CAPÍTULO 20
Linda se sentó en el
sofá.
-
Igashu, a mí no
me vaciles chaval. ¿Cómo es que has cambiado tanto? ¡Y te has cortado el pelo!
-
Perdone
señorita, pero yo estoy buscando a Igashu, no soy él.
El chico era Igashu, ¿o
era uno como él?
-
Mira, la broma
una vez vale y hasta dos veces también, pero ya cansa.
-
Disculpe, pero
es que no estoy gastándole ninguna broma. Un familiar mío me dijo hace poco que tenía un hermano gemelo e investigando llegué hasta aquí.
-
¿Me estás
diciendo que tú eres un hermano de Igashu?
-
Eso parece…
Linda tenía una cara
que no sabía si alegrarse o mandarlo a tomar por saco…
-
Si esto es una
broma, no tiene ni puta gracia, ¿eh?
-
No es ninguna
broma. Estoy buscando a mi hermano, ¿vive aquí?
-
Supuestamente,
aunque hace ya bastante que no lo veo.
-
¿Y cuál es el
motivo?
-
Verás, está un
poco… enganchado a las drogas.
-
¿Drogas?
El supuesto hermano de
Igashu, si no era él gastándole una broma a Linda, cambió su expresión.
-
Sí, tu hermano
es un yonkie.
-
Ah… pues la
verdad es que no me esperaba eso, aunque por la casa, no sé cómo no me lo he imaginado.
-
Pues tío, yo
todavía no me creo que seas hermano de Igashu. Venga, Igashu, corta el rollo…
-
Me llamo Abbas,
tengo 19 años, trabajo de fotógrafo en el periódico local de la Reserva Pine Ridge. Mi madre poco antes de morir me contó que al quedarse embarazada tuvo
gemelos y que se quedó conmigo y al otro lo dio en adopción al que era por
aquel entonces un orfanato, dentro de la misma Reserva y hasta ahí es donde sé.
Linda estaba seria y lo
miró de arriba abajo.
-
Tiene que ser el
hermano de Igashu,-pensaba para ella misma-. Llevo tres semanas sin verlo y en tan poco tiempo es imposible que se haya repuesto tanto. Mi nombre es
Linda,-dijo en voz alta-, que no te lo he dicho.
-
Encantado Linda.
¿Tú eres la novia de mi… hermano?
-
¿Yo? No, no, no.
Soy una compañera de piso solamente.
El tal Abbas la miró
extrañado tras la respuesta que había tenido. Había sonado como si quisiera
ocultar algo…
-
Abbas, ¿verdad?
-
Sí.
-
Te voy a ayudar
a encontrar a tu hermano.
-
Mi hermano…
Resulta raro decir esa palabra cuando he sido hijo único durante toda mi vida.
Linda se levantó y
junto con Abbas recorrieron el pueblo buscando los lugares donde siempre estaba
Igashu.
El tiempo pasaba y los lugares se iban agotando
sin haber suerte.
Tras más de una hora
buscando y sin encontrar a Igashu se pararon en una esquina tras cruzar el paso
de cebra. Linda miró a Abbas y ya sabía a ciencia cierta que no era Igashu.
Tenía cosas completamente distintas a Igashu, aunque la forma de andar fuera la
misma y tuviera gestos completamente iguales.
-
Abbas, sólo nos
queda este sitio y si ya no lo encontramos es cuando ya no tengo ni idea de
dónde se ha metido.
-
Vale… Espero que
haya suerte.
-
Voy a
adelantarme yo un poco para mirar.
Y eso hizo, Linda se
apresuró un poco y se puso delante encaminándose hacia la zona exterior del
restaurante. Abbas la seguía desde atrás.
En cuanto Abbas pudo
ver a un chico extremadamente delgado con la tez morena y el pelo largo se paró
en seco.
-
¿Ese es mi…
hermano?-pensaba-.
En todo el tiempo que
había pasado sin pisar la casa estrictamente para beber, dormir un par de horas
e irse de nuevo, había empeorado bastante más y Linda al verlo, se asustó un
poco.
