CAPÍTULO 6
Mohamed salió
al salón y se sentó junto a Mitch para conocerse más.
-
Verás, estoy buscando un chico,
un heredero. Ya tengo muchas hijas y ninguna de ellas puede ser la que lleve el
nombre de la familia. Quiero que seas tú.
-
¿Y dónde vives?-preguntó Mitch
mientras Asia vigilaba desde el fondo de la habitación-.
Mohamed quería
llevarse a Mitch a toda cosa.
-
Vivo en Dubai. Te va a encantar
la mansión donde vivimos. Tendrás todo lo que necesites. Allí no
reparamos en
gastos.
-
¿Podré tener un cuarto para mí
solo?
-
Vas a tener un cuarto como esta
habitación para ti solo.
Mitch lo miró
un poco incrédulo.
-
¿De verdad?
-
Sí y estarás en el mejor colegio,
tendrás todas las consolas que quieras. Tú pide y te lo daré.
Mitch estaba
alucinando con el jeque que quería llevárselo. Por un momento se puso a pensar
en lo que sería su vida a partir de ese momento y la idea le encantó.
-
Sí, me gustará irme contigo.
-
Estupendo. Me haces muy feliz. Ya
verás cómo no te vas a arrepentir.
Mohamed se
levantó y fue hacia Asia, que seguía en el salón.
-
Está todo arreglado. Me lo llevo.
-
Bien, venga conmigo a firmar los
papeles.
Después de
poner todo en regla, Asia lo acompañó hacia la puerta mientras que Mohamed le
miraba el culo.
Asia se había
dado cuenta y se dio la vuelta frente a la entrada.
-
¿Qué quiere usted Mohamed?
-
Irme con usted al fin del mundo.
-
Venga hombre, otro perro con ese
hueso. Si ya tienes… ¿cuántas mujeres?
-
El amor que tengo es
incondicional.
-
Claro… ¿y cuándo quieres que me
lo crea? ¿Hoy o mañana?
-
Puedo hacerte muy feliz.
-
No te preocupes, soy muy feliz
junto a mi prometido.
-
En ese caso… que seas muy feliz.
Mientras
tanto, en el piso de arriba, los chicos hablaban.
-
¿Qué te ha dicho ese hombre?
-
Quiere hacerme heredero. Parece que
tiene mucha pasta. Asia se ha quedado flipando cuando le ha enseñado no sé qué
documento. El tío tiene que estar forrado.
-
¿Entonces te vas a ir con
él?-preguntó Ari-.
El semblante
de Mitch cambió.
-
Sí, me voy mañana muy temprano.
Me da pena tener que irme.
-
¿Al duro de Mitch le da pena
irse? Esto es nuevo,-dijo de broma Ari-.
-
Ari, vete a la mierda.
-
Jajajajaja.
-
Yo te echaré de menos Mitch,-dijo
Igashu-.
-
Y yo también, a los dos.
Los dos amigos
se abrazaron fuerte. Mitch intentaba aguantar las lágrimas. Llevaba ya bastante
tiempo allí y se había hecho muy amigo de Igashu.
Luego se
abrazó también a Ari.
-
Que aunque nos hayamos gastado
muchas bromas, que… nada, ya lo sabes.
-
Ya, yo también te quiero mucho.
-
Anda, quererte yo. Yo no te
quiero.
-
Sí, lo que tú digas.
-
Tariro, tariro…-cantó Igashu-.
A la hora de
acostarse, Andrea avisó a Mitch de que se pusiera el despertador a una hora
para prepararse, luego ella se fue a su habitación y Asia le comentó cómo el
jeque le estaba tirando los trastos.
-
De verdad, el tío está casado con
4 o por ahí y encima quería que yo me fuera con él.
-
Es que estás muy bien nena.
-
Bueno, pero que eso es lo de
menos, que yo quiero a mi niño y no lo cambio por nada ni por
nadie.
-
Desde que se te declaró tu novio
estás insoportable.
-
Jajaja, ya te enamorarás y te
volverás igual de estúpida que yo.
Las chicas se
fueron a dormir y unas horas más tarde, Mitch se levantó. Eran las 4 y media de
la mañana cuando sonó el despertador.
Asia se había
puesto el despertador y lo despidió, lo ayudó con la maleta y abrió la puerta
para que saliera Mitch, donde estaba esperando ya Mohamed. Otro chico más se
iba…
Igashu se
había quedado con Ari, que unos meses más tarde encontró una buena familia
donde vivir, por lo que ante la falta de afluencia de chicos, el ayuntamiento
dejó de dar ayudas a la antigua Hacienda, así que Andrea y Asia se vieron
obligadas a dejar de lado el Orfanato. Al cerrarse este, Igashu debía irse a
otro, pero ninguno quería separarse, por lo tanto las dos compañeras crearon un
nuevo proyecto en la misma Hacienda: “Integración de jóvenes sin familia o con
problemas en la sociedad”. Gracias a esto, el ayuntamiento les proporcionó una
subvención, con la que las chicas podían pagar los gastos de la casa y la
hipoteca sin problema alguno. Y así comenzó esta nueva etapa en las vidas de
Andrea, Asia e Igashu, llegando a pasar 6 años más, donde los problemas se
habían multiplicado, chicos y chicas difíciles, mal carácter, visitas continuas
a la policía y muchas cosas más. Ese día, Andrea iba a recoger a otro chico.
Andrea se
sentó en un banco a esperar a que el autobús llegase y trajera a este muchacho.
Eran las 7 de la mañana y el autobús llegaba a las 7:10.
A las 10:13
minutos, el muchacho apareció doblando la esquina y al ver a Andrea la llamó.
Andrea
se levantó en seguida y se dirigió hacia el chico.
-
Me alegro de verte. ¿Cómo ha ido
el viaje?
-
Bien, ha sido muy largo pero ya
estoy aquí.
-
Estupendo, ¿vamos dando un paseo
y así te relajas?
Igashu estaba
viendo la tele, aburrido como eran los domingos. En ese momento él era el único
chico allí, aunque oficialmente vivía con una chica más, solo que ésta estaba
en un centro de menores.
Igashu tenía
ya 15 años. Estaba estudiando 4º de la E.S.O. y era bastante aplicado. No era
un alumno brillante pero aprobaba.
Otra de las
cosas nuevas era que tenían un perro. Muchos psicólogos habían dicho que los
animales de compañía ayudaban mucho a los jóvenes con problemas, así que
compraron un perro-lobo. Decisión de Igashu, que se enamoró de él en cuanto lo
vio siendo un cachorro.
El perro se
puso a ladrar a Igashu.
-
Wolf, cállate ya que estoy
escuchando la tele.
Igashu y Wolf
eran uña y carne. Wolf había crecido principalmente junto a Igashu y este se
consideraba su dueño.
Asia entró en
el salón.
-
Igashu, hay compañía.
-
¿Y qué?
-
Es un nuevo chico. Ven a darle la
bienvenida.
-
¿Para qué? Si dentro de una
semana lo van a meter en el correccional…
-
No seas así hombre, ¡venga!
-
Vooooy.
Igashu se
levantó a desgana.
-
Pero no me hagas estar mucho
tiempo allí, que para una cosa que hay en la tele que vale la
pena…
-
Tranquilo, que no te vamos a
entretener.
Andrea ya
había llegado y estaba en la puerta.
-
Igashu, pórtate bien, te lo pido
por favor.
-
Que sí Andrea. Voy a saludarlo y
luego me voy al salón, pero no hagáis esto tan eterno.
-
Está bien, no te enfades.
¡Entra!-dijo gritando al chico que estaba fuera-.
¿Quién será ese chico nuevo?
¿Será alguien conocido o algún hermano de Igashu que le haya pasado lo mismo?
CONTINUARÁ…
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