CAPÍTULO 20
Eristof se dio la vuelta
y se imaginó estar luchando como en una película. Se veía vestido con la ropa
típica y como el protagonista de la historia.
La pelea comenzó dura y
fuerte donde ambos contrincantes luchaban con crudeza. Eristof no podía verle
la cara a su contrincante, por lo que le daba más rabia y dejaba que su fuerza
fluyera. Allí había hecho más pesas y había conseguido corregir ciertos hábitos
a la hora de la lucha.
En una patada, consiguió
tirar a La Sombra, que cayó al suelo dándose un pequeño golpe en la cabeza.
En ese momento, se le
vino a la mente una imagen de Paulova bastante sexy, pero en ese momento un
fuerte zarandeo de Eristof hizo que La Sombra se levantara de golpe.
Un rosario de golpes
seguidos hizo que Eristof cayera al suelo totalmente KO.
La Sombra se sentó encima
de él, inmovilizando todos sus movimientos.
-
¿Quién coño
eres?-preguntó Eristof-.
-
Soy La Sombra y
quiero información.
-
Buena suerte,
nunca la conseguirás.
-
Puedo seguir
dándote puñetazos hasta que me canse…
-
Adelante, puedo
estar así todo el día.
La Sombra dejó escapar
una carcajada que, seguida de un puñetazo a la nariz, le rompió el tabique
nasal. La sangre comenzó a brotar sin parar mientras que Eristof seguía inmóvil
en el suelo.
-
Hijo de puta…
-
¿Quieres más o me
vas a decir lo que quiero saber?
-
Vale, vale… ¿Qué
coño quieres?
-
¿Fuiste tú el que
contactó con la red de asesinos gracias a tu “amigo” el mercenario?
-
Sí, fui yo.
-
¿Y fuiste tú el
que mandó matar a Kevin? ¡Dime!
-
¡No! Yo sólo fui el
mediador.
-
¿Y quién te lo
ordenó?-dijo La Sombra armando el brazo de nuevo-.
-
¡Vladimir! El
padre de Paulova. Él fue quien organizó todo en secreto porque nunca ha querido
que su hija se casara con el puto americano. Quería que se casara conmigo,
porque soy mucho mejor que él.
-
Sí, por eso él
está en libertad y tú en la cárcel-, dijo antes de darle otro puñetazo que lo
dejó inconsciente-.
Al volver del motel un
par de horas más tarde, se encontró a Paulova bastante sexy y juguetona por lo
que se desvistió e hicieron el amor en la alfombra delante de la chimenea que
transmitía calor a toda la estancia. Cuando terminaron, cogió su móvil y fue
cuando se dio cuenta que tenía un mensaje de La Sombra.
Al leer el mensaje, no
podía creerse lo que estaba viendo…
Paulova se acercó
remolona hacia Kevin.
-
Cielo, estás mucho
más fuerte porque hoy ha sido uno de los mejores polvos que hemos echado desde
que estamos casados. ¿Cariño? ¿Estás bien?
-
Sí… Sólo que…
Estoy exhausto de lo que acabamos de hacer.
Ella se quejó de que le
dolía la espalda y Kevin fue a palparle para averiguar en qué puntos le dolía
exactamente.
Kevin comenzó a darle un
masaje que la relajaba más todavía y Paulova estaba en el séptimo cielo con las
manos tan fuertes que tenía Kevin.
-
Cada día lo haces
mejor… Todo lo haces mejor Kevin. Te adoro.
-
Gracias.
-
Kevin, ¿qué te
pasa? Te noto raro.
Kevin no sabía cómo le
iba a decir lo que acababa de leer de la nota de La Sombra.
-
He recibido un
mensaje de… La Sombra.
-
Ah, bien, ¿y qué
ha dicho?
-
Que ha ido a ver a
Eristof a la cárcel y después de una pelea… Habló.
-
¿Y qué contó?
-
Pueeees…
Paulova quería saber y
Kevin no tenía ni idea de cómo decírselo delicadamente.
-
Kevin, suéltalo.
-
Bueno, allá va… La
Sombra me ha dicho que Eristof se puso en contacto con la red de asesinos para
matarme el día de nuestra boda porque Vladimir se lo ordenó.
-
¿Vladimir? ¿Qué
Vladimir?
-
Tu padre…
Kevin dejó de darle el
masaje y Paulova se giró lentamente hacia su marido.
-
Tiene que ser un
error. Eristof le ha tenido que mentir porque mi padre te quiere muchísimo. No
es posible.
-
No sé qué creer.
Por un lado La Sombra nunca se ha equivocado, pero por otro lado Vladimir nunca
me ha demostrado nada de lo que sospechar…
-
Kevin, es mi padre
y lo conozco. Estoy segura de que no ha sido él.
Al día siguiente, antes
de irse a la cama a dormir, Kevin se estaba lavando los dientes mientras
pensaba en lo ocurrido el día anterior. Seguía dándole vueltas a lo de su
suegro y estaba en un mar de dudas.
Cuando se agachó para enjuagarse,
todo a su alrededor se puso borroso y perdió por un momento el equilibrio.
Aunque eran las 11 de la
noche, Kevin le dijo a su mujer que se iba a dar una vuelta, que no se
encontraba muy bien. Saliendo de casa, comenzó a pasear por las calles, mirando
edificios, la gente, los coches pasar…
Al cabo de una hora, en
el motel, La Sombra se encontraba en la habitación descansando, ¡al fin!
Pero no estaba durmiendo
precisamente, parecía estar… desmayado cuando La Sombra comenzó a despertarse.
Al abrir los ojos, vio
que estaba en la habitación del motel.
-
¿Qué estoy
haciendo aquí?-dijo mirando a todos lados y cuando miró su ropa se incorporó en
la cama de golpe-. ¿Pero… qué?
CONTINUARÁ…
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