?
-
Es largo de
contar. Ahora no hay tiempo.
-
Bueno venga.
Hasta mañana.
-
Hasta mañana.
Que descanséis.
Igashu se fue al baño,
se cambió de ropa y se metió en la ducha mientras pensaba en que ya sabía más
cosas sobre su familia.
Y seguidamente, se
metió en la cama para descansar. Había sido un día bastante agotador.
Mientras tanto, Mitch
arrimaba el hombro con Linda. Desde que la había conocido, tenía ganas de estar
con ella y no había podido, así que esperaba que ese día fuera el señalado.
-
Hoy estás
preciosa Linda.
-
Muchas gracias
Mitch. Tú también estás muy guapo.
-
No tanto como
tú. Me encanta tu sonrisa. Me tiene enamorado.
-
Mitch… llevo
mucho tiempo sin estar con alguien. Si sigues así vas a acabar conmigo.
Mitch le giró la cara
haciendo que se mirasen a los ojos y automáticamente, Mitch juntó su boca con
la de ella, besándose por primera vez.
Linda entró en calor y
abrió su boca un poco más para que las lenguas de ambos jugaran a su antojo.
-
Tengo ganas de
ti…
-
Shhh. Cállate
Mitch y sígueme.
A la mañana siguiente,
Igashu se levantó temprano y se puso a hacer el desayuno cuando escuchó unos
ruidos raros.
-
Oh no… Ya
estamos de nuevo.
Y efectivamente. En el
dormitorio estaban Mitch y Linda afrontando la mañana con positividad y
alegría…
Cuando Igashu terminó
de cocinar, pegó una voz avisando de que estaba el desayuno y ahí aparecieron
los dos con cara de idiotas con una sonrisa que les llenaba la cara. Una vez
terminado el desayuno, Igashu rompió el hielo.
-
¿Os lo habéis
pasado bien?
Linda soltó una pequeña
risa mientras seguía desayunando.
Mitch en cambio lo dijo
claro.
-
Uh sí. No hay
nada como empezar el día feliz. Lo ves todo de otra forma. Te lo recomiendo.
-
Sí claro Mitch.
Ahora mismo voy,-contestó irónicamente-.
Dos meses más tarde,
Igashu se percató de un ruido en el portal.
-
Mitch, ¿has
escuchado eso?
Mitch le bajó el
volumen a la tele.
-
¿El qué?
-
Un ruido en el
portal.
-
Yo no he
escuchado nada.
-
Shhh, escucha.
Justo en ese momento la
puerta se abrió y un hombre entró en la casa.
¿Quién será ese hombre?
CONTINUARÁ…
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