CAPÍTULO 17
Kevin tenía que hablar
con alguien sobre lo que le estaba ocurriendo así que fue a ver a su buen amigo
Walcott.
-
Ey, qué sorpresa
Kevin. ¿Qué tal?
-
Bien, aquí andamos
jeje. ¿Está Walcott?
Al parecer, la relación
que tenía Walcott iba viento en popa y ella parecía muy buena chica.
-
Sí claro, está
dentro. Pasa Kevin.
-
Muchas gracias
jeje.
En cuanto se vieron se
abrazaron fuerte.
-
Qué bien te veo
Walcott, cuánto me alegra verte.
-
¿Qué tal campeón?
¿Cómo te va?
-
Pues regular, no
estoy seguro de lo que está pasando actualmente en mi vida.
-
¿Van bien las
cosas con Paulova?
-
Sí, con ella va de
fábula, no es eso.
Walcott estaba extrañado
y le preguntó a su amigo.
-
Verás, es sobre el
caso de mi intento de homicidio… Hay alguien que está “ayudando”, no sé cómo
calificarlo, a identificar a los que me hicieron eso.
-
Pero ¡eso es
fantástico!
-
Sí, bueno… Es que
todavía no te he dicho quién es.
-
¿Y bien? ¿Quién
es?
-
La Sombra.
Kevin había soltado la
bomba y Walcott se había quedado con la misma expresión.
-
La Sombra… ¿Estás
seguro Kevin?
-
Sí, me dejó una
nota en el ordenador de mi trabajo y hoy mismo en la despensa de mi cocina. No
sé por qué lo hace ni qué pretende. Además, ¿quién soy yo para que él me ayude?
-
Kevin… ¡eso es
geniaaaaaal!
-
Pero ¿por qué?
-
¿Por qué? ¿Tú ves
la tele? La Sombra está saliendo ahora más que nunca en todos los medios, redes
sociales, periódicos… Y encima te está ayudando a ti. ¡Eres un privilegiado!
Walcott estaba muy feliz
por su gran amigo. Tenía la certeza de que con la ayuda de esa especie de
superhéroe conseguiría resolver su caso.
-
Bueno Walcott, me
alegra que lo veas desde esa perspectiva, porque yo me siento vigilado, como
que las cosas que hago son públicas y no tengo intimidad.
-
Kevin, piensa que
cuando La Sombra lo solucione ya volverás a estar como siempre. No tienes por
qué preocuparte, hazme caso tío. No sé qué tiene La Sombra pero me da mucha
seguridad.
Era cierto, La Sombra
estaba en portada de periódicos digitales. Todos se hacían eco de las hazañas
que hacía ese ser misterioso.
Las noticias de todos los
canales hablaban sobre La Sombra y diferentes programas hablaban y creaban
teorías sobre quién era y por qué ayudaba a la ciudad.
La gente no paraba de
hablar por las calles, en los cafés, en el trabajo, universidad… Todos
esperaban a leer el periódico y comentar sobre qué había pasado respecto a La
Sombra.
Unas tres semanas más
tarde, todo seguía como siempre. La Sombra seguía estando en el candelero, pero
ya no tanto como antes así que Kevin estaba más relajado. Lo que él quería era
pasar página, olvidar lo ocurrido y vivir su vida con su mujer y su trabajo.
-
Que tengas un buen
día cariño mío,-le deseó Paulova-.
-
Igualmente mi
amor. Nos vemos luego.
Llegó a su trabajo como
cada mañana y allí fue hacia su ordenador para comenzar con el lío diario de
programas, código, correcciones y demás.
Pero todo estaba a punto
de cambiar… Nada más encender el ordenador, vio una nota de La Sombra. ¿Otra
vez? Pensó para sí mismo, así que la abrió y comenzó a leer.
-
Buenas noticias.
La banda que cacé hace unas semanas recibía ayuda de unos asesinos a sueldo.
Conseguí “entrevistar” a uno de ellos y… bueno, confirmó que él fue el que te
disparó pero quien lo contrató no lo pudo ver. Era un hombre que tenía la cara tapada.
Cada día más cerca…
Kevin estaba flipando,
por lo que se puso a mirar la prensa online y, efectivamente, había caído una
red de asesinos a sueldo muy peligrosa a nivel internacional y que se estaba
propagando por la ciudad.
-
“Duro golpe a una
gran red de asesinos a sueldo gracias a La Sombra en la ciudad. Nuestro famoso
salvador consiguió reducirlos y entregárselos a la policía.”
El miedo se apoderó de
Kevin. Una banda, ahora una red de asesinos a sueldo… ¿Por qué toda esa gente
iba detrás de él? ¿Qué había hecho para enfadar a tanta gente? Seguía sin verle
el sentido a todo eso. Kevin se consideraba un hombre normal, con un trabajo y
una mujer normal. No había nada que fuera raro…
Una llamada a su móvil lo
sacó de sus pensamientos. Al contestar supo que era un detective de policía.
-
Verá Kevin, hemos
detenido a una red de asesinos a sueldo con la suerte de que uno de ellos, en
cuanto nos vio, cantó como los pajaritos y nos comenzó a contar que había sido
él el que disparó. Estaba llorando y muy angustiado…
-
Pero, ¿por qué
estaba así?
-
No sé qué le hizo
o dijo La Sombra, pero lo que sea ha ayudado a que entre en prisión durante una
larga temporada. Vamos a seguir investigando el hilo y las relaciones de esta
red, pero no le prometo nada. Este mundo es muy oscuro, misterioso y secreto.
Ese día necesitaba una
siesta así que en cuanto llegó a la casa y comió fue a dormir. Al cabo de un
par de horas, se despertó y vio que tenía un mensaje de texto en su móvil.
Imaginad la sorpresa de
Kevin cuando el SMS estaba firmado por La Sombra…
-
Te adjunto la foto
del que te disparó. Investigando cámaras de seguridad. Estoy a un paso.
Kevin estaba
completamente desbordado. ¿Cómo había conseguido su móvil? La cuestión era que
ahora al menos tenía el número de esa Sombra. Intrigado por conocer su
identidad, fue a la comisaría a hablar con un policía conocido suyo. Allí le
dijeron que ese teléfono era de prepago y que podría haberlo comprado
cualquiera, pero que el número era de los que se solían dar en una tienda
específica…
Y hasta allí fue. Kevin
cogió su coche y se plantó en la tienda donde La Sombra había comprado ese
móvil. Quería conocer a quién le estaba ayudando tanto. ¿Para darle las
gracias? ¿Para preguntarle por qué lo hacía? Ni Kevin lo tenía claro…
CONTINUARÁ…
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