Y bueno, hoy toca un nuevo episodio de Manos Blancas así que, ¿a qué esperamos?
CAPÍTULO 22
Un par de horas más
tarde, Linda se despertó de la siesta y dejó a Igashu dormido en la cama.
Salió de la habitación
y se encontró con Abbas recogiendo la cocina.
-
Buenas tardes.
¿Qué tal?
-
Bien, aquí
haciendo limpieza, ¿y tú cómo has dormido?
-
Bien, necesitaba
descansar.
Linda se quedó
mirándolo y se puso a pensar.
-
Abbas, no te he
dado las gracias todavía por traerme aquí con vosotros. Muchas gracias.
-
Bueno, las
gracias se las tendrías que dar a Igashu que fue el que te convenció para que
te vinieras.
-
Sí, pero tú me
lo pediste antes que él y ese detalle dice mucho de ti.
-
Bueno,
sentémonos y hablemos tranquilamente.
Y así lo hicieron,
pasaron al sofá donde se sentaron y comenzaron a hablar de muchas cosas, pero
principalmente hablaron de Linda.
La conversación
continuó y al final acabaron hablando de lo que querían hacer cada uno en el
futuro.
-
Pues a mí me
gustaría formar parte de un grupo y tocar la batería o que me contrataran para
hacer
algo con la música, como en una radio por ejemplo. Me encantaría poder
dedicarme a eso
profesionalmente.
-
Bueno, puedes
intentarlo, sólo hay que tener una serie de contactos y saber moverse muy bien
por
ese mundillo.
-
Claro. ¿Y a ti
te gusta lo que estás haciendo?
-
Sí, la
fotografía es mi mundo y aunque trabajar en el periódico no es que me guste
demasiado, me
proporciona ingresos, que es lo importante. Si pudiera trabajaría
de fotógrafo profesional para
reportajes de moda, paisajes estilo National
Geografic y esas cosas.
Escucharon un pequeño
ruido y ambos se callaron.
-
¿Has escuchado
eso?-preguntó Linda-.
-
Sí. ¿No viene de
tu cuarto?
-
Ah, será Igashu
que se habrá despertado.
Abbas miraba a Linda
mientras escuchaban atentamente.
-
Es
guapa,-pensaba Abbas-, pero no sería mi tipo de chica si estuviera soltera.
Un momento después,
Igashu salía de su habitación.
-
Igashu,-decía
Abbas-, ¿el del ruido de hace un momento eras tú?
-
Ah sí, perdón
que he tirado una caja de ropa sin querer al suelo. Ahora vengo, ¿vale?
-
¿A dónde vas?
-
Al orfanato, ¿te
vienes?
Igashu salió fuera y
haciendo memoria se dirigió hacia el orfanato. Llegando allí, llamó a la puerta
y Asia abrió la puerta.
-
Buenas
noches,-dijo Asia-. ¿Qué desea?
-
Asia, ¿no me
reconoces?
-
Ahora que lo
dices… me suena tu cara un montón. No serás… ¿Igashu?
-
¡El mismo!
-
¡Pasa dentro!
En cuanto entraron Asia
se abrazó a Igashu con fuerza. Parecía que no quería soltarlo.
Tras soltarse, Asia
comenzó a mirarlo de arriba abajo.
-
¡Qué cambiado
estás! Te has quedado muy delgado, demasiado diría yo.
-
Sí, tengo que
coger unos cuantos kilos.
-
¿Qué has hecho
para quedarte así?
-
Tomar lo que no
debía… el mal camino…
Asia se sorprendió
mucho.
-
Pero Igashu, tú
no eras así, ¿por qué has cambiado?
-
Ha habido muchos
cambios en todo este tiempo y no he sabido llevar las situaciones de otra mejor
manera.
-
¿Y crees que
drogándote vas a mejorar las cosas? De la mejor manera que puedes llevar las
cosas
es luchando, ir a por ellas, no dejarte llevar, ir a contracorriente. Así
es como se hace y no
hundiéndote en tu propia miseria y compadeciéndote de ti
mismo.
-
Tienes razón y a
partir de ahora saldré de esta, te lo prometo.
Igashu estaba un poco
inseguro al decir esta frase porque no se veía capaz, pero su intención era
mejorar.
-
¿Y qué te ha
traído por aquí?
-
Pues que he
encontrado a mi familia, bueno, lo que me queda de ella.
-
¿De verdad? ¿A
quién has encontrado?
-
A un hermano que
tengo. Mi madre murió hace 2 meses según me han contado y de mi padre sé
su
nombre, pero no tengo ni idea de quién es ni dónde está.
-
¡Cuánto me
alegro! Al final encontraste a tu familia. Espero que os vaya bien. ¿Y cómo es
que tu
madre murió? ¿Era mayor?
Igashu se entristeció.
-
Pues por culpa
de una gripe mal curada, se le derivó a neumonía y murió.
-
Cuánto lo
siento. ¿La llegaste a conocer?
-
Ojalá, pero de
eso me he enterado hoy, que me acabo de mudar aquí hoy mismo con mi hermano
y
mi… amiga.
-
Uy, eso ha
sonado… raro jajaja.
-
Bueno jajaja, no
es mi novia porque no se lo he pedido pero algo tenemos.
Igashu se acercó a
Asia.
-
¿Y tú con tu
prometido?
-
Nos casamos hace
1 año y medio y vaya, estamos genial. Me trata como una reina.
-
Eso está muy
bien. ¿Y queréis tener hijos?
-
Sí, eso
intentamos.
-
Pues nada,
seguid intentándolo, así matáis dos pájaros de un tiro, hacéis ejercicio y os
divertís
juntos.
