CAPÍTULO 9
Los bomberos vinieron
acompañados de una ambulancia que se llevó a Igashu al hospital de la Reserva.
Igashu pasó la noche
allí y ya a la mañana siguiente le dieron el alta. El día se había despertado
lluvioso y con algo de neblina, así que lo mejor que podían hacer era quedarse
en casa.
Durante la noche le
habían dado a Igashu una mascarilla para que respirara oxígeno y le dieron un
aerosol para que se lo echara cada 8 horas durante dos semanas.
Unos meses después, por
la noche Mitch e Igashu jugaban al ping-pong.
-
Igashu, tengo
algo que contarte.
-
Dime.
-
He pensado irme,
independizarme.
-
¿A qué viene
eso?
-
Tengo ganas de
hacerlo. Ya tengo los 16 años y legalmente me puedo ir.
-
¿No vas a
terminar el bachillerato?
-
Sabes que nunca
ha sido mi fuerte, además, no quiero pasarme toda mi vida detrás de unos libros y bajo la supervisión de la gente.
Igashu estaba un poco
molesto.
-
Pues yo me
quiero sacar el bachillerato. Además, tengo todavía 15.
-
Venga, cuando
cumplas los 16 te vienes conmigo.
-
No, yo quiero
tener aunque sea el bachillerato.
Mitch sonreía.
-
Bueno, si te
quieres quedar hasta que lo termines, quédate. Yo mientras tanto me iré y me
buscaré algún sitio, ya veré lo que hago.
-
Ten cuidado, no
se te olvide que sigues siendo menor de edad.
-
Ya, ya lo sé. No
tienes por qué preocuparte.
A la hora de la cena,
Mitch lo comentó y estuvieron hablando todos juntos sobre lo que iba a hacer,
que se pensara las cosas detenidamente… pero Mitch tenía las ideas muy claras.
A la mañana siguiente,
Mitch se despidió de todos y se fue. Estaba decidido a cambiar de vida aunque
su padre adoptivo le hubiera dicho otra cosa.
Igashu lo veía
marcharse mientras pensaba que la soledad lo volvía a envolver. Le quedaban
unos pocos meses para cumplir 16 y poder irse, pero estaba interesado en
sacarse sus estudios.
Un año más tarde,
Igashu hacía su cama y preparaba las cosas para irse. Había llegado la hora.
Se había dejado crecer
el pelo. Le gustaba sentir el pelo largo bajo sus hombros, le hacía sentir más
natural, más indio.
Igashu había crecido,
ya era casi un adulto y lo más importante, acababa de terminar el bachillerato.
Bajó hasta la entrada,
donde esperaban sus cuidadoras de toda la vida.
-
Ha llegado la
hora,-dijo Igashu-.
Se acercó hasta Asia y
la abrazó con fuerza.
-
Asia, muchísimas
gracias por estar siempre ahí, por ser la cuidadora estricta, pero que tiene un gran corazón.
-
Eres como mi
propio hijo. Te quiero mucho Igashu.
Luego miró a Andrea y
se abrazó a ella.
-
Has sido como
una madre para mí. Muchas gracias por todo lo que has hecho a lo largo de mi vida.
-
Fuiste el primer
niño que acogimos y te tenemos un cariño especial. Nunca te olvidaré. Para lo que necesites estamos aquí,-decía Andrea mientras Asia miraba la escena emocionada.
Igashu estaba
emocionado con la idea de salir de allí. No es que viviera mal, al contrario,
pero quería conocer mundo, vivir la vida y disfrutar de ella.
Aunque era primavera,
la nieve todavía cubría las aceras de las calles mientras que Igashu y Wolf
salían de la Hacienda bajo la atenta mirada de sus cuidadoras.
Una etapa cerraba sus
puertas y otra muy diferente iba a comenzar. La niñez había acabado. Ya era una
persona libre y casi adulta.
Había quedado con Mitch
para irse juntos a donde estaba viviendo este. Wolf, nada más ver a Mitch,
salió corriendo hacia él.
Mitch se levantó y lo
acarició.
-
¿Qué pasa
campeón? ¿Me has echado mucho de menos?
Luego Igashu y Mitch se
dieron un abrazo y se alegraron mucho de volver a verse después de un año sin
contacto físico.
-
Hombre Igashu,
apenas te reconozco. Menudos pelos tienes.
-
Tú sigues igual
cabrón.
-
Ya, es que el
que es guapo lo es siempre.
-
Jajaja, venga ya
fantasma. ¿A dónde vamos?
-
A Woonsocket.
-
Eso está en la
autopista interestatal 90, ¿no?
-
Exactamente.
Vamos a coger el bus y tiramos para allá.
Después de unas horas
en el autobús, bajaron y se dirigieron hacia la nueva residencia de ambos.
-
¿Tienes ganas de
ver la casa?
-
Sí, ¿cómo es?
-
Ya la verás…
Igashu ha cambiado de vida, ha cerrado
una etapa y ahora comienza otra, ¿cómo le irá a partir de ahora?
CONTINUARÁ…
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