jueves, 2 de mayo de 2019

Capítulo 10 || Venganzas


Tras el interrogatorio, Naim pidió a Marc y a Alicia que esperasen en la sala mientras él hablaba con la fiscal para exponerle el caso y, después de unos minutos, decidió no presentar cargos contra ninguno de ellos, ya que habían estado bajo el influjo de Henry de cierta forma y, aunque habían cometido ciertos delitos, no lo habían hecho por voluntad propia además de que ambos habían colaborado con la policía de forma excepcional. Alegando que Alicia tenía incluso un trabajo en un bar, la fiscal vio claro que no habría problema y, tras comunicárselo al juez, los dejó en libertad bajo una fianza que cubrió Naim sin problema. Henry, por su parte, pasaría a disposición judicial en prisión preventiva hasta la celebración del juicio. Invitándolos a su casa, el propio Naim les comunicó una noticia…
- Chicos, como sé que esa casa en la que vivíais estabais ocupándola ilegalmente, no voy a permitir que delincáis de nuevo porque os busco y os encierro yo mismo.
- ¿Y dónde viviremos entonces?-preguntó Marc preocupado-.
- Aquí, en mi casa.




Mirándose instantáneamente, Alicia y Marc comenzaron a dar saltos de alegría, agradeciéndole ese gesto a Naim por toda su amabilidad para con ellos.




Además de eso, Naim tenía otra noticia que darles.
- Y podréis estar vosotros dos solos a partir de mañana.
- ¿Por qué?-preguntó Alicia-. A ninguno nos importa que vivas con nosotros, ¿verdad, Marc?
- Para nada, además, es tu casa tío.
- Ojalá, pero no puedo porque me trasladan. Mañana temprano marcho a Isla Paradiso junto con mi mejor amigo y compañero de trabajo Scott Marvin. Hace tiempo que pedimos el cambio de comisaría y por fin nos lo han concedido. Deberíais venir un día cuando ya esté instalado, os encantará. Tiene playas, muchas zonas verdes… Estoy muy ilusionado con esta nueva etapa, si os soy sincero. ¿Quién sabe la de aventuras que me esperan? Pero bueno, dejemos de hablar de mí y entremos en la casa, que tendréis ganas de instalaros.




Abriendo la puerta, los tres entraron en la casa y Naim empezó a mostrársela.
- No es nada del otro mundo, pero la he cuidado todo lo posible.
- ¡Está genial, Naim!-exclamó sorprendida Alicia-.
- Vamos mejorando, ¿eh?-afirmó Marc mirando a Alicia-.
- Ya te digo, de vivir de okupas con las paredes, los suelos y los muebles hechos un asco a vivir en un apartamento en una quinta planta. Anda que no…




Después de enseñarle a ambos el salón, la cocina, el baño y los dos dormitorios que había, volvieron hacia el salón y Marc no pudo evitar abrazarlo.
- Eres nuestro ángel de la guarda. Te estaré eternamente agradecido por todo lo que has hecho por nosotros.
- No ha sido nada, hombre.
- Lo es y mucho. No sólo has conseguido que no pisemos la cárcel, cosa que dábamos por hecho tanto Alicia como yo, sino que has pagado nuestra fianza y ahora nos dejas tu casa… No eres grande, eres enorme, Naim.




Y haciendo lo mismo que Marc, Alicia también abrazó a su policía favorito, como ella lo llamaba.
- Te voy a echar mucho de menos por el bar.
- Y yo a ti… Pero seguiremos en contacto y nos iremos poniendo al día sobre todo. Sigue trabajando tan bien como lo haces y ya verás como muy pronto te nombran encargada, porque estás haciendo honores para conseguirlo.




Mientras tanto, a Marc se le ocurrió la idea de preparar la cena a modo de “regalo”, por decirlo así a la vez que seguía conversando con Naim y Alicia.
- Y tú, Marc,-dijo Naim dirigiéndose a él-, búscate un trabajo, estudia algo que te guste… Pero no vuelvas a la calle, ¿vale?
- Eso está hecho. Soy un hombre nuevo y a partir de mañana voy a demostrárselo al mundo y a mis padres, que desde allí arriba quiero que me vean y estén orgullosos de mí.




La conversación siguió mientras que Marc preparaba unos espaguetis con queso y, aprovechando, Naim se sacó una foto con Alicia para tenerla de recuerdo.




