CAPÍTULO 4
Fernando decidió ir a la
empresa de los Turner y pedirles consejo.
-
Entre una cosa y
otra me paso aquí todo el día,-pensaba Fernando que, para él, entre la última
vez que los vio hasta ahora había pasado un rato-.
Mientras esperaba sentado
en la sala de espera no paraba de pensar en todo lo que se le venía encima y no
sabía cómo iba a salir de esa situación. ¿Y si el Fernando adolescente no hacía
la carrera de Ciencias? ¿Perdería todos los conocimientos que tiene ahora?
Patrick entró en la sala
y saludó a Fernando.
-
¡Fernando! ¡Cuánto
tiempo sin verte! ¡Qué alegría me das!
-
Patrick, te veo
muy cambiado… ¿Tanto tiempo he estado sin verte?
-
Fernando, han
pasado 17 años desde la última vez que nos vimos…
-
Para mí sólo unas
horas.
La sonrisa de Patrick
delataba su alegría al ver a su amigo después de tanto tiempo desde su punto de
vista.
Fernando se levantó y
acercándose a Patrick se fundió con él en un cálido abrazo que duró un buen
rato.
Ya separándose, Patrick
quiso saber el porqué de su visita.
-
Estoy aquí por
varios motivos, amigo mío. Mi yo adolescente no sabe qué bachillerato coger.
Está pensando en escoger Ciencias Sociales y eso no puede ser. Cambiaría el
rumbo de la historia y tal vez yo olvidaría todos los conocimientos que tengo
hasta el día de hoy. Por otro lado, necesito arreglar R.I.F., ya que el método
del carbono 14 es efectivo pero ineficaz para su uso continuo. Necesito seguir
viajando en el tiempo para arreglar todo y me temo que la máquina se estropeará
dentro de poco.
-
Bueno, ante todo
tranquilidad. No te exaltes demasiado porque no es bueno.
Tras calmar a Fernando un
poco, Patrick continuó hablando.
-
Yo creo que aquí
lo más importante ahora es que tu “yo” adolescente elija correctamente su
camino profesional, ¿de acuerdo?
-
Efectivamente. Es
que si no…
-
Espera
Fernando,-dijo Patrick cortando a su amigo-. Tenemos que pensar en algo que
atraiga la atención del muchacho para que, de esa forma, le haga decantarse por
las Ciencias. La cuestión es: ¿qué?
-
Patrick, ¿te
recuerdo que ese adolescente de 14 años soy yo?
-
Ah coño, pues
claro jajaja.
Fernando alzó la ceja
antes de soltar una carcajada.
-
Perdona Fernando.
No estoy acostumbrado a tratar con viajeros temporales, es un defecto que tengo
jajaja.
-
Venga ya jajaja,
que el tema que estamos tratando es serio.
-
Ya, lo sé, pero
bueno, después de este pequeño momento donde hemos soltado todo el estrés
acumulado pensemos… ¿Qué te gustaba a ti con su edad?
-
Pasar el mayor
tiempo posible con un novio que tuve.
-
Perdón, ¿dijiste
novio?
-
Sí, es una larga
historia. Si un día hay tiempo te lo contaré.
-
Tiene gracia, el
primer viajero temporal me dice que si algún día hay tiempo jajaja.
-
Por cierto, el
tema de R.I.F. me preocupa bastante. ¿Cómo vamos a poder solucionarlo?
-
Fernando, sobre
eso no te preocupes porque ya está todo solucionado.
-
¿Cómo?
-
Me he pasado estos
17 años mejorando tu máquina del tiempo y he conseguido hacer que viaje en el
tiempo todas las veces que quieras.
Fernando se quedó
boquiabierto.
-
¿Me lo estás
diciendo en serio? ¿Cómo has conseguido averiguar que puedes hacer todos los
viajes temporales que quieras?
-
Bueno, digamos que
había unas cuantas épocas de la historia que tenía curiosidad por ver…
Dejémoslo ahí.
-
¿Entonces me estás
diciendo que ya no tengo problema con los viajes?
-
Exactamente. Un
problema está resuelto.
Patrick continuó
hablando.
-
Y sobre el
problema con la elección del bachillerato…
-
Vamos Fernando
piensa… ¿qué me gustaba con 14 años?
-
¡Ya sé! ¿Por qué
no hacemos unos folletos informativos y te lo entregas a ti mismo?
-
Imposible. Eso no
puedo hacerlo.
-
¿Por qué no?
-
Porque si me
encontrara conmigo mismo en el pasado, el espacio-tiempo podría llegar a
romperse y cambiar el curso de la historia completamente al azar. Hay que
pensar en otra cosa.
-
Entonces si no
puedes encontrarte contigo mismo y necesitas que alguien le diga lo estupendas
que son las Ciencias… Tengo a la persona idónea que te puede ayudar. ¡Samuel!
Fernando frunció el ceño
y apenas un minuto después apareció el hijo de Patrick por la puerta. ¡Estaba hecho
todo un hombre ya!
-
Dime papá, ¿qué
pasa?
-
Hijo, ¿te acuerdas
del hombre que vino un día y tiempo después comenzamos a hacer la máquina que
hay allí guardada en el almacén?
-
Sí, qué ocurre con
él.
-
Te lo presento.
Samuel, este es Fernando. Fernando, ya conoces a mi hijo.
-
Es un auténtico
placer conocerlo. Aunque siendo pequeño lo viera por primera vez.
-
El placer es mío.
¿Sabes? Aunque tú no lo sepas, tú y yo hemos pasado más aventuras de las que tú
te crees.
-
¿Cómo dice?
