domingo, 19 de mayo de 2019

Capítulo 13 || Venganzas


Después de cenar Eddie se fue y, tanto Alicia como Marc, lo despidieron en la puerta. En cuanto se cerró, ambos tomaron una decisión.
- Tenemos que irnos de esta casa,-comentó Marc-.
- Desde luego. Esto parece el supermercado, todo el mundo pasa por aquí.
- Pues no perdamos más tiempo…




Sacando el portátil de la habitación, Marc lo colocó en la mesa donde comían y se pusieron a mirar inmuebles de alquiler por la zona, ya que les salía más rentable de momento.
- Gracias al dinero de la entrevista podemos optar a algo mejor, pero tendrías que encontrar trabajo pronto para poder estar algo más desahogados con los gastos… Yo no sé si podré ganar tanto en un mes,-decía Marc sin levantar la mirada de la pantalla-.
- Tienes razón, mañana mismo me pondré a buscar trabajo. No te preocupes.




Tras encontrar un par de casas que les parecían interesantes, ambos se fueron a dormir para estar frescos como una lechuga a la mañana siguiente y, pasadas unas horas de sueño extremadamente reparadoras, Marc se disponía a irse a clase.
- Bueno, me voy a hincar los codos en el instituto…-dijo Marc-.
- Que te sea leve, cariño.




Y rodeándola por la cintura, Marc besó a Alicia al más puro estilo de Hollywood, pillando por sorpresa a su novia.




No querían separarse, pero había que seguir con la rutina diaria.
- Te quiero, Alicia.
- Y yo a ti, Marc.




Tras mirar por internet algunos comercios donde Alicia sabía que había que enviar el currículum a través de un correo electrónico, se puso a ver la tele un rato antes de salir a la calle a patearse los bares y restaurantes.




Justo cuando iba a apagar la tele, su móvil comenzó a sonar y, al ver que no conocía el número, contestó algo extrañada.
- ¿Dígame?-preguntó Alicia.-
- Buenos días Alicia, soy Megan.
- Ah, hola… ¿Qué quieres?
- ¿Podrías venir al bar? Tengo que hablar contigo.
- ¿De qué? Si puede saberse…
- Mi padre se ha enterado de nuestra pelea y… ¿Puedes venir o no?
- Sí, voy para allá, dame una media hora.
- Aquí te espero. Hasta luego.




Durante todo el trayecto en metro, Alicia no paró de comerse el coco sobre el tema. ¿Para qué quería hablar con ella? ¿Qué le habría dicho su padre? Era todo una incógnita.




En cuanto entró, Megan alzó su mano y la saludó invitándola a sentarse.
- Buenas Alicia. ¿Qué tal?
- Bien, bien. ¿Y tú?
- Estoy...




La respuesta de Megan dejó a Alicia algo cortada, ya que no sabía qué responder a eso…
- Bueno, te he llamado porque, como te he dicho, mi padre se enteró ayer de nuestra pelea y, como era de esperar, te ha defendido a ti antes que a mí, que soy su hija, pero bueno. Me echó una bronca de mil demonios y, total, en resumidas cuentas, que me ha apartado de la empresa no sin antes mandarme a hablar contigo y decirte que ahora eres la jefa del bar. A partir de mañana te encargarás de hacer los cuadrantes del resto de tus compañeros y todas esas cosas que hacen los jefes.
- ¿Me lo estás diciendo en serio?




Alicia se había quedado a cuadros, ya que no se esperaba nada de eso.
- ¿Ves que mi cara sea un chiste? Mejor no respondas eso…
- Bueno pues, dale las gracias a tu padre de mi parte, Megan.
- No hará falta. Me ha dicho que te llamará mañana por la mañana porque quiere hablar contigo y que, a partir de ahora, todas las cosas que ocurran se las dirás directamente a él.
- Entiendo, pues muchísimas gracias. No me esperaba nada de esto, en serio...-dijo Alicia más como un pensamiento en voz alta que como un comentario para entablar conversación-.
- Me alegro por ti…,-contestó Megan con voz seca-.




Mientras Alicia pegaba saltos de alegría en la silla, Megan no podía evitar ocultar su cara agria porque ahora su padre la había dejado en evidencia delante de todos y había preferido a una desconocida antes que a ella.
- Bueno, ¿eso es todo?-preguntó Alicia-.
- Sí, nada más.
- Entonces me marcho. Gracias a tu padre de nuevo,-dijo Alicia con una sonrisa mientras se levantaba-.




En cuanto Alicia se fue del bar, Eddie salió del baño mientras que Megan le decía que se acercase a ella.
- Eddie, te quiero pegado a Marc como una lapa para que te enteres de todo, ¿vale?
- ¿Y por qué quieres joder a Marc y a Alicia? Sigo sin entenderlo.
- Porque esa niñata ha conseguido lo que yo nunca fui capaz de tener: el corazón de Marc.
- Pues cuando se muden y les pierdas de vista, no lo vas a tener tan fácil…
- Por eso te tengo a ti, mi bombón de chocolate.




Levantándose de la silla, Megan pasó su mano por la barbilla masculina y se fue hacia el baño.
- Como te has portado muy bien, te has ganado tu recompensa…-dijo Megan mientras contoneaba las caderas para que Eddie se fijase en su culo-.
- Pero qué buena está, por favor…-pensó el chico-.




Entrando en el baño y poniendo un cartel fuera que decía “fuera de servicio”, Megan se desnudó frente a Eddie mientras le hacía un baile muy sensual, a lo que el chico correspondió quitándose la ropa y comenzando a mover su miembro viril. Al verlo, Megan dejó de bailar y se lo introdujo en la boca.




¿Qué era lo que pretendía Megan? Volver a recuperar a Marc, simple y llanamente. Siempre había sido una niña consentida y que conseguía todo lo que quería y respecto al tema amoroso no iba a ser menos. Si se alejó de Marc en su momento fue porque se sintió mal con Lucía y quiso hacer las paces con ella, aunque no le sirvió de mucho. El tiempo pasó y cuando volvió a ver a Marc tan guapo, mucho más maduro y con esa novia… Se volvió a sentir igual que en su adolescencia. No quería ser la otra, quería ser la novia de alguien y Marc era el candidato perfecto. Sólo se interponía Alicia, pero para ella tenía un jugoso plan con el que contaría con la ayuda de Eddie, a quien manejaba a su antojo porque ella tenía algo que él ansiaba mucho: sus movimientos pélvicos mientras follaba y que tan loco le volvían.




Tras follar durante un rato, Alicia se miró al espejo tras vestirse teniendo aún restos de semen en su cara y le habló a Eddie.
- Ahora quiero que hagas lo siguiente y, si sale bien, podrás cumplir tu mayor fantasía…




Al cabo de unas horas, Marc volvió de clase y se encontró con la comida hecha y los platos puestos en la mesa. Alicia lo recibió con un beso y una gran sonrisa en la cara.
- Qué ganas tenía de que volvieras. Ven, te tengo que contar…-dijo Alicia conduciendo a su novio a la mesa-.




Mientras almorzaban, Alicia comenzó a contarle todo lo que había ocurrido aquella mañana, desde la llamada de Megan hasta la conversación en el propio bar con ella.




Al enterarse de que la habían ascendido nada más y nada menos que a jefa, Marc casi se atraganta. Ese Naim no iba mal desencaminado cuando se lo profetizó unas semanas atrás.




Unas horas después, como a media tarde, llamaron a la puerta y abriéndola, Alicia descubrió que era Eddie.
- Buenas Eddie, ¿qué te trae por aquí?
- Hola Alicia. ¿Está Marc?
- Está ahora mismo trabajando en el ordenador… ¿Es muy importante?
- Me gustaría hablar con él…




Tras avisar a Marc, éste salió del cuarto de trabajo mientras que Alicia se fue al dormitorio a leer tumbada sobre su cama.
- Os dejo que charléis tranquilos.
- Eres un cielo, Alicia,-dijo Marc guiñándole el ojo-.




Saludando a Eddie, ambos se dieron un abrazo.
- No me acostumbro a verte de nuevo, Marc. Es increíble…
- Bueno, eres el único amigo que me queda así que vete acostumbrando.
- Verás, hablando de vernos… No sé si será buena idea seguir manteniendo el contacto.
- Pero, ¿por qué? ¿Qué ha pasado?




Tragando saliva, Eddie comenzó a ser completamente sincero con Marc.
- No te he contado toda la verdad… Verás, meses después de que te ocurrieran todas esas desgracias, Megan me llamó una tarde porque decía que… Aquel encuentro que tuvimos entre nosotros y que te conté, le gustó mucho y quería repetirlo. Claro, ya sabes cómo está Megan y que me dijese que quería volver a follar conmigo era un sueño hecho realidad. Desde entonces nos hemos estado acostando esporádicamente.
- Bien, sois libres los dos. Yo no siento nada por ella… ¿Por qué me cuentas todo esto?
- Porque me está utilizando para haceros daño, a ti y a Alicia.
- ¿Y eso por qué?
- Porque se muere de celos. Es una obsesiva y dice que quiere tenerte de nuevo y que no va a parar hasta conseguirlo y que nada ni nadie se lo va a impedir y me quiere utilizar para llevar a cabo su plan…




Mirando a Eddie, Marc sonrió algo incrédulo.
- ¿Y qué plan es ese?
- Quiere que me acueste con Alicia cuando tú no estés y que tú nos pilles, termines con ella y así ella tendrá vía libre para consolarte y que vuelvas con ella.
- ¿Y tú qué ganarías a cambio?
- Pues Megan piensa que Alicia se sentirá igual que ella con Lucía en aquella ocasión y que si la consuela y se hace “amiga” de Alicia, la podrá convencer de que hagamos un trío y así podré acostarme con dos tías a la vez…




Sentándose en el sofá, Marc frunció el ceño.
- ¿Me estás diciendo que te está chantajeando con no hacer un trío si no consigues lo que ella quiere?
- Básicamente… Joder tío, dicho así suena como una estupidez.
- Es que lo es, Eddie. ¿No te das cuenta que Megan no quiere a nadie? Sólo a sí misma. Mira, te lleva utilizando para quitarse el calentón varios años, ahora te chantajea con sexo a cambio de que tú consigas lo que ella te ha dicho y, en el caso de que lo consiguieras, harías el trío y luego, ¿qué? Ella ya me tendría a mí y a ti te darían por culo. Después de todo, el que se quedaría fuera serías tú.
- No lo había pensado de esa forma, pero ahora que lo dices tienes razón. Menuda zorra…




Cerrando los ojos, Marc suspiró.
- Megan no es ninguna zorra, simplemente sabe cuáles son sus armas y cuáles tus debilidades y las sabe utilizar muy bien. Es una chica lista y estoy seguro de que no parará en su empeño de intentar estar conmigo.
- No, te lo puedo asegurar…
- Pero, tengo una duda… ¿Por qué me cuentas todo esto?
- ¿Sinceramente? Porque siempre que pienso en ti se me viene a la memoria la expresión que pusiste cuando te enteraste por mí que habían asesinado a tus padres, esas lágrimas, ese llanto… Tío, se me pone la piel de gallina sólo de pensarlo. Y también con todo esto que quiere hacer Megan también se me viene a la cabeza cuando me cerró la puerta en las narices mientras yo te estaba buscando. Tan indiferente y ahora tan interesada…
- Pues vamos a hacer una cosa. Le vas a decir que yo no estaba en casa y que después de mucho tiempo hablando, te has acostado con ella y al final he llegado de repente y os he pillado. Megan se pondrá muy contenta y me hablará para “consolarme”. Yo le seguiré el rollo y cuando hable también con Alicia, mi novia se hará la víctima y se la meterá en el bolsillo haciéndole creer que está muy triste. Lo mejor es que justamente hoy Alicia ha recuperado su trabajo y tiene contacto directo con el padre de Megan así que, cuando quedéis los tres para hacer el supuesto trío, el único que aparecerá será el padre. ¡Imagínate la cara que pondrá cuando vea a su hija en semejante situación!




Sin poderlo evitar, las carcajadas comenzaron a sonar en toda la habitación, siendo tan fuertes que hicieron que Alicia saliese del dormitorio a preguntar. En cuanto la vieron, la invitaron a sentarse con ellos para contarle todo.
- Alicia ven,-dijo Eddie-. Marc y yo tenemos una idea y tenemos que hablar contigo…
- ¿Qué tenéis en esas cabecitas que Dios os ha dado?




En cuanto pusieron al día a Alicia y ésta aceptó, Marc y Eddie junto con dicha Alicia comenzaron su plan. Hablando con Megan, Eddie le confesó que se había acostado con Alicia y que justamente cuando estaban mejor llegó Marc y los pilló. También le contó que lo echó de casa a patadas y que Marc parecía destrozado. Tal y como habían predicho, Marc recibió una llamada de Megan poco después, haciéndose la buena amiga. Por su parte, Alicia no había entrado en acción de momento, pero ahora tenía que enfocarse en el trabajo, ya que había pasado un día y se acababa de reincorporar como jefa.
- Estás como un cañón,-dijo uno de los camareros a la coctelera justo cuando Alicia entró en el bar-.
- Héctor,-intervino Alicia-. ¿Quién te ha dado permiso para hablarle así a una compañera de trabajo?
- Nadie, Alicia.
- Pues que sea la última vez que te escucho hablar así. Entre nosotros quiero respeto y nadie se lo faltará a otro por cuestión de sexo, raza o religión. ¿Queda claro?
- Sí, Alicia.
- Bien, pues sigue con tu trabajo anda. ¿Estás bien, Tracy?-preguntó Alicia dirigiéndose a su amiga y compañera de trabajo-.
- Sí, no te preocupes. Ese Héctor es un imbécil-.
- Si vuelve a pasar algo parecido me lo dices.




Como esa noche había una fiesta de disfraces, Alicia prefirió ponerse tras la barra por agilizar un poco y comenzó a atender a infinidad de clientes.




Uno de esos clientes era Trevor, viejo amigo de Marc y al que ella no conocía. A causa del alcohol y de 4 cervezas entre pecho y espalda, Trevor no paraba de hablar con Alicia, quien intentaba hacer oídos sordos.
- Es que es genial,-decía Trevor-. Es guapa, simpática, inteligente… Y me quiere con locura. ¡Aunque ella no me lo demuestre! Pero yo lo sé, que es lo importante.
- Muy bien, me alegro por usted,-decía Alicia muy profesionalmente-.
- Lo que pasa, señorita, es que dice que no quiere hijos. ¡Con 20 años que tiene y ya dice que no quiere hijos! ¿Y yo qué pinto entonces? Soy su pareja, ¿verdad? ¿Verdad que soy su pareja, señorita?
- Si usted lo dice…
- Lo digo ¡y lo afirmo! Le he dicho que deje de tomarse las pastillas anticonceptivas porque yo voy a heredar las empresas de mi padre y ella es la hija de una actriz famosa, así que… ¿Por qué no quiere tener hijos? ¡Podríamos darle de todo!




Y quien entró en el bar en ese momento no fue otra que Lucía. Viendo en la situación en la que se encontraba Trevor, no se dio cuenta de quién estaba detrás de la barra. Abriendo los ojos de par en par, Alicia se quedó boquiabierta después de lo que se había enterado.
- Trevor, ¿qué haces aquí? ¿Otra vez bebiendo? ¿Tienes siempre que emborracharte cada vez que discutimos por el dichoso embarazo?-preguntó Lucía algo molesta-.
- Esta, esta es mi preciosa novia. ¡Señorita!-gritó Trevor dirigiéndose a Alicia-. ¿La ve? ¿No es preciosa? Esta es la que no quiere tener hijos conmigo…
- A esta chica no le interesa nuestra vida, Trevor,-dijo Lucía alzando la mirada hacia la barra por un momento y quedándose helada al ver quién era la que estaba detrás de ella-. Trevor vámonos.
- ¿Por qué no quieres hijos conmigo? ¿Es porque estoy gordito? ¿Es eso?
- ¡Que te levantes, coño! ¡Vamos!-ordenó Lucía agarrando del brazo a su novio-.
- La tengo pequeña, es eso… ¿Es eso Lucía?-preguntó Trevor tambaleándose mientras iba agarrado del brazo de su novia que corría hacia el exterior del bar a paso ligero-.




CONTINUARÁ...

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