Ocultándose de tal
forma que Igashu no los pudiera ver, Linda se puso a hablar con Abbas.
-
Tengo un plan.
Si te ve a ti de primeras no sabemos cómo reaccionará, así que vete a la casa y espera allí. Quiero darle una sorpresa.
-
Vale, tú mandas.
¿Y la llave?
-
¿Qué llave? Para
abrir da un golpe seco junto a la cerradura y abres la puerta.
-
Ah… vale.
-
Espéranos allí,
¿vale?
-
Sí, sí. Hasta
ahora.
Abbas se fue hasta la
casa y se sentó en la cama de matrimonio a esperar. No negaría que los nervios
le corroían por dentro. No sabía cómo era su hermano y tampoco cómo lo
recibiría.
Mientras tanto, Linda
observaba tocar a Igashu que ya lo hacía mucho mejor, pero también lo miraba y
se entristecía al verlo al borde de… la muerte.
Linda se acercó a
Igashu y nada más que la vio, él agrió la cara, se puso serio y dejó de tocar.
Antes de que Igashu se
fuera, Linda lo paró.
-
¡Que no me
toques coño!
-
¡Relájate! Que
no vengo aquí a molestarte.
-
Si no me
quisieras molestar no hubieras venido. Ale, adiós.
-
¿Me quieres
escuchar?
-
No tengo ninguna
intención de hacerlo.
Igashu era muy cabezota.
- Pero quiero que
vuelvas a casa.
-
¿Perdona? ¿Para
caer en tus garras y acostarme con una cualquiera? Prefiero quedarme virgen a acostarme con un trapo.
-
La próxima vez
que me llames puta te vas a enterar…
Igashu sonrió un poco
ante la amenaza de Linda.
-
¿Ahora me
amenazas?
-
Tómatelo como
quieras, pero te lo advierto.
-
Uy, que ahora te
me vas a poner farruca…
-
Me pongo como me
da la gana. Estás insoportable, ¿por qué me tratas así?
-
Por zorra, ¿te
lo deletreo? Z O R R A.
Linda comenzó a chillar
y estuvo a punto de pegarle un guantazo a Igashu, pero se contuvo bastante.
-
Te iba a decir
una cosa pero creo ni que te lo merezcas…
-
Viniendo de ti,
seguro que te has quedado preñada de algún cerdo.
-
¡WOLF SE ESTÁ
MURIENDO!-mintió Linda-.
La cara de Igashu
cambió por completo.
-
Wolf… mi Wolf…
¿se muere?
-
Sí, aunque
estarás triste de que sea eso y no de que yo esté preñada, ¿verdad?
-
Déjate de
tonterías. Vámonos a casa.
Rápidamente, casi a
trote, fueron a la casa y cuando entraron por la puerta se encontraron a Wolf
jugando con un periódico de goma.
-
Pero…-dijo
Igashu confundido-.
Igashu se echó sobre
Wolf y lo abrazó fuertemente.
-
Creí que te
había perdido amigo… Eres lo único que me queda y te he desatendido… Lo siento.
Hablando estaba cuando
silenciosamente salió del dormitorio principal Abbas, que por primera vez
estaba tan cerca de su hermano. Ahora sí era verdad, estaba viendo a su hermano
gemelo frente a él.
Abbas hizo ruido para
que su presencia se hiciera notar, aparte de que carraspeó un poco e hizo que
Igashu se levantara y se pusiera de pie.
Completamente en
silencio, los dos se miraron, se observaron y parecía que se comunicaban con la
mirada. No se escuchaba ningún ruido en la casa en ese momento.
En un momento, ambos
hermanos dieron un paso adelante y se abrazaron con fuerza. No necesitaron
decirse nada para comprender y entender todo absolutamente.
Linda los miraba
emocionada, aguantando las lágrimas de ver que, al fin, Igashu sonreía y su
felicidad comenzaba a despegar.
¿Qué pasará a partir de ahora?
CONTINUARÁ…
No hay comentarios:
Publicar un comentario