-
Hijo,-dijo Patrick
interrumpiendo la conversación-, Fernando necesita tu ayuda.
Un par de horas después,
Samuel se desplazó hasta el instituto donde acababa de sonar el timbre de
salida de los estudiantes. Fernando y su hermana Rocío eran los últimos en
salir así que cuando estaban fuera se encontraron con un chico pelirrojo.
-
¡Muy buenas
chicos! Soy el futuro propietario de una empresa científica que tiene su sede
aquí en Nueva York y queremos abrir nuestras fronteras y que la gente joven nos
conozca. Que sepa que las Ciencias no son aburridas. ¿Estáis interesados en la
Ciencia?
Los chicos se acercaron a
Samuel.
-
Sí, se nos da
bien,-contestaron ambos hermanos-.
-
¡Oh! Genial.
Entonces seguro que os gustará lo que os voy a proponeros ahora: ¿Qué os parece
que os haga un tour por las instalaciones de la empresa y os explique cómo
funcionan las cosas?
A Rocío le entusiasmó la
idea.
-
¿Completamente
gratis?
-
Por supuesto. No
tendréis que pagar absolutamente nada.
- ¿Y qué hacéis allí
exactamente?
-
Un poco de todo.
Tenemos un equipo especializado en trabajar con enfermedades para crear un
fármaco y poder solventarlas. También investigamos sobre teléfonos móviles y su
posible reducción de tamaño y hay un largo etcétera.
Fernando oía atentamente
lo que decía aquel chico.
-
Parece
interesante. ¿Dónde se encuentra vuestra empresa?
-
En el complejo
científico. Dentro de allí está nuestra empresa.
-
Ah guay. ¿Y sobre
qué hora podemos ir?
-
¿Os parece bien a
las 18:00? ¿Tenéis alguna clase particular o actividad extraescolar?
-
Ninguna. A esa
hora nos viene bien.
-
Estupendo, pues
allí nos veremos a las seis de esta tarde.
Mientras mantenían esta
conversación, el Fernando más mayor vigilaba la situación escondido para que ni
él ni su hermana lo vieran.
-
Chicos, cuando
lleguéis, preguntad por Samuel, ese es mi nombre. Os harán pasar a una sala de
espera y en un momento estaré con vosotros. Si queréis decírselo a algún amigo
o amiga, sois libres de hacerlo.
El Fernando adolescente
asentía con la cabeza. Estaba satisfecho con las cosas que había oído de ese
chico. Samuel se lo había metido en el bolsillo.
El otro Fernando
intentaba agudizar su oído para poder escuchar lo mejor posible lo que
hablaban, pero entre la lejanía, los coches que pasaban y la gente de alrededor
que hablaba, eso era tarea casi imposible.
Sin embargo, Fernando
pudo escuchar que iban a verse a las seis de esa tarde para que Samuel les
enseñara la empresa y así terminar de convencerlos.
Fernando se fue de allí
sin que les vieran y tras comer un perrito caliente, fue a la empresa de su
amigo Patrick. No tenía tiempo que perder.
-
Samuel creo que lo
ha conseguido. He podido escuchar algo de una cita hoy a las seis de la tarde
para un tour o algo así. Por lo que yo me voy a ir a la época cuando salí de la
universidad y comencé a trabajar aquí. Necesito que Claire y Fernando se
encuentren y se enamoren el uno del otro.
Patrick entristeció un
poco. Acababa de volver a ver a su amigo después de tantos años y ya lo iba a
perder de nuevo.
-
Debes seguir tu
camino. Me apena que te marches, pero tienes que hacer esto para que vuelvas a
recuperar la vida que perdiste.
-
Patrick, en
realidad no me marcho. Voy a seguir aquí como adolescente y luego, cuando
empiece a trabajar aquí, me tendrás como empleado. Nuestra amistad no se va a
perder, te lo aseguro.
Fernando abrazó a su
amigo mientras a este se le escapaba una lágrima.
-
Cuídate mucho. ¿A
cuándo te vas?
-
Me iré a dentro de
10 años. Tendré 24 años por aquel entonces y seguramente, si no me falla la
memoria, tendré el prototipo de la máquina del tiempo creada y será cuando
Roger aparezca con Claire. Tendré que mantener vigilado muy de cerca a Roger.
-
Ten mucho cuidado.
Te prometo que cuando vuelvas, me tendrás aquí esperándote.
Fernando comenzó a poner
la fecha cuando la puerta se abrió de golpe.
-
¡Fernando! ¡Está
conseguido!
Fernando se giró y
Samuel, intentando recuperar el aliento, comenzó a hablar.
-
He estado hablando
contigo y con tu hermana antes y parece que les ha encantado la idea. Les he
estado explicando algunas cosas de las que hacemos aquí y me han prometido que
estarán aquí a las seis en punto.
-
Me alegra escuchar
eso. Sabía que Fernando no me fallaría. Gracias por ayudarme. Eres digno hijo
de tu padre Samuel. Cuídalo mucho, porque es un gran tesoro.
Fernando ahora viajaría en el tiempo 10 años
hacia delante mucho más tranquilo que antes. Ahora se había asegurado de que
Fernando escogería Ciencias y que el curso de la historia original seguiría
igual. Pero ahora se le abrían unas cuantas incógnitas más y, también, más
peligrosas. ¿Cómo podría vigilar a Roger para que no dificultara demasiado el
trabajo de su “yo” joven sin que este lo descubriera? ¿Cómo evitaría la
aparición del hombre con traje que quiso comprar R.I.F.? ¿Cómo podía hacer todo
eso y hacer que Claire y Fernando se conocieran?
¿Podrá con todo Fernando?
CONTINUARÁ…
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