Dicho esto, os dejo con el capítulo. ¡Hasta pronto!
CAPÍTULO 15
Igashu fue al
dormitorio principal buscando a Mitch para decirle que se iba.
-
Mitch, me voy.
-
¿Qué te vas?
-
Sí, pero
volveré.
-
¿Se puede saber
a dónde coño te vas a ir?
-
Voy a buscar a
mi familia.
Mitch se levantó de la
cama e Igashu se tumbó en ella.
-
¿Y a qué viene
eso así de golpe?
-
¿Te acuerdas de
la mujer mayor que vi hace unos minutos?
-
Claro.
-
Es la madre de
Leo.
-
¡¿Qué?!
-
Sí, y eso me ha
hecho preguntarme por la mía, mi padre, si tengo más familia…
Igashu tenía la mirada
perdida mientras hablaba con su amigo Mitch. Pensaba en la posibilidad de poder
reencontrarse con su familia después de toda su vida.
Mitch lo animó a buscar
e incluso quiso acompañarlo pero Igashu se negó.
-
Es algo muy
personal Mitch y quiero hacerlo yo solo.
-
Pues ten muchísimo
cuidado. Te quiero de vuelta, ¿eh?
-
No me vas a
perder de vista tan fácilmente.
-
Eso espero
jajaja.
A todo esto, fuera de
casa, Leo seguía hablando con su madre.
-
Mamá, no voy a
cambiar de opinión, así que ahora mismo te das la vuelta y te largas. Ah, y
dile a papá que las promesas se cumplen…
Leo entró en la casa
dando un portazo y fue al dormitorio cuando se encontró a Igashu guardando
dinero en su cartera.
-
¿Qué ha pasado
Leo?
-
Nada, que mi
madre es un coñazo y la he largado.
-
¿Has hecho qué?
Igashu comenzó a
cabrearse y se lo hizo ver a Leo.
-
Leo, no puedes
estar hablando en serio. ¡Es tu madre! Por el amor de Dios, es una mujer mayor que ha venido de vete a saber dónde para buscarte. ¿Y tú qué haces? Le cierras
la puerta en las narices.
-
Igashu, no sabes
la historia completa, así que no hables.
-
Pero sí se otra
clase de historia que tú no sabes.
Leo estaba
desconcertado.
-
¿De qué me estás
hablando?
-
Te hablo de que
tu madre ha venido a buscarte, una mujer mayor. Tienes suerte de tener a tu madre ahí y que encima se preocupe por ti, así que ahora mismo vas a ir a por
ella y vas a hacer lo que ella te diga.
-
Si hombre, ¿y tú
quién eres para decirme eso?
-
Mejor me voy
antes de hacer algo de lo que después me arrepienta…
Igashu salió de la casa
y corriendo bajo la lluvia fue hasta la madre de Leo.
-
Señora, ¡señora!
La mujer se sorprendió
al escuchar esa voz otra vez a su espalda.
-
Vuelva por
favor. Su hijo ha recapacitado.
-
Eso es
imposible. Es demasiado orgulloso.
-
Se lo aseguro,
vuelva por favor.
Igashu, empapado por la
fuerza de la lluvia, convencía a la madre de Leo.
-
Hágalo por su
hijo. Si ha venido hasta aquí es porque la situación es importante. No se
arrepienta.
- ¿Está usted
seguro?
-
Le doy mi
palabra. Vuelva dentro y entre.
-
Muchas gracias.
Eres un gran chico,-a lo que Igashu sonriendo, se marchó hasta la estación de autobuses-.
La mujer hizo caso a
Igashu y entró en la casa, encontrándose a su hijo y a Linda.
-
Mamá, esta es
Linda. Linda, esta mujer es mi madre. Yo ahora vengo.
Leo, entrando en el
dormitorio con un visible cabreo, comenzó a hablar con Mitch.
-
Oye, ¿qué le
pasa a Igashu en la cabeza? Me ha soltado antes un rollo así filosófico de las
madres y no sé qué.
-
Es que tiene
razón.
-
Otro igual.
¿Habéis fumado algo raro los dos?
Mitch sonriendo, le
contó a Leo la vida de Igashu.
Poco a poco, la cara de
Leo fue cambiando conforme iba avanzando la historia.
-
Pues no tenía ni
idea de todo esto, ¿por qué no me lo ha contado?
-
Porque es un tío
muy reservado. No quiere ir contando sus penas porque quiere que se le trate como una persona normal y no con lástima por lo que ha sufrido.
-
Pero coño, esto
es distinto.
-
¿Ahora entiendes
el por qué te ha dicho eso?
-
Claro… Y tiene
razón.
Horas más tarde, Igashu
ya estaba de nuevo en la reserva en busca de su padre, que era el que vivía
allí.
Caminando bajo la
lluvia pensaba en dónde comenzaría a buscar. Tal vez preguntaría a alguna
persona y comenzaría a indagar. Lo que no sabía era que un hombre lo observaba.
-
¿Nodín? ¡Nodín!-gritó
el hombre-.
Igashu miró al hombre gritar y vio que lo
llamaba a él y le decía que se acercara.
Igashu se plantó frente
al hombre y lo miró fijamente.
-
¿Me llamaba a
mí?
-
Sí, creía que
serías otra persona… Me habré confundido, lo siento.
-
Verá, puede ser
que estemos buscando lo mismo. Yo estoy buscando a mi padre. Es un indio Lakota
que según me contaron, era de aquí, pero nunca lo he conocido. Mi madre me
abandonó recién nacido y…
El hombre lo
interrumpió.
-
Espera, espera,
¿dices que te abandonaron?
-
Sí.
- Entonces creo
que tienes razón. Verás, yo tenía un amigo que hace años murió y el hijo de
este amigo se quedó a vivir conmigo y lo crié como si fuera mío. Cuando se hizo
más mayor, salía y entraba como quería sin pedirme permiso.
Igashu mostraba mucho
interés en la historia que le contaba este señor.
-
Hasta que llegó
una noche que de madrugada, comenzaron a llamar a la puerta bastante fuerte y
los dos nos levantamos. En cuanto la mujer vio a Nodín comenzó a pegarle
mientras lloraba amargamente.
-
¿Por qué? ¿Qué
pasó?
-
Parece ser que
la había dejado embarazada y comenzaron a discutir muy fuerte, así que los vecinos llamaron a la policía y cuando se escucharon las sirenas, ella salió
corriendo.
A Igashu le chocó
bastante que esa mujer saliera corriendo.
-
¿Sabe por qué
salió corriendo?
-
No lo sé a
ciencia cierta, pero por su forma de vestir, lo más seguro es que fuera
prostituta.
-
¿Y cuántos años
le echaría?
-
Uf, hace ya casi
20 años de esto… No me acuerdo bien. Tendría unos 20 y pico… Algo así.
Igashu estaba cada vez
más convencido, pero no estaba seguro al 100%
-
¿Y qué fue de
Nodín?
-
Uf, esa es otra
historia…
¿Será ese tal Nodín el padre de
Igashu? ¿Y sería esa prostituta su madre?
CONTINUARÁ…
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