Un rato después, todos comenzaban a disfrutar de una buena cena preparada por el chef de la noche.
- Oye Marc, estos espaguetis te salen de rechupete,-dijo Naim hincándole el diente después de darse una ducha-.
- Muchas gracias, Naim. Alguna cosa buena he aprendido estando en aquella casa.
- Hombre, eso por supuesto. Has madurado muchísimo y estoy seguro de que tus padres estarán orgullosos, estén donde estén. Normalmente, la gente que sufre acontecimientos dolorosos suele ser más madura que las demás.
- Yo soy el claro ejemplo. Mira, era un niño mimado, tenía lo que quería y no lo cuidaba, al igual que con las chicas, tenía una novia y la engañaba con su mejor amiga…
- Mira, me haces tú eso y te corto los huevos,-dijo Alicia provocando la risa de ambos hombres-.
- Tranquila, que eso era el Marc de antes. Ahora soy diferente y el hecho de que primero mi novia de entonces me pillase con su mejor amiga, me dejase, ésta amiga me dijese que tampoco quería verme porque se había dado cuenta de la cagada que hicimos, mis amigos dejasen de hablarme, el asesinato de mis padres, la empresa se fuera a pique…
- Eres un superviviente, Marc,-dijo Naim alagando al muchacho-.




Tras una agradable cena y posterior charla, Alicia se ofreció a recoger y fregar los platos.
- Estoy tan lleno que no puedo más…-dijo Naim-.
- Si quieres dame el plato y lo guardamos en la nevera para que te lo lleves mañana en un tupperware, ¿vale?
- Sí, buena idea. Así podré comer algo por el camino. Gracias Alicia.




Una vez que todo quedó recogido, Naim se despidió para irse a la cama y descansar, ya que le esperaba un largo viaje.
- Me voy a ir a dormir ya, que mañana me toca coger un vuelo y no quiero llegar demasiado cansado y como me iré antes de que vosotros os despertéis, me despido ya. He hablado con el casero, como os he dicho antes, y os va a mantener el precio que me tenía a mí, siempre y cuando le paguéis religiosamente, ¿vale? Hacedme el favor.
- Sí, tranquilo,-intervino Marc-. Te hemos prometido que saldremos adelante y por mis huevos que lo haremos.
- ¡Así me gusta! Convicción y seguridad. Así que nada, chicos, lo dicho: Buenas noches, que descanséis y cuidaos mucho.




Los tres se abrazaron a la vez y, tras eso, Naim se fue al dormitorio pequeño, ya que quería dejarles la cama de matrimonio a la pareja para que estuvieran más cómodos.




Marc quiso darse un baño así que, sin pensarlo, se fue allí y se relajó mientras pensaba en sus cosas.
- Al final, de creer que iba a dormir en la cárcel a estar en el baño de mi propia casa… Nunca me dejará de sorprender las vueltas que da la vida, en serio. Eso sí, a partir de mañana me voy a poner las pilas y lo primero que voy a hacer va a ser quitarme estas greñas y afeitarme. Ya es hora de volver a aparentar 20 años. Terminaré mis estudios, me informaré por ahí y luego buscaré trabajo… Algo de informática estaría bien.




Cuando terminó el baño, se colocó unos calzoncillos limpios y salió justo cuando se encontró a Alicia también en ropa interior, justamente con la misma que tenía puesta la noche que se conocieron.
- ¿Te suena de algo esta ropa interior?-le preguntó Alicia-.
- Cómo no voy a saberlo, si te conocí así…
- ¿Te has dado cuenta?
- ¿Darme cuenta de qué?
- De que por primera vez estamos los dos solos y sin temor a que vaya a entrar Henry a echarnos la bronca.
- Uf, qué gustazo… Ahora podré acercarme a ti sin miedo, podré besarte, abrazarte y… Hacerte mía.




En silencio, Alicia se acercó a Marc y lo abrazó.
- No sabes las ganas que tenía de poder hacer esto… Abrazarte y quedarme así contigo… Lo necesito y mucho. Necesito que me quieran Marc, me he sentido sola mucho tiempo.
- Ahora me tienes a mí y no te faltará de nada, te lo prometo.




Separándose, Marc acarició la mejilla femenina.
- Si tuviera que darle las gracias a Henry por algo, sería de que te hubiese raptado, porque de esa forma te he conocido y me has estado dando fuerzas y energías para seguir. ¿Sabes las de veces que se me pasaba por la cabeza huir e irme de allí?
- Me imagino…
- Cientos, millones de veces, te lo puedo asegurar.
- ¿Y por qué no lo hiciste?
- Por ti… Porque pensaba en qué sería de ti, qué podría hacerte ese tío o si estarías bien cuidada. Y no, no podía dejarte ir, pero tampoco me sentía con fuerzas para decirte que nos escapásemos juntos. ¿Qué podría haberte ofrecido? ¿Una mera existencia buscando un sitio donde dormir cada noche? Preferí aguantar y tragarme mis sentimientos antes que dejarte a merced de ese tío.




Alicia se derretía por dentro… Todas esas palabras eran las que necesitaba escuchar y por fin las tenía. Salían de la boca de un hombre maravilloso que la quería, la amaba y la respetaba.




Acercándose, ambos se unieron en un profundo beso que se prolongó durante varios minutos donde ambos comenzaron a darse mutuamente sin temor a ser descubiertos, con total y completa libertad…




Separándose apenas unos milímetros, ambos se miraron fijamente a los ojos a la vez que se declararon amor eterno.
- Te amo,-dijeron ambos al unísono-.




Aquella noche no les apetecía otra cosa que estar el uno junto al otro así que, yéndose a la cama, ambos se metieron en ella y durmieron abrazados por primera vez. Sentir un cuerpo de uno pegado al otro, poder juntar las manos y que sus respiraciones se sincronizasen… Eso era lo que ellos querían y necesitaban.




A la mañana siguiente, bien temprano y antes de que Alicia se despertase, Marc se cambió de ropa y se fue a hacer sus tareas. Ese era el primer día del cambio…




Cuando Alicia se despertó y no vio a Marc a su lado se preocupó. ¿Dónde estaría ese hombre? ¿Qué estaría haciendo?




Tras hacerse el desayuno, Alicia encendió la tele de plasma y no podía creer lo bien que se veía en comparación con la tele que tenían antes. ¡Ahora podría ver todo en alta calidad! Mientras admiraba la calidad de las imágenes, Marc entró en la casa saludando jovialmente.
- ¡Buenos días, cariño!
- Buenos días, Marc. ¿Dónde estabas? Que me he preocupado esta mañana cuando no...-comenzó a decir Alicia cuando se giró y pudo ver a Marc-.




Como había dicho en el baño la pasada noche, Marc se había cortado el pelo y afeitado y parecía una persona completamente diferente.
- ¿Eres tú, Marc?
- El mismo que viste y calza.
- ¡Madre mía! Menudo cambio has dado chaval, si pareces de mejor familia y todo.
- Perdona, pero soy de buena familia jajaja.
- Uy, disculpe usted señor millonario. Me arrodillo a sus pies si lo desea.
- A tanto no, pero sí que me gustaría que nos sentásemos en el sofá.




Yendo hacia el sitio, Marc le anunció a Alicia algo importante.
- Me he acercado a mi antiguo instituto y he visto a mis profesores, les he saludado y tal.
- Vaya, ¿y qué tal?
- Bien, muy bien. Me han dado el pésame por mis padres porque claro, desaparecí poco tiempo después de su muerte y como ya me habían expulsado pues no habían tenido oportunidad de dármelo.
- Es normal, pero ¿te has acercado por gusto?
- Aparte de eso, porque necesitaba preguntarles sobre si conocían algún centro para adultos donde poder conseguir terminar mis estudios y tras asesorarme un poco me he acercado a uno de ellos y empiezo mañana.
- ¡Genial! Menudo comienzo has tenido. Caray, estoy orgullosa de ti.
- No sabes lo que me gusta escuchar eso…




Acercándose, ambos se unieron en un beso donde pareció que el tiempo se había detenido.




El buen olor que desprendía Marc hizo que Alicia, mientras lo besaba, comenzara a hacer cosquillas al muchacho.
- Pero bueno, si hueles bien y todo. ¿Quién es este y qué han hecho con mi novio?
- Con tu novio no sé, pero a mí me han dejado como nuevo.
- ¿Cómo que con tu novio no sabes? ¡Tú eres mi novio! Mira que te doy, ¿eh?
- Vale, te dejo que me des lo que tú quieras. Soy tuyo.
- ¿Todo, todo?
- Todo…
- Bien pues entonces… Empieza a quitarte la ropa.




Sin decir ni una sola palabra más, Marc comenzó a quitarse la ropa hasta quedarse completamente desnudo. Justo cuando iba a sentarse, Alicia le pidió que se quedase así un instante, ya que nunca lo había visto de esa forma y, para ella, era algo nuevo. Y al igual que Marc, Alicia se quitó la ropa y se desnudó frente a Marc, quien comenzó a abrir la boca sin darse cuenta. Tras eso, ambos se volvieron a abrazar y a besarse.




Tumbándola poco a poco, Marc se colocó encima de Alicia, quien se sentía bastante nerviosa.
- No me puedo creer que vayamos a hacer el amor,-dijo Alicia-.
- Shhhh, déjate llevar. Confía en mí,-susurró Marc con voz ronca justo antes de besar la boca femenina-.




Tras ese beso, Marc fue bajando por el cuerpo de Alicia dándole pequeños besos, comenzado por el cuello, el hombro, el brazo, el pecho, su tripa… Todo mientras la miraba a los ojos, unos ojos de color azul verdoso que se clavaban en los también claros ojos de Alicia.




Volviendo a subir, Marc besó la mejilla de la chica mientras que posaba una de sus manos encima de su vagina, rozando esa zona con la yema de sus dedos, provocándole a Alicia unos pequeños gemidos.




Durante un rato, permanecieron así hasta que Alicia se incorporó y, apoyando su cabeza sobre el pecho de Marc, agarró su miembro haciendo movimientos lentos y suaves. A su vez, Marc la miraba y no se podía creer que estuviera sucediendo todo aquello… Tenía a su lado a una chica increíble, a la que quería mucho más que a Lucía o Megan. Sentía un torbellino de sensaciones en su interior y deseaba, con todo su corazón, que aquello no terminase nunca…




CONTINUARÁ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario