Tras cortarse el pelo, afeitarse y darse una ducha, Henry se puso la
ropa que estaba colocada sobre el váter y, mirándose al espejo,
sonrió gratamente.
-
Pues sí que es verdad que parezco otro…
Saliendo del servicio, vio cómo Trevor estaba sentado y que lo
invitaba a sentarse también.
-
Enhorabuena por ese cambio,-felicitó Trevor-. Ahora nadie te
reconocerá.
-
Gracias… Veamos, ¿cual es el siguiente paso?
Sonriendo, Trevor comenzó a contarle lo que tenía pensado hacer
para llevar a cabo su venganza con todo lujo de detalles, al igual
que en la otra ocasión. Llevaba muchos meses planeando esto y tras
mucha investigación, estaba convencido de que todo saldría tal y
como lo había pensado.
Sin embargo, uno de los aspectos del plan hizo que Henry cambiase su
expresión facial y se sorprendiese bastante.
-
¿Estás seguro de eso, Trevor?
-
Muy seguro. Hazme caso a mí que soy la cabeza pensante…
-
Pero.. ¿y qué culpa tiene?
Trevor se tenía muy creído lo inteligente que era y comenzaba a
despreciar a Henry. Solamente quería una marioneta que le
solucionase los problemas y no estaba interesado en nada más que
eso...
-
¿Quién es el que te ha sacado de la cárcel sin que nadie
sospechase? Yo, ¿verdad? Pues hazme caso y no te cuestiones más
cosas. Si haces justamente lo que yo te digo no habrá lugar a
errores.
A todo esto, pasados unos días del nacimiento del pequeño Johnny,
la familia comenzaba a acostumbrarse a su nueva rutina, teniendo en
cuenta que ahora la principal preocupación era el bebé. Ambos
tenían la baja por haber sido padres, así que se podían ocupar más
del más pequeño de la casa.
Tras dejarlo acostado en su cuna, Alicia fue hacia el dormitorio
donde la estaba esperando Marc con una sonrisa.
-
¿Ya está dormido?
-
Sí, por fin… Hoy me ha costado más que la otra noche.
-
Será que como ha llovido y no le hemos dado su paseo de siempre,
está raro… Pero no te preocupes, que seguro que mañana hace un
día genial y podremos salir con él.
Acercándose el uno al otro, se besaron tiernamente en los labios
antes de irse a la cama y dormir acurrucados, ya que el frío
invierno se combatía mejor con una buena manta y muchos arrumacos.
Al cabo de un mes, Johnny estaba mucho más animado y bastante más
grande. Marc había vuelto ya al trabajo, así que intentaba ocuparse
más de su hijo cuando volvía a casa y, de esa forma, Alicia podría
descansar y tener más tiempo para ella misma.
-
Hora de cenar, pequeño. Y después a dormir como un campeón, ¿trato
hecho?
Esa misma noche, en uno de los bares de la ciudad se encontraba
Megan, quien había decidido salir a dar una vuelta y tomarse algo
para romper con la rutina.
Pidiendo una cerveza, notó que la música del sitio estaba bastante
bien y, pese a que no había mucha gente en ese momento, el sitio
parecía muy bueno.
Al cabo de un rato fue entrando más gente y el local se fue llenando
poco a poco…
Uno de los recién llegados, sentándose frente a la barra, también
pidió una bebida mientras miraba el local y a la gente que había en
él.
Ese chico no era otro que Henry, a quien nadie había reconocido en
absoluto. Ajena a todo esto, Megan bebía su cerveza pensando en sus
cosas, en su día a día, en que con Eddie no había surgido nada más
que amistad… Todo eso.
Sentándose un chico a su lado, comenzó a flirtear con Megan, quien
pasaba olímpicamente de él.
-
Menuda mujer de bandera que estás hecha. ¿Estás aquí sola o has
venido acompañada?
- ¿Y
a ti que te importa?
-
Uh, no hace falta ponerse así, bombón. ¿Cómo te llamas?
- Me
llamo “vete a tomar por culo si no quieres que pegue una patada en
los huevos”. Es un nombre compuesto…
-
Venga, no seas mala conmigo, yo estoy siendo cariñoso, y podría
serlo más…
Levantándose de su asiento, Henry intervino en la conversación.
-
Tío, ¿no te das cuenta de que está pasando de tu culo?
- ¿Y
tú quién coño eres?
- El
que te va a partir la cara si no te esfumas ahora mismo,-dijo
comenzando a remangarse el traje-.
-
Está bien, está bien… Ya me voy, tranquilo…
Sin decir ni una sola palabra, Megan se levantó del sitio y se
dirigió hacia una zona bastante más alejada de la barra mientras
que Henry le miraba ese contoneo natural de cadera que tenía al
andar.
Pidiendo permiso, Henry se sentó junto a ella, quien tenía cara de
pocos amigos.
-
¿Está bien, señorita?
-
Sí, gracias por lo de antes…
-
Thomas, pero puede llamarme Tommy si quiere.
-
Encantada Tommy, yo soy Megan.
-
Mucho gusto,-dijo sonriendo Henry-.
Ambos comenzaron a charlar y conectaron muy rápido, haciendo que la
conversación fuese muy amena y dinámica.
-
No, no me lo puedo creer,-decía Henry-.
-
Pues sí, créetelo porque te lo digo en serio. Nunca pasé más
vergüenza en mi vida jajaja.
- ¿Y
a quién se le ocurre ponerse un pantalón blanco cuando estabas con
la regla?
-
¡No lo sabía! Mira, se me adelantó y aluciné cuando comencé a
verme todo manchado.
- ¿Y
cómo volviste a casa sin que te lo notasen?
Como charlaban tanto, uno de los temas que surgió fue el amoroso y
sexual, comenzando a contar batallitas y caldeando un poco el
ambiente…
-
¿En serio?-preguntó Megan llevándose la mano a la boca-.
-
Sí, sí, nunca me la había visto así. ¿Tu sabes lo que es estar
en esa situación?
-
No, desde luego que no. Yo no habría tardado tanto, te lo puedo
asegurar.
-
Bueno pues…
Justo cuando iba a decir algo Henry, un hombre vendiendo rosas
interrumpió a ambos y, tras rechazarlo varias veces, el hombre se
marchó y los volvió a dejar solos.
Mirándose, Henry se acercó a Megan lentamente.
-
Megan, siento ser un atrevido pero…
-
Cállate y bésame Tommy,-dijo Megan uniendo su boca a la masculina.
Sin poderlo evitar, ambos se fueron hacia el cuarto de baño y, tras
desnudarse, comenzaron a follar duramente. A Henry le gustaba el sexo
fuerte y Megan no estaba acostumbrada a esas prácticas tan duras,
por lo que comenzó quejándose un poco.
Sin embargo, las fuertes embestidas y sentir cómo los grandes brazos
de ese chico la rodeaban y la agarraban con seguridad de la cadera,
ayudándose de ella para penetrarla hasta el final la volvían loca.
Nunca había follado de esa forma con nadie…
Henry estaba disfrutando más que nunca. Llevaba meses sin acostarse
con nadie y saber que tenía que ligarse a una chica para seguir con
el plan, era algo que le encantaba. Además, tenía que admitir que
esa tal Megan estaba muy buena.
-
Pobre ingenua…-pensaba Henry-.
Como una semana después, Alicia y Marc tenían una cena para
celebrar su aniversario y llamaron a Megan para que se quedase al
cargo de Johnny. Ella estaba encantada y quería ayudar a la pareja a
que tuviesen un rato para ellos solos.
- Si
pasa cualquier cosa no dudes en llamarnos,-decía Alicia-.
-
Sí, no te preocupes Alicia. El peque estará bien,-tranquilizaba
Megan-.
- Ya
sabes dónde están los pañales, cómo hacerle el biberón y eso,
¿no?-quiso confirmar Marc-.
-
Sí, me acuerdo de la otra vez. Podéis iros tranquilos, venga.
Tras despedirse, Megan fue a revisar si el niño estaba bien y pudo
comprobar que dormía plácidamente. Cuidar de Johnny era facilísimo,
ya que apenas había mucho que hacer.
Pensándolo durante unos momentos, Megan acabó llamando por teléfono
a su actual ligue.
-
Hola, ¿cómo estás? Yo bien, aquí cuidando al hijo de unos amigos.
No, está dormido ahora. Verás, estoy aburrida y como el niño
duerme… ¿te importaría venir?
Tras unos minutos de espera, Henry llamó a la puerta y Megan le
abrió rápidamente.
-
Hola guapo, ¿te ha visto alguien?
-
No, las calles están desiertas.
-
Mejor, no me gustaría que le dijesen nada a mis amigos.
Yendo hacia el salón, Megan continuó hacia delante.
-
Pasa, siéntate aquí Tommy, que voy a ver si el niño está bien.
-
Estaré impaciente…
CONTINUARÁ...
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