domingo, 2 de junio de 2019

Capítulo 15 || Venganzas


Interrumpiendo un momento a Marc, Alicia fue a traerle la silla del cuarto del ordenador para que pudiese hablar más cómodo y al mismo nivel que los demás.
- Bien, como iba diciendo, he creído necesario hacer esta reunión después de tanto tiempo por la simple cuestión de que hay muchas cosas que aclarar entre nosotros. Éramos amigos y creo que bastante buenos… Así que sería genial darnos una explicación entre todos porque nos la debemos. Empiezo yo…




Mirando a Megan, Marc comenzó a hablar.
- Megan, formaste parte de mi vida en un momento crucial y vivimos cosas especiales entre nosotros, pero eso forma parte del pasado y hoy es hoy. Tengo que admitir que mientras estaba con Lucía tenía sentimientos hacia ti y viceversa. Lucía me tenía enganchado a ella de una manera que no puedo explicar. No debí haceros daño a ninguna de las dos. Erais muy buenas amigas, diría que las mejores… Y yo me metí en medio y os perjudiqué, por eso te pido perdón por la parte que me toca. Espero que algún día puedas perdonarme…
- Vaya, esto sí que no me lo esperaba, Marc… Yo… A ver, ya que estamos sincerándonos, quiero hablar claro.
- Por supuesto.




Tras llenar sus pulmones de aire, Megan comenzó a hablar con total libertad.
- Yo estaba enamorada de ti y me dolía ver que te ibas con Lucía y que yo era la otra, por eso quería exprimirte cuando decidías pasar tiempo conmigo, sin embargo, había otra parte de mí que sentía lástima por la situación, porque yo me consideraba la otra, la que estaba entre las sombras… Pero también me sentía mal por Lucía, por la amistad que nos unía y que nos hacía tan inseparables. Estaba hecha un lío con todo eso a mis espaldas y, cuando nos pillaron, exploté y decidí acabar con todo. El tiempo me dio cierta perspectiva y cuando te vi en la tele, tan guapo y tan elegante, todos esos sentimientos volvieron a mi corazón. Por eso, cuando supe que Alicia era tu novia yo… Me vengué con ella. Pagué mis irremediables celos con la que menos culpa tenía en todo esto y por eso también quiero pediros perdón a ti y a Alicia. No supe enfrentar mis sentimientos y me dejé llevar por ellos en lugar de por mi cabeza.
- Por mi parte, todo eso está olvidado,-intervino Alicia-.
- Y por la mía también,-confirmó Marc sonriendo a Megan-.




Tras ese momento tan especial, Marc miró a Eddie y supo que ahora le tocaría a él.
- Es mi turno, ¿verdad?-preguntó Eddie-.
- Efectivamente. Verás… Tú has sido siempre un buen amigo, me has cuidado, me has ayudado… ¿Te acuerdas cuando me buscaste a uno que se hizo pasar por mi padre?
- Joder sí, qué nervios pasé en ese momento…
- O cuando viniste corriendo a mi casa a decirme que habían matado a mis padres… Eddie, podría nombrarlas una por una, pero tú y yo ya sabemos eso. Lo que te quiero decir y explicar es el por qué no acudí a ti cuando me quedé en la calle y huérfano…
- Bueno, tú dirás…
- No quería ser una carga. Tenía miedo de no adaptarme bien, de sentirme extraño entre gente que no era de mi familia… Todo el peso de mis padres recayó sobre mí durante unos días antes de que todo se terminase de derrumbar y, querido amigo, eso hizo darme cuenta de que tenía que agarrar al toro por los cuernos y afrontar lo que venía con madurez, entereza y seriedad… Pero estaba tan ofuscado con mis cosas y con mi dolor que me olvidé de ti, no te avisé y, simplemente, desaparecí. No quería saber nada de nadie y, por esa razón, quiero pedirte perdón a ti también.
- Marc, no tienes por qué pedirme perdón, tío. Es normal que quisieras desaparecer, yo habría querido meterme un tiro si me llega a pasar eso… Así que no te sientas mal porque suficiente has hecho con sobrevivir a todo eso.




Mirando a Megan, Eddie continuó hablando.
- Y ya que estamos en este ambiente de reconciliación… Megan, quiero decirte que durante todo este tiempo que hemos estado viéndonos esporádicamente, algo se ha despertado en mí. Un sentimiento que no había experimentado nunca y que se incrementó cuando me hiciste partícipe en el plan que ideaste para quedarte con Marc. El sentir que yo no valía, que no significaba nada para ti… Me dolió. No podría afirmar que se trate de amor, pero sí puedo decir que me gustas mucho.
- Dios mío, qué confesión más intensa...-dijo Megan asimilando lo que acababa de escuchar-. Eddie, has sido el que mejor me ha tratado con diferencia y es verdad que te he utilizado. Bueno, nos hemos utilizado mutuamente… Pero ahora mismo lo que siento por ti es cariño. Lo que sí haré será conocerte, pero no en el plano sexual, sino como persona. Quiero averiguar qué otras facetas hay detrás de esa cara bonita.




Todos estaban sonriendo contentos porque la reunión estaba yendo por muy buen camino. Bueno, todos menos Trevor, quien se mantenía completamente serio y sin mirar a nadie.




Después de ese momento tan bonito y especial, Marc se dirigió a Lucía.
- Lucía, ya he hablado antes contigo y sabes que entre nosotros está todo bien, pero quiero darte un consejo, si me lo permites.
- Claro, dime.
- Aprende a pensar en ti. No te estoy diciendo que te vuelvas egoísta, pero que te pongas a ti en primer lugar y no a los demás, porque no todos hacen eso y luego quien acaba sufriendo eres tú. Creo que sabes a qué me refiero…
- Sí, perfectamente. Me sorprende que te hayas dado cuenta cuando ni hemos hablado de eso.
- Te conozco bien y sé que no estás pasando un buen momento.
- Gracias Marc, de corazón.




Quedándose todos en silencio, Marc miró a Trevor que seguía sin hacer caso a lo que estaba ocurriendo así que, intentando llamar su atención, Marc comenzó a hablar.
- Tierra llamando a Trevor, ¿me recibe? Aquí comandante Marc, cambio.
- Dime lo que tengas que decir pero, por favor, deja de hacerte el gracioso,-contestó Trevor-.
- Bueno, quería que reaccionases tío.
- No soy tu tío.
- Está bien… Al menos podrías mirarme a los ojos, ¿no?-pero Trevor siguió igual-.




Mirando a su novio, Lucía le dio un pequeño codazo a Trevor que continuó sin inmutarse.
- Trevor, por favor, compórtate.
- Déjalo Lucía,-intervino Marc-. Tiene oídos para escuchar, qué más da a dónde mire… En fin, Trevor. ¿Qué puedo decirte a ti? Siempre fuiste el más raro del grupo, sinceramente te lo digo y espero que no te moleste. Siempre estabas en tus cosas, los estudios, no te reías, no compartías nada con nosotros… Creo que ninguno de nosotros nunca te hemos llegado a conocer verdaderamente y no entiendo el por qué, pero yo no vengo a juzgar eso. Lo que quiero decir es que, si no querías estar con nosotros, ¿por qué no te apartaste? Tan fácil como eso…
- ¿Quieres que te diga por qué no me aparté?
- Me gustaría saberlo, sí.




Sin poderlo evitar, Trevor dio un golpe en la mesa y comenzó a chillar directamente.
- ¡PORQUE ESTABA ENAMORADO DE LUCÍA COMO UN BURRO! No supe que le ponías los cuernos hasta que ella te pilló aquel famoso día, pero sabía que no eras trigo limpio. Siempre andabas con tus tonterías, riendo, gastando bromas, sin tomarte nada en serio… Te detestaba, esa es la verdad. Y si no me alejaba de vosotros era porque quería pasar el mayor tiempo que pudiese con Lucía, aunque supiera que ella no me daría ni la hora. Pero el hecho de estar a su lado era suficiente para mí. Por eso me alegré tanto que te pillara con Megan, que se le quitase la venda de los ojos y te viera como yo te veía: un niñato consentido que se creía el mejor de todos. A partir de ahí fue cuando comencé a tener cierta libertad, cuando empecé a tratarme con Lucía… Yo fui quien le curó sus heridas, las mismas heridas que tú le hiciste y que tanto me costó que se fueran para siempre. Y ahora vienes, varios años después de aquello, dando lecciones y creyéndote mejor que cualquiera de nosotros. ¡HIPÓCRITA!




