CAPÍTULO 6
Kevin fue al motel donde
residía por el momento con su amigo Walcott para contarle lo que le acababa de
pasar.
-
Walcott, ¿estás
ahí?
-
Sí, pasa Kevin.
Al entrar vio a su amigo
con una gran sonrisa, al igual que él.
-
Tengo que contarte
una muy gorda tío,-dijo Kevin-.
-
Pues anda que yo…
Kevin se sorprendió.
-
Bueno, comienza tú
si quieres.
-
No, comienza tú
pero espera a que me levante de aquí.
Ambos se sentaron en las
sillas y se pusieron a charlar.
-
Cuéntame entonces.
-
A ver… Hoy vino a
verme Paulova.
-
¿A verte a TI?
Estás flipando jajaja.
-
Coño que sí. Me
dijo que si no me importaba salir a comer por ahí. Total, que nos fuimos de
picnic y… ¡nos besamos!
Walcott no podía
creérselo. Era algo demasiado fuerte para aceptar tan rápido.
-
Venga ya, ¿te estás
quedando conmigo?
-
¡Que no tío! Ha
sido súper especial, muy romántico y, no sé… Creo que le gusto.
-
Wow tío, eso es
genial. ¡Felicidades! ¿Qué vas a hacer ahora?
Kevin estaba pletórico de
felicidad, no podía evitar sonreír sin parar.
-
Pues no sé, pero
quiero seguir con ella. No sé si ella quiere sólo sexo, quiere algo más…
-
Pues coméntaselo.
-
Tío no, lo veo
demasiado pronto como para decirle algo…
-
Bueno, tú verás,
es tu relación jeje.
Walcott siempre había
sido más valiente en temas amorosos que Kevin.
-
¿Y tú qué tenías
qué comentarme Walcott?
-
Pues verás… No
creo que pueda seguir viviendo aquí,-dijo poniéndose serio-.
-
¿Cómo? ¿Por qué
dices eso? ¿Has perdido el trabajo?
-
No es eso… La
cuestión es que entre tu sueldo y el mío podemos pagarnos algo mejor y he encontrado
un apartamento de alquiler perfecto para nosotros.
Kevin se sorprendió
gratamente.
-
¿De verdad? ¡Eso
es fantástico!
-
¿Pues sabes qué?
Esta tarde hemos quedado para ver el piso.
-
Coño, ¡qué te
quiero tío! Eres un crack jajaja.
-
Jajajajaja, ¿qué
harías sin mí Kevin?
Desde la salida de Kevin
y Paulova, Eristof se volvió más cruel con Kevin, muchísimo más exigente y le
daba casi todo el trabajo a él.
-
¡Calver! ¿Cómo va
ese código?
-
Va bien, Sr. Kohl.
Es un trabajo complejo.
-
Pues lo quiero
terminado para mañana.
Kevin comenzó a toser
después de que se atragantara con su saliva al escuchar esa orden de Eristof.
-
¿Puede repetir por
favor?
-
Lo has escuchado
perfectamente. Y como vea que mañana no me lo has enviado, te despido.
-
Pero Sr…
-
¡NI SEÑOR NI SEÑORA!
Eristof se mantenía
serio, erguido y sin mover un músculo pero, por dentro, disfrutaba de la
situación.
-
Está bien Sr.
Kohl… Haré lo que pueda.
-
Lo que puedas no
me vale. En esta empresa lo que cuenta son los hechos, si lo haces bien o no lo
haces.
-
Sí…-dijo
respirando hondamente para no saltar-.
Kevin no podía replicar,
si su jefe era un capullo no podía hacerle nada, sólo callar y aguantar el
chaparrón.
Horas más tarde, Eristof
volvió a la carga.
-
Calver, ¿no ha
terminado todavía?
-
No señor, aún no.
-
Pues yo me voy a
mi casa ya. Son las 21:13 así que, hasta mañana. Ya sabe lo que le dije antes.
-
Sí, no se
preocupe. Lo tendrá mañana.
-
Que pases una
buena noche…
Eristof no pudo reprimir
una sonrisa que, por suerte, no pudo ver Kevin ya que no despegaba su cabeza de
la pantalla. Si quería terminarlo a tiempo, no podía descansar ni un segundo.
Y las horas fueron
pasando, y Kevin iba terminando el código, compilándolo, resolviendo fallos que
cometía…
Todo el edificio estaba
vacío, sólo él trabajaba en ese momento salvo el guardia de seguridad. Lo que
le habían hecho a Kevin era una completa injusticia…
Se le cerraban los ojos,
pero seguía escribiendo código. Le quedaba poquito para terminar…
Y por fin, 4 horas más
tarde, terminó y envió el código a Eristof. Estaba molido, sin fuerzas y
completamente desganado…
Sobre la 1:30 llegó el
pobre Kevin a su nueva casa y se encontró a su compañero y amigo, Walcott,
viendo la tele durmiéndose lentamente.
-
A buenas horas
llegas…-dijo Walcott-. ¿Qué ha pasado?
-
El capullo de mi
jefe, que me ha mandado terminar en un día el código de un programa que
tardaría normalmente 3 o 4 días.
-
¿Y por qué ha
hecho eso?
-
Creo que desde que
salí con Paulova a comer… Ha cambiado conmigo, y a peor.
Kevin se quedó pensando
en la forma de actuar de Eristof. ¿Todavía le seguía gustando Paulova? ¿Era
porque había ganado a Eristof en aquella pelea? ¿Era porque era americano en
lugar de ruso como todos los demás de la empresa?
Volviendo en sí, se
encaminó a su dormitorio.
-
Me voy a cambiar
de ropa, ¿vale? Ahora salgo y picoteo algo, que no he cenado.
-
¿Te preparo alguna
cosa?
-
No hace falta,
tampoco tengo mucha hambre.
-
Vale, como quieras
tío.
Pasados unos 15 minutos,
Walcott se extrañó que Kevin no apareciera, así que se levantó y se dirigió al
dormitorio…
Y, como no era de
extrañar, se lo encontró completamente dormido y con la ropa puesta, sin ni
siquiera cambiarse.
-
Ay, qué pena de hombre…
Walcott lo miró con
ternura pero con pesar. Le dolía ver a su mejor amigo tan ofuscado, tan
desanimado, tan preocupado y cansado. No había derecho para que su jefe lo
tratara así.
-
Ánimo tío. Yo sé
que tú puedes con todo, siempre estaré a tu lado campeón-dijo bajito aun
sabiendo que Kevin dormía-.
CONTINUARÁ…
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