Vanessa estaba en la gloria ahora que sabía que estaba fuera de ese
agujero, pero lo que no sabía era que el peligro no había acabado…
Recibiendo los mensajes de su hermano Z, Phill besó a Vanessa y se
despidió de ella antes de irse.
-
Vanessa, tengo que acabar con esto… Hasta que no acabe con Z no
podremos vivir felices y tranquilos.
- No
cielo, puede matarte…
- Es
un riesgo que tengo que correr…
Vanessa lo miraba directamente a los ojos y se preguntaba cómo podía
quererlo tanto en tan poco tiempo.
- Te
amo Phill.
- Y
yo… ¡Ah! Se me olvidaba, llama a tu hermana y diles que estás
bien, ¿vale? Estaba muy preocupada por ti.
-
Vale… ¡Ten cuidado!
- Lo
tendré, descuida.
Mientras tanto, Z seguía en su escondite sin recibir respuesta.
-
Hermanito, ¿dónde estás? Tu hermano mayor desea darte un abrazo
muy fuerte… C34, ¡responde!
- Te
espero en la explanada junto a la carretera estatal, cerca de donde
aterricé con la nave,-contestó Phill-.
Llegando al lugar, Phill miraba al cielo y pensaba en su planeta y en
cómo habían cambiado las cosas desde que llegó a la Tierra. Él
también se comportaba como un autómata y sabía que las
experiencias vividas más la información que había almacenado de
Vanessa, Tessa, Carmela, de Borja y su padre… Todo eso le había
ayudado a formar su propia personalidad, poder ser él mismo en un
planeta donde era un intruso.
Presentándose a la cita, Z vio a su hermano en su forma humana a lo
lejos y, parándose, no pudo evitar cerrar el puño de rabia.
Acercándose a él, ambos se vieron las caras por primera vez en ese
planeta.
-
Hola Z, ¿o debería llamarte Ian? ¿Me querías a mí? Aquí estoy.
-
Eres tú muy valiente, ¿no? ¿Dónde has dejado el miedo que te
hacía mearte encima cuando papá te gritaba?
-
Tal vez en el mismo sitio en el que te dejó a ti cuando nos
abandonó.
-
Serás… No sabes con qué gusto voy a matarte.
Parando a Z, Phill quiso decirle algo antes.
-
Antes de que hagas nada, déjame explicarte una cosa.
-
¿Qué?
-
Quédate conmigo. Rehagamos nuestras vidas aquí, donde nadie nos
conoce. Nos merecemos tener nuestra vida propia y sin seguir órdenes
de los superiores que, ¿quienes son? ¿Tú los has visto? Porque yo
en los años que tengo no los he visto en mi vida. Z, venga… O al
menos déjame ir y diles que me has matado y que todo se acabó.
Piensa que si haces eso por mí no tendrás que verme nunca más
porque tú te volverás a nuestro planeta y yo me quedaré aquí, ¿me
entiendes?
En completo silencio, Z suspiró y, sorprendentemente, aceptó la
propuesta de su hermano.
-
Corre y no digas nada más. Que no te vuelva a ver en tu miserable
existencia…
-
Gracias. ¡Gracias!
-
¡Vete!
Sin embargo, cuando Phill se volvió para marcharse, escuchó un leve
ruido a sus espaldas y cuando miró pudo ver a su hermano con dos
pistolas en las manos dispuesto a acabar con su vida. Después de
todo ese discurso, no había servido de nada…
Pero lo que no sabía era que Phill guardaba la pistola que tenía
Borja cuando le disparó para matarlo y, sacándola, le pegó un tiro
en la frente a su hermano que lo mató en el acto.
Quedándose tumbado en el suelo, Phill lo miró y no pudo hacer otra
cosa que sentir pena por él.
-
Después de todo… Y me querías matar por la espalda. ¡Cobarde!
Por fin todo había acabado. C34 era feliz porque podría vivir su
vida sin esperar órdenes de nadie, podría tener un trabajo,
casarse, tener hijos… Todo lo que un humano corriente querría
tener en su vida. ¡El quería ser uno más!
Phill estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no vio que un
hombre se colocó a sus espaldas con un cuchillo en la mano que, sin
piedad ninguna, se lo clavó en la cintura…
Dándose la vuelta, aquel hombre cambió su físico y le volvió a
clavar el cuchillo a Phill en el pecho, sacándolo y volviéndoselo a
clavar insistentemente.
Pese a que Phill intentaba resistirse, sus fuerzas comenzaron a
mermar y no podía hacer mucho más que dejarse matar…
Y antes de que diera su último aliento, aquel tipo le dio un mensaje
a Phill.
- Tu
madre me manda recuerdos para ti, C34.
A todo esto, en casa de Phill seguía Vanessa, quien ya había
hablado con su hermana y sus amigas. Estaba loca de los nervios
porque no sabía si todo saldría bien o no, ya que no quería perder
a Phill bajo ningún concepto.
Para su alegría, el propio Phill en persona apareció por la puerta.
¿Cómo era posible? Si lo acababan de matar…
-
¡Somos libres!-gritó Phill-.
Recapitulemos unas horas… Cuando Phill se fue de su casa y quedó
con su hermano, antes de ir al lugar del encuentro se marchó hacia
el pueblecito donde intentaron matarlo la primera vez. Allí recogió
la pistola de Borja, que seguía en el mismo sitio donde la dejó.
Después, se marchó a un lugar apartado y allí tomó aire antes de
llevar a cabo su verdadero plan.
Volviéndose a poner las manos en las sienes, Phill creyó poder
tener la fuerza suficiente como para poder separar su ser humano de
su ser extraterrestre y, de esa forma, poder seguir vivo de una forma
u otra por si algo no salía como lo esperaba.
Aquello
que quería le estaba consumiendo toda su energía y justo cuando
estaba al borde del colapso, un rayo de luz comenzó a vislumbrarse
frente a él…
Phill comenzó a notar que sus poderes le abandonaban, que se quedaba
sin fuerzas y vio que aquella luz se iba haciendo cada vez más y más
grande conforme él se iba sintiendo más débil.
Cayendo de rodillas, completamente agotado, Phill vio cómo su mitad
extraterrestre, viéndose igual que él, se iba hacia el lugar de
encuentro con Z donde no volvería más…
Phill ya era 100% humano y no volvería a teletransportarse, ni a
tener telepatía, ni mucho menos cambiar de forma… Pero todo eso
que había perdido era insignificante si se comparaba con el gran
amor que había alcanzado en la Tierra.
-
¿Te quedarás conmigo, Phill?
-
Para siempre… Te amo, vida mía.
- Y
yo también a ti.
Y, uniéndose en un beso, sellaron esa promesa de unión que
comenzaba ese día en el que ambos comenzaron a ser libres, a tener
sus propias vidas y a ser felices sin que nadie se entrometiese…
FIN