Marc, al escuchar las duras palabras de Trevor, comenzó a sentirse insignificante en la silla, haciéndose cada vez más y más pequeño mientras que veía a Trevor más grande ante él.
- ¿Te crees que porque tus padres se murieron ya eso te da derecho a dar lecciones a los demás? ¿Qué pasa? ¿Que eres el único que ha sufrido en la vida? Pobre Marc, pobrecito… ¡TE LO MERECES!
- ¡Trevor!-gritó Lucía queriendo acallarlo-.
- ¡Déjame en paz, Lucía! Me he estado dejando el pellejo por ti, te he estado cuidando y te he dado todo lo que te hiciera falta. ¡No quería que nunca te faltase de nada! Y, ¿qué obtenía yo a cambio? Siempre te he notado distante, con algo de frialdad e, incluso, con desgana. Pero todo esto me lo guardaba para mí, no lo compartía con nadie y seguía hacia delante porque me importaba más lo que sentía por ti que lo que yo sintiera por dentro.
- Tienes razón, Trevor,-dijo Lucía-. He estado distante contigo, lo admito. Y si he estado contigo ha sido porque eras el que estaba ahí, el que mejor me trataba y con quien estaba a gusto. Te tengo muchísimo cariño, pero el cariño no es suficiente… Por eso el consejo que me ha dado Marc antes me ha gustado tanto, porque me hace reflexionar sobre lo nuestro, Trevor.
- Y dale vueltas al molino. ¡Siempre Marc! ¡Marc tiene que estar en todas y cada una de las conversaciones! Mira, vete a la mierda Lucía, tú y tu pandilla de niñatos. ¡QUE OS JODAN!




Levantándose de la silla, Trevor se dirigió con paso firme hacia la puerta mientras que Lucía le gritaba desde su sitio.
- ¡Trevor! ¡Vuelve aquí, por favor!




Dando un par de zancadas, Lucía alcanzó a Trevor antes de que se fuera.
- Trevor, escúchame. Hablemos como personas civilizadas y adultas que somos. Aquí nadie está en tu contra y si estamos aquí es porque Marc quiere…
- ¡ME IMPORTA UNA POLLA LO QUE MARC QUIERA!-gritó histérico Trevor interrumpiendo a Lucía-. Se cree un filósofo de la vida porque mataron a sus padres y estuvo viviendo en la calle… ¡BASURA! Tuviste lo que te mereciste por hijo de puta y, te digo una cosa, ojalá hubieras muerto con ellos…
- ¡TREVOR!-gritó Lucía con voz potente-. ¡Retira eso ahora mismo!




Pero Trevor estaba fuera de sí y completamente descontrolado para hacer caso o escuchar a los demás.
- ¡No me da la gana de retirarlo! ¿No quieres tanto a Marc que no paras de nombrarlo? ¡Ojalá te acuestes con él otra vez! Por lo menos así volverás a abrirte de piernas porque conmigo no había manera…
- Pues tanto que me cuidabas y me dabas todo lo que quería, para que luego te olvidases de ti mismo y apenas tuvieses higiene personal. Estás completamente abandonado… ¿Has visto esa barriga? ¡Y tienes sólo 21 años! ¿Cómo quieres que me atrajeses si cada vez olías peor?
- Con que esas tenemos, ¿verdad zorra?-dijo Trevor acercándose a Lucía lentamente mientras que Marc, al ver esa situación, se levantó para intervenir-.




Colocándose en medio de los dos, Marc paró el avance de Trevor.
- Te estás pasando 24 pueblos con Lucía,-dijo Marc-.
- Oh, ya vino el ángel protector,-comentó irónico Trevor-. ¡San Marc! ¡San Marc! ¡Ruega por nosotros!
- Qué irreverente eres y qué forma de perder más mala tienes. Mucho echarme en cara que era inmaduro hace dos años, y tienes razón, lo era; pero con 17 años. Ahora, a punto de cumplir los 21, ¿quién es el inmaduro de la habitación? Porque yo al único que veo dando la nota aquí lo tengo delante mía.




Sin dejar tiempo a reaccionar, Trevor se abalanzó sobre Marc poniendo sus manos alrededor del cuello y apretando con fuerza.
- ¡Ahora vas a sentir lo que es el dolor! ¡HIJO DE PUTA!-gritaba Marc con rabia-.




