Pero en un descansito aquí estoy para subir episodio nuevo hoy de Manos Blancas. Así que nada, seguid disfrutando del fin de semana y nos vemos el lunes a ser posible, ya que tengo examen el martes. De todas formas, si no subiera capítulo ya os avisaría por el Facebook. ¡Nos vemos pronto!
CAPÍTULO 13
Sobre las dos de la
tarde, el señorito Igashu se despertó al escuchar ruido. Fue hacia el salón y
vio que Linda estaba tocando la batería.
-
Buenos días
Linda, ¿de dónde ha salido eso?
-
Buenos días,
pues del trastero, la tenía ahí guardada pero hoy se me apetecía tocar.
-
Pues para un
poco anda, que me duele la cabeza…
Linda siguió tocando.
-
Para una vez que
me da por tocar…
-
Si no lo haces
mal, pero es que estoy fatal. Todo me retumba.
-
¿Te acuerdas
algo de anoche?
-
Lo último que me
acuerdo es que me fumé un porro y me puse a bailar contigo.
-
¿Ya está? Creí
que te acordarías de más…
-
Espera, me he
despertado en la cama de matrimonio y la otra parte está deshecha. ¿Tú y yo
hemos follado?
-
No porque sabía
que no te ibas a acordar hoy. Pero de la siguiente vez no pasa.
Mitch llegó al salón en
ese momento.
-
¿La próxima vez
no pasa el qué?-preguntó el recién llegado.
-
Nada
Mitch,-contestó rápido Igashu-. ¿Quieres desayunar?
-
¿A las dos de la
tarde?
-
Bueno, lo que
sea.
-
Vale. Por
cierto, el festival ha llegado a la ciudad, ¿vamos hoy?
Todos afirmaron y
cuando Leo se levantó dijo que sí, por lo que sobre las cinco de la tarde se
fueron todos para el festival. Mitch miró fijamente el puesto de besos y no se
lo pensó dos veces.
Giró la cabeza y vio
que el puesto masculino estaba vacío así que sigilosamente se puso allí.
La lluvia hizo acto de
presencia, pero no les importó a Linda, Leo e Igashu que seguían patinando.
Cuando escampó un poco,
Linda se quitó los patines, los devolvió y buscó a Mitch, que se lo encontró en
el puesto de besos.
-
Pero, ¿tú qué
haces aquí?
-
Ya me ves, a ver
si alguna me besa.
-
¿No te han
besado todavía?
-
No.
-
Menudo
desperdicio.
Linda se acercó a la
cara de Mitch y lo besó. Mitch comenzó a emocionarse y cuando iba a meter la lengua
Linda se separó.
-
Todavía no
guapo.
Igashu se acercó a
Mitch al haber visto la escena.
-
Le tienes ganas
a Linda, ¿eh?
-
Uff, no sabes tú
bien. El día que me la tire podré morir tranquilo.
-
Qué exagerado
eres.
-
Yo no, pero la
colega que está hablando con Linda lo es un poquito. ¡¿Has visto esas tetas?!
-
Sí tío.
-
Hijo, qué asco
de tío eres. Pareces maricón coño.
-
¿Yo? ¿Por qué?
-
Porque no dices
nada. Pareces un puto abuelo.
Linda se había
encontrado con una compañera de clase de su infancia y se pusieron a bailar con
la música que sonaba.
Más tarde, Leo llamó a
Igashu para jugar con él a la herradura.
Leo no era muy bueno
que digamos, así que Igashu se mofaba de él.
-
Jajajajajaja,
eres más malo que un dolor Leo.
-
Sí, el que ríe
el último ríe mejor. Ahora hablaremos cuando sea tu turno.
-
Mira que te
picas rápido jajaja.
La luz del sol se
estaba yendo poco a poco mientras era el turno de Igashu.
-
A ver cómo se te
da ahora a ti.
Y para colmo de Igashu,
si Leo era malo, él lo era todavía más.
-
Esto… Igashu, no
es por meter el dedo en la herida, pero yo que tú me dedicaba a tirar flechas
con el arco o algo de eso.
-
Serás cabrón…
-
Jajajajaja,
luego el que se pica soy yo jajaja.
Y así siguieron el
juego hasta que Igashu se percató de algo.
-
¡Eh! No vale
poner el pie después de la raya, tramposo.
Cuando terminaron el
juego, Leo fue a decirle algo a Igashu.
-
Igashu, dile a
esta gente que yo me he vuelto a casa, ¿vale? Necesito coger una cosa.
-
¿Qué vas a
coger?
-
Las pastillas,
que ayer no me tomé ninguna y hoy estoy hecho mierda.
Leo volvió lo más
rápido que pudo y cuando fue a coger el bote, no estaba.
-
Joder, aquí no
está.
Leo comenzó a cabrearse
por momentos…
-
Como alguno de
estos me las haya escondido, se van a enterar.
Fue al dormitorio de
matrimonio. Allí tampoco estaba.
En el cuarto de baño,
tampoco. Incluso llegó a mirar dentro de la cisterna, y no había rastro.
Mientras estaba
buscando no se dio cuenta de que habían llegado los demás hasta que escuchó la
batería de Linda.
-
Linda, ¿se puede
saber dónde coño están las putas pastillas?
-
Tú sabrás, a mí
no me preguntes que yo no me tomo de eso.
-
No me vaciles y
dime dónde están.
-
Que no lo sé.
Leo tenía un cabreo
monumental y se sentía engañado.
-
¿Ah sí? Ahora
veréis.
Salió de casa dando un
portazo y se dirigió a una zona bastante alejada de la ciudad.
Wolf comenzó a ladrar
unos 15 minutos después y se puso de pie para mirar por la ventana mientras
seguía ladrando. Por ahí venía Leo.
Leo entró por la puerta
y dejó todos los botes que había comprado encima de la mesa.
Mitch miró la mesa y
luego miró a Leo.
-
¿Se puede saber
qué coño tienes en la cabeza? ¿Cómo has comprado todo eso?
-
Para que no
falte.
-
No hombre, eso
está claro. Pero, ¿cómo has pagado todas esas pastillas?
-
Me he endeudado
hasta las cejas, pero ya lo pagaré.
-
Como no pongas
el culo…
Igashu miraba la escena
bastante extrañado.
-
Joder…
-
¿Te has dado
cuenta?-le dijo Mitch en tono bajo-.
-
No sé cómo puede
estar así de enganchado. Yo nunca estaré así.
-
Nunca digas
nunca Igashu.
Leo miró ya más
relajado a Linda. Se había tomado su pastilla y ya estaba bien.
-
¿Qué te parece a
ti Linda?
-
Que estás mal de
la cabeza…
-
Pues mira, os
jodéis. ¡¡Qué os den!!
A todo esto, el que
mejor vivía era Wolf que dormía plácidamente en la cama de matrimonio.
Leo está bastante enganchado al
éxtasis, ¿saldrá de ésta?
CONTINUARÁ…
No hay comentarios:
Publicar un comentario