CAPÍTULO 5
Eristof no se daba por
vencido.
-
Paulova, sólo será
un momento. Déjame decirte una cosa.
-
¿Qué parte no
entiendes de que no quiero saber nada de ti?
-
Estás siendo muy
injusta conmigo…
-
¡¿Injusta?!-gritó
ella parándose en seco-.
Paulova se acercó a su ex
novio con cara de pocos amigos.
-
Paulova, antes de
decir cualquier cosa, déjame decirte algo…
-
Qué.
-
Estás muy guapa.
-
… Hasta luego tío.
Eres patético.
-
¿Patético por qué?
Ella soltó una carcajada
ante la pregunta de Eristof.
-
No me hagas reír.
¿Por qué eres tan patético? Hace mucho que cortamos, ¿y sigues con el anillo de
compromiso puesto?
-
Estamos en una
crisis pero seguimos juntos.
-
JAJAJAJAJA,
deberías plantearte hacerte actor de comedia.
-
No me gusta tu
tono conmigo Paulova.
-
Uy qué miedo… Mira
como tiemblo.
Volviendo a ponerse
seria, miró fijamente a los ojos a Eristof.
-
Es la última vez
que me dirijo a ti: DÉJAME EN PAZ. Olvídame, yo para ti no existo. ¿De acuerdo?
-
Pero Paulova…
-
Adiós.
Dándose la vuelta se
despidió de Kevin.
-
¡Hasta luego
Kevin! Nos vemos luego.
Kevin la miró de arriba
abajo y se despidió de ella.
-
Estoy contando los
minutos para volver a verte. ¡Hasta luego!
Y mirando de reojo, vio
que su jefe seguía ahí plantado, siendo testigo directo de todo aquello. ¿Qué
estaría pensando? ¿Cómo se sentiría? Todas esas preguntas se le pasaban por la
cabeza en ese momento.
Unas cuantas horas
después, Kevin salió del trabajo y Paulova lo esperaba en la puerta. Juntos se
montaron en el coche de él y se fueron de allí.
Vieron un pequeño parque
que en ese momento estaba solitario, por lo que aparcaron y prepararon el
picnic allí.
-
Que te aproveche
Paulova.
-
Igualmente Kevin…
Él la miraba con ojos de
cordero degollado. Paulova le gustaba pero claro, él era un don nadie a su
lado. Ella era demasiada mujer para él y nunca se fijaría en Kevin.
Paulova, por su parte,
miraba con ojos de cariño a Kevin. Era muy dulce y atento y desde hacía mucho
tiempo no se había sentido así con ningún chico, y mucho menos con Eristof.
Terminaron de comer y
ella decidió sentarse en un banco para mirar el lago, los peces, los árboles…
Kevin, mirándola desde atrás, se obligaba a sí mismo a sentarse junto a ella.
Poniéndose delante de
ella miró al banco antes de sentarse.
-
¿Te vas a sentar
ya o te vas a quedar ahí plantificado?-preguntó en tono de broma Paulova-.
Kevin se sentó a 3 palmos
de Paulova y miró al horizonte. Estaba con un nudo en el estómago que no le
dejaba hacer nada. Se sentía completamente paralizado, pero… ¿Y Paulova?
Nerviosa a más no poder.
Pasados unos segundos,
ella decidió cortar la tensión que había con una pregunta muy tonta.
-
Hace buen tiempo
hoy, ¿cierto?
-
Sí, se está
bastante bien…
Paulova se puso a mirar
absorta a Kevin.
-
¿Sentirá algo por
mí? ¿Le gustaré? ¿Por qué no se acerca a mí? ¿Qué estará pensando ahora
mismo?-pensaba ella-.
Kevin, mientras tanto,
miraba al frente con una sonrisa en la cara.
-
¿Me estaba
mirando? Yo creo que sí. ¿Tendré algún grano en la cara? No sé… Si me toco
ahora se notará mucho. ¿Qué hago?-pensaba él-.
-
Pues a mí me está
entrando frío,-comentó Paulova sacando de sus pensamientos a Kevin-.
Como un auténtico
caballero, Kevin se acercó a ella haciendo que no hubiera espacio entre ellos.
-
¿Quieres que te
eche el brazo sobre tus hombros?
-
No suena nada mal.
Kevin estaba flipando en
ese momento, pero mantenía el tipo delante de ella aunque por dentro todo eran
cohetes y fiesta. Por su parte, ella sonreía porque su estrategia había
funcionado.
Paulova no dejaba de pensar
qué harían ahora. Él le había echado el brazo por los hombros pero… ¿Y qué más?
El silencio se había vuelto a apoderar de la situación.
-
Tengo que hacer
algo,-pensó ella-.
Separándose un poco, miró
a los ojos a Kevin.
-
Gracias por esto,
me siento genial. Hacía mucho que no estaba tan bien.
-
No tienes por qué
dármelas, yo también me siento muy bien a tu lado…
Paulova comenzaba a
sentir las mariposas en el estómago. Ese chico no era como los demás y ese
punto de timidez que tenía le atraía mucho.
Kevin la miraba con
dulzura y cariño mientras su respiración era cada vez más entrecortada y
rápida. Cada vez era más evidente y eso a él no le gustaba porque no quería que
ella notara que Kevin estaba colado por ella.
Pero las cabezas de ambos
fueron juntándose poco a poco, la cabeza de Kevin le decía que no lo hiciera
pero su corazón latía desbocado al estar acercándose tanto a ella. Paulova
sentía las manos sudorosas y cómo el supuesto frío que tenía había dejado paso
a un calor bastante sofocante.
Se separaron brevemente y
ambos rieron nerviosos, pero pese a estar así se sentían muy bien.
Kevin no podía creerse lo
que acaba de pasar. ¿Se había besado con Paulova? ¿Con esa chica?
-
Si esto es un
sueño no quiero despertarme,-pensaba él-.
Y en ese momento, algo
hizo un clic entre ellos, una conexión, un… algo especial. El resto del mundo
no existía, sólo estaba los dos nada más, uno frente al otro, mirándose y
hablándose con los ojos, con las manos…
¿Cómo podían sentirse
tantas cosas a la vez y tan dispares? Un poco de temor por el rechazo de ella,
libertad por haber hecho algo que deseaba con todas sus fuerzas, unas mariposas
en el estómago al haberla besado… ¿Qué estaba pasando?
-
Paulova, ¿esto es
un sueño?
-
No… Si esto fuera
un sueño no estaría pasando.
Y seguidamente después de
decir esa frase ella volvió a acercarse a él y lo beso, pero esta vez con más
fuerza, con más pasión… Sus labios húmedos se entrelazaban haciéndose uno solo.
Tiempo después, Kevin
dejaba en su casa a Paulova, despidiéndose de ella con un tierno beso.
-
Hasta mañana
cariño,-dijo ella-.
-
Hasta mañana…
CONTINUARÁ…
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