CAPÍTULO 5
Han pasado
varias semanas y el otoño ya ha llegado a la reserva. Igashu sigue esperando
familia, al igual que los demás que ven pasar los días y con ellos, sus
esperanzas.
Los chicos
iban a clase, hacían los deberes, los exámenes… Lo típico. Y gracias a todo
esto, Mitch e Igashu cada día eran más amigos.
La pequeña
Berta entraría en el cole el curso siguiente, así que todavía se pasaba las
mañanas jugando y correteando por el salón.
Esa mañana, llamaron a
la puerta y Asia amablemente abrió la puerta.
-
Buenos días, ¿qué desean?
-
Buenos días, venimos para
adoptar. Nos fuimos al orfanato del otro condado, pero nos mandaron aquí, ¿nos
hemos equivocado de dirección?
-
No, adelante, pasen.
La pareja pasó
al interior de la casa y allí estaba Andrea, que había escuchado voces y se
colocó junto a la puerta.
-
Esta es mi compañera Andrea y yo
soy Asia.
-
Encantados, nosotros somos
Marlena y Vincent.
-
Es un placer conoceros. ¿Qué
estáis buscando?
-
Pues un niño o una niña, nos da
igual, que sea pequeño, no demasiado grande.
-
Ahora mismo tenemos a Berta, que
es la pequeña de la casa. Tiene dos años y medio.
-
¿Podríamos verla?
-
Por supuesto, acompáñennos.
Asia y Andrea
condujeron al matrimonio al salón donde estaba Berta jugando con las piezas.
-
Ahí está Berta.
-
Oh, es monísima, ¿verdad Vincent?
-
Sí, jeje, es muy guapa.
-
Y más buena que es,-dijo Andrea-.
Es una chiquilla muy tranquila, para dormir no tiene
problemas, ha pasado ya la
varicela, tiene las vacunas al día, es muy juguetona y sobre todo muy
cariñosa.
-
¿Puedo cogerla?-preguntó la
mujer-.
-
Claro, acérquese.
Marlena se fue
hacia Berta y llamándola por su nombre la cogió en brazos.
Se pusieron a
hablar, más o menos como Berta hablaba y al final acabaron haciéndose
cosquillas.
Vincent también se acercó
sonriendo porque veía a su mujer muy feliz.
Berta miró a
Marlena y le dijo unas palabras que nunca se le olvidarán en la vida…
-
¿Tú vas a ser mi mami?
-
Oh claro que sí. Voy a ser tu
mamá, y aquel tu papá. ¿Verdad que sí?
Vincent cogió
a Berta mientras contestaba.
-
Sí, yo seré tu papá y jugaré
todos, todos los días contigo y te haré muuuuchas cosquillas,-dijo el hombre
ante la atenta mirada de Asia y Andrea que, emocionadas, aguantaban las
lágrimas-.
El marido miró
a su mujer con la niña en brazos.
-
Me parece que no hay nada más que
decir, nos la llevamos.
Hicieron el
correspondiente papeleo y todo lo que se hace en estos casos y Berta pudo irse
con esta familia. Parecían buenas personas y ya era hora de que un niño fuera
feliz, ahora faltaban los otros tres más mayores.
Asia y Andrea
se alegraban muchísimo de que al fin habían podido hacer feliz a uno de sus
niños, de que iba a vivir con una familia buena y sin ninguna preocupación.
A la llegada
del colegio, Igashu fue hacia la zona de ordenadores para hacer los deberes.
-
Hola Andrea. ¿Y Berta?
-
La han adoptado esta mañana.
-
¿De verdad? ¡Qué bien! Me alegro
por ella.
Cuando Ari
entró le dijeron lo mismo que a Igashu.
-
Me habéis alegrado la tarde.
Seguro que va a ser muy feliz con sus papis.
Las dos
cuidadoras se quedaron mirando cómo Ari entraba en la sala y no se dieron
cuenta que ahí estaba Mitch.
-
Hola, ¿eh?
-
Ay hola, perdona Mitch, no nos
hemos dado cuenta.
-
Ya me he dado cuenta de que paso
desapercibido.
-
No digas eso Mitch.
Andrea se
levantó para hablar con Mitch.
-
Mitch verás, hoy se han llevado a
Berta. La han adoptado.
-
¿Sí? Mejor, así hay más espacio
en la casa.
-
¿Te da igual que se haya ido?
-
Sí, mientras que yo no me vaya…
Mitch miró a
un punto muerto pensando. En realidad todo lo que tenía era una fachada
montada. Quería ser el elegido por una familia, irse y ser querido, lo que
nunca había sentido.
Una hora más
tarde, un hombre alto y con un sombrero extraño llamó a la puerta.
-
Buenas noches, ¿qué desea?
-
Este es el orfanato, ¿cierto?
-
Exactamente.
-
Verá, vengo desde muy lejos y me
gustaría adoptar.
-
Verá, es que es casi la hora de
la cena y…
-
Señorita, mi vuelo sale a las 8
de la mañana de mañana de vuelta a Dubai.
-
Pase…
Andrea dejó
entrar a ese hombre.
-
Mi nombre es Mohamed y soy un
jeque multimillonario de Dubai. Verá, vengo desde allí porque ninguna de mis 4
esposas…
-
Perdone,-dijo Andrea
interrumpiéndolo-, ¿ha dicho 4 esposas?
-
Sí, ¿qué hay de raro?
-
Nada, nada, continúe.
-
Gracias. Lo que le iba diciendo,
que ninguna de mis esposas me ha dado un hijo varón y ya tengo a 9 hembras y
quiero un heredero.
El jeque
parecía realmente agobiado porque no tenía ningún varón como heredero.
-
Ya me he cansado de intentar
tener un varón y esta ha sido mi última opción.
-
Pues ha hecho usted bien. Ahora
mismo tenemos a dos varones.
-
Perfecto, ¿puedo verlos?
Andrea sonrió.
-
Por supuesto. Ahora están
haciendo los deberes así que no los interrumpamos demasiado.
-
No, no molestaré.
Andrea
acompañó a Mohamed hasta la sala, pero se encontraron con Asia y los presentó.
-
Le presento a mi compañera Asia.
-
Encantado de conocerte,-dijo
quedándose embobado al ver a la pelirroja-.
-
Igualmente.
Después de la
presentación siguieron hasta la sala de ordenadores y allí le fue nombrando.
-
Ese moreno de allí es Igashu,
tiene 9 años y es un gran chico. Es responsable y muy buen niño.
Se adapta con
rapidez a los cambios.
Andrea siguió
nombrando, pero parecía que Mohamed había elegido ya.
-
La chica de allí es…
-
No quiero chicas, ¿y este rubio?
-
Es Mitch. Ha pasado ya por varios
centros y está falto de cariño aunque se empeñe en no demostrarlo. Hay que
estar encima de él hasta que aprenda lo que quieres, pero luego ya lo hace solo
sin que te estés preocupando todo el rato.
El jeque
miraba a Mitch que seguía haciendo los deberes.
-
Perdona, ¿puedo hablar con él en
privado? Me gustaría conocerlo un poco más.
-
Sí, un momento que lo avise.
Andrea se
acercó al oído de Mitch y este se levantó.
-
Hola, me llamo Mitch.
-
Hola, y yo Mohamed. ¿Pasamos al
salón para hablar más tranquilamente?
-
Vale.
-
Pasa tú primero, yo te sigo.
¿Conseguirá Mitch que este jeque
lo adopte?
CONTINUARÁ…
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