Marc no podía hacer nada más que intentar quitarle las manos de su cuello, pero era inútil. Alicia comenzó a gritar y Lucía le pedía a Trevor que parase mientras le tiraba de los hombros hacia atrás, pero ninguno de sus esfuerzos hacían que Trevor se separase de Marc.




Como si de una bala se tratase, Eddie fue hacia Trevor y le pegó el mayor puñetazo que había dado nunca y provocando que soltase a Marc, que comenzó a toser y a respirar de nuevo con algunas dificultades.




Llevándose la mano a la cara, Trevor se quedó inmóvil en el sitio hasta que Eddie lo empujó con sus manos.
- ¡Fuera!-ordenó Eddie-. ¿Estás bien, Marc?
- ...-afirmando con su cabeza, Marc contestó a la pregunta de Eddie, ya que no podía hablar en ese momento por la irritación de la garganta-.




Dándose la vuelta, Trevor se dirigió hacia la puerta mientras escuchaba los incesantes gritos de Eddie, quien se había puesto muy tenso.
- ¡Y que no se te vuelva a ocurrir acercarte a ninguno de nosotros! ¿Te ha quedado claro? ¡Y mucho menos a Lucía o Marc! ¡Ahora DESAPARECE!




Trevor no podía odiar más a toda esa pandilla, sobre todo a Marc, a quien le deseaba todos y cada uno de los males del universo. Se sentía frustrado porque quería acabar con él y Eddie se lo había impedido… Sabía que estaba fuera de sí, pero vivir sabiendo que Marc estaría muerto, era lo que a él le daría vida de nuevo.




Abrazando a Lucía, Alicia comenzó a consolarla porque no paraba de llorar y de temblar ante lo sucedido.
- Tranquila Lucía, ya ha pasado. Cálmate porque estás a salvo. Venga, sentémonos en el sofá mientras te traigo un vaso de agua.




Eddie, por su parte, volvía a preocuparse por el estado de Marc.
- ¿Seguro que estás bien?
- Sí, ahora ya mejor. Uf, he temido por mi vida tío… Creí que me mataba, en serio.
- Qué hijo de puta. ¡Deberías denunciarlo!
- ¿Y qué ganaría con eso? Lo único que provocaría sería más sufrimiento entre nosotros y no quiero eso… Suficiente tenemos con nuestras cosas.




Un par de meses después de lo ocurrido, Marc y Alicia habían conseguido mudarse a un piso más alejado del centro de la ciudad. Siendo pleno verano, el hecho de contar con una piscina comunitaria era todo un lujo que disfrutaban ellos junto con sus amigos.




Tras haberse dado un chapuzón, Marc y Eddie charlaban animadamente sentados al borde de la piscina.
- Qué buen día está haciendo, Marc,-comentaba Eddie-. Gracias por invitarnos.
- Pensé que sería buena idea hacer una fiesta de inauguración de la nueva casa. Ya llevamos aquí una semana, nos hemos aclimatado bien así que, tanto Alicia como yo, queríamos enseñaros la casa.
- Pues es preciosa y me gusta el lugar, la verdad.
- Está cerca de la casa donde vivíamos Alicia y yo con Henry.
- ¿Ah sí?
- Sí, tío. Yo mismo pasé por delante de aquí cuando estuve deambulando por la ciudad.
- Ya ves tío, la de vueltas que da la vida. Si te llegan a decir en ese momento que ibas a vivir en esta casa…




Mientras tanto, las chicas hacían una carrera para saber quién era la más rápida nadando y, en ese momento, ganaba Alicia.
- ¡Vamos chicas!-animaba Alicia-. Que os pesa el culo…
- No entiendo cómo puedes nadar tan rápido, tía,-confesaba Megan-. ¿Te salen aletas cuando te metes en el agua o qué?




Cansándose de nadar, Megan fue a sentarse en el lateral de la piscina y llamó a las otras chicas para descansar un poco y poder tomar el sol tranquilamente.
- Da gusto poder tomar el sol sin miedo a que te estén mirando desconocidos...-decía Megan-.
- Y que lo digas,-confirmó Alicia-. Siempre que he ido a una piscina comunitaria o a la playa, tanto hombres mayores, como las madres de los niños y los propios niños clavaban los ojos en mis tetas o en el culo. Como si nunca hubieran visto unos, ¿sabes?




