CAPÍTULO 7
La puerta se abrió y
entró en el hall de entrada… Mitch. ¡Había vuelto después de tantos años! ¿Qué
hacía otra vez allí?
Igashu y Mitch se miraron en silencio, de arriba
abajo…
Y se abrazaron de
repente.
-
Me alegra verte
tío. Creí que nunca te iba a volver a ver.
-
Uh, te queda
mucho Mitch todavía.
Ya separándose, se
pusieron a hablar.
-
¿Qué haces aquí
otra vez Mitch?
-
Pues que un día
hablando con Mohamed, le pregunté lo que tenía pensado hacer conmigo, así que me dijo que quería que fuera a la mejor universidad de Norteamérica y sacarme
una carrera. Así que le dije que me mandara de nuevo aquí para terminar mis
estudios y poder hacerme a la vida americana de nuevo.
-
¿Y te dejó
venirte así sin más?
-
Le costó un
poco, pero al final me dejó. Sobre todo no se atrevía a mandarme porque como todavía tengo 15 y tal, pues por la cuestión de ser menor de edad y hacer un
viaje tan largo, pero bueno, ya estoy aquí.
Igashu escuchaba
atentamente a su amigo ante la mirada de Asia y Andrea.
-
Entonces, ya vas
a empezar directamente el bachillerato, ¿no?
-
Sí, porque yo ya
he terminado la E.S.O.
-
A mí me queda
muy poco para terminar y empiezo el bachillerato.
-
Pues ya sabes,
aplícate.
Mitch parecía haber
cambiado bastante en todos esos años. La educación que le habían dado y el
cambiar de lugar y estar en una familia donde lo trataban como un rey, todo eso
influyó.
Igashu mientras hablaba
con Mitch se le ocurrió una idea.
-
Tengo que
hacerlo, porque me tienen presionado a exámenes, trabajos e historias de esas.
-
Te comprendo, yo
he estado igual y es un coñazo.
-
Oye, ya que has
terminado, ¿me podrías ayudar?
-
Sí, cuenta con
ello.
-
¿Vamos arriba a
nuestro cuarto?
Igashu tenía de nuevo
compañía en aquel sitio que había sido siempre su casa y qué mejor que tener de
vuelta a su gran amigo Mitch. Ya con 15 años que contaba, sus rasgos indios
estaban más que marcados.
En cambio, Mitch seguía
igual físicamente. Había crecido y tenía cara de más hombre pero sus rasgos
seguían idénticos. Apenas se le notaba el cambio.
Los jóvenes subieron al
cuarto nuevo que tenían, ya no era tan infantil como antes, sino decorado más
con la edad que tenían.
Cuando llegaron allí se
tumbaron en la cama y se pusieron a hablar sobre cómo había sido su vida allí.
Igashu le preguntaba
animado sobre muchas cosas. Quería conocer todo lo que había hecho su amigo
mientras estaba fuera.
-
¿Y allí ligaste?
-
Mira, no me
hacía falta ligar. Mohamed me ofrecía sus hijas para que me las follara.
-
Pero si son tus
hermanas cabrón.
-
No de sangre,
así que podía hacer lo que quería con ellas. Mira, desde hace 2 años he estado
con
todas y cada una de ellas y a cada cual más buena.
-
Te trataba como
un marajá vaya.
Mitch sonreía
recordando sus experiencias.
-
Me ha cuidado
demasiado bien. Nunca me ha faltado de nada como me dijo cuando me adoptó y es
cierto. Además, antes de venir aquí me abrió una cuenta y me ha metido varios
millones para que pueda utilizarlos como me dé la gana.
-
Hijo de puta.
Estás hecho todo un cabrón. Cómo te envidio…
-
Anda, no tienes
por qué preocuparte. Ahora estamos juntos y todo lo mío es tuyo, así que bienvenido a la familia.
-
Gracias Mitch.
Oye, se me ha ocurrido una idea.
-
Dime.
-
¿Salimos fuera y
te enseño cómo está la Reserva?
La idea los entusiasmó,
así que Igashu fue a pedirle permiso a Andrea.
-
¿Podemos? Venga,
por favor.
-
Vale, pero estad
aquí antes de la cena, ¿de acuerdo?
-
Sí, estaremos
aquí.
-
Anda, marchaos y
tened mucho cuidado. No me hagáis locuras.
-
Que no, sabemos
cuidarnos nosotros mismos.
Asia los despidió en la
entrada.
-
Chicos, tened
cuidado y no hagáis tonterías.
-
No
Asia,-contestó Igashu-. Nos llevamos a Wolf también y así lo paseamos, ¿ok?
Salieron juntos con
Wolf para que así hiciera sus necesidades y correteara un poco mientras Igashu
le enseñaba lo nuevo de la Reserva.
Se fueron a un parque
que habían hecho no hacía mucho tiempo y ahí se pusieron a hablar.
-
Oye, ¿qué fue de
Ari?
-
Tiempo después
de que tú te fueras, a ella la adoptaron también, así que después de eso, como pasaron meses y no había actividad, tuvieron que cerrar el orfanato y cuando me
iban a llevar a otro, Asia y Andrea crearon lo que es ahora, un centro de
internamiento para jóvenes con problemas y tal.
-
Ah, y después
del cambio, ¿cómo fueron las cosas?
-
Mejor… o peor,
según se mire. Comenzaron a venir chicos y chicas rebeldes, destrozando la
casa, la policía se ha hecho amiga nuestra vaya.
Mitch estaba
sorprendido.
-
Joder, qué asco
de gente.
-
Y bueno, ahora
hay una chica viviendo con nosotros.
-
¿Ah sí? ¿Y por
qué no ha aparecido?
-
Porque no sabía
que vienes, además, no puede salir del reformatorio.
-
La madre que te
parió, quién sería, yo ya haciéndome ilusiones y tú me gastas esa broma.
-
Jajaja, no creo
que te gustaría o sí, dependiendo del mal gusto que tengas con las mujeres.
-
Mira chaval, que
yo siempre escojo lo mejor del mercado.
-
No presumas
tanto y ven conmigo.
Igashu llevó a Mitch al
parque de bomberos, sacó de un arbusto varios espráis y le dio uno a su amigo
recién llegado.
-
A pintar se ha
dicho.
-
Ala, esta faceta
tuya no la conocía yo Igashu.
-
He cambiado
mucho. Me han enseñado muchas cosas desde que no estás.
De repente, una cabeza
se asomó por el cristal y se puso a gritar. Los chicos salieron pitando de allí
junto con Wolf, que corría detrás de ellos siguiéndoles.
Corriendo llegaron
hasta un pequeño lago.
-
Guau, este sitio
no lo conocía.
-
Es mi rincón
Mitch, aquí es donde pesco y me relajo cuando estoy enfadado.
-
Pues me gusta
mucho. ¿Pescamos algo?
-
Venga, ayúdame.
Mira, coge varias piedras y tíralas a esa zona de allí, así los peces vienen
hacia aquí y pican más rápido.
Como una hora después,
los chicos se fueron y llegaron a su domicilio de nuevo.
-
Andrea, ya
estamos aquí,-dijo Mitch-. ¿Te ayudamos en algo?
-
No chicos, no os
preocupéis. Sentaos que dentro de poquito estará la cena.
Dicho y hecho. Al cabo
de unos 10 minutos estaba la cena lista y servida, así que todos se pusieron a
comer.
-
Hummm, cómo
echaba de menos tu comida Andrea. Esto es un manjar para los dioses.
-
¿No te gustaba
la comida de allí o qué?
-
Estaba buena,
pero prefiero cenar macarrones con queso que ensalada de puercoespín con
lechuga y tomate.
Tras la vuelta de Mitch, ¿cómo
irían las cosas en la antigua Hacienda?
CONTINUARÁ…
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