-
¡Igashu! Mira,
me voy a la cocina a hacer la cena, ¿te vienes?-preguntó mientras se iba-.
Igashu se iba hacia la
cocina cuando la puerta principal se abrió y una voz familiar se escuchó detrás
de él.
-
Perdone, ¿quién
es usted?-preguntó Andrea antes de que Igashu se diera la vuelta-.
-
Soy yo Andrea.
Soy Igashu.
Andrea se sorprendió y
abrazó directamente a Igashu.
-
¡Ay Dios! No me
lo llegas a decir y no te reconozco. Pero qué cambiado estás. Te noto muy
demacrado.
-
Sí, es que no he
pasado mi mejor época pero ya voy a cambiar.
A Andrea se la notaba
más mayor. La edad comenzaba a aparecer en su cara en forma de pequeñas
arrugas, pero seguía siendo muy guapa.
Igashu la miraba y
sonreía con gratitud. Para él, Andrea había sido lo más cercano a una madre que
había tenido.
Andrea e Igashu
comenzaron a hablar sobre el porqué de su estado anímico y Andrea se
entristeció bastante. No le gustaba verlo así y menos por culpa de las drogas.
La puerta sonó y al ver
Igashu quien era, abrió la puerta y antes que se viera quién era dijo…
-
Andrea, te
presento a mi hermano… gemelo.
-
Encantado. Yo
soy Abbas.
-
Yo soy Andrea,
encantada…
Ambos se dieron la mano
mientras Igashu sonreía.
-
Nunca me pude
imaginar que Igashu tuviera un hermano gemelo.
-
Yo te podría
decir lo mismo Andrea.
-
Me imagino, por
lo que me ha contado Igashu, ha sido toda una sorpresa para los dos, ¿no?
Igashu fue a la cocina
a avisar a Asia de que su hermano había venido mientras que Abbas y Andrea
hablaban.
Andrea aconsejaba a
Abbas, ya que conocía a Igashu muchísimo mejor que él.
-
Has sido muy
valiente al ir a por tu hermano en una aventura, sin saber a ciencia cierta si
te lo ibas
a encontrar o no. Ya te digo que es muy cabezota en ciertas cosas,
pero cuando se da cuenta de sus
errores, es el primero en disculparse. No es
mal chico, en cuanto a persona es muy noble y siempre
ha pecado de inocente,
por lo menos hasta que estuvo viviendo con nosotras.
-
Es bueno que me
digas estas cosas, así ya lo voy conociendo un poco más aunque al ser gemelos,
me imagino que nos entenderemos a la perfección.
Asia estaba cocinando
cuando Igashu entró.
-
Me he encontrado
con Andrea y he estado hablando con ella por eso no he venido hasta ahora. Por
cierto, quiero que vengas un momento al salón, que quiero que conozcas a mi
hermano.
-
Es que ahora
mismo estoy con el fuego y no quiero que se me queme…
-
Vale, entonces
le voy a decir que venga a la cocina mejor.
Cuando Igashu fue hacia
el salón se encontró con su hermano abrazando a Andrea.
-
Abbas, ven un
momento a la cocina, que quiero presentarte a alguien.
-
Voy.
Fueron hacia la cocina
hasta donde estaba Asia.
-
Te presento a mi
hermano… gemelo. Abbas, ella es Asia. Asia, este es Abbas, mi hermano.
Ambos se dieron la mano
y se sonrieron. Asia estaba un poco en estado de shock. No se podía imaginar ni
en un millón de años que Igashu tenía un hermano igual que él.
Al igual que con
Andrea, los dos se pusieron a hablar de Igashu, su infancia y un poco de la
vida de Abbas. Al fin y al cabo eran casi familia aunque no se tocaran nada.
Asia felicitaba a Abbas
por la madurez que tenía y también por querer sacar a su hermano de esa
situación sin apenas conocerlo de nada. Ahí demostraba lo gran persona que era.
-
En eso te
pareces a Igashu. Los dos sois unos chicos con grandes corazones.
-
Muchísimas
gracias Asia. Me vas a poner rojo…
Abbas estaba un poco
cortado, tal vez porque era la primera vez que veía y trataba con esas mujeres
y no se encontraba muy seguro pero las dos le caían genial. Le transmitían
mucha dulzura y cariño a la vez.
Asia estaba muy
contenta por todo lo que habían hablado.
-
Me alegra mucho
que al fin Igashu haya encontrado a su familia y qué mejor que te haya
encontrado a ti. Eres un muy buen ejemplo para Igashu y seguro que lo ayudarás
a salir de donde
está metido.
-
Muchísimas
gracias Asia. Me halaga que me digas eso.
Asia y Abbas se
abrazaron fuerte a modo de despedida.
Al rato, ya en casa,
estaban todos cenando en silencio.
-
Mmm, la cena
estaba buenísima,-dijo Linda-.
-
Muchas gracias.
¿Te gusta Igashu?
Los otros dos lo
miraron.
-
Sí. Hacía tiempo
que no comía algo tan rico.
-
Me alegra oír
eso. Por cierto, me han caído muy bien tus cuidadoras. Son muy simpáticas.
-
¿Verdad que sí?
Son las mejores. ¿Tú por qué no te fuiste también con Abbas?
-
No sé, no quería
meterme.
-
Anda tonta, tú
estás con nosotros, ¿cómo no te vas a meter?
Igashu se encontraba ya
en un mejor ambiente y el encuentro con sus cuidadoras de su infancia le había
dado muchos ánimos para seguir adelante en su recuperación.
¿Conseguirá salir de esta
finalmente Igashu?
CONTINUARÁ…