-
Buenas Felisa, qué pronto has llegado. ¿Pasa algo?
-
Nada en realidad, sólo que… quiero hablar contigo de algo y sin
que estuviese Mia delante.
-
Comprendo, pues pasa al salón.
Sentándonos en el sofá, allí comenzamos a charlar más tranquilos.
- Tú
dirás...-le dije a Felisa-.
-
Bueno a ver… Esto es un poco complicado de decir así que no quiero
andarme mucho por las ramas e ir justo al grano.
- Me
parece genial.
- Me
gustas.
-
Guau, qué… directa. ¿Te gusto?
-
Sí. Desde que te encontramos me he dado cuenta de que eres
diferente, has cambiado a mejor y ahora eres un hombre hecho y
derecho y no un niñato como antes.
-
Gracias por el cumplido Felisa.
- Sé
que nunca hemos tenido una relación totalmente seria ni hemos sido
pareja, por eso me gustaría que nos diésemos una oportunidad, que
formásemos una familia Nicole, tú y yo.
Sonriendo halagado por la propuesta, contesté.
- Te
agradezco mucho que te hayas abierto a mí y compartas tus
sentimientos más profundos, pero ahora mismo no estoy preparado para
tener ninguna relación. Lo más importante que tengo son las niñas,
esta casa y salir adelante de la mejor forma posible y en este
momento no tengo la cabeza para relaciones sentimentales… Lo
siento. Espero que lo comprendas.
Felisa se quedó durante un instante mortalmente seria antes de
reaccionar sonriendo y aceptando con la cabeza.
-
Sí, te entiendo Terrance. No te preocupes. Necesitas tu espacio y
encontrarte a ti mismo.
-
Exacto. Me alegro de que lo comprendas porque para mí es muy
importante que mantengamos la amistad, por nuestra niña. Se merece
lo mejor.
-
Sin duda Terrance. No te preocupes.
Sonando la puerta de nuevo, me levanté para abrir justo cuando
Felisa me habló de nuevo.
- Si
es Mia no le comentes nada de lo que te he dicho, por favor. Me
moriría de la vergüenza.
-
Tranquila, que no le contaré nada.
Efectivamente, al abrir la puerta me encontré con Mia tan guapa como
siempre.
-
Hola Mia, ¿cómo estás?
-
Bien, ¿cómo ha ido Ramsah?
-
Genial. Está hecha toda una campeona. Pasa, ven a verla.
Al cruzar la puerta, Mia me abrazó para mi sorpresa.
-
Gracias por cuidar tan bien de la niña. Eres un padrazo increíble.
-
Muchísimas gracias Mia.
- Y
pensar que no quería ni que tocaras a la pequeña…
- Me
lo gané a pulso también. Ese Terrance era muy diferente al de
ahora.
-
Eso me lleva a…
Haciendo un silencio, Mia paró de hablar y a mí me dejó con la
intriga de lo que quería decir.
- ¿Y
bien?
-
Quería decir que… Has cambiado mucho. Pareces una persona
completamente diferente y si me llegué a enamorar de ti siendo el
capullo integral que eras antes, ahora… Lo siento, pero no lo he
podido evitar. Las llamas han reaparecido y cada vez que estoy cerca
de ti siento las mariposas revolotear y es una putada porque creo que
Felisa siente lo mismo y no sé si tarde o temprano te lo confesará
pero… Joder. Si tú quisieras, volveríamos a retomar la relación
que tuvimos justo donde la dejamos, como una familia feliz Ramsah, tú
y yo.
Yo me sentía sobrepasado ante la propuesta de Mia. Habían sido dos
proposiciones en menos de media hora y de verdad que en ese momento
lo último en lo que pensaba era en tener una relación con alguien.
-
Mia, lo siento de veras porque si esto me lo hubieras dicho hace
meses habría aceptado con los ojos cerrados. Eres una persona muy
especial para mí y te quiero y te querré siempre…
-
Pero no quieres volver conmigo, ¿cierto?
- No
es por ti, ¡lo juro! Es por mí… No me siento preparado para
afrontar una relación ahora. No creo que sea el momento perfecto
para mí y no podría estar al 100% contigo y no te mereces eso. Tú
necesitas a alguien que no te deje escapar, que el sol salga y se
vaya contigo…
- Y
por esto eres tan especial ahora, Terrance.
-
¿Estás bien?-le pregunté a Mia-.
-
Sí, no te preocupes. Lo que tenemos ahora no va a cambiar, eso te lo
puedo asegurar.
Horas más tarde, me preparaba para la sesión de trabajo que tenía
a la caída de la noche y a la que tenía muchas ganas, ya que
llevaba mucho tiempo esperando ser invitado a una fiesta de ese
estilo.
Llegando la hora, me fui hasta el lugar y preparé todo antes de
comenzar la fiesta. Una vez puesto a punto, abrieron las puertas y me
puse a pinchar la música como mejor sabía.
La gente comenzó a llegar y entre ella estaba Gloria. Sin quererla
mirar mucho para que no se diera cuenta de que era yo, me centré en
la música porque todavía me sentía culpable de ponerle los cuernos
con su hermana.
Para mi sorpresa, Mitch comenzó a animarme y lo saludé mientras
mezclaba la música.
-
¡Lo estás haciendo genial!-me decía-. Sigue así tío.
-
¡Gracias por venir Mitch! Significa mucho para mí.
El ambiente estaba bastante animado y los invitados no paraban de
bailar al ritmo de la música que yo ponía y eso me alegraba e
incitaba a seguir dando lo mejor de mí.
Estaba disfrutando de ese momento y por un momento me imaginé como
un gran DJ, viajando por el mundo pinchando mi música y ganando
dinero para mis niñas y para mí, sin tener problemas económicos ni
preocupaciones por si me iba a llegar para comer o no.
Volviéndome a centrar en la música, no me di cuenta en ese momento
de que Gerardo había llegado y que, en cuanto me vio detrás de la
mesa de mezclas, cambió su sonrisa por una mueca y una expresión de
enfado.
Al terminar mi turno, la gente me aplaudió mientras que la siguiente
DJ se preparaba para comenzar su show. Y yo lo que hice fue pedirme
una copa para relajarme un poco.
Pasando justo delante de Gerardo, lo saludé afablemente.
- Me
alegro de verte Gerardo. ¿Te diviertes?
- Se
hace lo que se puede…
-
Pues espero que lo hagas.
Riéndome internamente, bebí de mi copa mientras pensaba en que la
noche estaba yendo muy bien justo cuando escuché un fuerte sonido de
vasos rompiéndose. El chico de la barra había metido la pata hasta
el fondo y el jefe de la fiesta no tardó en llegar con cara de pocos
amigos…
Intentando interceder por el muchacho, el dueño de la casa, que era
también el jefe de la fiesta, acabó echando al chico y comenzó a
preguntarse dónde encontraba a alguien a esas alturas de la noche.
Ofreciéndome yo mismo, me miró sorprendido y aceptó tras decirme
un: “a ver lo que eres capaz de hacer.”
La gente comenzó a acercarse de nuevo y a pedirme copas y yo,
poniendo mi mejor cara, comencé a atenderles de la mejor forma que
sabía.
Apenas tardaba con cada cliente y eso agilizaba mucho las cosas, ya
que no eran pocos a los que se les apetecía beber algo esa noche.
Una de las chicas que me había pedido una copa, se me quedó mirando
fijamente mientras iba a sentarse en uno de los bancos y algo de ella
me atrajo de una forma brutal. ¿Qué tenía esa chica en la mirada?
Porque parecía un imán que no me dejaba despegar la vista de ella.
Despachando a los demás clientes, fui hasta aquella chica y me senté
a su lado, comenzando a charlar con ella porque me moría de
curiosidad por conocerla.
-
Bonita noche, ¿verdad?-dije-.
- Sí
y con la música que has puesto mucho mejor. Lo haces muy bien.
-
Vaya, gracias. Intento estar a la altura de lo que se espera de mí.
Tras un buen rato de charla y habiéndonos intercambiado los números
de teléfono, nos despedimos y volví a casa contento hasta que entré
allí y me dio el bajón. Estaba solo y me sentía así a pesar de
haber recibido dos peticiones de relación ese mismo día, pero yo no
podía mandar en mi corazón. Sin embargo, llegaba a la casa y cuando
no tenía a las niñas me sentía abandonado, como si el mundo se
hubiera olvidado de mí y no lo veía justo.
Con una profunda tristeza, me cambié y me fui a la cama con ganas de
dormir y olvidarme de todo un poco. Me apetecía desconectar del
mundo y de su ajetreo.
Pero no pasé buena noche y mi cabeza no paró de darle vueltas al
tema de que me sentía sin ánimo en la vida. De que estaba luchando
por salir adelante pero sin ninguna meta concreta y que necesitaba
algo que me diese un motivo para levantarme cada mañana… E
irremediablemente pensaba en la empresa de mi padre. Había sido tan
tonto de dejarla escapar…
Pero se me había ocurrido una idea y fui a consultársela a Mia.
-
¿Entonces la ves bien?-le pregunté-.
-
Sería genial que pudieses llevar a cabo lo que me has dicho.
- Es
que en cuanto se me ocurrió la idea no he parado de darle vueltas y
no he dormido vaya. Necesito que esa idea se haga realidad.
Levantándose, Mia me dio un abrazo.
- Lo
vas a conseguir Terrance. Tú puedes con lo que te propongas y vas a
demostrarle al mundo que eres mejor hombre de lo que has sido jamás.
¡Demuestra lo que vales!
Buscando a Felisa para contarle y pedirle su opinión, entré en el
dormitorio de Nicole y me la encontré en ropa interior.
-
Guau Felisa, perdona que te haya pillado de esa forma.
- No
me has pillado en nada. Estoy en mi casa y si quiero ir así lo hago.
-
Ah, muy bien que haces sí…
-
¿Vienes a ver a las niñas?
- Sí
y también para contaros algo a Mia y a ti.
Pero la contestación que me haría Felisa en ese instante me dejaría
descuadrado.
-
Como no, a Mia primero y luego a las segundonas. Mira Terrance, sea
lo que sea no me interesa así que si quieres ver a la niña ahí
está. Tengo cosas que hacer.
-
Pero Felisa…-dije mientras cerraba la puerta y me quedaba en la
habitación de Nicole-.
CONTINUARÁ…
No hay comentarios:
Publicar un comentario