La conversación era animada y muy amena entre ellas.
- A mí me gustaría tener algo más de pecho...-confesó Lucía-.
- Tía, tú eres la que mejor cuerpo tiene aquí,-comenzó a decir Alicia-. Eres alta, tienes un cuerpo estilizado y todos los chicos se giran para mirarte.
- Ya, bueno, pero me gustaría tener más curvas…
- Pues yo creo que a mí me van a crecer algo más las tetas,-dijo Alicia con un tono más bajo-.
- ¿Más?-preguntó Megan-. Chiquilla, ¿qué vas a dejar al resto?
- Pero es que eso no depende de mí, sino de mi cuerpo cuando comience a generar leche en mi pecho.
- No me digas que estás...-dijo Megan comenzando a abrir la boca de par en par-.
- Tengo una falta… Pero no se lo digáis a los chicos, que ni siquiera Marc lo sabe, por favor.




Dando su palabra de que no dirían nada a nadie, las tres muchachas comenzaron a hablar sobre el tema. Megan y Lucía le preguntaban sobre si tenía alguna preferencia en cuanto al sexo del bebé, si había pensado algún nombre… Mientras charlaban, Alicia comenzó a mirar a Marc, quien seguía hablando con Eddie sin enterarse de nada.




La verdad era que, desde la charla de Marc en la antigua casa de Alicia y él, las cosas entre todos se habían calmado y resurgió una amistad, esta vez más fuerte y resistente. Nadie sabía nada de Trevor, ya que no había vuelto a dar señales de vida.
- ¿Y tú cómo sigues, Lucía?-preguntó Alicia-.
- Yo cada día mejor. Ahora que llevo estos dos meses sola sentimentalmente hablando, me estoy reencontrando conmigo misma y aprendiendo qué es lo que quiero y lo que no. Estoy siguiendo el consejo que me dio Marc y poniéndome yo en primer lugar y mirando más por mí.
- Es que es lo que debiste hacer desde un primer momento,-intervino Megan-. ¿Has hablado con tu madre de todo esto?
- Ella está más atenta a sus películas y a sus amoríos que a mí, pero es algo que tengo más que normalizado vaya. Y mi padre más de lo mismo, me pasa el dinero de la manutención y así hasta el mes que viene, nada más.
- Esa situación es dura,-comentó Alicia-.
- Pero es algo con lo que convivo día a día y ya no me afecta. Al contrario, creo que me ha hecho ser más fuerte y madurar de cierta forma. Aunque lo haya pasado mal en ciertos momentos, a día de hoy agradezco el tener que haber pasado por eso porque me han hecho ser la persona que soy a día de hoy.
- ¡Así se habla!-dijo Alicia comenzando a aplaudir-.
- Has hablando con mucha madurez, sí...-dijo Megan-.
- Por eso, a día de hoy creo que… Sí que me gustaría tener un hijo, como tú Alicia. Pero todo a su tiempo, aún no me veo preparada para dar un paso así de grande.




De repente, Marc se sentó junto a Alicia y Eddie al lado de Lucía, preguntándoles a las chicas sobre qué estaban hablando tan animadamente.
- Sobre… la vida,-dijo Alicia mirando a las chicas con cara de que no dijesen nada de su embarazo-.
- Vaya, un gran tema con mucho sobre lo que hablar,-comentó Eddie-.
- Ya se sabe que cuando comenzamos a hablar sobre algo, al final acabamos comentando temas completamente diferentes a cuando empezamos.
- Uh, eso siempre pasa,-dijo Marc-. Yo he llegado a empezar a hablar sobre ropa y hemos terminado charlando sobre política, religión o cosas de esas jajaja.




Marc se sentía feliz. Veía que su vida comenzaba a remontar por fin, ya que había terminado sus estudios con un notable. Un par de empresas habían contactado con él para que trabajase para ellos y, finalmente, se decantó por una de ellas que le proporcionaba un mejor horario y salario que la otra. Sin saber que un hijo o hija de su propia carne estaba comenzando a crecer en el interior de Alicia, Marc creía ser el hombre más afortunado del mundo en ese instante y… Lo que le quedaba por vivir aún…




CONTINUARÁ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario