Y una vez dicho todo esto, os dejo con esta nueva historia. ¡Espero que la disfrutéis y nos vemos pronto!
CAPÍTULO 1
Corría el año 1988 y la
mañana en Nueva York estaba ya avanzada. Las personas corrían de un lado a
otro. El estrés y la ansiedad reinaban en la ciudad.
Entre todas esas
personas, había una a la que su vida, estaba a punto de cambiar completamente…
Nuestro ya querido y
conocido Fernando salía del trabajo a una hora a la que no estaba acostumbrado.
Había sufrido un pequeño mareo unos minutos antes y le recomendaron volver a
casa a descansar pese a las negativas de este.
Fernando se montó en su bici
y recorrió las calles hasta llegar a su casa.
Sus hijos Estela y Hugo
se habían independizado, por lo que Fernando y su esposa Claire se mudaron a
esa pequeña casa donde Fernando había vivido en su juventud.
-
Cariño, ya estoy
en casa.
Entró en su vivienda pero
no había nadie. Fernando se extrañó porque era muy raro que Claire se fuera sin
dejarle una nota y menos con toda la casa manga por hombro. La tele estaba
encendida pero sin volumen y la comida estaba a medio hacer.
La música estaba sonando
en el tocadiscos. Todo estaba igual que siempre, pero Claire no estaba por
ninguna parte.
Fernando comenzó a
sospechar de que a su mujer podría haberle pasado algo, sin embargo, quiso
pensar que había tenido un pequeño despiste y se había ido dejando la casa
empantanada.
Terminó de recoger la
casa de la mejor forma que pudo. No le gustaba tenerla desordenada.
Después de poco más de
media hora, su mujer seguía sin aparecer y ya empezó a mosquearse. ¿Dónde
estaría Claire?
Ya preocupado, llamó a
sus hijos, (que compartían casa), por si su madre había ido a hacerles una
visita a ellos o por si les había pasado algo a ellos también.
Marcó el número y esperó
al tono de la llamada.
-
Charcutería Noa,
¿en qué puedo servirle?
-
¿Estela? ¿Eres tú?
-
No, me llamo
Nicole.
-
Venga, déjate de
bromas y dime dónde está tu madre.
-
Disculpe señor
pero esto es una charcutería. Creo que se ha equivocado de número.
-
Pues lo siento
mucho.
Fernando colgó y volvió a
marcar los números esta vez fijándose bien si los marcaba bien. Pero, una vez
más, contestó esa tal Nicole de la charcutería.
Aquí fue cuando Fernando
comenzó a preocuparse de verdad y, montándose en su coche, se fue en busca de
su familia.
Paró en el parque y se
acercó al puesto de comida caliente al que acudían normalmente tras volver de
misa los domingos.
-
Trevor, ¿qué tal
viejo amigo?
-
¡Buenas Fernando!
¿Te pongo lo de siempre?
-
No gracias. Quería
hacerte una pregunta.
-
Claro, dispara.
-
¿Has visto a mi
mujer y a mis hijos por alguna parte?
-
¿Tu mujer? ¿Tus
hijos? Jajaja, Fernando, es el mejor chiste que me han contado en años.
-
Déjate de bromas
Trevor. Esto es serio.
-
Jajajajaja,
Fernando, ¿estás bien? Si todo el mundo sabe que tú nunca te has casado y
tampoco has tenido hijos, que yo sepa.
Fernando se quedó
paralizado. Todo parecía un complot para hacerle creer que estaba loco. No
podía permitir que eso ocurriera.
Volvió a entrar en el
coche y se acercó al local de karaoke al que iban en cada celebración. Allí se
encontró con la dueña y le preguntó.
-
Hola Vanesa, ¿qué
tal? Mira, es que estoy algo preocupado por mis hijos y esposa porque no los
encuentro por ninguna parte, ¿los has visto por aquí?
-
¿Qué mujer e hijos
Fernando? Recuerdo perfectamente que hace dos días viniste a cantar una de los
Bee Gees y viniste tú solo.
-
Vanesa, no me
fastidies que no estoy para juegos. Hace dos días vine con mi esposa Claire y
mis hijos Estela y Hugo y estuvimos cantando varias canciones de los Bee Gees.
-
Fernando, no estoy
bromeando contigo, te lo digo en serio. Que yo sepa nunca has tenido mujer e
hijos. Llevas toda la vida viviendo solo en esa casita en la orilla.
Fernando se quedó en
estado de shock. Estaba completamente paralizado. ¿Qué estaba pasando?
Dejando el lugar, volvió
a casa en su coche casi a punto de chocarse por culpa de las lágrimas que se
agolpaban en sus ojos queriendo salir todas juntas.
Ya en casa no pudo
reprimir las lágrimas que salieron todas a la vez. Su llanto era constante. No
saber qué había pasado con su mujer, sus hijos y con toda la gente de su
alrededor era un agobio que le estaba sobrepasando.
Cuando pudo
tranquilizarse un poco, notó que le dolía un poco la cabeza así que decidió
echarse un poco sobre la cama para así poder descansar. Tal vez todo lo que
estaba viviendo era un sueño y ahora se despertaría en su cama con su esposa al
lado.
Fernando se quedó dormido
muy rápido y profundamente. Su cabeza comenzó a volar y a soñar. Su cabeza le
trajo los antiguos recuerdos de Fernando creando R.I.F. y todo el trabajo que eso
conllevó.
El día que presentó a su
jefe el proyecto terminado. Esa sensación de felicidad al ver cómo sus sueños
comenzaban a hacerse realidad.
Ese pellizco en el
estómago al verse perseguido por un hombre desconocido y utilizar la máquina
del tiempo sin saber al 100% si con personas humanas funcionaría. Arriesgarse a
que Claire fuera con ella y que tuviera que dejar todo atrás por él, por su
culpa…
Entrar en la máquina del
tiempo y escuchar ruidos, mareos y un sinfín de cosas más.
Fernando abrió los ojos
de golpe. Se incorporó en la cama y, sentado sobre ella, se percató de algo.
-
Algo ha tenido que
cambiar en mi pasado. Algo que haya hecho desaparecer a mi familia y que todos
me tomen por loco. Debo averiguar qué ha pasado y solucionar esto aunque me
cueste la vida. ¡R.I.F. volverá!
CONTINUARÁ…
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